POR Joan Tafalla (*)
Introito
“Todas
las cosas le parecen naturales al hombre cuando se acostumbra a ellas. La razón
primera de la servidumbre voluntaria es la costumbre. Es lo mismo que les
sucede a los más briosos caballos que al principio muerden el freno y después
juegan con él; si antes resistían bajo la silla, ahora se ponen bajo el arnés y
orgullosos se pavonean bajo la armadura. Piensan que ellos han sido siempre
súbditos, que sus padres han vivido siempre así. Piensan que deben soportar el
mal, se persuaden mediante ejemplos y ellos mismos consolidan el dominio de los
que los tiranizan con el argumento de la duración ese dominio. Pero los años no
dan el derecho a hacer el mal. Por el contrario ellos acrecientan la injuria”.
Étienne
de La Boétie, Discours de la servitude volontaire, 1.548.
Preámbulo:
Mi intervención de hoy
pretende mostrar algunas cosas:
No se puede hablar de la
deuda de/y en el Reino de España si se pierde la perspectiva del secuestro de
la soberanía económica monetaria de los estados europeos por parte de la UE.
Los Tratados de la Unión hacen imposible resolver este problema dentro de la UE
y, aún menos dentro de la UEM.
Lo que impide la
independencia real, no retórica, ya sea de España, ya sea de las naciones que
hoy viven en el interior de ese estado-nación en decadencia, es el yugo de la
EU, de la UEM, y de la deuda.
De lo que se deduce que no
se puede resolver el problema de la deuda sin recuperar la soberanía económica
de los pueblos de España desde una perspectiva nacional-popular.
Pero la liberación de la
servidumbre de la deuda es tarea colectiva de los pueblos que compartimos ese
estado que se llama Reino de España. Las agendas políticas propias de cada uno
de los pueblos debe ser respetada. Pero las oligarquías que nos oprimen a todos
actúan de forma coordinada, aunque no exenta de contradicciones.
Los pueblos del Reino de
España o, incluso, los pueblos ibéricos sólo nos salvaremos de la servidumbre
de la deuda si somos capaces de colaborar y de coordinar nuestras acciones. No
sólo en lo táctico, sino sobre todo, en lo estratégico: ¿Qué tipo de soberanía
deseamos construir? ¿Preferimos ser estados supuestamente independientes pero
no soberanos dentro de la UE y de la UEM? ¿O realmente deseamos la soberanía,
es decir la democracia también en lo económico?
En el actual contexto de
internacionalización del capital, de financiarización de la economía y de
contradicciones interimperialistas ¿es posible resolver el problema de la deuda
sin encontrar formas de colaboración económica entre los pueblos de la
Península Ibérica o, más allá, del Sur de Europa?