Discusión
sobre democracia y representación entre los filósofos Jacques Rancière,
inspiración para pensar el 15M, y Ernesto Laclau, teórico de referencia en
Podemos.
Ernesto Laclau |
El
16 de octubre de 2012, en la Universidad de San Martín de Buenos Aires, el
filósofo francés Jacques Rancière impartió una conferencia que llevaba por
título “La democracia hoy”, en el marco de una semana de conferencia en Buenos
Aires y Rosario organizadas por la UNSAM
y la editorial Tinta Limón.
En
esa conferencia, Rancière desarrolló su ya conocida reflexión sobre el tema: la
democracia no es ningún régimen de gobierno, sino la manifestación, siempre
disruptiva y conflictiva, del principio igualitario. Por ejemplo, cuando los
proletarios del siglo XIX deciden no actuar como si fuesen simple "fuerza
de trabajo", sino personas iguales a las demás en inteligencia y
facultades, capaces de leer, pensar, escribir o autoorganizar su trabajo. La
democracia sería de ese modo lo ingobernable mismo en su manifestación, es
decir, la acción igualitaria que desordena el reparto jerárquico de lugares,
papeles sociales y funciones, abriendo el campo de lo posible y ampliando las
definiciones de la vida común.
"No
hay Estado democrático”, afirmó intempestivamente Rancière ante un auditorio
muy interesado en los escenarios de los gobiernos progresistas de la región
(Venezuela, Argentina, Ecuador, Uruguay, etc.). Es decir, no hay traducción
institucional posible de este fondo disruptivo, expansivo, de la política. En
todo caso pueden darse algunos efectos, en términos de libertades o derechos.
Pero “la democracia no se identifica con una forma de Estado, sino que designa
una dinámica autónoma con respecto a los lugares, a los tiempos, a la agenda
estatal”.