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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

22/4/11

ESPANTAPAJAROS EN TIEMPO DE CEREZAS


Voici dos espantapájaros. Mejor debería decir: “Ahí detrás , mi casilla de campo y un cerezo ; delante, yo mismo, y-  presentándolo  con la  formula de cortesía coloquial habitual. ... aquí un amigo.” Porque con él estoy unido amistosamente  en el mismo gesto que se supone  debería tener las mismas espantosas funciones: alejar a los malos . En su caso, alejar a los mirlos enemigos de que pueda recoger alguna cereza llegada su sazón. En el mío cabrear a los enemigos del pueblo.



Pero esto es solo aparente. En realidad estamos unidos ambos espantajos en la misma e inútil función. Probablemente mi amigo no conseguirá ahuyentar a ningún pájaro y hasta es posible que éstos  se posen en sus brazos riendo, si es que los pájaros pudiesen reír . Mi gesto no consigue ya espantar , solo queda un relente provocador de aquella agresiva tarea que se le asignaba al puño en alto. El, hace tiempo que ha quedado reducido a un símbolo de lo inútil y por cuya ineficacia precisamente se le tiene una cariñosa consideración, incluso por los pájaros . Mi gesto de puño  republicano y "rojo" , -o quizás simplemente el deseo  simple de la llegada del  delicioso y rojo  tiempo de las cerezas que describía Clement(1) ,-ha quedado reducido a un símbolo de quienes esperábamos cosas superiores a las que nadie podía esperar en aquel siglo y por su fracaso  se nos  tiene una cierta consideración piadosa, salvo por los pájaros. Esta última salvedad- los pajarracos inquietos ante el gesto - me hace pensar  que no todo está perdido mientras existan pájaros a los que aún espanta la cosa y no se limiten a ser un “merle moqueur”.  Son estos últimos mirlos  rapaces y susceptibles de ser asustados los que me hacen confiar. Porque aunque el empeño  de guiar la conducta según   lo que se debe hacer  no trae su causa en la espera del final feliz de la película, ellos están en lo cierto en espantarse. Tienen razón. Es siempre espantoso  para los malos tener enfrente alguien que dice que debe hacerse  categóricamente lo que es bueno con independencia  de su posibilidad de  éxito.  Tampoco es menos  amenazador  tener enfrente a alguien que  aún espera que vengan los gozos  humildes  pero  gloriosos de le “temps des cerises”.


 No soy de aquellos que viviendo de la esperanza cualquier tiempo que llega se les escapa. Pero también  soy de los que saben que si no se espera no se hallará lo inesperado.

(1).-www.musimem.com./temps­_des_cerises.htm

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