Por Miguel Angel Domenech
¡ Juan de Mariana!. Su De rege et regibus institutionis es magnífico y no desmerece de la fama que tuvo, digno de dar nombre a Marianne, en la Revolución Francesa. Es muchísimo mejor que la literatura antimonárquica de su época: la famosa Vinditiae contra tyrannos, los monarcómacos, Hotman, Bèze, Duplessis, y por supuesto mucho más allá que los antimonárquicos hugonotes o calvinistas como Althusius, etc.
Juan de Mariana no se anda fundamentando el poder en Dios
como todos los anteriores, o en un iusnaturalismo de inspiración Aristóteles
pasado por Tomas de Aquino. . Es absolutamente laico y republicano. El poder procede de la “voluntad del pueblo” y
punto. Procede de ”toda la republica”, incluso
menciona la “voluntad d e la multitud”. Nada de perderse en la
voluntad de “los mejores”, o la “ mejor parte”, o los cuerpos mas selectos
en saber y clase intermediarios que actúan como éforos naturales de
Althusius y el republicanismo calvinista
. Las leyes, igualmente, no son de un
derecho natural o de trascendencia alguna sino son puras creaciones de la
voluntad popular expresadas, actual o tradicionalmente, pero de origen popular.
Los monarcas, se deben a la salud de la res publica y está justificado su
deposición y asesinato, incluso por un particular, incluyendo, – aunque es una cobardía- con veneno y a
traición. ( En los monarcómacos y
literatura hugonote, el tiranicidio era
reservado a las elites reflexionantes,
piadosas y concertadas, un particular
plebeyo…¡ni se le ocurra ! )
El tiranicidio se justifica no solo por herejía, y actuación contraria a la fe ( lo que les pasaba a los monarcómacos, hugonotes y calvinistas
y que en Mariana es citado solo de manera marginal ), sino por razones de salud
publica y conservación de la res
republica. En la línea de secularización y autonomía d e lo político de Maquiavelo, el criterio d e
lo político es la utilidad pública, no la consideración de trascendencia religiosa o moral ajena a la moralidad que genera la propia polis, de bien común y salud y publica. Incluso sus citas bíblicas- escasas- las toma como acontecimiento
histórico de ejemplo laico – como Spinoza haría después- , pero no como expresión de mandatos divinos en una historia sagrada providencialmente
desplegándose. Es básicamente y radicalmente moderno. ¡ Es nuestro
Maquiavelo!.
Se pueden añadir más tesoros que en él se encuentran, digno
de la tradición republicana mas genuina,
como la conducta v virtuosa y la fama mundana como motivación genuina en lo
político y conducta publica-tan arendtiano y republicanista- y ya
muy lejos d e premios celestes. Además, y por supuesto, la hipotética delegación
del poder del pueblo en la autoridad real – contrato originario en el que
menciona de mala gana, como un contractualita
con reticencias- ( a lo Rousseau)- es constantemente reversible y
revocable. Más aún: la figura misma de un rey y de los funcionarios aristocráticos que le rodean es siempre susceptible- por
naturaleza- de corrupción y abuso. No tiene remedio: “siempre serán una peste”
dice expresamente-
Su lectura es una mina.. Los revolucionarios franceses, y sus herederos, hicieron de su nombre, bandera del radicalismo de las siguientes revoluciones, que simbólicamente adoptarían en su iconografía la imagen de Mariana, la mujer que guia al pueblo e icono de la República Francesa, hoy en casi todos los despachos , salones oficiales y documentos de ese país. Esa Marianne, es curiosamente, la personalización del nombre de Juan de Mariana traducido al francés de manera literal.: Mariana- Marianne,. Así se le hizo una inesperada justicia.
(1),. Tengo a mano la versión en latín en que fue escrita
para verificar si el traductor no ha exagerado en los términos y no hay duda:
“voluntas populi” “ multitudo”, “ res publica”,.