Por MICHEL ONFRAY
Francia posee una rica
escuela de exégesis bíblica que remonta a más de cuatro siglos. Desde Richard Simón
, su inventor, contemporáneo de Bossuet hasta jean Soler, un sabio ya octogenario al
que nuestro tiempo está olvidando lamentablemente, pasando por el Abbe Meslier,
el barón de Holbach, el anarquista Proudhom, el laico Charles Guignebert, Paul Lous Couchoud o
Prosper Alfaric que niega la existencia histórica de Jesus, existe una
destacable escuela francesa de lectura de los textos llamados sagrados en tanto
que textos históricos. Lo que realmente
son. El silencio que acompaña esta trinchera científica es explicable en un mundo
impregnado de judeo-cristianismo.