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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

19/1/17

DEBER




Miguel Angel Domenech


Desde la primera vez que llegó a mis manos, lo sentí como una guía para los cegados por la vida que llevamos todos. Como yo comparto esa vida, se ha hecho uno de mis libros de  cabecera. Estoy hablando de el “De officis” de Ciceron.

“Nulla enim vitae pars neque publicis neque privatis neque forensibus neque domesticis in rebus, neque si tecum agas quid, neque si cum altero contrahas, vacare officio potest in eoque et colendo sita vitae est honestas omnis et neglegendo turpitudo.”

“ ni en el ámbito público  ni en el privado, ni en el foro  ni en tu casa, ya hagas algo tu solo  ya juntamente con otro, puede estar ausente el deber, y en su observación esta puesta topda la honestidad de la vida y en la negligencia, toda torpeza (1)

 Esto, son raros los que siguen sosteniéndolo  hoy

Cualquier reflexión que anteponga lo honroso a lo util como la de aquel juez que elogiaba Horacio:

“ Honestum praetulit utili”

“ lo honesto antepone a lo útil” (2) 

 está hoy excluida del ámbito de lo razonable.
“¡ Qué fácil es tomar  por realidad la dejación de los afanes nobles!”(3).

Donde de una  manera  más  manifiesta  se producen excusas por adoptar posturas de preferencias de la utilidad  sobre la honradez es en el ámbito de lo público porque es lo más expuesto al juicio y la visión de todos. En efecto, en ese terreno no funciona el anillo de Ciges que hacia invisibles a sus usuarios y  que  así podían entregarse a comportamientos vergonzosos sin ser vistos. Es por ello por lo que necesitan armarse de una más solidad justificación de la renuncia a lo que moralmente se considera recto.
“ malefacere qui vult nunquam non causam invenit”
“ El que quiere hacer mal nunca lo hace sin motivo” (4)

Algunos son expertos en apelar a una “ética de responsabilidad” para lo que hacen que consiste en  no guiarse por ética alguna sino por la del poder y el resultado que pueda ser beneficioso para sus propósitos. Como reza el  refrán que  Felipe González, uno de los  predicadores de esa ártica de la responsabilidad política, decía ser su favorito, “ gato blanco o gato negro son iguales, lo importante  es que atrape ratones”. Este mismo gobernante tenía un ministro de Hacienda qu  consecuentemente revelaba en que consistía  esa caza eficaz.  “España es hoy un  país donde es muy  fácil hoy enriquecerse”.  Se ha de decir, de paso, que en esas éticas de responsabilidad cazadora, los ratones son siempre los mismos y son los que atrapan, los vencedores, los que deciden quienes deben ser los atrapados y vencidos.  Es conocido que ambos gobernantes viven hoy un retiro dorado de  propiedades millonarias como  asesores de multimillonarios gatos   
Se suele dar por admitido, e incluso es una muestra de sabiduría citarlo, el dicho de que “la política es el arte de lo  posible”. Oculta esa sentencia, que  está utilizando  el concepto de posible de manera intencionada. En efecto, se está entendiendo lo posible en tanto que opuesto a lo imposible, con lo cual el dicho en realidad está  apelando a que debe de hacerse únicamente lo que es, lo que está dado, no extralimitándose nunca los límites que impone lo que es, y no lo que hubiese podido hacerse o lo que se debe de hacer. Al hablarse asi d elo posible se esta entendiendo que solo lo que existe es lo posible.  Posible, no obstante tiene otro significado cuando no solo se contrapone  a lo que es, y a lo dado. Una cosa es lo que es y otra lo que sería posible. Posible  significa entonces tanto lo que existe ya  como lo que puede existir de otra manera. .  El diferente uso de ambas perspectivas se hace patente  según nos pongamos en la posición del que dice: “debes lo que puedes” o del que dice- como imponía Kant- , “si puedes debes”. Lo primero está emparentado con la necesidad lo segundo con la libertad. Porque en efecto, no se debe aquello que la necesidad impide, pero se debe lo que pertenece a nuestra libertad. En las cosas que denominados humanas, las llamamos así precisamente  porque se ejercen  y funcionan  en el  ámbito de lo libre, es decir de lo posible. Preciosamente el ejercicio de  la libertad es empujar un punto más allá lo que es imposible.

