En el ámbito académico se
tiene la peculiar arrogancia de emprender debates sobre teoría feminista sin
entrar a analizar nuestras numerosas diferencias y sin conceder espacio a las
significativas aportaciones de las mujeres pobres, Negras, del tercer mundo y
lesbianas. A pesar de todo, se me ha invitado a participar, en mi condición de
feminista Negra y lesbiana, para comentar las ponencias de la única sesión de
este congreso donde están representadas las feministas Negras y lesbianas. Es
triste lo que esto nos dice sobre la visión del presente congreso, celebrado en
un país donde el racismo, el sexismo y la homofobia son inseparables. Al leer
el programa del congreso no cabe sino deducir que las mujeres lesbianas y
Negras no tienen nada que decir sobre el existencialismo, sobre el erotismo,
sobre la cultura de las mujeres y el silencio, sobre el estado actual de la
teoría feminista o sobre la heterosexualidad y el poder. ¿Y qué significa en el
aspecto personal y político que las dos únicas mujeres Negras que hemos tenido
voz en el Congreso hayamos sido convocadas a última hora? ¿Qué significa que
las herramientas del patriarcado racista se empleen para examinar los frutos de
dicho patriarcado? Significa que la amplitud del cambio posible y permitido es
escasísima.