QUENTIN SKINNER: THOMAS HOBBES, EL CONTRARREVOLUCIONARIO
Anaclet Pons (1)
·
Corey Robin, profesor de ciencia política en el Brooklyn
College, autor de Fear: The History of a Political Idea, analiza en The Nation
la nueva entrega que Quentin Skinner le dedica a su obsesión preferida, Thomas
Hobbes: Hobbes and Republican Liberty
(CUP, 2008). Como tambien es en parte la mía, y la de tantos otros, rebasaremos
por esta vez los estrechos marcos cronológicos de la historia contemporánea.
Aunque, como se verá, no tanto.
La revolución envió a Thomas Hobbes al exilio; la reacción
lo trajo de vuelta. En 1640, los
parlamentarios opuestos a Carlos I, como John Pym, estuvieron denunciando “la predicación en favor la
monarquía absoluta, con lo que el rey podría hacer lo que deseara”. Hobbes había terminado de escribir en aquel momento
The Elements of Law, haciendo justamente eso. Después de que un alto consejero
del monarca y un teólogo con ilimitados poderes reales fueran arrestados,
Hobbes decidió que era hora de marcharse. Sin ni siquiera esperar a que le
empaquetaran sus cosas, huyó de
Inglaterra rumbo a Francia.
Once años y una guerra civil después, Hobbes abandonó Francia y regresó a Inglaterra. Esta
vez, estaba huyendo de los realistas. Como antes, Hobbes acababa de terminar un
libro. Su Leviatán, como más tarde explicaría, “lucha en nombre de todos los
reyes y de todos aquellos que bajo cualquier nombre llevan los derechos de los
reyes”. Fue esta aparente indiferencia sobre la identidad del soberano lo que
ahora le estaba creando problemas. Su Leviatán justificada, mejor dicho, exigía
que los hombres se entregaran a cualquier persona o personas que fueran capaces
de protegerlos de un ataque exterior y de los disturbios civiles. Con la
monarquía abolida y las fuerzas de Oliver Cromwell controlando Inglaterra y
encargándose de la seguridad de las personas, el Leviatán parecía recomendar que todos,
incluidos los realistas derrotados, profesaran lealtad a la Comunidad
(Commonwealth). Este argumento ya contaba con versiones previas, ofrecidad por
Anthony Ascham, embajador de la
Commonwealth, asesinado por los realistas exiliados en
España. Así, cuando Hobbes se enteró de que los clérigos estaban tratando de arrestarle en Francia -el Leviathan también era vehementemente
anticatólico, tanto que ofendió a la reina madre- salió de París y regresó a
Londres.
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