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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
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10/12/21

EL NACIMIENTO DEL ESTADO POR QUENTIN SKINNER

 


(…) La teoría de la obligación política de Hobbes, muy en boga entre 1649 y 1653, reposa sobre la idea de que la sociedad deriva de la necesidad de vivir en paz y seguridad. Hay por lo tanto una indisoluble relación entre  protección y obediencia, como garantiza Hobbes en el  Resumen  y Conclusión de Leviathan: me interesa obedecer al Estado porque me interesa sobrevivir. (…)



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11/3/16

MAQUIAVELO Y LA LIBERTAD REPUBLICANA SEGUN Q. SKINNER


Por Raquel García Bouzas.(*)





Iniciando la tarea de investigación sobre el contenido del concepto de libertad, de sus usos históricos y de los actos y textos de los intelectuales y de los agentes políticos involucrados en el debate teórico sobre este tema, ofrecemos una versión abreviada de las posiciones de Quentin Skinner, uno de los protagonistas del debate, integrante de la llamada Escuela de Cambridge. (1)

Skinner comienza afirmando que por la continua influencia de T.Hobbes y otros teóricos “góticos” que escribieron sobre el gobierno y la libertad, se ha perdido el contacto con una idea de libertad política característica de la teoría política renacentista. Algunos de los más importantes teóricos contemporáneos como J.Rawls y R.Nozick también insisten en la visión “gótica” de la política. Es aquella en que la libertad es un derecho natural, “el antónimo de libertad es coerción, y la maximización de la libertad es vista como el objetivo (quizás el único) de la tarea de los gobiernos ilustrados”.1
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7/1/14

El árbol republicano: REPUBLICANISMO VERSUS LIBERALISMO



EL DESAFIO REPUBLICANO AL LIBERALISMO
LOS DEBATES SOBRE LIBERTAD, CIUDADANIA Y DEMOCRACIA.

Andrés Hernandez  Quiñonez (*)
(...)

  I. Republicanismo contemporáneo y las vertientes que lo alimentan.

 Por lo general cuando se habla de republicanismo se piensa en autores clásicos y experiencias pasadas, más que en versiones contemporáneas; no obstante una de las corrientes más activas en la renovación de las ideas políticas y de la filosofía política en la actualidad y en la crítica al liberalismo es la alimentada por historiadores, juristas, y filósofos que se califican explícitamente como republicanos. Los trabajos de autores como Skinner (1985, 1996, 2004), Phillipe Pettit (1999, 2004), Mikel Sandel (2000), Sustein (2004), configuran las bases de esta reactivación del pensamiento republicano moderno.

Algunos de estos autores y pensadores aspiran a disputar la supremacía del liberalismo que en las últimas tres décadas ha gozado de un innegable protagonismo; otros buscan formular  2puentes y sugerir un republicanismo liberal sensible al hecho del pluralismo moral y a la idea de libertad defendida por los liberales. 

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22/12/13

EL ARBOL REPUBLICANO: El ciudadano republicano



EL CIUDADANO REPUBLICANO


Jorge Alvarez Yaguez (1)




El liberal centra su campo de atención en la esfera en que los individuos persiguen su interés particular y, confiando en el carácter integrador de éste y la legaliformidad de esta esfera en su conjunto, solo requería el poder político su cuidado y aseguramiento, y , si acaso, atención a los inevitables fallos del mercado. El republicano tiene una visión muy distinta: desconfía del campo de las actividades particulares , de ese mundo privado movido por intereses e egoístas, del que mas que aportación  a  la integración de la comunidad, no espera sino que contribuya a su corrupción, a la anteposición del interés particular sobre el bien común; o a la generación de falsas necesidades que sumen al individuo en una vida de lujo y ostentación alejada de toda virtud, como temía Rousseau;  o a la perdida el sentido de la acción  por la que el hombre en el encuentro con otros   se realiza,  como apuntaba Hannah Arendt. No, la integración del todo social y la plenitud del individuo mismo no puede proceder de la esfera mercantil, sino del espacio político mismo. Pero este ya no entendido ni al modo hobbesiano como una instancia externa, introductora de orden donde hasta el momento solo reinaba el conflicto, ni siquiera a la manera hegeliana como introducción  la razón universal sobre el dominio particularista de la sociedad civil, sino  como una armonia que realiza la propia sociedad cuando la virtud caracteriza al ciudadano,  cuando el bien común prima sobre cualquier interés. Lo político no es aquí algo externo e instrumental, constituye al mismo individuo, aparece allí donde se da el actuar comunitario. Todo ello supone, desde luego, una concepción muy distinta de las relaciones entre individuo y sociedad, y de la naturaleza de cada uno de ellos.
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22/10/13

