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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

26/2/15

Rojos pensantes: E.P. THOMPSON


 Por François Jarrige (*)

Durante mucho tiempo poco conocido en Francia, la obra del historiador inglés E.P.Thompson  es actualmente objeto de un reconocimiento importante como atestiguan las publicaciones y traducciones recientes (1). Como  uno de los protagonistas mayores de la historiografía británica y activista incansable, Thompson ha llevado a cabo  una obra original y  mantenido un apasionado  compromiso político. El eco de sui obra ha superado rápidamente  el ámbito de la historiografía renovando  el estudio  de las clases sociales y del derecho, situando  a los actores y su experiencia  en el centro de sus reflexiones, explorando de forma inédita las raíces del capitalismo y de la resistencia popular,  ha marcado  con su  sello propio  las ciencias sociales de la segunda mitad del siglo XX. Aun siendo objeto de agudas críticas en vida, posteriormente no ha dejado de ser alabado tras su muerte en 1993. Se impone, por lo tanto un estudio sobre la trayectoria y el compromiso de uno de las más importantes figuras intelectuales del siglo XX.

Edward Palmer Thompson nace en 1924 en Oxford de una familia cosmopolita (su padre era profesor de Bengali tras haber vivido en la India). La época que discurre entre el frente popular y la liberación  jugó  un papel decisivo en su formación política e intelectual. El lo llamará “ el decenio de los héroes”, un periodo turbio y difícil pero al mismo tiempo lleno de valentía y esperanza ( 2). Se adhiere al Partido Comunista británico en  1942 cuando aún es estudiante en Cambridge. Después cumple  su servicio militar   participando en las campañas militares de Africa de Norte e Italia. Su hermano mayor también se hace comunista con ocasión de las atrocidades de la guerra civil española y la depresión de Hitler. .En 1944,  l a muerte de su hermano mayor cuando actuaba como agente de enlace en el ejército británico y los partisanos comunistas y antifascistas, le marca profundamente (9).

De vuelta a Inglaterra, se contagia de la euforia de la victoria y se adhiere a los movimientos huelguísticos de entonces y las grandes reformas sociales de posguerra. Entre 1946-347, participa asimismo en la construcción del” ferrocarril de la juventud” en la nueva Yugoeslavia socialista junto a partisanos, obreros y estudiantes. Esta experiencia, de gran importancia para él, contribuye a hacerle sensible a la “actividad autónoma del pueblo” ( E.P. Thompson , entrevista con E.P.T, por Henri An¡boive, Vision of History, New York, Pantheon Bocks 1976.p 16). Thompson se instala a continuación  en el Norte de Inglaterra al sur de la cadena de los Pennines, zona que había experimentado  la industrialización del siglo XIX. Es en este lugar saturado por la memoria del movimiento obrero donde participa en el movimiento de educación popular y en la educación de adultos en el seno de la Universidad de Leeds, la única posición posible entonces por un joven intelectual comunista.

Los inicios de la guerra fría y le recuerdo de la resistencia al nazismo le mantienen próximo al partido comunista. Thompson milita contra la guerra de Corea, dirige el comité por la paz de Halifax, y después es nombrado secretario  de la federación de la organización por la paz de Yorkshire, editando el periódico local. En esta época, se siente en primer lugar atraido por la literatura. Su primera obra de gran amplitud está consagrada además a la figura de Willian Morris al quien intenta rehabilitar como pensador socialista y figura olvidada del comunismo europeo ( 4).Este interés por el socialismo rematico anti-industrial de Morris le facilita el camino  para ir apartándose paulatinamente de la ortodoxia comunista dominante  en la época.
En los años 50, Thompson forma parte del grupo de historiadores del partido comunista (Communist Party Historians Group) del que llega a ser una de las figuras destacadas. Sus primeras obras van tomando cuerpo con el esimulo intelectual que acompaña a la creación en 1952  de la Revista Pas and Present por iniciativa de historiadores comunistas como Christopher Hill, Eric Hobsbawm, Rodney Hilton o George Rude, todos ellos preocupados por romper el conservadurismo predominante en el mundo  académico británico (5). La revista pretende ser un fórum de debate abierto a historiadores no marxistas. Mientras que en Francia, los intelectuales comunistas se encuentran  fuertemente encuadrados por el partido en Gran Bretaña los lazos son más flojos y los historiadores además están en primera línea contra la línea oficial del movimiento. El año 1956, marcado por el informe Krouschev sobre los crímenes de Stalin y por la sangrienta represión de la insurrección húngara, supone un vuelco. Thompson rompe entonces con la dirección del partido y denuncia sin descanso el régimen soviético (6).

