Por
Raquel García Bouzas.(*)
Iniciando
la tarea de investigación sobre el contenido del concepto de libertad, de sus usos
históricos y de los actos y textos de los intelectuales y de los agentes políticos
involucrados en el debate teórico sobre este tema, ofrecemos una versión
abreviada de las posiciones de Quentin Skinner, uno de los protagonistas del
debate, integrante de la llamada Escuela de Cambridge. (1)
Skinner
comienza afirmando que por la continua influencia de T.Hobbes y otros teóricos
“góticos” que escribieron sobre el gobierno y la libertad, se ha perdido el contacto
con una idea de libertad política característica de la teoría política renacentista.
Algunos de los más importantes teóricos contemporáneos como J.Rawls y R.Nozick
también insisten en la visión “gótica” de la política. Es aquella en que la libertad
es un derecho natural, “el antónimo de libertad es coerción, y la maximización de
la libertad es vista como el objetivo (quizás el único) de la tarea de los
gobiernos ilustrados”.1
James
Harrington, un autor inglés interesado en la idea del estado libre en su obra Commonwealth
of Oceana, de 1656, señaló la existencia de dos períodos en la historia del pensamiento y la práctica de los
gobiernos; el primero, iniciado por Dios mismo con la creación del Commonwealth
de Israel, dio lugar a la era “en la que el concepto de autoridad política fue
analizada en términos de libertad cívica e igualdad ”.
Luego,
siguió un período largo y una declinación melancólica en la era de la prudencia
moderna, que, finalmente, llevó a una era inaugurada por Julio César cuando
dejó de lado “la libertad de Roma” abriendo el camino a los bárbaros, que
deformaron la faz del mundo con sus formas de gobierno. Comenzó entonces el
esfuerzo por erradicarlos restos de la antigua prudencia, sustituyéndolos por
el pensamiento político moderno. El líder de este movimiento destructivo fue
T.Hobbes, cuyo Leviatán Harrington trata como el más grande monumento del
barbarismo “gótico” en la historia literaria sobre el arte del gobierno.
Skinner
se propone en el Cap. 5 de “Visions of Politics”, concentrarse en la teoría política
del Renacimiento y en particular en el análisis de la libertad en los
“Discorsi” de Maquiavelo. Uno de sus objetivos en ese trabajo fue restaurar,
revisar y desarrollar l adefensa tradicional de formas comunales de la
libertad. En los Cap. 6 y 7 se dedica a examinar con mayor detalle la teoría de
la libertad de Maquiavelo, contrastándola conel concepto sostenido por los
autores contemporáneos del pensamiento liberal.
.“Si
nosotros nos preguntamos cómo podemos esperar mantener nuestra libertad como miembros
de asociaciones civiles, los exponentes contemporáneos de las políticas góticas
tienden a responder en eco y endorsando la clásica afirmación de que esta tarea
no es meramente de importancia global sino de excepcional dificultad”… “Los exponentes
contemporáneos de la aproximación gótica se contentan generalmente con repetir
la respuesta dada por Hobbes en el Leviatán”.2
Skinner
se remite entonces a la obra de J.Rawls “A Theory of Justice”, en la que este autor
asume la tesis de Hobbes referente al carácter egoísta de nuestros impulsos, que
nos llevan al interés propio y al aumento de nuestra libertad personal -lo más posible-
incluso en perjuicio de la de los demás. Esta teoría de la justicia está basada
en la idea de la limitación del altruismo.
