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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

23/7/20

EL ABOLICIONISMO EN EL SIGLO DE LAS LUCES




A propósito del libro de Marcus rediker, Un activista de Las Luces. El singular destino de Benjamin Lay. (*)



El cuáquero americano  Benjamin Lay  fue uno d elos primeros militantes antiesclavistas. Al trazar su biografía, el historiador de la esclavitud Markux reddiker Con
Un activiste des Lumières. Le destin singulier de Benjamin Lay  intenta renovar el estudio del movimientabolicionista  norteamericano mostrando su  relaciones con el pensamiento radical de al revolución inglesa del siglo XVII.

Con este fin  toma a uno d e los primeros militantes del pensamiento abolicionista, Benjamin Lay, un cuáquero de Pennsylvania al que asocia con ciertas tácticas como el “ teatro de guerrilla” , un concepto  que el autor  roma prestado al San Francisco Mime Gruop,  compañía de teatro de los años 1960 que practicaba la sátira política con fines revolucionarios  ( nota 5, pag 212). Rechazado pro su comunidad y personaje siempre controvertido, no dejará de llamar la atencion y atraerse la simpatía  de los abolicianistas posteriores (Benjamin Rush, Roberts Vaux, Lydia Maria Child) a ios que se deben la so primeras biografías a finales del XVIII y primera mitad del XIX. Pero Reddiker, biógrafo apasionado intenta ponerle en un lugar o preponderante en la hazaña antiesclavista norteamericana de la que Benjamin Lay fue un profeta revolucionando al movimiento.

Un hombre de disputas y querellas

Lay nace en 1682 en Essex, región d e Inglaterra  caracterizada por su industria textil, levantamientos populares (relacionados con la disputa sobre los terrenos comunales) y por una tríadico de radicalismo religioso. Reddiker recuerda oportunamente  los origines subversivos del movimiento cuáquero fundado por el soldado James Nayler, el  mismo Lay  siendo un adepto, durante la revoluicon inglesa, de lo que mas tarde se llamaría “ teatro de guerrilla” ( entró en Bristol, desvestido para imitar la entrada  de Jesucristo en Jerusalén). Para Reddiker, Lay , por medio de su militancia, se relaciona con los los origines radicales del cuaquerismo que Nayle encarnaba.  Se trata de las tesis del historiados Christopher Hill  que traza un retrato de Lat tal como el mismo Rediker lo pinta: para Hill en su  El mundo trastornado. Las ideas radicales dela revolución Inglesa  1640- 1650,  los decenios  entre 1640 y 1650,  desde la caída d e la monarquia  hasta su restauración  constituyen un campo de experimentación  eocnomica, política y religiosa revolucionarias sin  que se distingan netamente las fronteras entre estas categorías. En ese mundo donde de pronto se cuestionaron todas las jerarquías, incluyendo las religiosas, , los primeros cuáqueros afirmaron  que cada cual, hombre o mujer, podía encortara a Dios por vía de la “ luz interior”  y predicar, sin necesidad de pastores que le guiasen.
 Creyentes en la igualdad de todos los  hombres, los cuáqueros adoptaron el tuteo (thee) para  dirigirse a otro y rechazaron quitarse el sombrero para saludar a nadie. Intransigentes en la fe, dispuestos a interrumpir los sermones d e los anglicanos,  Geoge Fox, cofundador de la religión cuya quera, organiza el movimiento pero mitigando los aspectos mas rebeldes al pilcar su “testimonio de paz” en 1661 que es el origen del pacifismo cuáquero. Aunque los ricos  continuasen siendo denunciados por los cuáqueros  en Inglaterra, al rico William Penn, adepto a la nueva religión, se le confía la colonia de Pensilvania en  1681 donde sus correligionarios podrían encontrar refugio, lo que  constituye  una nueva etapa para el grupo religioso.  A pesar  del decreto de tolerancia dictado bajo el reinado de Guillermo de Orange en 1689, por el que cesa la persecución, Pensilvania continua siendo en el siglo XVIII el destino principal d e los cuáqueros ingleses, como da testimonio el itinerario personal de Benjamin Lay.

De Christofer Hilll , saca asimismo  Rediker la idea de que los que parecen locos son quizás  mas sanos de espíritu que la sociedad que les rechaza.  Es este paradigma paradójico el que inspira el retrato que hace de Lay.  A los veinte almos, aunque obstaculizado por su pequeña estatura, se embarca en Londres como marino. En tanto que miembro de un “ proletariado cosmopolita”  del mar,  se da cuenta con otros muchos miembros de la marinería, de la realidad de la trata de esclavo. Vuelve a Inglaterra  en 1712 donde con rapidez pone en cuestión  a sus correligionarios y a la autoridad de su Iglesia.  