Al  año siguiente funda con su amigo John Saville la New Reasoner (tomando el nombre de un periódico radical del siglo XIX) con el fin de contribuir a la reflexión que se inicia sobre el futuro del socialismo. Igual que la experiencia de Socialismo o Barbarie iniciado en Francia en la misma época en torno a Lefort y Castoriadis, el proyecto de la revista era restaurar  la credibilidad moral del proyecto comunista denunciando el catecismo estalinista, sus desviaciones y aporías.  Desde el primer número, Thompson defiende un “socialismo humanista” que reconozca la autonomía critica de los individuos contar la abstracción de las fuerzas productivas y combate el “estalinismo que, como el capitalismo, reduce al ser humano a no ser más que una cosa, pura mercancía o apéndice de la maquina” (7). En 1980, participa en la creación de la New Left Review en torno a la cual cristaliza el movimiento de la Nueva Izquierda que trata de elaborar un marxismo leído al margen de la ortodoxia estalinista. No obstante abandona el comité editorial  en 1962 tras su ruptura con la nueva línea impulsada por Perry Anderson que considera a la vez demasiado abstracta y teórica y sobre todo demasiado desconectada del movimiento obrero.


Cuando publica “La formación de la clase obrera en Inglaterra” en 1963, Thompson se encuentra aislado por lo tanto en el plano político. Sin embargo es la gran obra que le da a conocer y le consagra de inmediato como  teórico del marxismo y pionero de una historia social renovada. Redactado entre finales de los años 1959y 1963, la obra fue reconocida pronto como una obra mayor. Hobnsbawm la compara a un “volcán en erupción”. En efecto, la obra lleva consigo las huellas del compromiso teórico y político del autor e introduce varias reconsideraciones  decisivas para la reflexión histórica. En primer lugar  propone una “ historia desde abajo”( from below)”, es decir una historia del pueblo y de la marginalidad de la revuelta y de la resistencia, atenta a la autonomía de pensamiento y de acción del pueblo ( 8). A través de 16 capítulos muy densos, en  los que cada uno de ellos ilumina un aspecto de la Inglaterra de la “ revolución industrial”, las tradiciones populares del XVIII , el metodismo, la lucha social de los ruditas hasta los primeros sindicatos,…Thompson hace revivir la “ cultura heroica” de los que buscaron mantener vivo “ el árbol de la libertad”. Contra el economicismo y el determinismo transmitido por un marxismo simplificado, Thompson privilegia la noción  de experiencia y “agency” de los actores. Contra el reduccionismo ecomomicista, reconceptualiza el materialismo histórico y la manera de repensar las clases sociales ( 9).

Para él “la clase” no era ni una estructura, ni una “ categoría” sino “ algo que ocurre de hecho- y que puede mostrarse, que  sucede- en las relaciones humanas”. Una clase social es pues la expresión social y política de un proceso conflictivo fundado en las experiencias de los hombres y las mujeres en tanto que actores de la historia. Por “conciencia de clase” Thompson designa   la manera  como estas experiencia se traducen “en términos culturales y se encarnan en tradiciones, en sistemas de valores, ideas y formas institucionales”. Su manera de escribir la historia es original porque ya  no transcurre por la apelación única a las organizaciones y porque rehúsa  considerar a los actores como receptáculos pasivos de ideas que les superan. “Ninguna ideología es totalmente absorbida por sus adeptos- escribe- sino que s e transforma en la práctica en mil mareas diferentes bajo los efectos  de la acción espontánea y la experiencia. “ En estas condiciones, la historia de la formación de la clase obrera no puede reducirse a un simple proceso mecánico, “resulta tanto de la historia política y cultural como de la historia económica. No nace por generación espontánea a partir del sistema fabril (…) la clase obrera se crea al mismo tiempo que es creada” ( 10).