En ese campo de lo posible, es  decir de lo que puede ser otro,  es alternativo  y  no está sujeto a necesidad, es donde reina la libertad y por eso es el lugar privilegiado del deber. El deber es un tipo de necesidad que no aparece en ningún otro lugar de la naturaleza, solo en este lugar de lo libre. Es en la indeterminación d ela libertad donde toma forma la ley  moral y surge el deber. Otra forma de decirlo con brevedad  es a la manera de Kant, que lo dice así. “La moralidad es asunto de arte no de naturaleza”. Esta última frase me viene particularmente bien por cuanto vuelve a traer a la página el dichoso “arte” que dicen que es la política. En efecto, lo es, pero siendo un arte de lo posible, como continua el dicho que pretende moderar – reaccionariamente- aspiraciones,  es un arte libre, un arti-ficio,   protagonizado por el hombre, y  es un arte que se vincula a moralidad. Libertad, moralidad, posibilidad, artificio,….conceptos todos cuya sugerencia vivencial nos llevan muy lejos de la intención conservadora del refrán citado con tanta reiteración como inconsciencia. 

En la misma insistencia se incurre, y debo de excusarme por la tozudez de esa propuesta cuando se distingue entre causas y motivos. En el segundo caso interviene la voluntad y la razón, el juicio reflexionante que hace que lo que origina una acción ya no sea una causa como la que opera en las leyes de causalidad necesarias y naturales sino en las propias del arte, del artificio humano. Con el fin de  que no se pierda la vinculación entre razón y voluntad, es por lo que yo prefiero a la expresión “los motivos que me llevaron a… “,  poner mejor la siguiente. “ las razones que me han movido a…” . En esta segunda fórmula  aparecen juntas el moverse, que es la metáfora más ilustrativa  de la libertad,  y la razón 

Los clásicos lo formulaban con una hermosa frase.
“Victrix fortunae sapientia”
 “la fortuna se vence con la virtud”.- (5)

Lo que significa  que  la fortuna, es decir  los propios acontecimientos  que hayan de suceder, esos que el conservador dicho  que citamos al inicio supone  que son imposibles que acontezcan,  en el refrán latino, por el contrario,  se dice que son posibles. Queda quebrada  la necesidad del destino, si se usa la sapiencia. Esa sapiencia es la virtud, es decir, el empeño de las dos conciencias, la de la razón pura y la de la razón práctica, por usar los términos de Kant. El del conocimiento y el de la conciencia moral. El saber y el deber. Ambas cosas vencen  a la fortuna. Hacen que lo es o deba de ser por necesidad, sea de otra manera y que lo que no pueda ser por la fuerza de las cosas, sea posible. El mundo del hombre, por ser el de la moralidad y la libertad  no es el de la realidad sino el de la posibilidad.  

Dentro de ese campo de lo humano y libre, se encuentra el deber. Decir, “si debes , puedes” es que estás vinculando lo que el destino nos depare a la virtud del deber, subordinando aquello a esto, o más bien haciendo de ambos una sola cosa, de una sola pieza. La vida buena misma  que es el ejercicio de la libertad y el deber.
 
Cicerón lo describe estupendamente en su De Officis .No voy aquí a reproducir sus innumerables sólidos y hermosos argumentos, pero recomiendo su lectura como si una cita a continuación incluyese la totalidad de su  bellísimo  texto.  Para él, y así debería ser para muchos, está claro  la irrenunciable radicalidad con que debe de defenderse  la supeditación de la utilidad y el placer al bien moral (bonum honestum) que es al mismo tiempo descrito con atractivo de belleza humana (decorum). Todo esto es muy diferente a lo que nos enseñan día a día las normas sociales y la ideología dominante. Vivir, deber, belleza, virtud, libertad,  sabiduría, perfeccionamiento personal, dignidad y decencia,  compromiso colectivo con su alcance por todos, todo ello como una sola cosa sólida, y de  lo que cada  pieza que la compone  reclama a las otras un “ decorum” que decían los latinos o una “ eudaimonia” que decían los griegos. Una vida digna de vivirse que decía Kant.