El árbol republicano: Quentin Skinner



Hobbes y el neorrepublicanismo académico de la escuela de Cambridge

Ellen Meiksins Wood
London Review of Books


La reconocida filósofa marxista Ellen Meiksins Wood reseña con la perspicacia y profundidad que le son habituales el reciente libro de Quentin Skinner sobre Hobbes Hobbes and Republican Liberty,

Quentin Skinner se pregunta cómo es posible que una tradición completa de pensamiento político –incluida la concepción de libertad más influyente en la teoría política anglófona del último medio siglo— no haya sido capaz de captar la entera gama de condiciones capaces de limitar nuestra libertad de acción. Una pregunta razonable, podríamos pensar, válida no sólo para la influyente concepción de libertad "negativa" de Berlin, opuesta a la "positiva", sino también para la tradición liberal en su conjunto. Sin embargo, la propia concepción de libertad de Skinner no es inmune a este complejo interrogante.

La disputa entre republicanismo y liberalismo ha sido moneda corriente en la teoría política anglo-americana, y no hay quien haya contribuido más que Skinner –una figura hegemónica en el estudio del pensamiento político— a promover la tradición republicana. Skinner cuestionó la concepción negativa de libertad de Berlin sin llegar a sostener un concepto positivo, sino mediante la contraposición entre la versión liberal de libertad negativa y otra que él llama la idea "neo-romana". Hobbes siempre fue su principal villano. Para Skinner, Hobbes es el filósofo que reemplazó de manera sistemática la concepción "neo-romana" –o republicana— de ciudadanía libre por una noción restrictiva de libertad, que no es más que la ausencia de impedimentos externos a la acción. Esta transformación teórica fue deliberada y tuvo un designio polémico en un momento histórico particularmente turbulento.

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12/10/13

El árbol republicano: Quentin Skinner


QUENTIN SKINNER: THOMAS HOBBES, EL CONTRARREVOLUCIONARIO
Anaclet Pons (1)           

·
Corey Robin, profesor de ciencia política en el Brooklyn College, autor de Fear: The History of a Political Idea, analiza en The Nation la nueva entrega que Quentin Skinner le dedica a su obsesión preferida, Thomas Hobbes:  Hobbes and Republican Liberty (CUP, 2008). Como tambien es en parte la mía, y la de tantos otros, rebasaremos por esta vez los estrechos marcos cronológicos de la historia contemporánea. Aunque, como se verá, no tanto.

La revolución envió a Thomas Hobbes al exilio; la reacción lo trajo de vuelta. En 1640,  los parlamentarios opuestos a Carlos I, como John Pym, estuvieron  denunciando “la predicación en favor la monarquía absoluta, con lo que el rey podría hacer lo que deseara”. Hobbes  había terminado de escribir en aquel momento The Elements of Law, haciendo justamente eso. Después de que un alto consejero del monarca y un teólogo con ilimitados poderes reales fueran arrestados, Hobbes decidió que era hora de marcharse. Sin ni siquiera esperar a que le empaquetaran sus cosas,  huyó de Inglaterra rumbo a Francia.

Once años y una guerra civil después, Hobbes  abandonó Francia y regresó a Inglaterra. Esta vez, estaba huyendo de los realistas. Como antes, Hobbes acababa de terminar un libro. Su Leviatán, como más tarde explicaría, “lucha en nombre de todos los reyes y de todos aquellos que bajo cualquier nombre llevan los derechos de los reyes”. Fue esta aparente indiferencia sobre la identidad del soberano lo que ahora le estaba creando problemas. Su Leviatán justificada, mejor dicho, exigía que los hombres se entregaran a cualquier persona o personas que fueran capaces de protegerlos de un ataque exterior y de los disturbios civiles. Con la monarquía abolida y las fuerzas de Oliver Cromwell controlando Inglaterra y encargándose de la seguridad de las personas, el  Leviatán parecía recomendar que todos, incluidos los realistas derrotados, profesaran lealtad a la Comunidad (Commonwealth). Este argumento ya contaba con versiones previas, ofrecidad por Anthony Ascham, embajador de la Commonwealth, asesinado por los realistas exiliados en España. Así, cuando Hobbes se enteró de que los clérigos estaban tratando  de arrestarle en Francia  -el Leviathan también era vehementemente anticatólico, tanto que ofendió a la reina madre- salió de París y regresó a Londres.