A pesar de ser  un desconocido  fuera de los medios de la izquierda radical, el libro le empuja en pocos años al centro  de la historiografía mundial. Al inaugurar una investigación histórica no reduccionista sobre las clases sociales, la obra contrarí8a a la tradición intelectual dominante.. Se opone tanto a la historia  económica, alimentada por la economía política clásica, como a los análisis marxistas que reducían las clases a relaciones eocno0mcias d e producción. Al rechazar  los determinismos simplificadores, Thomson inaugura un enfoque más reflexivo respecto de las grandes categorías y conceptos de las ciencias sociales, al tiempo que vuelve a dar autonomía de juicio a los actos y a los actores que intenta “salvar de la inmensa condescendencia de la posteridad”. Cuando aparece, el libro está muy lejos de conseguir una opinion unánime, algunos  lo denuncian como “romántico” y atacan  los “supuestos teóricos” de Thompson, sus interpretaciones son consideradas frecuentemente excesivas, su lectura de la revolución  industrial “catastrofista”. A despecho de la polémica, avivada por la radicalidad de sus interpretaciones y por la virulencia de su prosa, el libro  deviene rápidamente un clásico. Se reedita en edición de bolsillo desde 1968 para después ser traducido y comentado en numerosos países (11). L a obra circula  primeramente en el mundo anglosajón, es muy leído y comentado en los campus americanos. En los años 70 influye también en los jóvenes historiadora indios- que se agruparan mas tarde bajo la etiqueta de Subalktern Studies”-que se comprometen  en investigaciones sobre la resistencia popular al imperialismo y al capitalismo. En los años 80, Thomson se convierte en uno de los historiadores del siglo XX mas citados en el mundo (12). Incuso  si la lógica de asimilación de su obra pueda variar según las disciplinas y países como lo muestra particularmente el caso  de Francia donde la Formación dela clase obrera en Inglaterra no se traducirá hasta 1988.


Los años que separan la publicación de le Formación de la clase obreras en Inglaterra y el retorno de Thomson a la arena política en 1980 son particularmente prolijos y fecundos en el aspecto intelectual. En 1965, abandona su Yorkshire natal y se instala en los Middlands donde es nombrado director del “ Center of the Srtudy of Social History” de la joven y reciente universidad de Warwick que se hace pronto un lugar de atracción para jóvenes historiadores de talento. Aunque esta posición institucional  no dura mucho, porque dimite ruidosamente para protestar contra la subordinación creciente de la universidad a los intereses privados. Ella le permite no obstante iniciar numerosas investigaciones.

Tras 1965, Thompson continúa su trabajo investigando el periodo anterior a la formaci0on de la  clase obrera. En numerosos textos que harán época, renueva la historiografía del siglo XVIII inglés y profundiza el estudio del capitalismo industrial. Demuestra como  este no se limita a la explotación  económica sino que moldea también la organización del tiempo y crea una nueva subjetividad ( 14). En otros muchos artículos igualmente muy influyentes reexamina las culturas populares del XVIII tal y como se muestran en prácticas como los amotinamientos alimentarios o el bandidaje.


La noción de “economía moral” que introduce desde  1963  pero explicada de un manera mas extensa en un artículo de 1973, constituye sin duda la propuesta de Thompson más discutida. Esta noción contempla la acción de las multitudes que se rebelaron como una reivindicación  popular reflexionada y disciplinada más que como una simple reacción instintiva ante la miseria (15). El mérito intelectual del autor consiste en introducir una dimensión “moral” en el análisis marxista de las relaciones sociales. Esta “economía moral” de los pobres o de la multitud designa una “visión tradicional de normas y obligaciones sociales de toda función económica apropiada que pertenecen a la comunidad”, lo que implica que hay un sistema de normas y de deberes que moldean  la actividad popular. Desde hace cuarenta años, la noción, tan criticada como alabada, no ha dejado de ser objeto de debate. El primero que la utiliza es el antropólogo James C.Scott que investiga buscando la “economía moral” que se dio en los agricultores del sudoeste asiático. Tras él, muchos otros investigadores han aplicado este concepto para describir la actividad de los agricultores ingleses del siglo XVIII en otros contextos. a los países denominados en vias de desarrollo,  incluso a los obreros de la industria, y a la producción científica. (16). En 19891 Thompson vuelve sobre el uso de este concepto y sobre la polémica que ha suscitado. “nada parece provocar una mayor ira entre mis críticos  que la noción de que un  alborotador  por hambre podía tener mayor “moralidad”  que un discípulo de Adam Sm,th”, y sin embargo, - añade-“ no es este el sentido que yo le doy a la palabra”. La economía moral designaba  ante todo la forma de organización de la antigua sociedad agraria, el hecho  de que cada parte está ligada al todo y cada miembro reconoce  deberes y obligaciones quie le son  propias “ ( 17). Ante la proliferación del término, Thompson mismo restringe su sentido.  El debate no ha cesado  después, continuando  sobre el alcancen, lo límites y los supuestos posibles del concepto (18)

