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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
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14/7/14

Rojos pensantes: LUCIANO CANFORA



La democracia como violencia:

(…) El opúsculo (“La constitución de los atenienses”, de Pseudojenofonte), contiene  la  más antigua y más original  “critica de la democracia “, como sistema opresivo y vacío, pero  perfecto a su manera.   La noción  Demokratia, nace, efectivamente,  como un término de ruptura y no de comunidad. Expresa la supremacía de una parte  no la participacio0n igual  de todos indiscriminadamente  en la vida pública de la ciudad (  esto último se expresa mas bien con  el termino isonomia, La democracia se origina precisamente según Platón de un acto de violencia_: “ cuando  los pobres, tras conseguir la victoria sobre los ricos, masacran a uno0s destierran a los demás”, y Platón continua observando que dicha instauración violenta se lleva a cabo sea por vía de las armas o por autoexclusión espontánea del partido adverso “ que se retira víctima del terror” ( Platón .República 557 A). 

En principio, demokratia,  no contiene en si misma la legitimación implícita que derive de un concepto de “mayoría”. Artistoteles es muy claro al respecto: “No debemos definir democracia como algunos autores tienen costumbre de hacer en nuestros días, como la supremacía del mayor número, ni la oligarquía como el régimen en el que la autoridad suprema de la Polis esté en manos de unos pocos hombres. Supongamos, en efecto, que sobre una población total de mil trescientos ciudadanos, haya mil que sean ricos y que rehúsen compartir el poder con los trescientos restantes, que son pobres (siendo en todo caso libres unos y otros); nadie sostendría que se trata de un régimen democrático. De igual modo si los pobres fuesen minoría pero más poderosos que los ricos que fuesen más numerosos, nadie calificaría tampoco de oligarquía tal régimen en el que los restantes ciudadanos por muy ricos que fuesen no tuviesen participación en los cargos públicos” ( Política IV,1280 a 30-40)-Aristóteles es muy consciente de descri9bir con el  ejemplo abstracto de los mil trescientos ciudadanos un caso limite, añadiendo que , en efecto, en realidad, el pueblo “es decir los pobres” es más números que los ricos y es por lo que  concluye “  “ existe democracia cuando los hombres nacidos libres y pobres son mayoría, son dueños de las magistraturas, y oligarquía cuando los ricos y  nobles, que constituyen una minoría , gobiernan” ( IV. 1290 18-20).  Así toma el ejemplo limite de3 los mil trescientos ciudadanos lo hace para mostrar cual es el co0mntenido de la democracia: consiste en la hegemonía de los más pobres, es decir, “de los que deben trabajar para  vivir”. La terminología que emplea no contiene equivoco alguno “ser los más fuertes, ser los amos de las magistraturas”, etc.: se trata de supremacía, de una definición, por definición totalitaria y exclusiva. Y efectivamente, en la clkasificacio0n  tipológica  de sus constituciones. A democracia es para Aristóteles- como la oligarquía  o la tiranía- una forma inferior  que  y negativa corresponde al positivo de Politeia. Demokratia significa es esencialmente dominio de un grupo social- el demos- y no necesariamente de la “mayoría”; y el “demos” son “ los  ciudadanos pobres”  según  la definición de Jenofonte, o mejor- como lo precisa Aristóteles- “ los agricultores, los artesanos, los marineros, los jornaleros, los comerciantes” ( Política IV, 1291 b 17-29 ). Fundadas sobre la dominación y la violencia, la demokratia es también intolerante, como son intolerantes y violentos sus adversarios tales como, por ejemplo, el oligarca del “carácter” homónimo que define Teofrasto a quien le gusta repetir: “Es preciso que sean ellos o nosotros los que debemos habitar nuestra ciudad”. ewxige que ñlos ciudadanos de tendencia oligárquica sean  desposeídos de sus derechos y excluidos de la asamblea ( 15.33).