Para
un teórico neo-romano, como Maquiavelo, el problema es más complicado. Para este
autor, la mayoría del pueblo sólo quiere no ser dominado, por lo que su deseo principal
es vivir libremente, persiguiendo sus propios fines lo más lejos posible, sin inseguridad
o innecesaria interferencia. Quieren, en particular, ser capaces de disfrutar el
beneficio común de una forma libre de vivir. Skinner cita el cap. I,XVI, y el
II, de El Príncipe, para sostener cómo se vive como hombres libres y no como
esclavos, según Maquiavelo. Aquellos quieren vivir sin temor, conduciendo a su
familia sin ansiedad por su honor o bienestar, estando en una posición libre de
poseer su propiedad sin desconfianza. Estos son los beneficios que nos permiten
reconocer y gozar el hecho de que hemos nacido en la libertad y no como
esclavos. Sólo se puede ser libre, siguiendo este razonamiento, en una
comunidad basada en instituciones libres, en las que todos, como ciudadanos,
participen. Nadie, en esas circunstancias, estará sometido a la voluntad de
ningún particular o grupo.
Skinner
sostiene que 3 “La exigencia básica de Maquiavelo es que si queremos prevenir
que nuestro gobierno caiga en manos de individuos o grupos tiránicos, debemos
organizarnos de modo que éste permanezca en manos de los ciudadanos como un
todo.” En el pensamiento de Maquiavelo, la libertad es una forma de servicio, siendo
la devoción al servicio público la condición necesaria para mantener la
libertad personal. La libertad, tanto pública como privada, sólo puede ser
mantenida si la ciudadanía en su conjunto dispone de la cualidad de la virtú.
Por el contrario, sucedeque muchos de los ciudadanos son corruptos, colocando
sus intereses privados por delante del bienestar público. El ocio y la ambición
pueden pervertir las instituciones libres. El pueblo, confundido por una falsa
imagen del bien, a menudo busca su propiaruina.4
Según
Skinner, los modernos teóricos góticos asumen que el problema fundamental de la
teoría de la libertad y aún de la teoría del estado es divisar la mejor manera
de adjudicar entre competidores egoístas. El problema es resuelto cuando cada
persona es capaz de disfrutar igual derecho al más extenso sistema de
libertades básicas compatible con un igual sistema de libertades para todos.
Para la teoría neorromana, en cambio, el problema final es encontrar algunas
formas de trasmutar nuestra tendencia de fin autodestructivo hacia la
corrupción en un virtuoso compromiso con el bien común.
Señala
Skinner que cuando Maquiavelo atiende a la solución del problema de la corrupción
introduce la acción favorable de la fortuna en dos formas: un gran padre fundador,
y una sucesión de líderes que reemplacen la corrupción por la virtú. Sin embargo,
la grandeza de una ciudad no es totalmente el resultado de la suerte, también
es susceptible de razón y de elaboración de normas, cuando “el amor a su país
fue más potente en el conjunto de los ciudadanos que cualquier otra consideración”.
Ese amor es producto de una adecuada educación, que hace a un ciudadano
virtuoso. El concepto es el de Erasmo, cuando sostiene que “el pueblo no nace,
se hace”. De esta idea proviene la costumbre de los libros pedagógicamente orientados
a la educación de los líderes para que sean virtuosos y deseen servir al bien
común. Sin embargo, Maquiavelo confía más en el ejemplo del líder virtuoso, para
combatir la corrupción. Es posible reanimar la antigua virtú de una república
simplemente por el significado de hechos ejemplares. La llegada a la escena política
de un líder ejemplar es siempre un regalo de la fortuna, y en consecuencia constituye
un designio de promoción de la virtú en el conjunto del cuerpo ciudadano. Pero,
dependiendo de la fortuna este hecho, Maquiavelo sigue teniendo en cuenta que la
mayor parte del pueblo es generalmente corrupto. Coloca así toda su confianza
en el poder coercitivo de la ley, para que actúe como guardián de nuestras
libertades: “es posible hacer a los hombres mejores y menos ambiciosos por
medio del temor al castigo”.
El
rol indispensable de la ley es entonces detenernos ante la corrupción e imponernos
la necesidad de comportarnos como ciudadanos virtuosos, haciendo menos tentador
el seguir la tendencia natural de perseguir nuestro interés propio a expensas
del bien común. “El hambre y la pobreza hacen a los hombres industriosos,
mientras que las leyes los hacen buenos”. Pero, ¿cómo puede la ley ser usada
para proteger nuestra libertad? Maquiavelo aclara que la forma más obvia es
detener a aquellos que interfieren en la libertad que tenemos de buscar
nuestros propios fines. Otra es la que previene que posiciones de suprema
autoridad se usen para promover ambiciones corruptas a expensas del bien común.
