Por Vicenç
Navarro (*)
A
usted, lector, le habrán informado de que el sistema bancario juega un papel
importantísimo en la economía, fundamental para su supervivencia. Y le dirán
frecuentemente que es como el sistema circulatorio en el cuerpo humano. Sin él,
el cuerpo no vive, y muere. Y de esta lectura se concluye que hay que cuidarlo
y darle todo tipo de ayudas para que permanezca sano, asegurando así que el
cuerpo se mantiene vivo, pues sin él todos estaríamos muertos. Tenemos que
cuidarlo bien. Y le aseguro que lo hemos tratado súper bien. Le hemos dado más
de 108.000 millones de euros públicos (de sus impuestos y los míos) para que no
colapsara (según el Tribunal de Cuentas, esta fue la cifra de dinero público
comprometida por España en ayudas a la banca privada entre 2009 y 2012). Y el
Banco Central Europeo, el BCE, una institución pública, le ha prestado millones
y millones de euros, a unos intereses ridículamente bajos, para asegurarse que
la banca no cae enferma y se nos muera, porque ello sería fatal para todos
nosotros. Los directores de orquesta de todo este tipo de argumentación
favorable al sistema financiero son el Sr. Mario Draghi, presidente del BCE, el
Sr. Luis María Linde, gobernador del Banco de España, y el Sr. Luis de Guindos,
Ministro de Economía español, todos ellos banqueros o próximos a la banca, y
todos ellos están subrayando que el mayor problema que tiene España no es la
falta de crédito para las familias y para las pequeñas y medianas empresas,
sino los salarios, demasiado altos según ellos.