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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

20/8/15

Entrevista con Pedro Olalla


 "En Atenas se puso en marcha
 un revolucionario proceso orientado
 a compensar la desigualdad económica a través de la igualdad política"



El asturiano Pedro Olalla se ha convertido en una referencia de primer nivel en cuestiones relacionadas con el pasado, el presente y el futuro de Grecia. Residente en Atenas, nombrado recientemente embajador del helenismo, es un hombre polifacético que trabaja como escritor, profesor, traductor, fotógrafo y cineasta. Entre sus más de 30 libros, publicados en diferentes idiomas, cabe destacar su última aportación: "Grecia en el aire. Herencias y desafíos de la antigua democracia ateniense vistos desde la Atenas actual", editada por Acantilado. Mediterráneo Antiguo ha querido acercarse a la obra y el pensamiento de este autor, indispensable para conocer la realidad griega desde una perspectiva privilegiada. 

Pregunta - Usted lleva desde el año 1994 viviendo en Atenas. Desde su punto de vista, y salvando las distancias temporales, ¿qué queda en el griego moderno del ciudadano ateniense de la época clásica?
Pedro Olalla - Lo mismo que en el resto de los europeos; es decir, casi nada. En cuanto a la condición de ciudadano se refiere, todos somos hoy mucho más ciudadanos romanos que griegos, es decir, sujetos pasivos de derechos y obligaciones, pero no portadores activos de la esencia política de la sociedad.

Pregunta - Dice usted en su libro "Grecia en el aire" que la historia de la democracia ateniense es el paso progresivo del poder a manos de los ciudadanos. ¿Estamos en el momento actual en una involución en este sentido?
Pedro Olalla - Hoy, desgraciadamente, por mucho que creamos vivir en democracia, las decisiones reales se toman cada vez más y más lejos de la ciudadanía.

Pregunta - La democracia es la cristalización de las reformas de Solón, y más tarde de Clístenes y Pericles, miembros de una de las familias aristocráticas más importantes de la polis, los Alcmeónidas. ¿Podemos decir, pues, que la democracia ateniense es un avance social impuesto desde arriba, o realmente surge por un interés de la ciudadanía en la participación política?
Respuesta - La democracia ateniense no surgió de una revolución, en el sentido de la revolución francesa o la soviética; pero tampoco fue una dádiva otorgada desde arriba. Surgió de un novedoso consenso entre las pretensiones de los ricos y las de los pobres, guiados ambos por el deseo de evitar una guerra civil. Así lo explica en su “Elegía” Solón, que fue nombrado mediador en aquellos conflictos. Ese consenso se consigió mediante el incremento de la participación de todos en la defición del intrerés común y en la toma de decisiones políticas; dicho de otro modo, con ese consenso se puso en marcha un revolucionario proceso orientado a compensar la desigualdad económica a través de la igualdad política.

Pregunta - Claude Mossé vinculaba el surgimiento de la democracia a la necesidad de remeros para mantener la guerra en el mar contra Persia. ¿Hasta qué punto está de acuerdo con esta afirmación?
Pedro Olalla - No puede señalarse como causa única, pero sí es cierto que a los ciudadanos hoplitas que remaban en las trirremes y arriesgaban su vida en defensa de la “polis” no podía negárseles alegremente, en cuanto se bajaban de las naves, el derecho a intervenir en las decisiones que afectaban a la ciudad.

  
Pregunta - Un estudio de Vernant sobre Hestía pone de manifiesto el peso que esta diosa tenía en la custodia de los bienes comunales. ¿Hasta qué punto podemos hablar de una base religiosa o sagrada en el respeto de los atenienses hacia lo público?
Pedro Olalla - Este es un tema amplio y muy interesante. Es un hecho que, dada su importancia, las cuestiones públicas estaban, en un alto grado, investidas de sacralidad. Lo prueba el propio carácter de la Tholos como hogar común (Hestía) de la ciudad, o el hecho de que el Ágora estuviera acotada por mojones como un témenos, un recinto sagrado, del que quedaban excluidos quienes atentaban contra los intereses de la ciudad o descuidaban la atención de sus mayores. Para los ciudadanos atenienses, la vida pública era un espacio de realización personal como seres humanos.

Pregunta - En el discurso que pronunció en su nombramiento como embajador del helenismo, decía que "Grecia es una patria espiritual eternamente joven", una manera muy poética de expresar el legado cultural del país heleno. ¿Parte de los males que nos acontecen hoy en día se deben al alejamiento de la cultura clásica?
Pedro Olalla.- La cultura griega no señaló dogmas: señaló fundamentalmente ideales, de ahí que su carácter sea marcadamente abierto, inspirador –joven, por lo tanto–, y, en gran medida, permanentemente revolucionario. Negarnos el conocimiento y el cultivo de esa herencia y de esas actitudes es poner serias trabas a la posibilidad de construir una sociedad más justa, más ética y más libre.

Más información en www.pedroolalla.com

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