Para ello esas posiciones se establecerán por períodos limitados y con el único
propósito de resolver la emergencia: “la prolongación del mando militar supremo
esclavizó a Roma”. El uso corrupto de la fortuna también es otra forma de
interferir con la libertad. Si se es muy rico, se puede equipar un ejército que
someta la libertad de toda la ciudad. “Lo más útil que puede hacer una ciudad
porsí misma es mantener pobres a sus ciudadanos”.
Maquiavelo
tiene una propuesta abarcativa de todo el problema de la libertad del ciudadano,
argumentando en el cap.5 del Libro 1 de El Príncipe, que lo que es más
necesario es un magistrado encargado de la tarea específica de cuidar la
libertad delos ciudadanos contra los que traten de interferirla.
El
Análisis que hace Maquiavelo de la relación entre ley y libertad se funda en
premisas familiares, pero no concierne meramente al hecho obvio de que si
actuamos consistentemente de un modo autointeresado, violaremos la libertad de
otros. Agregaque si estamos ciegos por las estratagemas de los líderes
corruptos, o corrompidos por fraudes colectivos, esto tendrá el efecto no sólo
de transformarnos en antisociales, sino de llevarnos por caminos de
autodestrucción. La ley no sólo está para hacernos respetar la libertad del
otro, sino para liberarnos de nuestra natural pero destructiva tendencia de
seguir el interés propio. La ley puede y debe ser usada para forzarnos aser
libres.
Según
Skinner, los teóricos góticos han estigmatizado esta afirmación de Maquiavelo, tomándola
como un malentendido. La libertad, dicen, significa ausencia de compulsión, entonces,
para hablar de un pueblo libre por medio de la fuerza es propagar una confusión
de términos. Por el contrario, sostiene Skinner, para Maquiavelo es
imprescindible que la ley nos obligue por la fuerza a proteger y defender nuestra
libertad. Sus argumentos se basan en la visión pesimista de la naturaleza humana,
dado que es imposible eliminar nuestra tendencia a actuar corruptamente. Dado
que la corrupción es la antítesis de la virtú, mientras la virtú es
indispensable para mantenertanto las libertades personales como las públicas,
nuestra conducta corrupta debe ser neutralizada si el vivere libero, y además,
nuestra libertad, -ambas- son preservadas.
Eso
sucede si la ley opera canalizando nuestra conducta de modo que, aunque
nuestras razones para actuar sean motivadas por el interés propio, tenga
consecuencias que, aunque no intencionadas, sean las que promueven el interés
público. Siguiendo este razonamiento, Maquiavelo considera que el método más
seguro es buscar los elementos comunes de los más exitosos códigos constitucionales
dé la antigüedad. En cambio, para un teórico gótico contemporáneo, como
J.Rawls, el objetivo es llegar a un punto fuera de la historia, una imaginada convención
constitucional, para fundamentar legalmente a las sociedades libres. Sin
embargo, hay una coincidencia entre ambos autores, ya que son partidarios de la
legislatura bicameral. La diferencia está en que para Rawls el valor especial
de la constitución qué diseña es que provee, a cada uno, al menos
potencialmente, igual acceso al poder, formas iguales de prevenir cualquier
atropello de los derechos individuales y por lo tanto igual capacidad para
defender sus libertades. Para Maquiavelo, al contrario, la razón para preferir
ese tipo de constitución radica en su única potencialidad para convertir a los
vicios privados en beneficios públicos, mientras nos obliga a respetar nuestra
libertad tan bien como la de los otros.