En sus obras, Thompson continua incesantemente intentando “salvar de la inmensa condescendencia de la posteridad” a los actores del pasado. Esta es la ambición que le anima también  a llevar a cabo una amplia investigación sobre el bandidaje a través del cual propone una novedosa reflexión  sobre su papel en la sociedad. En su libro Whigs ans Hunters (1975), se opone a una interpretación reductora transmitida por “ciertos teóricos (…) incapaces de considerar el derecho de otra manera que bajo la forma de policía reprimiendo a fumadores de cannabis o contra manifestantes inofensivos”. Contra estas perspectivas demasiado formalistas o instrumentales. Thompson anticipa la renovación epistemológica  que vendría después mostrando que “la gente no es tan estúpida como ciertos filósofos estructuralistas tienen frecuentemente tendencia a creer”, sino  que saben movilizar  el derecho a su propio favor de manera que  el derecho” es menos un instrumento de poder de clase que un terreno de conflicto” (19)

Toda esta investigación histórica, rica y fértil en el plano teórico están indisoluble te ligadas a las luchas que él emprende paralelamente contra el “marxismo estructuralista” . Durante los años 60, Thompson formaba parte de los vencidos y minoritarios en el plan político. Peor e aprovechando su  creciente reputación  y el reconocimiento mundial a su labor como historiador, persigue su batalla en el terreno de las ideas (20). Polemiza con las figuras de moda de la Nerw Left Review, defiende la herencia del radicalismo político ingles contra aquellos que lamentan la ausencia de pensamiento marxista en Gran Bretaña (21). La polémica también es historiográfica y alcanza por ejemplo a la descripción de la burguesía inglesa del XVII o a la interpretación de las tradiciones reformistas del movimiento obrero británico.  Thompson crítica particularmente las ilusiones teóricas de Perry Anderson, victima, según él, de la fascinación por la filosofía francesa. Lucha contra la seducción que ejerce el “idealismo” de Althusser y el marxismo de corte estrfuicturfali9sta entre la izquierda intelectual británica (22).  Al contrario de lo que a veces se ha dicho, Thompson no se opone a la teoría sino que  exige que sea confrontada a la dinámica histórica. Pide a los filósofos que “desciendan de sus altas esferas de la teoría y desarrollen conceptos adecuados al análisis histórico de lso procesos”. (23).

Sin embargo, a diferencia del disidente polaco Leszeck Kolakosky al que se opuso en una controversia famosa a mitad de los años 70 a propósito de la interpretación del marxismo. Thompson sigue reclamándose socialista y reivindicándose marxista lo cual no puede recdufcirse, según dice,  a su caricatura en el siglo XX y a los crímenes de Stalin (21). Insiste sobre la existencia de una tradición disidente y sobre las alternativas posibles al marxismo estalinista. En esa época está cercano del sociólogo Raymon Willinas y participa en la redacción del May Dat¡y Manifesto ( 1967-68), celebre texto de la nueva izquierda que se distancia respecto de los mitos de ‘la modernización y del modelo “ tecnocrático de sociedad, no conflictiva y políticamente neutra, que disuelve los auténticos problemas y conflictos sociales en las abstracciones de una “ revolución científica”, de “” consenso” y “ productividad” ”. En los años 90, Michel Lowry propone interpretar la obra de Thompson como un intento de “ reformular en términos marxistas heterodoxos la tradición romántica de critica d el a civilización capitalista industrial (25). Su originalidad y aislamiento político vienen de su rechazo del modernismo, sea d e izquierda o de derecha, su rechazo  en adherirse fácilmente a la ideología de un progreso lineal e inevitable  que ha servido de cimiento a las sociedades industriales desde 1945.