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16/9/13

QUENTIN SKINNER: Genealogía del Estado moderno

 LECTURA  RECOMENDADA 

Quentin Skinner *
  
Cuando trazamos la genealogía de un concepto, develamos los diferentes modos en que puede haber sido usado en el pasado. De esta manera, nos equipamos con un medio para pensar en forma crítica sobre cómo se entiende ese concepto en el presente. Con estas consideraciones en mente, en las páginas que siguen intento esbozar una genealogía del estado moderno. Sin embargo, antes de embarcarme en este proyecto debo hacer dos advertencias acerca de las limitaciones de su alcance. En primer lugar, asumo que el único método que nos permite identificar confiadamente las visiones de escritores específicos sobre el concepto de estado es examinar las circunstancias precisas en que estos escritores invocan y discuten el término estado. Por consiguiente, me concentro tanto como me es posible en cómo llegó a figurar esta palabra en particular en los sucesivos debates acerca de la naturaleza del poder público. La otra limitación que debo señalar es que me circunscribo exclusivamente a las tradiciones anglófonas. Esto, en parte, porque necesito someter mis materiales históricos a algún tipo de control, pero principalmente porque me parece que cualquier estudio de los cambios en los vocabularios en que son formulados los conceptos morales o políticos sólo puede ser llevado a cabo de manera fértil examinando la historia de comunidades lingüísticas individuales. Intentar un análisis más amplio equivaldría a suponer que tales términos como lo stato, l’État y Der Staat expresan el mismo concepto que el término estado, y esto sería presuponer algo que debería ser demostrado. De ahí la limitación aparentemente arbitraria de mi mirada histórica
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4/1/13

EL ARBOL REPUBLICANO: La consistencia del republicanismo


Por Javier Peña Echeverria (1)

La “moda” republicana y sus críticos
El éxito actual del republicanismo se manifiesta en el hecho de haberse convertido en una etiqueta a la que se acogen a menudo quienes pretenden presentar una concepción de la política alternativa al liberalismo. Pero a medida que ha ido ganando espacio en el mundo académico y en el discurso político, le han ido lloviendo críticas de diverso alcance e intención, aunque coincidentes en poner en cuestión, bien sea su fuste teórico o su adecuación a la realidad política actual, o ambas cosas. Este artículo pretende contribuir a responder a esas críticas con algunas consideraciones que defienden la sustancia y solidez del republicanismo como filosofía política, aun sin dar por buenas todas sus expresiones y tendencias.

Ciertamente, el republicanismo ha alcanzado en las dos últimas décadas una notable presencia y difusión en el mundo académico. La labor de recuperación y revitalización de la tradición republicana desarrollada por algunos historiadores del pensamiento político del mundo anglófono, como Pocock o Skinner, siguiendo la senda abierta por la historiografía de la Revolución Americana, ha dado sus frutos, y se hace manifiesta en el hecho de que destacados pensadores políticos, como Habermas, Rawls, Walzer, Sandel o Taylor, se hayan calificado a sí mismos como republicanos, o al menos hayan manifestado su simpatía hacia el republicanismo. En particu-lar, hay que destacar el acierto de Philip Pettit en presentar sistemáticamente este republicanismo renovado en su Republicanism (1997), convertido en referencia inexcusable para cualquier exposición de esta doctrina, aunque se hayan expresado importantes reservas y críticas a su interpretación de la tradición y de los conceptos capitales del republicanismo.

El interés por el republicanismo ha llegado también a España. Como además ha habido algún intento, relativamente reciente, de utilizarlo como etiqueta para revestir una propuesta política,  es grande la tentación de considerar que esto del republicanismo es simplemente una moda. Pero que el republi-canismo esté de moda no implica necesariamente que sea sólo eso.  Me refiero al PSOE en el período 2000-2004. Ante las elecciones de 2008, la apelación al republicanismo se ha diluido.

  No está de más recordar que sobre el republicanismo hay en España trabajos bastante anteriores al libro de Pettit, y otros que nada tienen que envidiar en solvencia y solidez teórica a los de los más conocidos neo republicanos. Algunos aparecen mencionados en este artículo, pero la lista podría ser mucho más larga.
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