República y
republicanismo: una aproximación a sus itinerarios de vuelo
Sergio Ortiz Leroux *
El renacimiento del republicanismo en la teoría política
contemporánea ha vuelto a poner en el centro los estudios sobre la genealogía
histórica de esta singular tradición de pensamiento político. Este trabajo
ofrece un acercamiento a las definiciones genéricas y específicas de la noción
de república y una aproximación a los itinerarios de vuelo de los conceptos de
republicanismo y república. Todo ello con el propósito de ofrecer una clave de
lectura para diferenciar al republicanismo democrático–radical del
republicanismo liberal–democrático y, al mismo tiempo, analizar las
consecuencias asociadas a la puesta en práctica de esa operación clasificatoria.
INTRODUCCIÓN
Todo renacimiento es un volver a comenzar. Un nuevo
comienzo en el cual el pasado toca la puerta del presente a fin de abrir brecha
hacia el futuro. El caso del republicanismo no es la excepción. Su renacimiento
en los últimos años no es fruto de la casualidad ni de una supuesta voluntad
divina o ley histórica, sino resultado de un vacío o malestar diagnosticado en
el cuerpo político de las sociedades contemporáneas. Vacío que fue llenado
mediante un clavado hacia el pasado con la mirada puesta en el porvenir. El
renacimiento de la tradición republicana en las ciencias sociales y humanidades
tuvo su origen en el trabajo de un singular grupo de historiadores (Bailyn,
Wood y Pocock) que, en la segunda mitad del siglo XX, se dieron a la tarea de
rastrear los orígenes teóricos de la tradición institucional angloamericana en
fuentes historiográficas hasta entonces desconocidas. Empero, este renacimiento
no se circunscribió estrictamente al trabajo de reconstrucción histórica.
Juristas, politólogos, economistas y filósofos, entre otros, aprovecharon
también el impulso para revisar algunas de las discusiones propias de sus
respectivas disciplinas. El ejemplo de la teoría política contemporánea es
altamente ilustrativo. El renacimiento de la teoría política republicana está
asociado a una crisis por partida doble: por una parte, una crisis de
representatividad y legitimidad de las democracias liberales "realmente
existentes", que han sustituido la figura del ciudadano por la del consumidor
y las virtudes cívicas clásicas por las virtudes institucionales modernas; y,
por la otra, una crisis de los fundamentos normativos de la teoría liberal
contemporánea, especialmente el liberalismo conservador,1 que ha acabado por
divorciar la idea de libertad individual del catálogo de libertades públicas al
suponer que la primera nada le debe a las segundas. En el camino de ofrecer
respuestas a estos problemas se fueron dibujando los contornos del
republicanismo contemporáneo. No es éste el lugar, aclaro, para abordar en
detalle este debate y sus diferentes aristas. En otro lugar podremos
"entrarle al quite", como se dice coloquialmente. Simplemente lo
menciono con el objeto de ilustrar el contexto en el cual renació el
republicanismo tanto en la política como en la teoría de la política
contemporáneas. Lo que sí me interesa resaltar, en todo caso, es que la crítica
republicana de la teoría y práctica liberales abrevó de la tradición
republicana para cargarse de fuerza, sustancia y energía. Si lo anterior es
cierto, entonces el objetivo de este trabajo es ofrecer el "itinerario de
vuelo" de las nociones de republicanismo y república tanto en el plano de
la clarificación conceptual como en la dimensión de la historia de las ideas.
Hacemos lo anterior no porque tengamos una suerte de nostalgia por el pasado,
sino porque partimos de la sospecha –algunos le llaman hipótesis– de que el
discurso republicano de nuestros días tiene mucho que aprender del
republicanismo clásico y moderno, si es que quiere mantenerse vigente. La
actualidad del republicanismo contemporáneo radica, precisamente, en que no
niega ni se avergüenza de su tradición al momento de advertir los riesgos de un
proceso de modernización que se mira a sí mismo con soberbia y autosuficiencia.
Por el contrario, el republicanismo contemporáneo se siente orgulloso de esa
tradición, la presume en público y recurre a ella a fin de reconstruir
críticamente los excesos narcisistas de nuestra modernidad.