Por
DIEGO FARPÓN (*)
La
Unión Europea es el resultado histórico del proyecto que, tras la II Guerra
Mundial, plantearon los Estados Unidos de América en el conocido como “Plan
Marshall”. Un proyecto que fue adoptado en 1947 por dieciséis países europeos y
que, finalmente, sería formalizado y constituido en 1948 por dieciocho países
que alumbraron la Organización Europea de Cooperación Económica. Este proyecto,
lejos de ser un plan altruista para la reconstrucción europea, como considera
el imaginario popular, es “una forma de disciplinamiento de los gobiernos
europeos, de cara a su subordinación a la nueva potencia hegemónica que es
Estados Unidos”. ¿Por qué? Porque se trata de llevar a cabo una reconstrucción
determinada de Europa, que sirva a los intereses del imperialismo estadounidense:
no va a haber fondos estadounidenses para políticas que enfrenten los intereses
estadounidenses. El Plan Marshall es, pues, la forma de dominar económicamente
el continente europeo, reconstruyéndolo en función de los intereses
estadounidenses, y de manera subordinada a los mismos.