Hobsbawm, la última entrevista” Por Wlodek Goldkorn (*)
La
noticia de la muerte del capitalismo es por lo menos prematura, el sistema
económico social que desde hace algunos siglos gobierna el mundo no está ni
siquiera enfermo, y basta mirar a China para convencerse de ello y para leer el
futuro. En Oriente, masas de campesinos están entrando al universo del trabajo
asalariado, abandonan el mundo rural y se convierten en proletarios. Ha nacido
un fenómeno nuevo, inédito en la historia: el capitalismo de Estado, donde la
vieja burguesía intelectual, creativa y, si cabe, rapaz —como la describía Marx
en el “Manifiesto Comunista”—, es sustituida por las instituciones públicas. En
suma, esto no es el fin del mundo, y ninguna revolución está a la vuelta de la
esquina, simplemente el capitalismo está mudando la piel.
Eric
Hobsbawm desciende con una especie de montacargas por la empinada escalera de
su casa de Highgate, en Londres, no muy lejos, precisamente, del lugar donde
descansa su gran maestro e inspirador, Karl Marx. Ha sido sometido a una
operación, y por eso camina con dificultad. Tiene 95 años, pero si el cuerpo
muestra las marcas de la edad, la cabeza de este señor, considerado el máximo
historiador contemporáneo, es la de un joven. Está escribiendo un ensayo sobre
Tony Judt, un intelectual británico fallecido prematuramente, hace dos años.
Habla en la BBC, está más activo que nunca. Y nunca ha dejado de ser marxista.
Y, si para esta entrevista con L’Espresso , una de las poquísimas que ofrece,
pidió que le mandasen las preguntas por email, y aunque comenzara según el
esquema acordado, después de pocos minutos pasa a un acelerado y espontáneo
diálogo con el interlocutor.
“
Me pregunta si es posible el capitalismo sin crisis”, comienza. “No. A partir
de Marx sabemos que el capitalismo funciona precisamente a través de crisis, y
restructuraciones. El problema es que no podemos conocer la gravedad de la
crisis actual porque aún estamos dentro de ella”.