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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

12/7/12

ROJOS PENSANTES: Peter Hallward


LA VOLUNTAD DEL PUEBLO. NOTAS PARA UN VOLUNTARISMO DIALECTICO
Peter Hallward



Peter Hallward (1)  en un destacable articulo publicado en la revista Radical Philosophy, nº 155, de mayo-junio 2009 aborda un asunto no resuelto y  que ha preocupado siempre al pensamiento critico y la praxis revolucionaria y cuya  presencia  y no resolución hoy  también en esos ámbitos se hace  cada vez mas perturbadora. Que no es un juego ocioso  intelectual  lo saben todos los que militan en política. Valiéndose de la noción de “ voluntad del pueblo” Hallward  define la “ acción de emancipación” como un proceso dialéctico, deliberado e incluyente de autodeterminación colectiva. Considera al pueblo en termino de intereses comunes, incluyentes e igualitarios, y postula un concepto de voluntad que retoma elementos de los  proyectos de Rousseau y de sus seguidores jacobinos, de Kant y de Hegel, así como de proyectos contemporáneos neojacobinos. Paralelamente a la delimitación de las propiedades que conforman el concepto de voluntad, critica los proyectos filosóficos antivoluntaristas.


Primeramente Hallward sitúa las coordenadas del problema partiendo de la definición de voluntad del pueblo como un movimiento, un proceso deliberativo, emancipatorio de autodeterminación colectiva. Las movilizaciones típicas de la voluntad del pueblo en la historia, adoptan la verdad expresada en la frase “donde hay voluntad hay un camino “ o de Machado. “ No hay camino , se hace camino al andar”. Decir que hacemos camino  significa en este panorama que resistimos el poder que tiene el contexto histórico, cultural o sociológico para determinar nuestro camino. Significa insistir en        que en una secuencia de emancipación política lo determinante en primera instancia es la voluntad de l los pueblos para prescribir el curso de su propia historia.  Sin embargo afirmar que hacemos nuestro camino al andar no significa prender que inventamos el terreno que atravesamos. No significa que una voluntad se crea a si misma y crea sus condiciones de existencia abruptamente o ex nihilo. No significa hace caso omiso de los obstáculos y las oportunidades que caracterizan un terreno particular, o negar su habilidad para influenciar la elaboración de un camino 



La aparición de la voluntad del pueblo como actor de la escena política se sitúa a lo largo del siglo XVIII y fue en si mismo un desarrollo revolucionario, y como tal lo experimentaron los pueblos. Afirmar que la voluntad racional y colectiva del pueblo era la fuente de autoridad y poder políticos, significaba rechazar las concepciones alternativas sobre política que se basaban  en una relación excluyente entre sociedad y voluntad, una política condicionada por la necesidad natural, histórica o económica o en la primacía de otro tipo de voluntad, como la de Dios.

Hoy , después de muchos avatares, la disyuntiva sigue siendo la misma, y en el marco de una reacción termidoriana  inacabable  o  se opta por insistir en la primacía de la autodeterminación popular o se asume que el pueblo es inmaduro, bárbaro o infantil como para poder ejercer una voluntad racional y deliberada. Por una u otra razones pesa actualmente más la segunda. ( Que esto es mayoritario enla izquierda y no  solo debe entenderse como reaccion termidoriana, lo tenemos en Negri, para quien la “ voluntad del pueblo” se asocia con el poder autoritario del Estado. ) En general, se descalifica por parte del pensamiento critico mayoritario la voluntad  como una desviación o una  ilusión.

En efecto, en la filosofía  occidental reciente es “difícil pensar en una noción canónica que haya  sido condenada mas  rotundamente que la noción de voluntad, por no decir nada de voluntad general, que se condenó   como precursora de la tiranía y el terror totalitarios. En los círculos filosóficos el voluntarismo s e ha convertido en poco mas que un insulto y uno impresionantemente versátil ya que dependiendo del contexto puede evocar idealismo, oscurantismo,  izquierdismo infantil, fascismo,  narcisismo pequeño burgués, delirios pópulo-sicológicos.”- dice Hallward . Solo se conserva aquella posición “optimista” de la disyuntiva en el pensamiento reciente de  un Gramsci que busca poner la voluntad, que en ultima instancia equivale a actividad política o practica, en la base d e la filosofía. O en un Lucaks para quien la decisión, la voluntad subjetiva y la acción libre tiene una primacía estratégica frente a los  hechos aparentes de una situación. 
  
Dicho grosso modo parece que continuamos en la contradictoria alternativa entre Rosa Luxemburgo   y el Lenin del “Estado y la Revolución”  por una parte ,  contra  el Lenin del “Izquierdismo como enfermedad infantil del comunismo” por la otra. 

