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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

5/9/13

El árbol republicano. LOS SOFISTAS



Jose Solana Dueso .(1)

Coincidiendo con los momentos más esplendorosos y creativos del mundo helénico, las ciudades griegas contemplaron un singular renacimiento: lo que ha venido a llamarse  “ “movimiento sofistico”. Los trágicos Sófocles y Eurípides, los historiadores Heródoto de Halicarnaso y Tucidides, los cómicos Cratino, Eupois y Aristófanes, los escultores  Fidias y Policleto, los pintores Polignoto y Zeuxis, son todos ellos testigos de este renacimiento.

Un singlar cúmulo de circunstancias hizo que los primeros sofistas hallasen en Atenas el fulcro  para consolidar un movimiento que ya no tendría fronteras ciudadanas.

La primera de estas circunstancias tiene que ver con el periodo de cincuenta años ( pentecontecia) que va del final de las guerras contra Persia( 479 a .c ) hasta reinicio de la guerra del peloponeso ( 431 a.C.). En esta época la liga de Delos, encabezada por Atenas, en algunos momentos llego a incluir hasta doscientos miembros, entre ellos la mayoría de las islas del Egeo y  de Asia menor. Progresivamente la hegemonía ateniense se incrementaba, las ciudades aportaban cuantiosos tributos que Atenas administraba y loso tribunales atenienses asumían competencias en asuntos importantes de otras ciudades. La pujanza económica se convierte en factor de atracción para intelectuales del mundo griego, si bien por si sola no podría explicar el fenómeno de los sofistas.

La segunda circunstancia, más decisiva, tiene que ver con el sistema político, la democracia, que, aun cuando no era exclusivo de una ciudad concreta, puede decirse que el ateniense era el caso mas ilustre y emblemático.

La democracia aceptaba como principio  constitucional la creencia en la igualdad política ( isonomia) de todos los ciudadanos,  y, en consecuencia, la creencia de que el gobierno de la ciudad debía fundarse en el voto de la mayoría, cuya decisiones constituían la ley ( nomos) que obligaba a rodos por igual. Condición de posibilidad y exigencia de stos principios es que existiera la mayor libertad posible y en particular, la libertad de palabra ( isegoria , parreshia). En consecuencia la mayoría de los cargos públicos ( en particular el sistema judicial) eran designados por sorteo, siendo sometidos a examen previo ( dokimasia) y a una rendición de cuentas ( euthyna) tras el año de mandato.

Este sistema político abría  a rodos las puertas de la participación  en la gestión publica y exigía, al mismo tiempo, dicha participación por cuanto que todo ciudadano era, como tal, miembro de la Asamblea. La palabra se convertía asi en el instrumento principal de la política. Como  mínimo, cada ciudadano era una voluntad que ganar mediante la persuasión para cualquiera que presentara una propuesta en la Asamblea. Por otra parte, cualquier propuesta podía verse enfrentada a otra contraria, lo que exigía la puesta en escena de medios de argumentación adecuados.

Cuando los sofistas comenzaron a llegar a Atenas desde Abdera, Leontinos o Ceos, ofreciendo unas enseñanzas que apuntaban  en su conjunto a cuestiones de naturaleza política, un amplio publico de jóvenes, ávidos de aprendizaje, los acogió con entusiasmo. Las primeras escenas de Protágoras ( 310ª-311) platónico son una muestra de la seducción que  los sofistas despertaban en los jóvenes atenienses.

Una tercera circunstancia fue también decisiva para el prestigio del movimiento sofistico: personajes adinerados de Atenas pusieron sus casas y su dinero a disposición de los sofistas. El rico Calias es el mas famoso. Los gimnasios, especialmente el Liceo, eran igualmente escenarios para escucha sus lecciones y demostraciones. El mecenazgo era un fenómeno  conocido en el mundo griego: tiranos y reyes rivalizaban en acoger a poetas en sus cortes. La ciudad de Atenas, en el siglo V, al promover festivales musicales y múltiples trabajos y encargos en el programa d obras publicas, ofrecía amplias posibilidades a poetas y artistas.