Este “decorum”, esta decencia, es forzosamente pública. No es la virtud teologal limitada a un elitista y propio  comportarse y hacerse a si mismo como si de una escultura, una obra estética  , se tratase. La virtud de la vida decente no es el deber que nos venga  por la via de conservar escondidamente un bello retrato de un  bello  Dorian Grey  en el fuero interno de su  buhardilla. La virtud es un comportamiento político, un compromiso con lo común. Es esta segunda reflexión, la del significado de virtud, la virtú de la que hablaban los humanistas cívicos  italianos del renacimiento, un vivere civile, de hombres libres y justos, comprometidos  con la ciudad libre que  hace libres a todos. No me voy a  extender auqui pero debe constar  que cuando hable de deber , en todo el desarrollo que sigue, se va entendiendo  que es un deber público y político. En otro caso,  no hay deber ni  se dan sus  fuentes ni  sus fundamentos. Entre los que supieron utilizar el lema como una potente reivindicación de un orden cívico autogobernado por los ciudadanos mismos se encuentran los republicanos renacentistas italianos inspiradores del humanismo cívico florentino: Bruni, Giucardini, Maquiavelo, que Hans Baron ha estudiado en un erudito y esclarecedor libro que ha hecho historia (6)

 Por eso es intencionada la constante mención a Ciceron, un hombre al que el destino  le depara la muerte por su compromiso con el deber. La superioridad ciceroniana sobre los estoicos  que lo inspiraban reside en su lúcida comprensión de lo que significa la naturaleza política del deber humano. Cicerón supone siempre el carácter imprescindible de la sociedad, entre todos los hombres y entre los conciudadanos; no cree que, debilitadas las instituciones y sus certezas,  puedan los hombres refugiarse en la búsqueda de una perfección individual. Sin las instituciones que articulan políticamente los deberes que exige la conciencia moral,  el mundo humano no puede seguir funcionando.

Hoy, el horizonte normativo , el que reclama el deber como clave de la vida, debe de ser reivindicado con mas urgencia e intensidad  que nunca como clave de esa vida normativa colectiva o política. No solo porque supone reclamar el horizonte de la racionalidad frente al paisaje del interés, o peor aun del simple beneficio lucrativo  egoísta que es el predominante hoy dia. Es que lo normativo, la exigencia del deber debe reivindicarse del ser humano, un ser finito, histórico y político y de lo no se puede derivar una normatividad absoluta como un exigente  y riguroso  ideal  personal  sino de un ser necesitado de auxilios culturales, de la comunidad y de la aprobación y calor de esa comunidad para vivir. Por lo tanto nunca puede erigirse como un pietismo individual ético, de responsabilidad  individual ante la propia conciencia  sino como un compromiso político que incluya la trasformación de las instituciones y espacios donde sea posible acogerlo. El deber moral es  el deber de construir una cultura material de objetos, instituciones, costumbres, valores  y relaciones que propicien la racionalidad moral. Los que apelan a la transformación moral de la sociedad como si de una tarea de piadosa transformación de las almas se tratase olvidan que son esos espacios culturales  y políticos en donde crece y se hace la moralidad y que con ellos  se obliga , “ hasta a un pueblo de demonios” , como decía Kant , a vivir moralmente.

Una de las consecuencias inmediatas de esta ultima reflexión es que no se cambia el mundo cambiando a los hombres. La respuesta que cree esto es profundamente antipolítica. El punto central de la política es la preocupación por el mundo, por la plaza, por el espacio de lo que hacemos. Porque los hombres producimos espacios y es allí donde tienen lugar los asuntos humanos. Ese espacio entre los hombres, es el mundo singularmente humano. Los hombres son capaces de producir algo que no son ellos. No se cambia una organización o una asociación empezando a influir sobre los miembros. Si se quiere cambiar una institución, una organización, cualquier espacio público (político), deben renovarse sus leyes, su constitución, sus estatutos, su gobierno, su economía, o bien la cultura que le sirve de sostén, la hegemonía que deriva de las relaciones de poder en ese espacio. La exigencia del deber no puede olvidar esto y su corolario: la política forma parte del desarrollo moral de la persona y es nuestra responsabilidad moral estar muy comprometidos en su acción. Que en  la apelación a lo justo y en  la denuncia de lo inmoral e injusto  quiera limitarse a un simple cambio de conductas es sintomático de quien en realidad no quiere cambiar nada. Porque de igual manera que  reclaman que la soluon viene por una metamorfosis de individuos, están  suponiendo que la injusticia es solo cosa de las conductas malas de algunos malos a los que basta convertir al buen camino para que aquella situación desaparezca pero conservando las mismas instituciones y en la misma cultura. El buen patrono  procederá con  un piadoso interés por sus obreros, que incluya un misericordioso y elevado salario y el buen especulador no deberá exagerar el interés de lo prestado, de la misma manera que el buen padre deberá usar de la autoridad patriarcal que le da la institución con buen juicio y criterio benevolente  o el millonario abonarse  con una cuota a una ONG