Pero entre lo mas destacable es la perspectiva  desde la que se sitúa Hallward, al apelar inmediatamente ,cuando habla de voluntad política , a voluntad popular,  vinculando la praxis revolucionaria de la voluntad con ese concepto ,.Al desarrolla rpor consiguiente la noción de voluntad desde esa luz, las cosas superan la confusión a la que la oscuridad de nuestros habitos nos lleva cuando abordamos el problema.

Para Hallward “los verdaderos innovadores en el desarrollo moderno de una filosofía voluntarista son  Rousseau, Kant y Hegel, y los principios generales de tal filosofía se reconocen con mayor facilidad en la praxis de personas como Robespierre, John Brown, Fanon, Che Guevara,..Debemos acudir a estas personas para recordar o volver a concebir el verdadero significado de la voluntad política popular”
Hallward  tras un  resumen breve  de la situación actual, sigue así:

.....Sobre esta base podemos enumerar, en líneas mas o menos neo-jacobinas, algunas de las características de lo que sería la voluntad del pueblo.

Por definición la voluntad del pueblo implica una acción voluntaria y autónoma. A diferencia de las respuestas involuntarias o reflejas, si esta voluntad existe iniciará la acción mediante una deliberación libre y racional. Como lo afirmó Rousseau, el principio fundamental “ de cualquier acción reside en la voluntad de un  ser libre, no hay una fuente mas elevada o profunda.... sin voluntad no hay libertad, autodeterminación  o causalidad moral”. Poco después Robespierre extrajo la implicación política más básica de esa idea al afirmar que cuando las personas desean “ o quieren ser libres, entonces lo serán”. Sieyes anticipó este punto de vista en vísperas de 1789: “ Todo hombre tiene un derecho inherente a deliberar y querer por si mismo” y “ o bien uno quiere libremente o se le fuerza a querer, no puede haber una posición intermedia” .Mas allá de la autolegislacion voluntaria “  no puede haber algo distinto al imperio de los fuertes sobre los débiles con sus odiosas consecuencias”

Una libertad intencional no puede reducirse a la mera facultad de la libre decisión o el liber arbitrium.  Si vamos a hablar de voluntad del pueblo , no podemos restringirla como hacen Maquiavelo y sus sucesores, a la expresión pasiva de asentimiento o consentimiento. El proceso de querer activamente o decidir es lo que hace que un curso de acción sea preferible a otro. “ Siempre comprometida” argumenta Sartre, la libertad nunca preexiste en su ejercicio; nunca  nos aprehendemos a nosotros mismos si no es como un tomar decisiones”.  Agustín y luego Duns Escoto ya entendían que “ nuestra voluntad no seria voluntad si no estuviese en nuestro poder”. De manera semejante descartes reconoció que “ lo voluntario y lo libre son la misma cosa”, y encontró en la “ indivisible” e inconmensurable libertad  de la libertad neutro parecido mas fundamental con la divinidad.  Posteriormente Kant,  ( seguido por Fichte) radicaliza este enfoque voluntarista cuando define la actividad de la voluntad como “ la causalidad mediante la razón” o “ la causalidad mediante la libertad”. La voluntad logra la liberación practica de la razón  de las restricciones de la experiencia y del conocimiento objetivo. Kant lo entendió mejor que cualquier otro  anterior a él: la simple familiaridad con lo que es o ha sido, cuando se trata de ética y política” es la madre de la ilusión”. El ejercicio activo de  la voluntad es lo que determina lo que es posible o correcto, y lo hace así. Como lo confirmaría la Revolución Francesa, es como seres que ejercen su voluntad o seres prácticos  que “ las personas tienen la capacidad de poder de ser la causa y los autores de su propio mejoramiento”.

Desde una perspectiva voluntarista, la prescripción de  fines y principios precede al cálculo basado en criterios que sirven para evaluar la acción en una situación particular, en cuanto a lo que es posible., factible o legítimo. Afirmar la primacía de la voluntad prescriptiva es insistir en que en la política todas las formas externas de dominación ( naturales, sociológicas, históricas, inconscientes, técnicas,,...)  a pesar se ser importantes, son de todas maneras secundarias, como lo son todas las formas de regulación y representación.  “ Tener voluntad” en los términos de Badiou es “ forzar un punto de imposibilidad, de manera que se vuelva posible” .Napoleón formulo de la manera mas sucinta la máxima estratégica que sirve de punto de guía aquí y que se adopto en situaciones que van desde  la Rusia de Lenin de 1917 hasta el Haití de Aristide en 1990: “ on s´engage puis on  voit”. Por el contrario aquellos escépticos frente a la voluntad política asumen que los compromisos aparentemente voluntarios enmascaran una ignorancia mas profunda o una devaluación del apetito ( Hobbes), la causalidad ( Spinoza), el contexto ( Montesquieu) , el habito ( Hume),la tradición ( Burke), la historia ( Tocqueville), el poder ( Nietzsche), lo inconsciente ( Freud),las convenciones ( Wittgenmstein), la escritura ( Derrida) el deseo ( Deleuze), el ímpetu ( Zizeck).