Este aspecto del marxismo romántico de Thompson es, en efecto, una d las claves esenciales para entender u obra y sus compromisos así como la renovación de las incomprensiones y críticas que volvió a suscitar. Igual que otros pensadores de ese socialismo romántico anti industrialista, como Lewius Munford en los Estado0s Unidos en la misma época, Thompson intenta diseñar una vía alternativa. La ha buscado en el pasado, en las tradiciones intelectuales olvidadas como fueron  las resistencias populares al capitalismo. Es en uno de sus últimos textos donde hace más explícito su proyecto. El hombre económico y la modernidad capitalista han remodelado las necesidades y abierto una trayectoria que “puede amenazar a la misma especie humana (tanto en el sur como en el norte) con la catástrofe ecológica. Los presupuestos de ese mundo que  comparten tanto los liberales de derecha y “ comunistas estatales” son los que deben de ser discutidos. “Nosotros no volveremos nunca a la naturaleza humana pre capitalista, pero la apelación a sus necesidades, esperanzas y códigos morales alternativos pueden renovar neustra sensibilidad respecto al aabanico de posibilidades”. L ahistoria puede servirnos para imaginar una nueva condición humana que habrá que inventar en el momento en que se están agotando los modelos del capitalismo y el “comunismo de estado”. (26)

 Después de 1968, Thompson es un historiador muy frecuentemente leído y elogiado. Sus escritos encuentran eco entre los renovadores políticos y teóricos que aparecen en los años 70. Su crítica de la ilusiones del industrialismo particularmente está en la misma longitud de onda que la ecología política. Su interés por lo cultural, los actores y sus experiencias, ofrece muchos recursos para la renovación de las ciencias sociales. En América del Norte es leído een todos ls campus universitarios por los estudiantes contestatarios que tratan  de reconstruir la historia social y defienden una aproximación novedosa al movimiento obrero. Igualmente durante esos años viaja y da numerosas conferencias por todo el mundo. En 1976-77, viaja a la India donde influye en los jóvenes historiadores radicales que se agrupan mas tarde con la denominación  de “ Subalter Studies” (27).En Francia, participa junto a Eric Hobswam en mesas redondas sobre historia social organizadas por Clemens Heller en Paris. Al final d elos 70 aparece  no obstante una ruptura aparente en la trayectoria de Thompson, quien decide dejar de lado su obra de historiador  para dedicarse al movimiento anti-nuclear. En un hermosos testimonio, Eric Hobswam- otra de las grandes figuras de la historiografía marxista anglosajona- ha lamentado  esa opción que le apartó de la historia y dejar inacabada “una gran obra histor5ica que podría marcar toda una época” ( 29).

Pero el compromiso antinuclear de Thompson no tiene nada de nuevo y su activismo se inscribe en la continuidad de sus posiciones y trabnajos anteriores. En 1079-60, mientras que la guerra fría parece experimentar una renovación, Thomson acentúa su pesimismo y participa en la “Apelación  por un desarme nuclear europeo” como reacción a la decisión de la Otan de instalar misiles en Gran Bretaña y en el continente europeo. En dicho texto reclama una Europa desnuclearizada y se muestra inquieto  pro “la difusión cada vez más acelerada de las centrales atómicas y la expansión de la industria nuclear”. Cuando la derecha liberal y militarista alcanza el poder en Inglaterra y en Estado Unidos, Thompson  se hace militante activo, sin respetar la prudencia habitual de la profesión de historiador. Un movimiento nace en Gran Bretaña y se extiende rápidamente por toda Europa dando lugar a una vasta campaña pacífica y antinuclear. Thomson se comprometo en él  fogosamente desde la primera mitad de los 80. Redacta decenas de artículos para la prensa europea y americana, aparece frecuentemente en televisión, multiplica las conferencias y las entrevistas en Inglaterra y en el extranjero (30). Se enfrenta a los dos bloques, lo que le supone ser denunciado tanto como agente d ele CIA como agente de le URSS, y exhorta a sus contemporáneos a abandonar la lógica de la guerra fría para crear una sociedad  pacífica. Igual que los obreros ingleses de inicios del XIX s erebelaban contar el nuevo sistema de explotación del capitalismo industrial, los ciudadanos del Este y del Oeste beberían, según el, rebelarse contra la ciega evolución  que conduidce directamente al desastre termonuclear. La idea de  agency, o capacidad de obarr, que habai estado siempre en el corazón de su  reflexión como historiador, sigue siendo ahora el motior de su compromiso,. Contra todo fatalismo, llama a la insurrección de las poblaciones para resistirse al abismo que ser asoma e inventar una nueva Europa democrática.