Por eso el tratamiento de este asunto, de una manera que a veces se considera anómalo, pues  alguien podría decirme. “Nos proponías hablar de deber, y   cuando esperábamos que nos sacudieses la conciencia nos hablas de política”. No puede ser de otra manera. De ahí que haya arrancado  con un dicho que se aplica a la política y de  ahí que continúe  ahora  con una anécdota, que  de inmediato, hago  política.

En un viaje que realizaba por Noruega, en compañía de amigos, me sucedió un hecho que me ha tenido pensando largo tiempo. En el momento de subir a un trasporte colectivo, de la ciudad de Bergen,  nos apercibimos que neustra billete estaba caducado por haber excedido el número de usos  que permitía el abono. Los amigos aconsejaban unánimemente seguir haciendo caso omiso de aquella infracción puesto que sabíamos que eran  muy infrecuentes los controles. Yo protesté vivamente, y mi enfado por su actitud fue tan patente, que terminaron por convencerlos y bajar para volver a renovar y adquirir el abono  preceptivo. No obstante, uno de mis compañeros se dirigió a mi amistosamente , confesándome lo sorprendido que le resultaba mi actitud dado que yo pasaba notoriamente por ser lo que se dice banalmente un radical  de izquierdas, lo que para él significaba una actitud rebelde hacia las normas establecidas y siempre reivindicativa de libertades y derechos frente a toda autoridad en toda ocasionasen más alla y sin  respeto por las convenciones. Le repliqué brevemente, sin querer entrar en mayor discusión, que precisamente por eso, por la preminencia de lo público,  literalmente de lo que es del pueblo, de todos, y  no del capricho individual del que puede, o  sea literalmente, del que tiene el poder,  del poderoso , es por lo que me consideraba de izquierda. La fortuna vino a callarnos a todos, pues una vez comprado los nuevos abonos, al instante, ya en el autobús,  apareció un revisor  que verificó nuestro  recién adquirido  y  oportuno civismo. La fortuna – o el infortunio en forma de multa  que hubiera supuesto el azar del controlador- quedó vencida por la sabiduría.


En estos y parecidos casos, desde entonces , me viene al pensamiento el cuestionamiento de nosotros mismos   y la obligación que tenemos ,de  ponernos  en lugar del otro, para  contemplar cómo nos entienden , lo que muy raramente hacemos, sea individual o colectivamente.
Son muy adecuadas las palabras de Plutarco en este asunto.
“Siempre que se ha dicho algo que no es verdad, no se debe mostrar desprecio y despreocupación porque es una mentira, sino considerar cuál de las cosas dichas o hechas por ti, de tus preocupaciones o relaciones, ha ofrecido el parecido para la calumnia y guardarse cuidadosamente de eso y evitarlo,” (6)

 Pues bien, hacemos cierto, en alguna medida aquel prejuicio que decía mi amigo, al no insistir en que es el deber   lo que debe ser nuestra fuente de legitimización de lo que  proponemos y contra lo que nos alzamos los que nos consideramos de la izquierda . Es  por la reclamación y propuesta  del deber  , libre e igual más que  por los derechos por lo que debemos destacar nuestra especifica promesa política y social los que nos reclamamos de esa situación política, es decir los partidarios de la emancipación de los de abajo y de la igualdad.
El republicano Edgar Quinet decía   ya hace mas de cien años que
“la democracia ha perdido su equipaje. Es necesario que  rehaga todo su bagaje de ideas” (7)
Estrás palabras es más adecuado ampliarlas hoy a toda la izqueirda, por cuan que es la izquierda la raíz  de la democracia, pero no entendiéndolas como necesidad de ningún suplemento intelectual sino como de un esfuerzo reflexivo que desemboque en actitudes consecuentes y modos de vida, en cada una de las luchas que la izquierda, o la democracia emprenda cotidianamente.
Es decir,  que la izquierda debe de reconstruirse para que sea  identificada por el crédito moral que se le acuerde al mantener  en la reflexión y en  el vivir  cotidiano  una concepción de las relaciones humanas fundadas en la igualdad y la fraternidad por encima de otra consideración . Estoy refiriéndome particularmente, cuando hablo de crédito moral que prevalezca a las otras consideraciones como la utilidad, la rentabilidad, la satisfacción de las necesidades,  el poder, el interés o la eficacia. Creo que la presencia d elo normativo reflexionado y vivido no es un obstáculo  en loa práctica política y hoy se hace mas urgente que nunca  el lema de “ honestum pretulit utili”.
La segunda cualidad es que esa insistencia en el deber sea acompañada constantemente, de un juicio reflexivo y deliberado,  fundamentado objetivamente en esa deliberación  y  estar seguros de que sea un juicio  acertado y no recogido de los clichés y pensamientos ya hechos. Quiero decir cuando hablo de  esta forma de juicio, el   juicio compartido en una deliberación en la que no se dé el dominio de unos por otros. 