La voluntad del pueblo implica la acción colectiva y la participación directa. Una voluntad política democrática depende del poder y la practica de las asambleas participativas, del poder de mantener un compromiso común.  Como muchos de sus lectores han señalado lo que distingue a Rousseau de otros pensadores que ( como Platón y Montesquieu) también privilegian lo general sobre lo particular, es su insistencia en que solamente una voluntad activa puede permitir una asociación incluyente, una asociación que tenga un  “ interés común “ activo. . Lo que generaliza la voluntad publica no es  la cantidad de votantes sino el interés común que les une y ese interés esta sostenido por la voluntad común  de identificarlo y conseguirlo.

Sobra decir que la afirmación de una voluntad general es un asunto  de volición colectiva en cada etapa de su desarrollo. La asociación inaugural “ es el acto mas  voluntario del mundo” y permanecer como un participante activo  de la asociación es “ querer aquello que corresponde al interés común  o general” . La analogía de Rousseau es familiar : “ Así como la naturaleza le da a cada ser humano un poder absoluto sobre los miembros de su cuerpo, de igual manera el contrato social le da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos sus miembros, y este mismo poder, cuando es dirigido por la voluntad general, se conoce como soberanía”.  Así definida, “ la voluntad general siempre esta del lado que mas le conviene al interés publico, es decir, el mas equitativo, de manera que lo único necesario es asegurarse de estar siguiendo la voluntad general”.

Habitualmente esta voluntad  solo puede seguir siendo soberana en la medida en que su objeto siga siendo general y no particular. El interés general prevalecerá únicamente si la voluntad de buscarlo es mas fuerte que la distracción d e los intereses particulares:  la preocupación mas obsesiva de Rousseau es la reflexión sobre  la mejor manera de fortalecer este interés general, sobre la mejor manera de “ llevar el yo a la unión común”. El legislador que aspira a  contribuir a la “ fundación de un pueblo, debe en una palabra, quitarle al hombre sus propias fuerzas con el fin de darle unas nuevas, ajenas a él y que no puede usar sin la ayuda de otros”.

Decir que una voluntad general es fuerte no significa que sofoque las disensiones internas o que imponga una uniformidad. Significa que en el proceso de negociación las diferencias entre las voluntades particulares, la voluntad general eventualmente encuentra una forma de prevalecer. Existe una voluntad general incluyente en la medida en que los que  inicialmente se imponen a ella corrigen su error y se dan cuenta de que “ si mi opinión privada hubiera prevalecido habría hecho algo distinto a lo que en realidad quería hacer”, es decir, algo inconsistente con mi participación continua en l a voluntad general. Todo el tiempo que dure la participación en una voluntad general, ya sea la de un movimiento nacional, una agrupación política una asociación social o económica, un sindicato, y así sucesivamente, siempre estará implicada una determinación para tolerar su eventual juicio, no como arbitro inmediato de lo correcto o lo incorrecto, sino como un proceso de deliberar  y querer lo correcto. La participación en una voluntad general implica aceptar el riesgo de encontrarse a uno mismo en cualquier momento ““equivocado junto a otras personas, en vez de lo correcto sin ellas “ ( Aristide). De igual modo , es precisamente en la medida en que una voluntad general  sigue siendo activamente capaz de  buscar y querer lo correcto para todos  podemos estar de acuerdo con Rousseau y Sieyes cuando  insisten  que en el largo plazo tal voluntad general no puede equivocarse ni  traicionar : “ lo soberano ,por el mero hecho de existir, siempre es lo que debe ser”

La pregunta mas urgente , como lo descubrieron los jacobinos de 1789-1794 se refiere menos a la legitimidad de la voluntad general que a la continuidad de su existencia. Sieyes entendió que “ sin una unidad de  voluntad un nación no puede existir como una totalidad actuante”; “ sin embargo una nación puede tener voluntad, le basta le basta tener voluntad y que su voluntad y que su voluntad se de a conocer para hacer que toda la ley positiva se silencie en su presencia, porque es la fuente y maestra suprema de toda ley positiva”. Después de Robespierre, Saint Just resume todo el proyecto político jacobino al rechazar las concepciones de justicia “ puramente especulativas” o “ intelectuales”, como si las leyes “ fueran la expresión del gusto antes que de la voluntad general”. La única definición legitima de la voluntad general es “ la voluntad material del pueblo, su voluntad simultanea. Su objetivo es consagrar el interés activo y no pasivo de la mayor cantidad personas”.