En este contexto la actitud de Pericles y Aspasia ante los intelectuales fue un factor que impulsó  el movimiento sofistico mas que cualquier mecenazgo. Pericles, el personaje político  mas destacad o e influyente en Atena desde el 451 a.c. hasta su muerte en el 429 tuvo como maestros y consejeros a Damon y Anaxagoras. Entre sus amistades se encontraban las personalidades mas celebres de su tiempo : Fidias, uno de os mayores artistas de la antigüedad dirigió el programa  de obras impulsado por el estratego, Sófocles el trágico fue compañero suyo en el generalato del 441. Herodoto de Halicanaso tuvo relación con Pericles y se sumó posteriormente a la fundación de Tuios (443 a.C.) impulsada por los atenienses; Hipodamo de Mileto, el mas famosos urbanista griego, que ya habia planificado el Pireo, contribuyo a diseñar los planos de l citada colonia; conocida es también la estrecha relación que mantuvo con Protágoras.

De Pericles, educado en los nuevos ideales del siglo V, hombre de integridad moral a toda prueba, conocedor de la ciencia, al filosofía y el arte de la época, maestro de la palabra justa, recibieron os sofistas estimulo y aliento, todo ello en un clima excepcionalmente favorable a la crearon artística e intelectual, a la audacia teórica y a la estima de la verdad.

En síntesis, los sofistas venían a satisfacer una demanda social de formación superior, exigida principalmente por el sistema político participativo e igualitario y alentada por el circulo de Pericles.

1.- Los sofistas, profesionales de la enseñanza.

La irrupción de estos personajes en las ciudades griegas  fue la causa de que el término “sofista”  pasase a tener una significación mas restringida. El sofista en el sigo V es  un profesional que se define por dos rasgos: los programas de enseñanza que ofrece y los honorarios que cobra.

En efecto, cada sofista ofrece su propio programa de enseñanza: si Protágoras se centra en la teoría y la practica  de la política, Hipias ofrece as cuatro disciplinas del quadrivium medieval. Pródico es un experto en lingüística y Antifonte en psiquiatría. Sin embargo la enseñanza mas característica de los sofistas es la retórica.

Por otra parte el sofista cobra por su enseñanza unos honorarios cuya cuantía es difícil de determinar aunque en algunos casos, por el prestigio de algunos sofistas y por la gran demanda exigente, la enseñanza llegó a ser una actividad muy lucrativa.

La mala fama que ha acompañado a los sofistas en la cultura occidental tiene que ver con estos rasgos que acabamos de enunciar. Lo que por fuerza ha de resultar  sombroso a cualquier lector moderno. En efecto, ¿que tiene de reprobable  que un privo que un profesor cobre por sus lecciones? ¿Cual es la maldad de un programa educativo que ofrece, entre otras disciplinas como matemática o astronomía, el estudio del lenguaje  en todas de  sus formas y la retórica en particular. Responder a estas inocentes preguntas exige bucear en una de las páginas mas apasionantes de nuestra historia intelectual; tal es la polémica que Platón y Aristóteles libraron con los sofistas. Quine desee hacer esta experiencia habrá de prepararse para no dejarse arrastrar por viejos prejuicios que lastran la investigación.

Deberá, en primer lugar, persistir en las inocentes preguntas contra poderosas corrientes presentes en esta  polémica de ayer y de hoy, que , tras levantar el polvo para cegarse los ojos del indagador, se apresuran a ofrecer un camino facil y seguro de salida a la luz. ¿ En ue radica, habremos de repetir  una y otra vez, la maldad de la retórica? ¿Porqué Platon y Hegel proclaman al unísono la inferioridad del orador?

Deberá, en segundo lugar, atenerse rigurosamente al principio metodológico que exige, en el caso de una polémica,  conocer las posiciones de los dos bandos. Exigencia tan necesaria como difícil, pues la voz de los sofistas, como sus obras, han desaparecido del escenario. No obstante, el estudioso tiene muchos caminos para eludir esa fatalidad histórica. Pese a todo, poseemos textos (fragmentos y testimonios) y tenemos huellas del pensamiento de los sofistas en los documentos, muy numerosos y significativos, de sus adversarios.
 
Deberá, finalmente, mantener bien anclado en su mente el sentido común: si dos grandes filósofos como Platón y Aristóteles, desplegaron una actividad teórica, vasta, reiterativa e insistente, que rayaba incluso en la obsesión, contra sus adversarios ( en especial Protágoras), henos de suponer a fortiriori que vieron en los sofistas una filosofía rival sólida y difícil de refutar. Rescatarla es nuestro trabajo; repetir los argumentos y anatemas platónicos y aristotélicos, como todavía ocurre con frecuencia, una reiteración inútil y tediosa.

