La
experiencia política de Gramsci y su elaboración teórica nos previenen del
mecanicismo aún latente en la izquierda contemporánea, que sigue ligando cambio
a excepcionalidad, crisis económica a crisis política terminal
El legado de Antonio Gramsci
ha sido reivindicado, desde posiciones políticas heterogéneas, por diversos
movimientos del cambio social en las últimas cuatro décadas. En este contexto,
¿cuál sería el núcleo básico que el pensamiento de este autor aporta al debate
del cambio en la sociedad contemporánea?
Frente a la extendida
afirmación de raíz althusseriana de Gramsci como “teórico de las
superestructura”, la pregunta anterior podría responderse de manera más
adecuada desde la concepción de Gramsci como “teórico de la coyuntura”.
Al dar importancia al
análisis de la coyuntura, se entiende cómo, a pesar de su dispersa obra y de su
heterogénea recepción, Gramsci ofrece una posición teórica, muy coherente,
marcada por el clima social e intelectual del marxismo posterior a la
Revolución rusa, en el que la interpretación de la conciencia revolucionaria
ocupa un lugar central.