Entonces la movilización de la voluntad general del pueblo no puede confundirse con  un vanguardismo meramente golpista. La apropiación abrupta de los instrumentos de gobierno por parte de unos pocos  “ “alquimistas de la revolución”  no es un sustituto del despliegue del poder popular. A pesar de las obvias diferencias estratégicas, Lenin no estuvo mas tentado que Luxemburgo a sustituir una conspiración blanquista por “ la lucha del pueblo por el poder”, mediante la “ movilización de amplias masas  proletarias, No se trata de imponer una voluntad o conciencia externa a un pueblo inerte sino que el pueblo trabaje para clarificar, concentrar y organizar su propia voluntad. Fanon dice prácticamente lo0 mismo cuando iguala el movimiento de liberación nacional al trabajo incluyente y deliberado de “ todo el pueblo”.

Este trabajo del pueblo debe distinguir la voluntad política de cualquier opinión o preferencia meramente pasiva,  por mas preponderante que sea. La voluntad  general activa se diferencia de la simple voluntad de todos ( que no es “ nada sino la simple voluntad general”) gracias a la mediación de la movilización colectiva del pueblo. El pueblo que sostiene “ la voluntad general” no se define gracias a un estatus social particular o a un lugar, sino a través de su determinación activa del interés general  y su identificación con este.  La soberanía es un atributo de la acción. El poder del pueblo, concebido en esos términos como voluntad general, trasciende los poderes de privilegio o gobierno y permite que el pueblo domine los poderes que se le oponen o menosprecien. Los jacobinos argumentan que si ese poder se resiste, la única solución es “ armar al pueblo” como sea necesario para vencer esa resistencia.
  
La voluntad del pueblo es entonces un asunto de poder material y praxis activa, antes que un asunto de representación, autoridad o legitimidad. Lo que divide a la sociedad es su respuesta al autoempoderamiento popular. Jefferson llega al punto de privilegiar la insurgencia incluso cuando pueda parecer equivocada o ingenua; haciendo referencia a la rebelión de Sidney afirma que: “ el pueblo no puede estar siempre y en su totalidad bien informado” y que tiene derecho, si es que no esta obligado a “ preservar el espíritu de resistencia “ frente  a todos los obstáculos. Esta e suna idea tan marxista como jacobina. Cualquier transformación social “ solamente puede suceder como resultado de la acción libre del proletariado” anota Lucaks y “ solamente la conciencia de clase practica del proletariado posee esta habilidad para y transformar las cosas” esta filosofía orientada a la praxis no murió tras los retrocesos políticos de la década de 1920. Sartre h8izo suyo el mismo tema a comienzos de la década de 1950 ( antes de Badiuo en los setenta); en lo que concierne  a la política una “ clase nunca puede separarse de la voluntad concreta que la anima ni de los fines que persigue. El proletariado se forma a si mismo mediante su accionar diario. Solamente existe en la acción. Es acción. Si deja de actuar se descompone”.

De todas las preocupaciones  que unen a Rousseau y Marx pocas son tan profundas como la critica de la representación popular convencional. “ Como no es posible representar una voluntad” entonces,  la soberanía, al no ser mas que el ejercicio de la voluntad general, no puede alienarse y solamente puede ser representada por si misma. El poder ciertamente puede transferirse, pero no la voluntad. El pueblo puede ( y debe)  de legarle a agentes la ejecución de su voluntad pero no puede delegar su voluntad como tal.  Marx sigue a Rousseau, oponiéndose a Hobbes ,cuando critica la política burguesa moderna por considerarla esencialmente representativa, esto es, como una expropiación del poder popular realizada pro el Estado.  El Estado burgués “ enmarca, regula, controla, supervisa, y hace de tutor d ela sociedad civil, desde sus manifestaciones de vida mas comprehensivas hasta en sus insignificantes movimientos”. La emancipación popular  requerirá que se interrumpa dicho Estado y se reemplace, gracias a la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora” mediante una forma estatal política capaz de supervisar” la emancipación económica del trabajo”.  Después de la critica de Marx sobre la Comuna, el libro de Lenin Estado Revolución lleva este argumento hasta su conclusión lógica.