Todo
esto se vincula con la afirmación de que en toda sociedad hay dos actitudes
divergentes, la de los grandi y la del pueblo ordinario. Instituyendo un sistema
bicameral, esta rivalidad puede ser explotada en ventaja para el público, como
pasó en Roma, entre el Senado y el Tribunado. Los dos grupos opuestos, cada uno
representando intereses particulares, mantienen una vigilancia continua sobre
el otro; este balance tenso equilibra bloqueando las propuestas sectarias,
logrando que se tenga en cuenta el interés de toda la comunidad. Maquiavelo
considera que la religión juega un papel importante en esta acción de obligar a
la población a respetar su propia libertad. Cree que los cristianos se
preocupan fundamentalmente por la vida eterna yno ponen toda su voluntad en la
felicidad de esta vida terrenal; sus prácticas favorecen el ocio, más que la
virtú.
Siguiendo con la comparación con los teóricos
góticos, Skinner afirma que para éstos, como Rawls, la ley debe intervenir para
forzar al intolerante a respetar la libertad delos demás, mientras que para
Maquiavelo el problema es cómo interpretar a la religión desde el punto de
vista de la virtú, cómo prevenir que corrompa la vida pública retaceando
nuestra libertad. Una forma es que la ley reconozca la santidad de los
juramentos, que son promesas en las que el nombre de Dios es la garantía de su
cumplimiento.
La
idea de libertad negativa: perspectiva maquiavélica y moderna.
Skinner
se propone en el Cap. 7 de Visions of Politics explorar y aumentar la
comprensión de los conceptos que empleamos en argumentos sociales y políticos. De
acuerdo a su método, enfoca su trabajo hacia un concepto central en las discusiones
sobre teoría social y política, el de libertad política, la extensión de la
libertad de acción atribuíble al
individuo en los confines impuestos a ellos por su carácter de miembros de
asociaciones civiles. Señala que en general ha predominado el concepto de libertad
negativa, sobre todo a partir de las obras de J. Bentham y de I. Berlin. Se
trata de que, como dice MacCallum “cuando la libertad de un agente o agentes
está en cuestión, es siempre la libertad restringida o constreñida, o
interferida por, o una barrera a hacer algo, no hacerlo, o considerarlo
conveniente.” Esta concepción de la libertad negativa recorre todo el
pensamiento político contractualista moderno. Para Hobbes la libertad significa
ausencia de oposición, y lo mismo sucede para J.Rawls.
Según
Skinner, es cierto que, a pesar de un gran consenso, siempre ha habido disputas
entre los proponentes de la tesis negativa sobre la naturaleza y las
circunstancias en las cuales es apropiado decir que la libertad de determinado
agente es o no es restringida o violada. Es que siempre ha habido distintas
creencias sobre qué cuenta como oposición, sobre si es una oposición que limita
la libertad o si es meramente la limitación de la habilidad de los agentes para
actuar. Rousseau, por ejemplo, considera que el mantenimiento de la libertad
personal depende del funcionamiento de los servicios públicos, y las cualidades
necesarias en cada individuo para que ello suceda son las virtudes cívicas. La
libertad presupone entonces la virtud, ya que sólo el virtuoso está verdadera y
completamente capacitado paraasumir su propia libertad.
Los
partidarios actuales de la libertad negativa asumen los puntos de vista de
Hobbes,y dado que la libertad de los súbditos debe implicar la inmunidad del
servicio a la Commonwealth, decir que se me hace libre por cumplir
virtuosamente con mis deberes sociales, igualando deber con interés, es
simplemente “echar una manta metafísica sobre una confusión o una deliberada
hipocresía”, en palabras de I.Berlin. Algunos teóricos actuales, como Charles
Taylor, entienden en cambio que hay libertad sólo “enel ejercicio de ciertas
capacidades”, y de ese modo, “no somos libres o somos menoslibres cuando estas
capacidades están incompletas o bloqueadas”. El debate entre bosque piensan a
la libertad social como un concepto de oportunidad negativa y los que piensan
en él como un ejercicio positivo tiene que ver con la disputa sobre la
naturaleza humana.