 El deber , el obligarse a otro, solo es ejercicio de libertad cuando el otro no es quien domina, sino igual a uno  mismo y obligado de manera objetiva, es decir por causa de una norma que a todos obliga por igual y que es expresión de la voluntad  razonada de todos, En caso contrario cuando el deber no contiene o igualdad y ley acordada, , el deber no es obligación sino sumisión de unos y  condescendencia de otros. Por esta razón el inevitable deber siempre está ligado a la igualdad y siempre vinculado  a la universalidad y a la razón. Deber, igualdad, razón, son un lema tricolor tan republicano como libertad, igualdad, fraternidad., y si lo observamos  bien, de nociones paralelas. Porque no hay deber sin iguales, no hay razón sino  compartiéndola y   que haya pasado un test de universalización que demuestra su  carácter  objetivo, y no hay igualdad que no sea originada en una fraternidad que comparta nuestra condición que da lugar  a esa universalización propia de hermanos, no de superior a inferior o de padres a hijos. El lema revolucionario tiene otras formulaciones, en ellas, siempre está presente nuestra sujeción y deber hacia nosotros mismos.,

Esto, en cuanto lo que nos llamamos políticamente de izquierdas  nos decimos herederos de aquel lema de la Revolución Francesa y de la ilustración que fue su cuna. A esto se añade, otra tradición también formando parte privilegiada de la izquierda en política  cual es el comunismo. En el mismo surco volvemos a encontrar la siembra del deber.  

Los comunistas, derivamos nuestra conducta, y nuestras propuestas y planteamientos de la palabra “communis”, que viene del latín  munus. carga, obligación. Communis es la carga y obligación compartida. Ser comunista supone deberes, que son comunes por venir de la comunidad y  que además han de ser elaboradas entre materialmente  y jurídicamente,  iguales por ser la única condición de que al obedecerlas continuamos siendo libres.

El planteamiento de las cosas públicas en términos de derechos no puede olvidar una de las formulaciones que pueden darse al conocido imperativo moral kantiano que podría ser dicho así: “piensa que tu derecho debe de ser compartido por todos para ser justo”. De esta forma, el derecho subjetivo se hace compartido, “ munus” nuevamente.

El planteamiento de las cosas públicas en términos y formulaciones de derechos son una plasmación jurídica de la figura de derecho individual subjetivo, que  a su vez viene de una hipótesis de la existencia de derechos innatos, como viniendo de cada individuo con anterioridad a la existencia de comunidad alguna, de la ficción de ser   que no naciese ya como animal político sino  como individuo. Este derecho innato viene a su vez de un iusnaturalismo, unos derechos nacidos, no  de hombre, sino de dios, no de lo que el hombre se propone y construye entre todos, sino de lo que la naturaleza ajena a él obliga con necesidad forzosa de imposible opción libre.
No quiero ir muy lejos en las arriesgadas perspectivas que abre esta forma de mirar. Me conformaré, por el momento, en dar cuenta de que  cuando se apela a lo que es natural , a la naturaleza y de lo que ello se deriva, normalmente se ha empezado mental y socialmente siempre  con un procedimiento contrario. Se empieza afirmando lo que es obligado  y después se continua  diciendo   que ese es el contenido  de lo exigido por la naturaleza. Con este sistema de redundancia circular, cualquier cosa podría  afirmarse que la naturaleza lo dicta. Todo lo natural es obligatorio, siendo lo obligatorio lo  que es natural. Este es el procedimiento sospechoso que ha fundamentado los naturales sometimientos de la mujer, la obediencia a los amos, la persecución de homosexuales, la brutalidad con los animales.