La voluntad ordena que se inicie la  acción no la representación. Ejercer la voluntad implica tomar poder,no recibirlo bajo el supuesto ( como un asunto de “derecho natural”  o “razón”)  de que el pueblo siempre tiene derecho a tomarlo.  “ los oprimidos no pueden entrar en lucha como  objetos”  señala Freire “ a fin de convertirse luego en seres humanos” . Como argumento John Browm durante su juicio en 1859, no tiene sentido tratar los imperativos de justicia simplemente te como recomendaciones que deben esperar el momento oportuno; “ todavía soy muy  joven” , dijo Brown la víspera de su ejecución, “ para entender que Dios respeta de alguna manera las personas” . Una impaciencia similar aparece en el voluntarismo estratégico del Che Guevara, quien sabe que es inútil esperar “ con lo s brazos cruzados”  unas condiciones objetivas de maduración.  Quienquiera que espera “ que el poder caiga en las manos del pueblo como una fruta madura ,” nunca dejará de esperar.

Como lo sugiere uno de los proponentes mas elocuentes de un “ comunismo viviente”  , una política popular incluyente debe  comenzar con una afirmación incondicional de la “ humanidad de todo lo humano”. Nuestra política , dice  S´bu  Zikode, presidente del movimiento Abahlali BasMojondolo de los habitantes  de las casas de cartón de Durban, tiene sus raíces en los “ lugares de los que nos hemos apropiado” y mantenido:


“ Ya no esperamos calladamente hasta que algún  día se reconozca que todos somos seres humanos. Y nos hemos apoderado de nuestro lugar en las tierras d el ciudad y lo hemos mantenido,. También hemos decidido tomar el lugar que nos corresp0nde en todas las discusiones políticas y tomarlo ahora ismo.  Tomamos nuestro lugar con humildad pwro con firmeza. No permitiremos que el estado nos calle en nombre de una revolución futura que no llega. No permitiremos que las ONG nos callen en nombre de un socialismo futuro que no pueden construir. Tomamos nuestro lugar como personas que valen como todas las demás”

En contraste con esto, quienes no confían del todo en el pueblo recomiendan las virtudes de la paciencia. Tal falta de confianza asume de forma general de otra insistencia en el tiempo socialmente mediado, el tiempo del “ desarrollo” que esta en curso. El pueblo esta muy afanado, es my pronto para que realicen exigencias propias. Desde esta perspectiva siempre es muy pronto para la igualdad y la participación. Solamente cuando el pueblo “ crezca” o “ progrese” podrá merecer ls derechos  que una sociedad prudente retiene.   Como lo anticipó Rousseau la disyuntiva entre la confianza en el pueblo y la confianza en el progreso histórico es radical.

Al igual que cualquier forma de acción libre o voluntaria, la voluntad del pueblo se basa en la suficiencia práctica de su ejercicio. La voluntad ya no es mas el cogito que elaboraron Kant, Fichte y Sartre, una “ substancia” u  objeto de conocimiento.  Una “ libertad fundamental “ o “ ejercicio `práctico de la razón”  se prueba a si mismo a través de lo que hace y no a través de lo  que es, tiene o sabe.  La libertad se demuestra  justifica  a su misma a través de la voluntad y la acción , o del o contrario no lo hace. Beauvoir afirma que somos libres pero la libertad “ solamente es al hacer que ella misma sea”. Somos libres en la medida que “ queremos ser libres”, y queremos serlo al cruzar el umbral  que  separa la positividad y la minoría de la volición y la actividad.  Tenemos voluntad de ser libres para superar la distancia que nuestra libertad pone entre sui misma y una previa no-libertad. Somos libres en tanto  que nos liberamos de nosotros mismos.

 Con  el fin de despertarse de la pesadilla de la historia, el pueblo necesita anticipar el poder de su voluntad. Robespierre acepta que el pueblo esta condenado a “ levantar el templo de la libertad con manos todavía temerosas del poder del despotismo”. Una voluntad, individual o colectiva, no puede comenzar en total  posesión de su propósito o poder, precisamente quiere, mas que recibe, su propia clarificación. Una prescripción voluntarista debe anticipar los efectos que posibilitan  sus propias causas. Rousseau reconoce esta necesidad: “ Con el fin de que un pueblo naciente pueda apreciar las máximas políticas adecuadas y seguir las reglas fundamentales del arte d conducir el Estado, el efecto tendría que convertirse en causa (...) antes de crear las leyes, el pueblo tendría que ser lo que debería llegar a ser mediante esas mismas leyes” . La posesión de los hechos  empujaría a Robespierre y Saint  Just a conclusiones similares. Marx le dio a este mismo problema  formulación más productiva al enmarcarl o en términos de proceso que podría educar a los educadores.