La
tesis de Skinner, fundamentada históricamente, es que el concepto de libertad
negativa se combinó en otra época con los ideales de la virtud y el servicio
público, de un modo que es imposible, de la forma en que hoy se toma, asumirla
sin considerarla incoherente. Por eso es necesario exhumar a los grandes
filósofos del pasado para que nos ayuden a lograr mejores respuestas a nuestras
propias preguntas. Debemos hacerlo en nuestro propio idioma, tratando de
reconstruir sus ideas, intentando ver qué estaban haciendo cuando presentaban
sus argumentos. Con respecto al concepto de libertad, Skinner sigue una línea
de investigación sobre la teoría republicana romanade la ciudadanía y la
vincula con la presentación que Maquiavelo hace en los Discorsi, afirmando su
tesis de que en este autor se encuentra la más aguda y elaborada teoría clásica
de la ciudadanía, centrada en la idea de libertas que caracterizaba al
pensamiento de la república romana. Refiriéndose a los grandi y al popolo,
señala que mientras éstos tratan de ser libres sin interferencia para seguir
sus intereses, los segundos simplemente quieren vivir en seguridad. La
república tiene por objetivo mantener a los ciudadanos libres de
interferencias, pero asegurando la continuidad de una vida pacífica. El
contraste crucial es entre los “hombres libres” y “los que dependen de otros”.
Si bien es claro que para Maquiavelo la libertad exige ausencia de obstáculos,
es necesario ver qué quiere decir cuando habla de comunidades libres. La
respuesta fácil es sostener que quiere decir lo mismo en ambas afirmaciones. Sin
embargo, queda claro que se refiere a la institución o mantenimiento de un
sistema de autogobierno. Nunca podemos esperar vivir una forma libre de vida
salvo que sea bajo un régimen republicano. Para Skinner el razonamiento de
Maquiavelo sobre este punto se encuentra en el lugar en que ubica la idea de
ambizione en la vida pública. El ejercicio de la ambición es invariablemente
fatal para la libertad de cualquiera contra quien se dirija exitosamente, ya
que toma la forma de una libido dominandi, un deseo de presionar a otros y
usarlos para los fines propios. Se manifiesta en dos formas, una, como el deseo
de los grandes de adquirir poder a expensas de sus conciudadanos, agrupando sus
propias fuerzas y otra, alejando el control del gobierno fuera del alcance del
público, para aumentarlo. De tres maneras podrían hacerlo: convenciendo al pueblo
para adoptar medidas que les convengan en contra del interés público, o siendo
reelegidos por sucesivos períodos favoreciendo el clientelismo, o utilizando su
fortuna para lograr el apoyo popular en medidas que fueran contra el bienestar
general. En todos los casos se trataría de la formación de facciones, y de
ellas provendría la ruina de la ciudad. Otra forma de ambizione se manifiesta
como la que tienen algunas comunidades deseosas de dominar a sus vecinas. Sólo
puede ser contenida si todos los ciudadanos defienden la ciudad con sus armas.
En cuanto a las cualidades del ciudadano que se deben cultivar para defender la
libertad, Maquiavelo destaca dos: una, la prudenza. Los sabios son los que
pueden hacer los cálculos de chances y probabilidades, demostrando su prudencia
al conducir la guerra, buscando la paz, afrontando los cambios de la fortuna.
La otra es el animo, el coraje, la determinación.
Para
Skinner estas ideas de Maquiavelo provienen de los historiadores y moralistas romanos,
para quienes la virtus generalis abarcaría la prudencia, la justicia, el coraje
yla temperancia. Si bien para muchos comentaristas Maquiavelo usa la palabra
virtú noen sentido moral sino como posesión de la energía o capacidad para
decidir un acto,p ara Skinner también lo usa consistentemente para describir
las cualidades humanas imprescindibles para que esos hechos puedan llevarse a
cabo. Son los talentos necesarios para fundar ciudades, prevenir las facciones,
evitar la corrupción, mantener el liderazgo, imponer ordenadamente un gobierno
e impulsar otras artes de paz. Por lo tanto, en el corazón de la teoría
política de Maquiavelo hay un mensaje puramente clásico, enmarcado en las
mismas palabras que han usado los antiguos teóricos.
