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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

20/6/16

HANNAH ARENDT . LOS REFUGIADOS COMO APÁTRIDAS



Por Manuel García Fonseca (*)

El estado, la nación, y los derechos humanos

Hannah Arendt, en “El origen  de los totalitarismos”, en el capítulo “La “nación de minorías” y los apátridas”, expone unas ideas de fondo que nos pueden ayudar a pensar  sobre el  problema de los refugiados que ahora se ha hecho visible para los ciudadanos europeos.

Analiza la situación que se creó después de la primera guerra mundial que se  produjo un movimiento constantemente creciente de refugiados, que los tratados de paz pretendieron solucionar con  la creación artificial de nuevos estados/nación en la Europa Oriental, que nunca pudieron integrar otras nacionalidades minoritarias, que en algunos casos sumaban más del 50% de la población

Me parece que la idea central de Arendt es que las personas dejan de ser personas si no son ciudadanos de un estado, lo que resulta muy difícil si se identifican estado y nación. La causa fundamental está en que los derechos humanos, aunque se dicen universales e inalienables de hecho se practican (o no) a partir de la cobertura del estado nacional. Si un estado no les reconoce como ciudadanos, es decir personas con  plenos derechos, no son realmente sujetos de los derechos humanos;  sin un  estado que los integre en su orden jurídico, son una pura entelequia. Los tratados internacionales sobre las minorías tampoco dan una solución al problema de las minorías nacionales. Más bien son una confirmación de que “las minorías de nacionalidad diferentes necesitan de una ley de excepción hasta que fueran completamente asimilados y divorciados de su origen”, porque en el sistema de funcionamiento de los estados/nación solo los nacionales pueden ser ciudadanos. La nación está por encima de la ley. Para  Arendt “el interés nacional tenía prioridad sobre la ley mucho antes de que Hitler pudiera declarar “justo es lo que resulta bueno para el pueblo alemán” (pg 395)

Los estados han surgido ligados a la nación o nacionalidad dominante; de ahí la dificultad de integración plena de otras nacionalidades, y de las minorías con algún tipo de identidad étnica o socio-cultural.

Los refugiados y los apátridas.

Es un fenómeno llamativo la súbdita toma de conciencia  colectiva en Europa del problema de los millones de desplazados que buscan refugio. El problema de los refugiados se ha convertido en una prioridad política.

Sin embargo me llama la atención la falta de análisis sobre su significado socio-histórico, siendo un problema de enorme realidad en la historia de la Europa del S.XX .

Por eso me parecieron de mucha actualidad los análisis de Hannah Arendt sobre las minorías y particularmente el de los apátridas.

“Carente de importancia en sí mismo, tan solo una  rareza legal, el apátrida recibió una atención y una consideración tardías cuando se le unieron en su estatus legal los refugiados de la postguerra que se habían visto salir de sus países por revoluciones y que fueron inmediatamente desnacionalizados por los gobiernos de sus respectivas patrias. A este grupo pertenecen por orden cronológico millones de rusos, centenares de miles de armenios, miles de húngaros, centenares de millares de alemanes y más de medio millón de españoles…”

Y me parece definitorio de la actual situación lo que  Arendt llama “paradoja de la política contemporánea”:

“Ninguna paradoja de la política contemporánea se halla penetrada de una ironía  tan punzante como la discrepancia entre los esfuerzos de idealistas bien intencionados que insistieron tenazmente en considerar “inalienables” aquellos derechos humanos que disfrutaron solamente los ciudadanos de los países más prósperos y civilizados y la situación de quienes carecen de tales derechos. Su situación empeoró intensamente, hasta que el campo de internamiento – que antes de la Segunda Guerra Mundial era la excepción más que la norma – se convirtió en la solución rutinaria para el problema del domicilio de las “personas desplazadas” (pg 399)

Y continua Arendt: “El término de posguerra “personas desplazadas” fue inventado durante la contienda con el expreso propósito de liquidar de una vez para siempre la condición de apátrida ignorando su existencia”.

Algunas cuestiones sobre los refugiados

Cuando escribía Arendt solo había entonce un millón de apátridas reconocidos, pero había mas de diez millones de hecho…

¿Cuántos apátridas hay, de hecho, actualmente?. La situación de los inmigrantes ilegales a quienes no pueden repatriar porque no tienen ninguna legalidad reconocida, y ahora la de los refugiados políticos que provienen de estados fallidos o destruidos, es una situación de apátridas.

¿Se puede aprovechar la actual “acogida de los refugiados de Siria para hacerla extensiva a los desplazados de los países en guerra?

¿Puede ser una ocasión para revisar las leyes de extranjería, y las directrices que se da a las oficinas de extranjería (muy discriminatorias en las  exigencias a personas árabes, o del tercer mundo en comparación al trato y requisitos para un norteamericano, por ejemplo); y sobre todo las directrices a las policías, mucho más duras que las propias normas legales?

¿Qué política seguir para que los refugiados puedan mantener su nacionalidad?.Los refugiados “tiene una fuerte tenacidad a la conservación de su nacionalidad”. Según Arendt “los dos remedios conocidos la repatriación y la naturalización” resultaron un fracaso.

Selecciono algunas citas de Arendt que parecen escritas para hoy  (todo el capítulo es muy bueno):

“…en las conferencias internacionales el meollo de la condición de apátrida, que es idéntico a la cuestión de los refugiados, simplemente no se menciona” (pg 400).

“Cuando los derechos del hombre se convirtieron en objetivo de una organización benéfica especialmente ineficaz, el concepto  de los derechos humanos se desacreditó naturalmente un poco más”.

“Los muchos y variados esfuerzos de la profesión legal por simplificar el problema estableciendo una diferencia entre apátrida  y refugiado – como afirmar que el estatus de la persona apátrida se halla caracterizado por el hecho  de no poseer nacionalidad, mientras que el de refugiado está determinado por la pérdida de la protección diplomática – se vieron siempre derrotados por el hecho de que “para todos los fines prácticos, todos los refugiados son apátridas”.

“La persona apátrida, sin derecho a residencia y  sin derecho al trabajo, tenía, desde luego, que transgredir consecuentemente la ley. Podía sufrir una sentencia de cárcel sin haber llegado a cometer un delito. Más aún, en su caso quedaba invertida toda la jerarquía de valores que corresponde a los países civilizados” (pg 407).

“El estado/nación, incapaz de proporcionar una ley a aquellos que habían perdido la protección de un gobierno nacional, transfirió todo el problema a la policía”(..).

“Cuanto mayor era la proporción de apátridas  efectivos y de apátridas en potencia con respecto a la población general – en la Francia de la preguerra habían alcanzado un 10% del total – mayor era el peligro de una transformación gradual en un estado policial” (pg 409).

“El hecho de que los nazis hallaran tan escasa resistencia en la policía de los países que ocuparon y fueron capaces de organizar el terror con la ayuda de estas fuerzas policiales locales fue debido, al menos en parte, a la poderosa posición que la policía había logrado a lo largo de los años en su irrefrenada y arbitraria dominación de los apátridas y los refugiados” (pg 411).

Termina así este capítulo:

“El peligro estriba en que una civilización global e interrelacionada universalmente pueda producir bárbaros en su propio medio, obligando a millones de personas a llegar a condiciones que, a pesar de todas las apariencias, son las condiciones de los salvajes.”(pg 427).


(*)
Manuel García Fonseca “Pole”, es sociólogo, profesor de filosofía y ex diputado nacional y autonómico de IU por Asturias, así como co-fundador del Comité de solidaridad con la causa árabe (CSCA).
Fuente:www.sinpermiso.info, 27 de septiembre 2015

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