Michael Hard señala tanto en referencia  a Lenin cono a  Jefferson que el proceso de transición  de la sumisión a la participación  siempre involucra un “ autoentendimiento en las habilidades de autogobierno (...). El pueblo solamente aprende la democracia haciéndola”.  Buena parte de l trabajo de Jacques Ranciere se organiza en torno a una cuestión paralela: dada la diferenciación social de los gobernantes y gobernados, o de los profesores y los alumnos ¿ como puede el pueblo inicialmente pasivo,  subordinado o brutalizado,  llegar a emanciparse a si mismo anticipando la igualdad, una aserción cuya  verificación  invalidará retrospectivamente cualquier base para la diferenciación inicial de las funciones o de las inteligencias? En contraste, los ya educados,  tienden a preocuparse porque si  la auto-educación popular no se controla llevará únicamente a la eterna  e inminente tiranía de la mayoría.  Drapper señala que “ desde el comienzo de la sociedad no ha habido teorías finales que “ prueben” que la  tiranía es inevitable y que la libertad-en-democracia es imposible. No hay ideología mas conveniente para la clase dirigente y sus sirvientes intelectuales” y la única “ forma de demostrar su falsedad es en la lucha misma”


Si ha de persistir, una asociación política debe ser habitualmente disciplinada e “ indivisible”. Las diferencias internas y el debate en una asociación son una cosa y las divisiones de facciones o cismas son otra. La libertad popular persiste en la medida en que el pueblo la afirme “ A fin de que el pacto social no sea una fórmula vacía”, como discurre un notorio argumento de Rousseau, “ éste debe incluir un compromiso , que por si mismo puede forzar a los demás, para que cualquiera que se rehúse a obedecer la voluntad general sea obligado a cumplirla por todo el cuerpo, esto  no quiere decir otra cosa que él será obligado a ser libre.” Paralelamente , en una llamativa frase de Robespierre la preservación de la libertad publica requiere que se “ reconozca el despotismo de la verdad”. En breve, la libertad colectiva puede durar únicamente en la medida en            que el pueblo se defienda frente a la división y al engaño “ La voluntad general siempre está enlo correcto y siempre tiende hacia la  utilidad publica, pero no  se sigue que las decisiones del pueblo siempre sean igualmente correctas” (... ) el pueblo nunca está corrompido, pero con frecuencia es engañado, y es solamente entonces cuando parece querer lo que es malo” ( Robespierre).


 Virtud es el nombre que Rousseau y los jacobinos lo dan a las practicas necesarias para defender una voluntad general del engaño y la división.  Practicar la virtud es privilegiar  los intereses colectivos sobre los particulares y garantizar que la sociedad este gobernada “únicamente  con base en el interés común(...) Cada persona es virtuosa cuando su voluntad personal esta de acuerdo completamente con la voluntad general”. Entonces “ si queremos lograr la voluntad general” simplememnte tenemos que “ hacer que todas las voluntades privadas esten de acuerdo con ella o, en otras palabras,  hacer que reine la virtud “( Rousseau).

Los  revolucuionari0os franceses tomaron muy en serio los consejos de Rousseau. Si Robespierre prevaleció durante 1793 se debió a que entendió claramente porqué “ necesitamos una única voluntad, UNA voluntad” . Si esta voluntad debe de ser republicana antes que realista entonces “ necesitamos ministros republicanos, periódicos republicanos, diputados republicanos, una constitución republicana” Y como la resistencia domestica a tal republicanización del espacio público “ proviene de los burgueses”, entonces “ para derrotar a los burgueses debemos unir al pueblo.  A lo largo de la distancia que separa Marx de Robespierre pasamos de la insurgencia popular hacia la dictadura del proletariado, ¿ pero  que implica recurrir a esa dictadura, además del hecho evidente de lo aplastante que seria la voluntad popular en un estadio verdaderamente democrático? El principio estratégico básico fue anticipado  una vez mas por  los limites de la practica jacobina.  Babeuf sabia que el primer paso y el mas importante hacia una distribución más igualitaria de los recursos y de las oportunidades era “ lograr una democracia verdaderamente efectiva a través de la cual pueda expresarse la voluntad del pueblo”. Sin embargo, tras presenciar el destino de Robespierre y Saint Just, Babeuf da en el otoño de 1794 un paso inicial por un camino que los militantes comunistas explorarían durante el siguiente  siglo y medio. Como no se podía contar con una  “ masa indiferenciada del pueblo” por si misma para sostener la re0vlouon frente a sus enemigos, entonces los partisanos que buscaban continuar la revolución debían consolidar primero, a través de la mediación de asociaciones y socei9dades populares, unas formas mas coherentes y disciplinadas de organización política.