Mientras que la mayoría de los intelectuales de su generación se desinteresan por la cuestión nuclear, o al menos guardan un prudente silencio  al respecto, Thompson se lanza a una extensa reflexión  para ilustrarla. En un célebre texto, muy comentado rápidamente traducido  para después ser de igual manera  rápidamente olvidado, compara los “molinos de Satan” de la edad nuclear a las primeras fábricas de la revolución industrial.

Se pregunta por “el género de sociedad que produce medios de exterminio de la humanidad” y propone el concepto de “ exterminismo” para explicarlo ( 30). Esboza un análisis histórico y sociológico de la tecnología nuclear y de la industria de armamento que tienden a estructurar la sociedad en suco9njunto: “ el exterminismo indica las características de una sociedad ( expresada en diversos grados  en su economía, sus instituciones políticas,, su ideología), quye empuja en una dirección alk cabo de la cual se encuentra el exterminio de las masas” (32). En un tono profético y catastrofista que le ha sido reprochado posteriormente, Thompson analiza la dinámica irreversible y autónoma del desarrollo industrial de la era atómica que tiende a contaminar toda la sociedad, a militarizar a los civiles, a imp0oner un marco modernizador que haga imposible todo discurso crítico. Para él  “ las divergencias secundarias”  deben olvidarse ante el imperativo de la supervivencia ecológica de la humanidad “ ( 32).

Cuando el movimiento antinuclear pierde aliento, a finales de los 80, Thompson se retira de manera definitiva de la política. Parece que renuncia igualmente al marxismo y se confiesa fatigado por los interminables debates sobre este tema. Sin embargo no es de los que  reniegan de sus ideales para abandonarse al liberalismo triunfante entonces en aquellos años. No cesa de criticar las ideologías autoritarias y nunca se le encuentra junto a los profetas del “fin del a historia” y del triunfo universal del capitalismo liberal y del modo de vida americano.  Por mucho que se le denomine “humanista”, “romántico” o “ pacifistas”•, su socialismo no cesa de adaptarse a lo que está en juego en cada momento atacando el desarrollo capitalista y sus desastres. Combinando rigor y exigencia de una lectura histórica a la pasión de polemista, Thompson ha intentado mantener unidos el trabajo intelectual y el compromiso político sin oponerles sino alimentándose uno del  otro y reforzándose mutuamente. Más de veinte años después de su muerte, y cuando la crisis financiera y medioambiental acompaña a nuevas guerras imperialistas, el horizonte reivindicativo que muestra su obra merece  que sea el nuestro.

 (*).- Fuente y Notas. : La vie des idees.- http://www.laviedesidees.fr/E-P-Thompson-une-vie-de-combat.html
Bibliografía de E.P. Thompson e n español.
“La formación de la clase obrera en Inglaterra” Capitán Swing Libros 
“ Más allá de la frontera” Ediciones de Intervención Cultural  /
 E. P. Thompson esencial.-Crítica 
 La guerra de las galaxias.-Editorial Crítica 
 Las peculiaridades de lo inglés y otros ensayos.-Universidad Nacional de Educación a Distancia. Centro Asociado de Alzira  /978-
Nuestras libertades y nuestras vidas.-Editorial Crítica 
 Opción cero.-Editorial Crítica 
 Tradición, revuelta y consciencia de clase.-Editorial Crítica  /
 Las cencerradas.- con Caro Barroja, Montesinos Gonzalez.. PEditorial Límite 
 Miseria de la teoría.-THEditorial Crítica 
Los orígenes de la ley negra. Uneopisodico de la guerrta crimi9nal inglesa.Editorial: , CRITICA, 2002
Willian Morris de romántico a revolucionario.-.-Institución Alfonso el Magnánimo (Valencia) = Institució Alfons elMagnànim (Valencia)  /
Agenda para una historia radical.-Critica/978
 Tradición, revuelta y consciencia de clase.-Editorial Crítica  /

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