Bajo cualquier parámetro con que se mida, 2011 fue un buen
año para la izquierda en el mundo –no importa lo amplio o estricto que se
defina la izquierda mundial. La razón básica fueron las condiciones económicas
negativas que sufrió casi todo el mundo. El desempleo era alto y creció aún
más. Casi todos los gobiernos tuvieron que enfrentarse a elevados niveles de
deuda con ingresos reducidos. Su respuesta fue tratar de imponer medidas de
austeridad a sus poblaciones mientras que intentaban proteger a sus bancos al
mismo tiempo.
El resultado fue un revuelta por todo el mundo que los
movimientos que conformaron Ocupa Wall Street (OWS) llamaron el 99 por ciento.
La revuelta ocurrió en contra de la excesiva polarización de la riqueza, contra
los gobiernos corruptos, y contra la naturaleza esencialmente antidemocrática
de estos gobiernos –sea que contaran o no con un sistema multipartidista.