 Esta es la concepción que tomaron los teóricos liberales que vieron en todo lo que era común, una polis, un Estado o una colectivo cualquiera, un obstáculo  y un mal, no un elemento de la personalidad humana, sino un monstruo que aunque lamentablemente necesario había que poner límites y barreras. Estos límites, a mano, eran los derechos individuales subjetivos. La figura fue excelente para el inicial desarrollo histórico del capitalismo y óptimo para el desarrollo posterior pues permitía quebrantar todo poder de los individuos quien asociadamente podrían darse y que podían amenaza la propiedad que un individuo sin límites de ambición podía  a conseguir . Sobre una democracia asi concebida, como propiedad a garantizar frente a la amenaza de los que no poseen se construyó el liberalismo. Omo una democracia  blindando como derecho pos subjetivos individuales que s e poseían como se poseen riquezas, destinadas al  le lucro y con funciones de  defensa fuente a lo que todos podían acordar como deber que se plasmase en una norma. El acuerdo libre de todos iguales era un atentado a “ moi et mon droit”, mi hacienda y mi derecho particular subjetivo. La libertad seria entonces el libre ejercicio arbitrario y sin límites de mi derecho innato- anterior a toda sociedad e intocable por ella.

 La libertad  de los comunistas y de los republicanos  era, por el contrario fundamentada en el deber. Ese deber era un elemento de la virtud necesaria de compromiso y participación de todos en la construcción de los asuntos comunes, esa virtud que garantizaba la vida plenamente humana. Ese deber tenía como resultado, de un modo más eficaz que los derechos subjetivos, la posibilidad de un autogobiern, pues el deber producía las normas y ser gobernados por las normas que  todos nos damos, es autogobernarnos, es construir el mundo moral y social de lo que es bueno y malo, lo justo y lo injusto. Los hombre se crean una segunda naturaleza de lo que debe de ser  frente a las exigencias necesarias de lo que es  natural. Esa creación de un mundo propio de lo  humano es la libertad.

La reivindicación del deber  y de la igualdad es, por lo tanto, lo propio y característico de los comunistas y republicanos no liberales,  y esto de manea radical porque eta en juego lo esencial mismo de neustra condición de libres. Por eso esa igualdad debe ser  exigida sin contemplaciones, particularmente frente a la hipocresía de la desigualdad material que preconizaría una simple igualdad jurídica y de derechos.  Donde hay desigualdad material  prevalece la fuerza y es la  del más fuerte lo que se llama derecho.

Hobbes, el patriarca de los monárquicos en su época, y de los liberales posteriormente, lo veía de modo clarividente, al decir que los republicanos y los antiguos cuando hablaban de libertad lo que están hablando es de poder . Y cuando se habla de poder  en sus escritos  se está  hablando de derechos desde la perspectiva de que cada uno tiene derecho natural a hacer cuanto desee; su derecho se mide por su poder


Para llegar a la libertad en  la visión republicana, se debe de saber que, ésta no es el ejercicio del libre arbitrio amparado por derechos  que justifican la labor del Estado sino que es el autogobierno. Para Hobbes y los liberales, la libertad tiene como único linguete el respeto a la libertad de los demás, y terminaba allí donde  empieza la de los otros. El Estado, o la organización política similar,  es el garante de esos límites. Para los republicanos, la libertad comienza  donde comienza la libertad de todos, y esto se realiza en el Estado o en la organización política equivalente cuya existencia es la realización misma cotidiana de esa libertad ente iguales. Solo en la ciudad s e promueve la libertad, el ámbito privado está privado de ella y  solo lleno de fuerza y de relaciones desiguales de dominio de unos por otros   La libertad es el gobierno de nosotros por nosotros mismos y en la visión comunista esto se llama democracia, como muy bien lo veían Aristóteles, Platón o Plutarco
El gobierno se hace democrático cuando los pobres, consiguiendo la victoria sobre los ricos, masacran a unos, destierran a otros,  y comparten en igualdad de condiciones con los que quedan, las  magistraturas y el gobierno, reparto que se hace de ordinario por sorteo. Así es, en efecto, como la democracia se establece, sea por la vía de las armas, sea que los ricos, temiendo por si mismos, tomen el partido de retirarse……Por lo pronto , todo el mundo es libre en esa ciudad; en ella se respira libertad y se vive libre de toda traba; cada uno es dueño de hacer lo que le agrada….dondequiera que existe ese poder, es claro que cada ciudadano dispone de si mismo y escoge a su placer el género de vida que mas le agrada” (8)