2- La polémica contra los sofistas en los escritos platónicos y aristotélicos:

La critica platónica a los sofistas comienza por los dos rasgos mencionados. En efecto, la disciplina mas común a todos era la retórica; sobre ella existen dos versiones- la platónica y la moderna- de un mismo prejuicio, según el cual la retórica seria un conjunto de recursos destinados a conseguir el éxito a costa de cualquier valor intelectual o moral. Platón la condenó como un medio para “seducir a las almas” y granjearse la simpatía de la multitud. La referencia ultima de la retórica sería la apariencia y no la naturaleza de las cosas, y su objetivo, la verosimilitud y no la verdad.

Los modernos han hecho suya esta critica platónica y nos han dado una versión actualizada, como expresa Guthrie al sostener que “se le podía asignar a la retorica el lugar que ahora ocupa la publicidad” .
Sin embargo la critica platónica a la retórica prueba que es mucho mas qe un conjunto de sutilezas formales. La retórica se presenta como rival de la dialéctica y en el pasaje crucial del Teeteto, el orador y el filosofo constituyen dos paradigmas  radicalmente antitéticos, lo  mismo que en el Gorgias. En el Fedro, Platón conecta la retórica con el arte de las antologías, que se aplica a “ todo lo que se dice”, no solo el bien y la justicia, o los tribunales y la asamblea, sino el discurso científico en general, es decir, la filosofía.

Platón entiende que hay solamente un arte, la antilógica, con pretensiones de generalidad, es decir con vocación de filosofía, de la que la retórica no seria sino una de sus partes. El que Platón use en general el termino “ retórica” se debe a que es el tópico mas conocido y quizás su manifestación social mas importante. Vista así, la retórica, como parte de un planteamiento filosófico mas general, se entiende que Platon oponga su propia filosofía, la dialéctica, tanto en sus tesis teóricas mas importantes como en los procedimientos metodológicos, a otra filosofía, en este caso, la pitagórica.

Si la conexión con la antilógica de Protágoras es una prueba de que, a los ojos de Platón. La retórica era una disciplina con carga teórica, su papel en la practica democrática ateniense abundaría en la misma línea, pues una de las destrezas esenciales del político democrático es precisamente la retórica. No en vano, Pericles, el político mas influyente, es también “el hombre mas perfecto en la oratoria” ( Fedro). En el Criton las leyes insisten en que el ciudadano en su acción política solo tiene dos alternativas: obedecerlas y acatarlas o persuadir a la ciudad para cambiarlas, pues las leyes democráticas,  como dirá Aristóteles  no son sino “opinión de la mayoría”. La retórica, era, por lo tanto,  un elemento decisivo para todo lo relacionado con el cambio constitucional ue tanto preocupaba a Platón.

En cuanto al cobro de honorarios, un hecho obvio en nuestros días, Platon y Jenofonte lo tomaron como uno de los rasgos diferenciales entre la activad de los sofistas y la socrática.

Primero, Sócrates enseña lo que sabe, mientras que los sofistas como traficantes de mercancías del alma  las  den con el animo de lucro sin saber si son buenas o malas, es decir , Sócrates no tiene ningún interés adicional que no sea le valor intrínseco de sus enseñanzas. En segundo lugar,  en la medida que Sócrates no cobra honorarios, no contrae ningún compromiso, y en consecuencia puede elegir a sus discípulos. De este modo, mantendría su condición de hombre libre en tanto que los sofistas serian es clavos de sus clientes, hasta el punto que Jenofonte los compara con las prostitutas (recuerdos de Sócrates). En torcer lugar, al no hipotecar su posibilidad d elección mediante honorarios, puede previamente analizar las almas de os que se le acercan, siendo su “demonio” el que decide a quien debe de tomar como discípulo y a quien rechazar.
 
La critica por cobro tiene que ver, por tanto, con la selección de los discípulos, tema que se encuentra teorizado en los diálogos platónicos de madurez. Si, efectivamente, es imposible que la masa llegue a ser filosofa (Republica 494 a, Politico292,e), si la prudencia es  propia de una  clase minima por naturaleza ( Republica 428 e), la educación consistirá en aislar a esas pocas naturalezas filosóficas y salvaguardaras de los peligros de la educaron sofistica( República 492).

La critica platónica a los honorarios de los sofistas tiene de este modo un  fondo teórico: si todos los ciudadanos participan  de la virtud pública, como sostuvo Protágoras, es natural que la educación esté abierta a todos. Por el contrario, si son escasas las naturalezas filosóficas,  como opinaba Platón, la tarea educativa deberá ir precedida de una selección minuciosa.