 Habitualmente el ejercicio practico de la voluntad procede únicamente frente a la resistencia. La voluntad es seguir queriendo siempre frente alas dificultades o restricciones. Continuar  o no continuar.,tal es el dilema esencial que aparece en cualquier ética militante. O uno tiene la voluntad de hacer algo o bien no la tiene. Incluso mientras una voluntad política descubre la diversidad de  formas  d e hacer o de no hacer, esas son las alternativas  que debe confrontar: si o no, a favor o en contra, seguir o detenerse., donde detenerse, “antes de que el  final sea la  muerte” ( Robespierre ). Babeuf, un superviviente ( temporal) de Termidor  sabe muy bien que “ en un principio la organización  de la igualdad real no complacerá a todo el mundo” . En la medida en que “el objetivo de la Revolución es  destruir las desigualdades y re-establecer el bienestar común”, en la misma medida “ la revolución no se habrá terminado” si los ricos siguen dominando a los pobres. Entonces como ahora, la revolución divide a aquellos que procuran terminarla a a aquellos que deciden continuarla.

Como de costumbre, Syeyes anticipa la logica esencial del antagonismo0 que permearia la politca jacobina: “ Una clase privilegiada es dañina por el mismo hecho de existir”. Y como es usual, Robespierre, sube las apuestas: como los ricos y los tiranos que les protegen son el azote del pueblo, el pueblo que se atreva a derrocar la tiranía “ solamente tiene una forma de escapar a la venganza d elos reyes: la victoria. Derrotarla o morir, tal son las dos opciones” (.....)

Si para los jacobinos de 1793 el “ terror”  figura como el complemento d el virtud, es sobre todo como una consecuncuia de su determinación para superar la resistencia de los reyes y los ricos. “ Uno dirige el pueblo mediante la razón”, como explicó Robespierre en 1794, y :

“ a los enemigos del pueblo mediante el terror/(...) si el motivo principal del gobierno popular en tiempos de paz ens la virtud, su motivo principal  durante una revolución es tanto la virtud como el terror; la virtud, sin la cual el terror es dañino; el terror sin el cual la virtud carece de poder. El terror no es mas que una justicia veloz, severa e inflexible, es por lo tanto una emancipación de la virtud, es menos un principio en si mismo que una consecuencia del principio general de la democracia, aplicado a las necesidades mas urgentes de la patria”.

Las razones por las que el terror jacobino sigue atemorizando a nuestro establecimiento político, d euan forma en que lo hace la represión mucho mas sanguinaria de la Comuna de 1871, no tiene nada que ver con la cantidad de violencia involucrada. Saint Just señala que desde la perspectiva de lo que ya esta establecido  “aquello que produce el bien general, siempre es terrible”. El terror , en el sentido jacobino ( opuesto al termidoriano)  es el despliegue de la fuerza necesaria para superar los intereses `particulares que tratan de minar o quitarle el poder al interés colectivo. El terror jacobino fue mucho mas defensivo que agresivo, mas un asunto de restringir  que de desatar la vio0lencia popular. “ Seamos terribles- dijo Danton- para que el pueblo no tenga que serlo”. Mas recientemente, en los barrios marginales de Puerto Príncipe y Johannesburgo, en los pueblos del Antiplano , y en los campos de refugiados de Gaza y Líbano, se ha sentido la necesidad de formas de autodefensas, mas limitados, pero no menos capaces de adaptación.
  
De igual modo, el ejercicio práctico de la voluntades diferencia asimismo del mero deseo o fantasía, gracias a su capacidad para iniciar un proceso de verdadera “ realización”.  Arendt señala que la “ voluntad siempre tiene la vo0luntad de hacer algo” y “ por lo tanto desprecia el pensamiento puro cuya actividad esta ligada al “ no hacer nada””,. Como lo sugiere la polisemia de su uso eninglés, una voluntad se alinea con el futuro que persigue. Incluso Kant pudo ver que enla medida enque queremos alcanzar un mundo moral, “ una idea simple pero pratica realmente debe y puede tener  influencia en el mundo sensible con el fin de hacer que esté de acuerdo tanto como sea posible con esa idea” .En su propia práctica, los jacobinos, contemporáneos  de Kant anticiparon la implicación  que  la filosofía  post-kantiana tendría pronto en la teoria. Saint Just escribió que solamente las instituciones y las prácticas educativas republicanas apropiadas pueden servir para “· garantizar la libertad publica” y ampliar la virtud pública. Robespierre declaró con orgullo que:” Hemos convertido las leyes de la justicia eterna, a las que con desprecio se las conocía como sueños de los humanitarios en realidades imponentes. La moralidad estuvo alguna vez confinada en los libros de los filosofos, nosotros la hemos llevado  al interior del gobierno de las naciones”.