No se debe suponer democracia, como hoy  dia suelen hacer algunos, simplemente donde tiene la autoridad la masa (pues también en las oligarquías y en todas partes el partido mas numeroso es el que ejerce la autoridad), ni oligarquía donde unos pocos tienen el control del régimen. (…) Hay mas bien que decir  que una democracia existe  cuando los libres ejercen la autoridad, y una oligarquía cuando los ricos. Si además aquellos son muchos y éstos pocos, ya que libres hay muchos, pero ricos pocos.  (…) tenemos democracia cuando los libres y pobres, siendo muchos, tengan el control del poder, y oligarquía cuando  lo tengan los ricos y mas nobles, siendo pocos. (9) 

“Pericles se fue aproximando al pueblo de tal manera que tomo la causa de los muchos y pobres en vez de la de los pocos y ricos” (10) 
“Fue cosa particular de Solon la abolición de los créditos con lo que consolidando poderosamente e la libertad de los ciudadanos, porque de nada sirve que las leyes establezcan la igualdad si los créditos privan de ella a los pobres, pues cuando parece que usan mas la libertad entonces es cuando más esclavizado están a los ricos, a quienes tiene que obedecer y estar sujetos en los actos de juzgar, de resolver y hablar en público.” (11)


En ninguna de las descripciones anteriores  sirven de un lenguaje que  habla de  libertad, de un vivir como se quiera compatible   con el autogobierno de esos muchos y pobres con tal de que el poder de  los ricos hayan sido previamente abolidos, del servicio a  la causa de los pobres y muchos, de la igualdad y de los libres que ejercen la autoridad, la facultad de resolver, de juzgar y de hablar en público.  

La democracia nació históricamente como un límite que se impone al poder la propiedad privada. Este es el significado que le dieron  los  grandes reformadores que instituyeron la democracia en la antigua Grecia. La reforma de Clistenes, quien en el siglo VI aC, construyó una comunidad política sobre la base de una distribución territorial abstracta que quebraba el poder local de los ricos propietarios. La reforma de Solón ya prohibió la esclavitud por deudas. 

El principio democrático es la afirmación  del poder de todos y todas, un poder de seres humanos que contraría el juego normal de la distribución de poderes que dicta la naturaleza de manera innata como un derecho natural: el sometimiento de los débiles y pobres a los fuertes. Un sistema que contraría la forma de gobierno y el establecimiento de las norma por razón de nacimiento, posesiones, dinero,  ciencia, etc , atributos todos que da la posesión de riquezas.  Una vez conformados estos atributos , se les llama derechos individuales que deben de levantarse fuente a las amenazas de la decisión común. Es la razón por la que la democracia, por tanto, está ligada a una limitación de poder de la propiedad para que no se convierta en riqueza. Está claro que la democracia vive allí donde es capaz de ejercer esa limitación. 

De la misma fuente de estas consideraciones nace la postura que considera que el comunismo no se distingue por ser una atención a las necesidades sociales, sino por ser ante todo, una radicalización de las exigencias democráticas, llevando la democracia en profundidad a las situaciones de ámbitos en que se creen que debe de estar ausente por no ser estrictamente política. El deber, -en este caso el deber democrático que impone igualdad y libertad-no puede estar ausente “ ni en lo púbico ni en lo privado, ni en tu casa ni en el foro”, como dice Cocieron. Las relaciones de propiedad, como toda relación humana y particularmente aquella que sea susceptible de generar dominio de unos por otros, como son las económicas,  son las mas necesitadas  de deber, de obligación compartida, de “ munus”, de comunismo.  

Aquella ruptura de lo establecido que me atribuía mi amigo en el autobús de Bergen, era, de algún modo, cierta ,en cuanto que los comunistas planteamos una quiebra, ciertamente, de los poderes y de las normas que se dictan para los derechos de los poderosos. No en vano la Internacional, dice en las palabras del himno “del pasado hagamos tabla rasa” y que “ el mundo ha de cambiar de base”. Pero con mayor fuerza proclamamos  la confianza en la virtud de los pobres y muchos: “los nada de hoy todo han de ser”, excluidos de ella por considerarse hipotéticamente que han merecido su desgracia por su  natural vicioso. Con fuerza proponemos el gobierno comunista  es decir el  del deber y el reparto común e igual de las cargas y de las obligaciones. Porque somos y prosperamos como  libres cuando nos sometemos a lo que nosotros mismos nos hemos dictado como deber cuando lo común y lo igual  prospera.