Pero con esto la crítica platónica a los sofistas no ha hecho sino comenzar. Apuntaba certeramente a cuestiones filosóficas de primera importancia. Todavía es frecuente hoy ver formulada la siguiente pregunta: ¿ fueron los sofistas filósofos? . A menos que estemos dispuestos a forjar una noción excluyente y yi arbitraria de filosofía, la respuesta es obviamente afirmativa. Nos bastara el hecho de que Aristóteles, precisamente en el cuarto libro de la Metafísica, vea en Protágoras y los sofistas sus principales adversarios.

Nuestra apreciación va mucho mas lejos. No sólo fueron filósofos, sino que lo fueron en sentido  constituyente. En efecto, lo que hoy llamamos filosofía, en su estructura conceptual e , incluso, en su organización administrativa, seria inconcebible sin la reflexión de los sofistas, con ellos se produce una importante ampliación temática: si los milesios habían  iniciado su reflexión sobre,  el tema de la physis ( realidad, ser) y otros filósofos sobre todo Heráclito y Parménides, habían tomado como núcleo el problema del conocer ( las sendas de la  investigación) introduciendo la problemática derivada de la intervención del sujeto, los filósofos del siglo V , y los sofistas como pioneros, se aventuraron en un terreno hasta el momento apenas explicado por la reelección filosófica: la teoría del estado, la polis, las relaciones sociales, junto con  todo el universo temático y conceptual que le rodea. No puede hablarse propiamente de un cambio de rumbo, sino de un descubrimiento, de alcanzar una nueva posición que además de merecer un estudio propio, resulto que ofrecía un punto de observación nuevo desde el que contemplar los viejos senderos anteriormente transitados, el de la física y la epistemología.

Platón y Aristóteles son conscientes e esta situación y consecuentes con ello: corregir e incuso erradicar algunas perspectivas de los sofistas fue para ambos tarea primordial. La mayor parte de la tradición filosófica occidental s fruto de aquella erradicación, hasta el punto de que ambos pueden ser considerados en buena medida, para bien o para mal, refundadores de la filosofía.

3.-El horizonte relativista:

Tales perspectivas en tormo a la cuestión del relativismo, una de las señas de identidad de la filosofía de los sofistas. Si bien es Protágoras su teórico, otros sofistas, como Gorgias, lo presuponen. El relativismo no parte de cero con los sofistas, sino que se había iniciado con los presocráticos. El descubrimiento del sujeto y de la epistemología había llevado a Herclito al relativismo ornitológico que le permitía explicar y justificar la visión monista, ingenua y expuesta a graves objeciones, de los milesios. A su vez la relativización ontológica implicaba cierto grado  de absolutización del sujeto, es decir, del logos.

Los sofistas, oor el contrario, están anclados en el escenario de la polis, un escenario definido por dos parámetros fundamentales: los valores (teoría política) y el lenguaje ( gramática, lógica, retórica). Pues bien, ambos constituyen el dominio de lo relativo. En efecto, el estudio empírico de la relatividad de las costumbres, en el que los persas estuvieron en primera línea, como afirma K. Von Fritz y acepta Untersteiner tiene una larga tradición que se remonta a Hecateo de Mileto y Jenófates. Se sumaba a ello la experiencia democrática, en la que las leyes se elaboraban y  decidían  en un escenario publico estrictamente humano, es decir, plural y diafónico.

Si además, añadimos el postulado democrático de que todo sujeto humano tiene sentido de la justicia y, por lo tanto rodos deben ser oídos cuando se trata d cuestiones sobre virtud política, es decir, si admitimos el principio de igualdad de los sujetos, y queremos expresar esa situación en una formula, tendremos el enunciado protagónico “el hombre es la medida de todas las cosas”. El agora es el escenario desde el que los sofistas nos dan su visión de las cosas. Hay, en efecto, otros escenarios posibles, el aula de la academia, la corte de un tirano o la torre del marfil del filósofo puro

Las descripciones empíricas de la diversidad cultural tuvieron, entre otras, una  consecuencia decisiva para la filosofía de los sofistas: evidenciaron la necesidad de introducir modificaciones sustanciales en los esquemas lingüísticos habituales de la filosofía presocrática. Descubrir lo que ocurre en el dominio de la política y las costumbres solo podía hacerse en un lenguaje de relaciones; lo malo para los griegos es bueno para los indios calatias según escribe Homero (III, 38). El lenguaje monódico resultaba insuficiente y perturbador. Hay en los textos sofísticos una lógica de relaciones subyacentes que hubo que esperar mucho tiempo para su formalización. Buena parte de las criticas sofisticas a Parménides tiene que ver con las iferencias en los esquemas y usos lingüísticos.

