Miguel Angel Domenech
Cuando se aborda el crispado
problema que para nosotros los españoles
supone la cuestión del laicismo, se echa de menos la pacificación a que han
llegado otros ciudadanos de otros
sitios: los alemanes, los ingleses, los de países nórdicos a pesar de los
violentos y enfrentados antecedentes de la cuestión en la historia de todos
ellos. Incluso entre nuestros vecinos de Francia, la polémica del laicismo, caballo de batalla
de toda la historia de su República ya no es sentido como una polemos, una polémica, un combate, sino
como una problemática sin interés candente y
con cierto sabor rancio. Allí, en lo que al enfrentamiento con la Iglesia católica se refiere, y sin perjuicio de otras versiones reaparecidas de la confrontación ( islamismo) , parece que se han hecho ciertos los
deseos de Jean Jaurès:
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