En 1718, tras su casamiento con Sarah  Smth, Benjamin Lay se va cine ella a Barbados , primera colonia azucarera británica donde ya existe una comunidad cuáquera. Abre alli una tiendecilla. Es en Babados donde Lay se enfrenta directamente a la realidad d e la esclavitud y quedará para siempre marcado como atestiguan las escenas de su libro que publicara en 1738 en Filadelfia:  Todos los eslavistas  que mantienen encadenados a inocentes son apostataras

De vuelta a Inglaterra  entre 1720 y 1732 , Lay vuelve a si u profesión de  marroquinero que había  aprendido en su juventud. En Londres, y después en Colchester, interrumpe las reuniones de los cuáqueros ocales e incluso de otras confesiones. Criticado  y desautorizado ( excluido) por sus correligionarios, tensina excusándose en 1726 diciendo: “ mi mare me hizo nacer hombre de disputas y querellas”. Pero su arrepentidito no basta  y durante varios años, él y su mujer se mantienen al margen del culto cuáquero.

Solamente en 1731,  son reintegrados, poco antes de zarpar para Filadelfia, capital de los cuáqueros  americanos del norte, forman una parte importante de la población y dominan la asamblea.

En Filadelfia, la prosperidad d e las elites cuáqueras que estan implicadas en el comercio atlántico, salta a los ojos. Lay, establecido como librero encuentras  a Ralp Sandiford, otro cuáquero rebelde que ha publicado en 1729, contra la opinión de las autoridades religiosas, un panfleto  antiesclavista denunciando  la complicidad de las elites cuqueras con el comercio de esclavos por su apego a intereses materiales. Perturba nuevamente los actos de culto y comienza una nueva carrera de provocador publico cuyos episodios constituyen gestas del movimiento antiesclavista norteamericano. Por citar solamente  la mas espectacular: con ocasión de una importante reunión de cuáqueros,  llevando disimulado encima un libró ahuecado con una vejiga de animal llena de un zumo rojo , denuncia la condición de los esclavos que equivale a una muerte, y atravesando la vejiga escondida, Riega a los asistentes d e un liquido de color de sangre. De nuevo termina siendo expulsado por sus correligionarios en 1735
Se lanza entonces a la redacción de un panfleto d e mas de 200 páginas.

Un Diógenes de Filadelfia:


Con razón Marcus Rediker califica cuidadosamente ese texto de “ curioso”, nacido de “ la Ilustración desde abajo” ( p 39), fórmula que define mas lejos como la experiencia de autores abolicionistas  de origen popular  lo que les permitiría “ elevarse por encima  de las convenciones de su tiempo” ( p 197-98. Además, para el autor se trata de  descompartiomentar la historia de las ideas integrando en  la historia, la “ historia desde abajo”  de la que E.P. Thompson fue uno de los pioneros. Los textos abolicionistas  del XVIII norteamericanos, escritos  la mayoría d e las veces  por gente humilde,  tiene , en efecto, tienen  su lugar en toda nueva evaluación del corpus de Las Luces en lengua inglesa y  el Todos los esclavistas apostatas  merece quizas  ser incluido  en ese nuevo canon.  En el análisis del panfleto de Lay, Marcus Rediker  ha sido precedido  en 2012 por Brycchan Carey, especialista en la retorica abolicionista del XVIII. Carey  a pesar de su buena voluntad aporta una mirada critica sobre el libro  señalando en particular la ligereza del  su argumentario abolicionista que  recogiendo  esencialmente los argumentos ya  de siempre conocidos.



En este libro,   Lay  da testimonio a través de algunas paginas de su experiencia en Barbados, aunque  sostiene la plena igualdad de los  esclavos, el origen  único d e los seres humanos ( monogenismo) y denunciça la trata atlántica y sus preceptos racistas, pero pone  lo esencial, en otro sitio. Se alimenta  esencialmente de referencias a la Biblia y de autores religiosos os, retomando  la constante de las amenazas apocalípticas ( infierno, Satan, dragones, serpientes, pecado,…), denunciando la riqueza y clamando contra los poderosos, pero  reprende a los cuáqueros con vehemencia y les recuerda su martirologio reciente  exhortándoles a limpiarse del pecado d e la esclavitud y reencontrar su pureza original.  Rediker, a diferencia de Carey, no encuentra sino virtudes en esta obra que según él “redactado en un lenguaje familiar” ( p 105) , Lay, autodidacta, consigue  mnostrar al hilo de sus paginas, sus referentes en filosofía, teología e historia. La publicación del libro en 1738  da lugar a  su condena definitiva por los cuáqueros de Pensilvania. De todas formas ya desde 1734 Benjamin Lay llevaba una vida de asceta al margen de la sociedad. ¿Fue Lay un Diógenes de Filadelfia?. Marcus Rediker  profundiza en esta pista pero parece preferir mejor la versión  de un Benjamin Lay fiel  descendiente d e los radicales de la revolución inglesa (.p. 155) porque al final de su vida da la espalda a la economía d e mercado, tejiendo su s propios vestidos, alimentándose de su propia producción de frutas, miel y verdura de una parcela que encima no le pertenece, creando una especie de “ común”.