La generalización del lenguaje relacional, intuición ya presente en Heráclito, proporciona el instrumento lógico que permite formular, tras el cultural, un segundo nivel de relativismo, el ontológico, cuyo contenido se puede formular con  términos de Nietzsche “Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía: el mundo  “aparente” es el único: el mundo “verdadero” no es mas que un añadido mentirosos”. ( el crepúsculo de los ídolos)

El relativismo ontológico considera el concepto de ser en si como una vacuidad que puede llenarse mediante el desvelamiento del conjunto  siempre abierto de relaciones que permite fundar la diferencia entre los seres. Defiende, por tanto, la prioridad de la categoría de relación frente a la de la sustancia o la idea.

La asociación que hallamos en Platón, Aristóteles y Sexto Empírico entre la teoría protagórica y el flujo heracliteano nos da la medida del relativismo ontológico y abre el camino al tema capital de la verdad. Para Protágoras la verdad es una relación de correspondencia con un carácter peculiar y en apariencia paradójico, pues si es cierto que debe reposar en el objeto, también lo es que el “ criterio” o  “medida” de la verdad solo puede serlo del sujeto, en cuanto que es el único que es capaz de decidir si existe o no tal correspondencia. No solo el hombre, cada hombre, es la medida sino que, queramos o no, estamos obligados  a serlo, como replica Protágoras a Sócrates (Teeteto, 167 d).

En la discusión del tema de la verdad hemos de distinguir dos problemas frecuentemente confundidos: el primero se refiee a la arbitrariedad y se resuelve con la apelación a los hechos (correspondencia). El segundo, mas complejo, afecta a la diafonía que se da tanto entre  las gentes de ciencia como entre la gente común.

Este segundo problema, mas persistente, muestra que, si con el recurso a los hechos podemos evitar la arbitrariedad, no por ello se resuelven las discrepancias. Ocurre que, sin arbitrariedad, con buenos argumentos, se pueden sostener opiniones divergentes, lo que se confirma tanto en la experiencia d e la vida ordinaria como en el ámbito de la historia de la ciencia. En este contexto, el relativismo alético afirmaría que el sujeto, cada sujeto, es el juez ultimo. No  cabe pues recurso ulterior alguno no a los dioses, ni al experto, ni al objeto. Como el sujeto es juez y parte,( esta es la gran intuición del relativismo) se sigue, que el conflicto, la diafonía, es consustancial a los humanos y su resolución solo es viable en el marco de sujetos que no pueden renunciar a su doble realidad de juez y parte.

Las consecuencias del relativismo son especialmente notorias  en la teoría política y moral, en la que la dicotomía nomos/physis desempeña un papel esencial. Para Guthrie, los sofistas “todos por igual creían en la antitesis entre naturaleza y convención”. Sin embargo, los distintos sofistas mantienen a este respecto posición es muy diferenciadas que tienen que ver con el problema del fundamento sobre el que se asientan los valores.

Protágoras sostiene un punto de vista convencionalista, según el cual, el código moral es una institución de la polis. ( Teteto,167 d ). Por esta razón el código es variable diacrónicamente en la  misma ciudad y sincrónicamente en diferentes ciudades. Esta doctrina es el resultado de aplicar a los valores la teoría relativista del hombre-medida. No es la naturaleza sino la polis la que proporciona el codigo moral. Por ello puede decirse que Protágoras es el sofista que mas insistió en la desnaturalización de la moral, es decir, en su relativización.  Nomos y Physis representan dos ámbitos diferentes e irreductibles, no antitéticos, sino complementarios,  como lo son también la técnica y la política (Protágoras 321c-322d). Si el código moral no puede fundarse mas que en la propia estructura social del hombre, la educación será el factor decisivo de moralización y, por lo tanto , de humanización. Demócrito había recogido un pensamiento similar al afirmar que “la enseñanza remodela al hombre, y al remodelarlo, actúa como naturaleza”.

El Gran discurso de Protágoras que recoge las ideas políticas mas importantes del sofista, es la más encendida defensa de la necesaria participación de todos en la vida política, la enseñanza y el aprendizaje de la virtud y de la igualdad como categoría fundadora de una sociedad bien ordenada.

En la misma línea de Protágoras se mueve el análisis de Trasímaco (Republica 338), en tanto que otros sofistas entienden la dicotomía como antitesis, si bien con enfoques diferentes como  ocurre en Antifonte o Hipias.

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(1).- Fuente: Los sofistas: testimonios y fragmentos.-Alianza editorial 2013


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