El autor del citado opúsculo también piensa poder utilizar este procedimiento cuando la eunomia sea instaurada; entonces los buenos “no permitirán que los locos  ocupen el Consejo ni tengan la palabra en la asamblea” y “finalmente el pueblo volverá a la servidumbre”. “En ciertas oligarquías-  nos informa Aristóteles- los oligarcas prestan el juramento siguiente: Seré hostil al pueblo y trataré de todo el daño  del que sea capaz” ( Politica V, 1319 a, 8-10 ), sentimiento poco amistoso que  encuentra también una representación figurada en el famoso monumento funerario de Critias que muestra al oligarca con una antorcha  incendiando a la democracia, y en recuerdo – decía su leyenda- “ de los hombres valientes que durante un tiempo  sometieron la insolencia del maldito pueblo”. ( Escolio a Esquines 1.39) (…)
·         Luciano Canfora;”La democracia como violencia”
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4/6/14

Rojos pensantes: Entrevista a Luciano Canfora



PREGUNTA. Usted es uno de los más importantes historiadores del mundo griego, pero a la vez un observador constante, y muy crítico, de la situación política actual. ¿Cómo hace para ir y venir de un mundo a otro?


RESPUESTA. Nunca he sentido que fuese una contradicción. Es más, podría responderle con las palabras de un gran filósofo italiano que se llamaba Benedetto Croce que decía que “toda la historia es contemporánea, porque vive dentro de nosotros. Nos ocupamos del pasado porque tiene que ver con lo que ocurre hoy”. Pero la respuesta correcta es que yo comencé mi vida pensante partiendo de un ambiente familiar que era muy político y me he dado cuenta de que la antigüedad que me gusta tanto no es un cementerio, ni un museo de cera, es un campo de batalla, donde el enfrentamiento continúa. Me parece obvio. El pasado es el inicio de tantas cosas. Si, por ejemplo, yo pretendiese entender la democracia de un punto en adelante no entendería nada. Así que no es un capricho, sino una necesidad.

P. Una necesidad de investigar y una necesidad de contar. Usted empezó a publicar en 1968 —con 26 años— y sus escritos son ya más de setenta…


R. Al principio se escribe por búsqueda erudita. Me di cuenta de que había versiones contrapuestas del mismo hecho. Me gusta ver las variantes entre textos, tratar de confrontarlos y acercarme a lo que se llama la verdad. La verdad, que es una palabra gruesa, pero que tiene que estar en alguna parte, no puede no estar. Es como un hilo conductor único a través del cual yo he de afrontar una búsqueda. Y ese hilo es exactamente el de la política antigua, la relación entre los hechos y la narración de los hechos.

P. En El mundo de Atenas, uno de los últimos libros suyos —junto a La historia falsa— que se han publicado recientemente en España, usted sostiene que en el tiempo del imperio ateniense no existía ese mito, que esa idealización de Atenas viene después.


R. En su tiempo, Atenas no solo no era amada, sino que era odiada. El mito de Atenas comienza tarde, comienza ahora. Atenas al principio se convierte en una especie de universidad, un lugar donde hay muchos libros antiguos, las escuelas filosóficas todavía funcionan, es el tiempo de Cicerón. Es mucho después, podríamos decir que con la Revolución Francesa, con la Ilustración, cuando Atenas se vuelve a convertir en un modelo político. Es considerada una ciudad rica, dedicada al comercio, simpática. Montesquieu la amaba muchísimo. Atenas se convierte en interesante para la Ilustración digamos no jacobina. Durante la revolución se hacen un lío enorme porque hablan de repúblicas antiguas sobre el mismo plano, sin entender las diferencias. La reacción contra el modelo ateniense viene cuando comienza la Restauración, y se empieza a decir: “Nos habéis puesto como modelo una sociedad horrenda”. Por tanto, hay dos vías: una, la de los liberales radicales ingleses que pretenden que sea el precedente de whigs [el antiguo nombre del Partido Liberal Británico], y la otra, la de los conservadores alemanes, que decían que Atenas era peor que la Tercera República Francesa. Y ya se combate sobre tesis opuestas.

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