Así pues la voluntad política persiste en la medida en que persevera en su  realización o actualización material. Después de Fichte, Hegel completa la trayectoria voluntarista iniciada por Rousseau y Kant y le abre la puerta a Marx al identificar una voluntad colectiva libre- una voluntad que quiere y realiza su propia emancipación- como el principio que anima una asociación política concreta. Así concebida, la voluntad no es mas que “ el pensamiento que se traduce en existencia(...)La actividad de la voluntad consiste en cancelar y superar la contradicción entre subjetividad  y  objetividad y en traducir los fines de su determinación subjetiva a una objetiva”  ( Hegel). Después de Hegel, Marx expandirá la dimensión material  de esa determinación concreta, sin abandonar la diea de que lo definitivamente determinante no son las restricciones económicas o históricas sino la acción humana libre, la “ habilidad de cada individuo” para determinar sus propios objetivos y hacer su propia historia. En términos semejantes, después de Lenin y Gramsci, los partidarios del “· poder dual” procuran construir, paso a paso, las instituciones fundamentales de “ un marco social que corresponda a la voluntad real del pueblo” ( Dominck)

La realización de la voluntad del pueblo se orienta  a la materialización de sus consecuencias.  Beauvpoir  lo entendió mejor que Sartre: solamente  puedo querer mi propia libertad queriendo la libertad de todos., el único sujeto que puede soportar el trabajo de una autoemancipación sin fin es el pueblo como tal, la comunidad como un todo. Kant, Hegel y Marx, dan algunos de los pasos requeridos para alejarse de la concepción parroquial que Rousseau tiene del pueblo, para pasar hacia su afirmación  universal, pero de nuevo el resultado ya había sido anticipado por la práctica jacobina: “ el pais de un pueblo libre esta abierto a todos los pueblos de la tierra” y el único “ soberano legítimo de la tierra es la raza humana” ( Saitn Just).


Sin embargo, la voluntad del pueblo no es un absoluto. El proceso del “ pensamiento traduciéndose a si mismo en existrencia” no puede entenderse en un sentido hegeliano o fichteano literal. Absolutizar la voluntad es también des-absolutizarla. La autodeterminación opera dentro d las restricciones de su situación, y la liberación como voluntad libre es un proceso relativo y  relacional. ( Badiou). Moverse en este contexto desde el pensamiento a la existencia es simplemente determinar , paso por paso, las consecuencias de una voluntad popular. La participación en el proceso de empoderamiento de una capacidad colectiva es un proceso practico y político antes deontológico. Prescribe lo que el pueblo puede decidir hacer, no lo que es.

Una ultima consecuencia se sigue de esta insistencia en la primacía de la voluntad política: desde esta perspectiva, la servidumbre voluntaria es mas dañina que la dominación externa. Si la voluntad es lo determinante en primera instancia, entonces las formas de opresión con mas alcance involucran la colusión de los oprimidos. Etiennhe de la Boetie anticipa este punto y posteriormente Du Bois, Fanon y Aristide ( tambien Foucault, Deleuze, Zizek) lo radicalizan de diversas maneras: en últimas, el peublo es el que  da poder a sus opresores. Y estos últimos pueden  hacerle daño únicamente en la medida en que el pueblo esta dispuesto a permitirlo ( de la Boetie).

Por supuesto, no seria difícil escribir una historia del siglo XX de una forma que ilustrara la aparente inutilidad de la voluntad política. El fracaso del comunismo alemán de los años veinte, el fracaso del  “hombre soviético” de los años treinta, el fracaso de los movimientos anti-coloniales de los años cincuenta y sesenta, el fracaso del maoísmo, el fracaso de 1968, en frac aso de las protestas anti-guerra y anti-globalización,...todos estos aparentes fracasos parecerían demostrar un solo punto básico: la naturaleza difusa, sistémica, y por lo tanto, insalvable del capitalismo contemporáneo y de las formas de Estado y de poder disciplinario que le acompañan En mi opinión, una historia distorsionada como ésta significaría poco  mas que una racionalización de las derrotas sufridas por el capitalismo contemporáneo durante el ultimo cuarto de siglo veinte. A finales de los cuarenta Beauvoir ya lamentaba nuestra tendencia a  “pensar que no somos los amos de nuestro destino, no esperamos contribuir a hacer historia, estamos resignados a someternos a ella”. A finales de los años setenta, esta queja, que se revalorizó como celebración, ya se había convertido en material  de un creciente consenso. Hoy en dia este consenso ha dominado el panorama durante mas de treinta desastros9os años, tanto en política como en filosofía. Ya es hora de dejarlo atrás.

  
(1).- Peter Hallward. Doctor en filosofía de la Universidad de Yale. Profesor de Filosofía Moderna Europea en  la Middllex University  Actualmente en la Universidad de Kingston , Londres. Miembro del Consejo Editorial de la revista Radical Philosophy. 













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