Skinner
nos dice que “ Si preguntamos en virtud de qué cualidades, qué talentoso
habilidades, podemos esperar que se aseguren nuestra propia libertad y se
contribuya al bien común, la respuesta es: en virtud de las virtudes.5
Al
final de su exposición sobre el concepto de libertad en Maquiavelo, Skinner
vuelve ala propuesta inicial, para demostrar cuáles son las disputas sobre el
contenido de la idea de libertad negativa. Señala entonces que los términos del
actual debate son confusos y que la distinción entre los argumentos de
Maquiavelo y los de Hobbes han perdurado en él. La mayoría de los teóricos
actuales siguen sosteniendo y han convertido en un axioma que cualquier teoría
de libertad negativa debe ser en efecto una teoría de derechos individuales. La
libertad de acción es un derecho, es un derecho moral a la libertad. Se ve a la
libertad a la vez como un derecho natural y como la forma de asegurar nuestros
otros derechos.
Pero
esos son meros dogmas. La teoría neo-romana como la de Maquiavelo nos ayuda a
ver que no hay obligación concebible para pensar sobre nuestra libertad de esa
manera particular. La de Maquiavelo es una teoría de la libertad negativa,
“pero élla desarrolla sin hacer ningún uso del concepto de derechos individuales”.
“Mientras a menudo habla de lo que es honesto, o moralmente bueno, no conozco ningún
pasaje en su entera obra política en donde hable de agentes individuales como detentando
derechos. Por el contrario, la esencia de su teoría puede ser expresada diciendo
que la adquisición de la libertad social no es un asunto de derechos personales,
dado que indispensablemente requiere llevar a cabo deberes sociales.” 6
Según
Skinner los escolásticos contemporáneos de Maquiavelo y sus descendientes contractualistas
respondieron a estos argumentos de una forma similar. La mejor forma de
asegurar la libertad personal es concebirla como un derecho, como una especie
de propiedad moral, y defenderla absolutamente contra toda forma de
interferencia externa. Pero a esta objeción, dice Skinner, los teóricos neo romanos
presentan una fuerte réplica. Adoptar esa actitud, dicen, no es meramente el
epíteto de ciudadanía corrupta, es también, en alto grado, una instancia de
imprudencia. Todos los ciudadanos prudentes reconocen que, cualquier grado de
libertad negativa que puedan disfrutar, sólo puede ser el producto y si se
quiere la recompensa de un constante reconocimiento y propósito del bien
público a expensas de todo fin puramente individual y privado.
Skinner
concluye el Cap. 7 de Visions of Politics afirmando que es perfectamente claro y
en un sentido no metafísico, que aunque Maquiavelo nunca habla de intereses, es
posible decir que él cree que nuestro deber y nuestro interés es la misma cosa.
Sin desdecir su idea de que el hombre es vil, y que no hará nada que no le dé
ventaja personal, probará que la aparente paradoja del deber y el interés es en
realidad la más afortunada de las verdades morales. Pues si es cierto que al
menos a la generalidad de los hombres viles se les puede dar razones para
actuar virtuosamente, lo es igualmente que ninguno de ellos llevará a cabo
ninguna acción virtuosa.
Fuente. http://www.fder.edu.uy/contenido/ideas/documentos_2011/garcia-bouzas/maquiavelo-quentin-skinner.pdf
1La traducción, en
adelante, es nuestra. Q.Skinner, “Visions of politics”, vol ll, “Renaissance
Virtues”,págs.161-162.
2 Ob.Cit. pág. 161-162.
3 Skinner, Ob. Cit. Pág.
163.
4El Principe, cap. I.
5 Visions of Politics,
pág.210.
6 Q. Skinner,Ob.Cit. pág.
211
(*)
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