Por Manuel Monereo

En primer lugar, hoy se
tiende a olvidar el alineamiento sin fisuras con la Administración
Norteamericana y con la OTAN. Los gobiernos del PSOE nunca han tenido dudas
sobre estas cuestiones, sabiendo como sabían que una parte mayoritaria de la
opinión pública española es pacifista y que la izquierda social y cultural
defendió siempre el no alineamiento. Se dirá que Zapatero retiró las fuerzas de
Irak; esto es verdad, pero se olvida, de un lado, que era una promesa firme y
clara de Zapatero que tenía detrás las mayores manifestaciones públicas de la
historia democrática de España y, de otro, que una de las últimas decisiones de
Zapatero fue la ampliación de la base de Rota, desde un posicionamiento muy
definido en favor de la estrategia político-militar norteamericana contra Rusia
y China.
En segundo lugar, la Unión
Europea. Las crisis hacen que todo parezca mucho más claro. Hoy sabemos que la
UE era algo más que los fondos FEDER y su famoso “modelo social”. Para el PSOE,
representando a los poderes económicos y a las élites políticas, la UE ha sido
una auténtica “fuga” de los problemas estructurales de España y una apelación
permanente a una benéfica Europa que nos iría resolviendo las dificultades que
surgieran en el camino. Hoy sabemos que la UE es el problema y que detrás de
tanta palabrería hueca lo que se esconde es un diseño neocolonial que nos hace
cada vez más dependientes y subalternos de una Europa bajo hegemonía alemana.