Lay muere en  1758 , en el mismo monumento en que dos cuáqueros de Filadelfia comienzan una campaña abolicionista que les hará celebres hasta en Francia, porque  se encuentran referencias  a sus decisiones colectivas virtuosas en la  Historie de des Indes y en otras publicaciones  de los años 1780.

A diferencia d e los demás abolicionistas norteamericanos la apariencia física de Lay nos es conocida por un retrato suyo a pie, como explica  Marcus Rediker al final de su biografía.  La historia de ese magnifico cuadrito ( en la portada del libro) es muy interesante, dado que reproducido  en forma d grabado, da buena cuenta  de la extensa difusión de la imagen de este pionero del abolicionismo.


Para Marcus Rediker, es necesario redescubrír  a Lay por su capacidad de “ agitador” , su recurso a la “ acción directa” ( p 194) que le distinguen  e hicieron paradójicamente posibles las estrategias mas pacificas de sus sucesores, John Woolman, y Anthony Benezet, a los qué según Rediker, los historiadores  permitieron  robar protagonismo a Lay. Estos últimos, en efecto,  se desmarcaron de los métodos de Lay. Propine indo la paz, la fuerza d e las convicciones y el dialogo sin renunciare a sus principios  abolicionistas, Woolman y Benezet supieron imponerse en su comunidad argumentando de  una manera mas positiva y mas elaborada que la de Lay.  Mientas que Lay criticaba este método en su Todos los esclavistas, Woolman se puso a redactar testamentos de  cuáqueros animadores a liberar a sus esclavos al morir hastía que el año 1758, la comunidad cuquera de Filadelfia decidió romper progresivamente con la trata de esclavos.



Benezet , por su parte,  en lugar de  abrumar a los cuáqueros en sus escritos, rompió con una imagen de una Africa “ bárbara” para  hacer el elogio d ela civilización africana, integrar  a su “ Ilustracion desde abajo” la “desde arriba” incorporando ideas de Montesquieu a su argumentaría cristiano.

Un falso desconocido: .

Aunque Rediker demuestra que Lay ocupó siempre un lugar importante en la historia del movimiento abolicionista norteametcano, no se resiste a presentárnoslo cono un “ gran “ desoconocido  hoy” ( p 196) y reprocha a  la historia burguesa del abolicionismo  le haya marginalizado. Lay venia de una “ mala clase social” ( p 196) al tiempo que señala que uno de sus sucesores John Woolman fue también un critico del capitalismo globalziado y apóstol de la simplicidad de vida llevando igualmente una vida modesta. . Al tratar de poner en un lugar preponderante a Lay, el cuáquero “ excéntrico “ pero sincero,. Rediker  hace un héroe del personaje simplificando la situación local. En efecto, desde   finales del XVII, la comunidad cuquera de Filadelfia no había parado de debatir sobre la cuestión de la esclavitud y de elaborar un argumentario anolicionista compartido como ha señalado Bryccan Caredy. Esta dimensión colectiva no está lo suficientemente presente en la biografía del autor que insiste en el carácter excepcional de Lay.

El libro de Rediker se inscribe  en una producción historiografía que desde el principio de los años 2000 en particular, se interesa  al movimiento antiesclavista norteamericano desde finales del XVIII hasta comienzos del XIX. David Brion Davis, recientemente desaparecido, abrió esta vía en 1975  en una gran síntesis pionera y mas recientemente Geooffrey Plank o Maurice Jackson han consagrado biografías   a otros humildes cuáqueros antiesclavistas. Benjamin Lay  esta lejos de ser el único  martir a favor d la causa abolicionista en Amertica del Norte en el siglo XVIII. El gran historiador norteamericano Gary Nash que ha consagrado numerosas obras a la historia d e l a esclavitud en la época revolucionara ha escupirte en 2017 la biografía de Warner Mifflin, un valiente cuáquero vilipendiado por los electos sudistas por  sus campañas antinorteamericanas contra la trata de esclavos de los años 1790. Además, otros historiadores se han preocupado de los primeros militantes abolicioncitas negros: se puede leer ( desgraciadamente solo en inglés) la biografía del pastor Richard Allen de Filadelfia, antiguo esclavo que luchó toda su vida por la libertad estructurando una comunidad en los años 1780-1839. Un activista de las Luces, viene a completar la  serie de obras que Rediker ha consagrado a la cuestión de la esclavitud ((À bord du négrier, 2013, Les révoltés de l’Amistad, 2015), subrayando los orígenes “ radicales” del cuaquerismo y haciendo notar su relación con la causa abolicionista.  Redioker  elabora una obra original y útil. Al intentar  abrir el corpus tradicional de la ilustraicon a otras alternativas, participa en un indispensable movimiento de cuestionamiento de los  cánones intelectuales. 
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(*) Marcus Rediker, Un activiste des Lumières. Le destin singulier de Benjamin Lay. Paris, Le Seuil, Univers historique, 2019. Traducción del e inglés por  Aurélien Blanchard.
(*) Fuente: La vie des idées.

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