"

"
...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

14/2/22

. Lo Uno , Grande y Libre. REFLEXIÓN REPUBLICANA. SOBRE NACIONES Y AUTOGOBIERNOS

 


 Por Miguel Ángel Doménech 

Contra lo Uno. Grande, Libre.


La mayoría de los Estados existentes no se han construido por consentimiento alguno  entre culturas o comunidades preexistentes en él sino  por la voluntad y la fuerza- frecuentemente muy violenta- de una sola de ellas, la más belicosa. El primer acto de ese proceso  histórico es forzosamente la negación del autogobierno a la comunidad sometida. El Estado es la institución  especializada en esta labor al mismo tiempo que la experta en construcción de un nuevo nacionalismo del dominador. Es el Estado el que crea la Nación y no las naciones el Estado. Todo ello son el fin de evitar la comunidad republicana de autogobiernos. En efecto, la república y su radicalismo, su  inevitable consecuencia revolucionaria que la hace desembocar en el mar del autogobierno popular, son un peligro permanente que recuerda que la democracia es un movimiento no una adquisición. Le recuerda críticamente  al Estado su origen de statu quo, de lo stato,  establecido. Le recuerda con una indisimulada inquina al Estado su origen  histórico  en la monarquía absoluta. El absolutismo ha sido, en efecto, la cuna del Estado moderno y en aquella leche materna  se alimenta aún hoy dia. Incluyendo la construcción del Uno que ya denunciaba La Boetie necesaria para la servidumbre voluntaria.

 

Cuando la violencia, la represión   y el exterminio o la amenaza del uso de estos factores  no es aceptada entre los métodos civilizados debe utilizarse por parte de los dominantes  la rica simbología de un nacionalismo que por arte de birlibirloque, no se vea nacionalista sino racional.  El genuino nacionalismo  mas irracional se esconde en los ropajes del Estado y se hace llamar , momento superior  de la evolución  histórica de la razón humaina sin el cual las comunidades son incompletas. El brutal nacionalismo que ha originado  y sostiene el Estado central se le llama racionalidad . Por el mismo arte falaz, a la exigencia de autogobierno de cualquier grupo humano distinto del que el Estado haya creado se le hace  aparecer como nacionalismo contra razón. Es pertenencia, adhesión a la tribu.  En realidad están diciendo que la única razón es la razón de Estado, la única nación es la nación del Estado. Se empuja a las regiones de la irracionalidad a la demanda de autogobierno. Es demasiado peligrosa, en efecto, porque  habla de un concepto de libertad  republicana que es pública y no privada. Lo público , porque reivindica peligrosamente la res publica, lo común y sometido a todos, debe de ser exterminado y descalificado  como  adhesión irracional, pertenencia, romanticismo,...Solo en lo privado, la opción de la  individualidad, - dice el mismo discurso- se aloja la libertad. Por eso, gracias a su libertada interior de opción,  son libres los esclavos a su servicio y felices los desiguales. Al Uno sele llama Libre.

Al enemigo  antes de exterminarle hay que retirarle la condición de razón y capacidad de libertad, es un animal  dotado  solo de  instinto y adhesión. J.P. Sartre lo señalaba  a propósito del colonialismo que Franz Fanon denunciaba  en su libro Les damnés de la terre:  “Pero, ¡cómo! ¿Los colonizados tienen logos?”…se extraña  el dominante que ha fijado las reglas de gobierno, obediencia y  las fronteras.  Con  adecuada oportunidad debe de traerse a consideración el mecanismo del colonialismo como paradigma  en el cual el Estado colonizador crea las naciones que a él le interesa. ( Lo malo,. es jugando a aprendiz de brujo, los nacionalismos creados se le derrumbaron y  vinieron encima).  

Es ese mismo reproche de pasión, irracionalidad impetuosa , lo que sirve de argumento históricamente , por ejemplo , a los Federalistas americanos en su polémica con los Anti federalistas, al atribuir  los primeros a la democracia el defecto  de la presencia en política de la sinrazón popular. Frente a ello, frente a democracia,  debía d e imponerse , como si fuera un filtro,  el sistema representativo, que seleccionaba a los razonables y selectos, representantes no solo del interés  que ellos estimaban del pueblo   sino de la razón. Cuanto más distante del pueblo más razonable se era. Razón y pueblo son  un oxímoron para las elites de todos los tiempos que se desean incontrolables  e irresponsables en virtud de ese titulo de más racionalidad.  