Los comunistas, cuando señalo que nos es propio el subrayar de una manera predominante, como indica la propia etimología del vocablo, el  munus, el deber, es decir la exigencia incondicionada de la moralidad nos distanciamos también, de una manera destacada de  las predicas de un discurso piadoso. Cerremos que  la justicia no puede ser realizada a base de sermones sino una vez que se ha analizado y denunciado los motivos económicos. Esta relación está presente en todas las  citas del comunismo histórico, desde las utopías antiguas, a las modernas, y desde los socialismos y  republicanismo cívicos hasta  Marx. No basta el esfuerzo ético para conseguir algún resultado, pero no podemos desatender la dimensión ética aunque la moral y la economía están constantemente unidas.

Esta es, señaladamente, una de las enseñanzas peculiares de nuestro país, en el que los tiempos de la Segunda República, tano los que le procedieron como los que se desarrollaron en ella, estaban impugnados por todos aquellos que reclamaban justicia, con una convicción de que era por la educación, la cultura y la formación,  como se producían de manera privilegiada la emancipación de los hombres, más que con los procesos electorales, 

Como decía Plutarco, (12)  los que de nosotros dicen mentira o yerran, nos enseñan  qué parte de nuestra conducta ha ofrecido causas  razonables para esa calumnia. El aparentar la libertad que no es la nuestra, como si debiésemos adoptar , pero exagerándola – como si no hubiese más que diferencia de cantidad y no de calidad-  , la libertad  liberal del libre arbitrio  y no  la del autogobierno que nos es propia, nos lleva a que seamos vistos como  llevados por una pulsión contra toda norma. Si hubiéramos insistido en la libertad que es al neustra, la de autogobierno y la potestad sagrada  de todos e iguales que genera un deber irresistible  ante el que no hay ámbito  de poderosos que pueda sustraerse. Si hubiéramos insistido en nuestro empeño por construir ese régimen de deberes que nos hace libres, no testaríamos hoy  enfrentándonos a la calumnia. No lucimos menos si mostramos nuestra propia luz. 

"Homo qui erranti comiter monstrat viam,
Quasi lumen de suo lumine accendat facit.
Nihilo minus ipsi lucet, cum illi accenderit".

Quien amablemente muestra el camino a quien va errado es como si le encendiera una luz con su luz. El no luce menos, por haber encendido al otro".  (13)

(1 ) -Ciceron .-De Officis.-Lib I,4
 (2).-Horacio .Odas.-III,9.- los versos que preceden y anteceden a éste, no son menos bellos.:
Est animus tibi
 rerumque prudens et secundis  
    temporibus dubiisque rectus,
vindex avarae fraudis et abstinens
ducentis ad se cuncta pecuniae,
 consulque non unius anni,
 sed quotiens bonus atque fidus    
iudex honestum praetulit utili,
reiecit alto dona nocentium
voltu, per obstantis catervas
 explicuit sua victor arma.
Non possidentem multa vocaveris       
recte beatum; rectius occupat
 nomen beati, qui deorum
muneribus sapienter uti
duramque callet pauperiem pati
peiusque leto flagitium timet,    
 non ille pro caris amicis
   aut patria timidus perire.

(3).-Ramon Buenaventura.-El abuelo d e las hormigas.
(4).” Publius Syrus  Sentenctiae
(5).- Juvenal Sátiras XIII; 20
(6).-Han Baron.- “En busca del humanismo cívico florentino”.- FCE México- 199
(7) Edgar Quinet.-La revolution  .-Paris 1868 TI,p 11 Critique de la revolution Francaise.
(8).-Platón  Republica Lib VII,557) ( lib Icap XVI
(9).Aristóteles.-Política.-Lib iv 1290,b)
 (10) .Plutarco, Vidas Pericles, 7)
(11) .Plutarco,  Vidas , Solon 3 )
(12).-Plutarco.-“ Como sacar provecho de los eenemigos”.7,90ª
(13)." Cicerón,” De officiis”, (“Sobre los deberes” ) I, XVI, 51), citando a Enio.
 

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