Esta circunstancia histórica no es ajena al asunto porque, precisamente, en aquella polémica, los que así razonaban eran los partidarios de un Estado unitario, grande y poderoso, frente a los partidarios de las pequeñas republicas, las comunidades a escala de lo inmediato y d e la relación mas cercana. Siempre se han atribuido el monopolio de la razón, los grandes, mejores y selectos, miembros de algo grande, potente e imperial y han reprochado a los disidentes, separatistas, su irracionalidad  comunitaria contraria al sentido de la Gran Historia que el Estado estaba llamado a configurar, lo más imperialmente posible, o al menos lo mas complejo y extenso para que se haga imposible el control  de los ignorantes . Al Uno se le llama Grande.

La gran dimensión, la gran escala da mayores oportunidades para impedir el sentimiento de algo común y su organización. Esa es la razón por la que es legítimo aceptar la Nación vinculada al Estado y despreciar las naciones que reivindican  unidades separadas. Porque la gran escala  nacional es un mecanismo sutil para impedir república, la fraternidad de lo cotidiano e inmediato que propicia la voluntad, facilidad,  y evidencia de autogobierno, , lo mas sensible a ser común, a democracia más directa,  sustituyéndolo por  la ajenidad, el margen , el alejamiento, todo ello  necesitado  de  representante. No obstante, por vergüenza, a esa gran escala se le llama , benévolamente, razón en lugar de nación. A lo otro, malévolamente , en lugar de república  se le llama nacionalismo.

A propósito de razón debe operarse, antes de ese  uso a favor de los vencedores, un deslizamiento , denominándola ley. Para las artes mágicas descritas, esto es un truco elemental y nimio  de primero de  ocupación nacional y Kelsen  o las  eternas  constituciones sacralizadas por el hecho mismo de serlo ayudan enormemente. 

Reiteremos, pues, lo que opera  en esta  pervertida dinámica . Sobn varias  estrategias  potentes  simbólicas a la vez que  materiales.  Primero se oprime y domina a comunidades  que puedan hacer competencia política a aquella en que los   dominadores han conseguido el éxito de la fuerza hegemónica. Segundo se articula un discurso  en el que se sostiene que las comunidades políticas que pretendan autogobernarse, son comunidades de nacionalismo irracional. En efecto, toda república, toda veleidad de libertad como autogobierno debe descalificarse de raíz y no hay mejor cordón sanitario que   el que  proviene de los presuntos ilustrados. ¿Cómo habríamos de tolerar  el sentimiento animal de pertenencia  contra la nobleza de  razón? Ellos “ pertenecen” nosotros  “elegimos” libremente. Se añade insulto  al injuriado. Ademas de cornudo, apaleado. Se le quita la razón y luego se le reprocha no tenerla.

  En tercer lugar, para que la historia y la memoria  no vengan molestosamente a  contradecir el discurso,  se segrega y se aparta  la historia de la memoria. Se hace de ella una dinámica  trascendente en la que los oprimidos y su comunidad son bastardos y atrasados obstáculos al avance victorioso de la razón en marcha. El espíritu objetivo solo puede culminar en un Estado, el resto no son sino irracionales residuos. Mejor aun si se  les llama, -  residuos de intereses de clases -¡ burguesas  como no!- para añadir a su pecado de irracional la culpa de intereses mezquinos. No importa si la memoria luce aun como un rescoldo  que ilustra las luchas populares irredentas por la libertad republicana plebeya. Esos movimientos no serían sino  los característicos   de plebes manipuladas y engañadas, como dicta su propia naturaleza de populacho,… ¡no faltaría más!. Añádase, para dar más verosimilitud racional a lo que no ha sido sino dominación por la fuerza, la institucionalización instrumentada de ella haciéndola ley  y constitución. Condición de esto ultimo es  omitir, como clarividentemente señalaba Walter Benjamin, que toda legalidad de hoy  surgió de violencia contra la legalidad antigua a la que sustituye.

Last , but not least, el Estado crea un nacionalismo propio, esta vez alimentado por la "verdadera" Historia,- nunca la Memoria-  al que no se denomina nacionalismo pues éste concepto y su simbología  ha sido usado  como calificativo exclusivo de la perversidad latente de aquella pretensiones de autogobierno vencidas por la fuerza y allí deben quedarse. 

   

No hay comentarios: