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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

13/11/18

EL ALMA MÍTICA DE LA REPÚBLICA



Por Miguel Ángel Domenech Delgado
El viejo topo. Revista nº 364 Mayo  2018

Del republicanismo contemporáneo ha tratado  con frecuencia la historiografía  más moderna  identificando su especificidad  y señalando sus antecedentes más lejanos en la praxis  e ideas políticas de la Grecia democrática y de la república romana. Asimismo se ha puesto en valor su  relevante inspiración en las propuestas y practicas de autogobierno de las repúblicas ciudades-estado italianas  del Renacimiento, particularmente de Florencia, y los movimientos políticos republicanos  de autonomía  e independencia  de las provincias holandesas del siglo XVII. Se ha identificado el enriquecimiento de su reflexión con las aportaciones del republicanismo inglés del XVII y los movimientos  más radicales ( diggers, y levellers) de su revolución así como la inspiración en este radicalismo republicano de los founders de la independencia americana. Se le ha estudiado e identificado en el pensamiento ilustrado más radical que  animaba  la Revolución Francesa antes de, finalmente, entrar en el eclipse que señalaba A.Domenech ensombrecido por lo que resultaría el pensamiento dominante del liberalismo aunque aun reconocible como herencia  legada en los movimientos obreros  socialistas y comunistas hasta nuestros días como el mismo Marx señalaba  a propósito de la Comuna (“organización republicana de trabajadores” ). Quizás el heroico  empeño ético, educativo, laico  y emancipador de la II República española fuese su  última manifestación autónoma antes de su renovado descubrimiento  en nuestros días.

Menos frecuente es la reflexión que se haga   sobre el anclaje del republicanismo en sus remotos antecedentes en la politeia de Grecia democrática radical
con vistas, no a una intención erudita de historiografía, sino para poner en valor las consecuencias revolucionarias  y desarrollos políticos  que para la actualidad tiene ese  “alma” republicana que como un “germen” se da en ella. (1)

Existen en la literatura  griega dos relatos mitológicos que son de manera destacada notablemente  eficaces y hermosos para describir lo que  puede ser considerado ese alma de una república. Vaya por delante que cuando se habla en historia o en filosofía  de relato mítico o, mejor,  de mito no se está hablando ni de algo falso, ni de un cuento fantasioso, o de una explicación irracional sino que un mito es – o al menos ha sido-un verdadero lenguaje que puede tener la misma funcionalidad  comunicativa  y proposicional y rigor  explicativo que otro lenguaje como puede ser el científico. Un mito puede dar cuenta de una manera muy acertada de una institución que existe o que se proponga, con la misma efectividad y rigor – o quizás mejor-  que una exposición  de ciencia política o a una proposición normativa positiva.  .El mito no nos desvela  el mundo de lo irracional contrapuesto a la racionalidad de otros lenguajes como si fuese el idioma de lo inconsciente que se oculta en las fantasías  frente al idioma de la razón y del logos . Hay muchos quilates de logos en un mito. Ya nos advierte Aristóteles que quien es amigo de los mitos es también filósofo. (2)  y nos advierte de la calidad de verdadero lenguaje del mito al  igualarlo a la calidad proposicional, normativa e incluso legislativa del hombre en sociedad pues el mito  “dicta lo conveniente para  la comunidad” , es decir para el bien común, (3) . El mito es  una sabiduría de la doxa- la opinión- acumulada de los antepasados como un patrimonio,  patrios doxa (4). El mito tiene pues todos los rasgos de ser un auténtico lenguaje  diferenciándose de que no imperan en él los criterios del lenguaje científico sino los de la analogía. Su  fundamento es, como todo lenguaje, una comunicación proposicional con una fuerte función político- social, es decir un lenguaje pragmático que se emplea para el discurso compartido e intersubjetivo del hombre en sociedad con fines político- sociales. El mito es un lenguaje, es decir  una retórica, un acto proposicional de persuasión y no debe engañarnos su apariencia de fingimiento poético pues en realidad es
 “una historia fingida que reproduce la verdad” (5)

Desde estas clarificaciones conceptuales previas pueden leerse dos mitos que sirvieron para aquella función en su día y que hoy pueden servirnos para la reflexión sobre el contenido y alcance del republicanismo mas allá de la teoría política para  llegar a su consistencia   de filosofa moral y visón antropológica. Uno de estos mitos formaba parte del acervo cultural de la antigua Grecia  desde su invención por  Hesíodo en Los Trabajos y Los días, vers 282-285.(6)  El otro es una- creación del sofista Protágoras, si hemos de creer a Platón  que hace hablar a este rival suyo en el dialogo del mismo nombre.

1.-El halcón y el ruiseñor

El mito del  halcón y el ruiseñor relata las quejas del ruiseñor atrapado en las garras de un halcón que justifica su acción de disponer de él a su antojo por ser el más fuerte. “Necio es el que pretende oponerse a los fuertes”. El mundo de la naturaleza, como el de las bestias, es, en efecto,  un mundo que no se detiene ante las consideraciones humanas, ajeno a los posibles intereses de quienes pretendan que haya cosas justas e injustas, bellas o feas. El mito que introduce la fábula es que entre los humanos, a diferencia de la naturaleza, se hace presente una voz, la de una potencia diferente: la Justicia. Esta Justicia la presenta el mito  personalizada en divinidad (la Dike), protegida y amparado por Zeus. La justicia dicta que el mundo  humano no debe de ser así, tal como predica el halcón. El orden humano debe de ser justo. Las cosas como deben ser están contrapuestas a las que son para que adquieran la calidad de humanas. La misma Dike  en la mitología griega es hija de Zeus y de Temis ( el Orden) y hermana de Eirene ( La Paz) y de Eunomia ( la recta ley), es decir un mundo y un orden político-social que tiene en cuenta al otro, es intersubjetivo. Esa Dike es la que propondrá como inspiradora el primer legislador antecedente de la politeia democrática griega: Solón. El mundo de lo humano se manifiesta privilegiadamente en la construcción de una ciudad en la que

“ no tengan igual  lote los buenos que los malos” (7).

Es pues, en la politeia, en la república de los hombres donde se practica y hace patente la diferencia entre lo que es y lo que debe de ser, donde aparece la ética como razón propia de lo humano. El mito antecedente de Hesíodo  y sus desarrollos posteriores decía a los griegos que  “los atenienses no encontraban la democracia entre otras flores salvajes  que crecían en la Pnix” (8) (La Pnyx era el foro publico- político de la ciudad), sino que era una cosa construida por los humanos.  Para los republicanos de hoy, como para aquellos antecesores que hacían suyo lo que  les decía el mito, la democracia no viene dada por la naturaleza sino que es una creación histórica, azarosa y contingente. Como define el republicanismo a la democracia: un régimen dependiente de la responsabilidad y compromiso político (virtud) de los ciudadanos y no de los gobernantes ni de los expertos. Anotemos, esta primera conclusión y desarrollo: se  crea la república cuando  los hombres  toman sobre si la responsabilidad ética de dotarse de  normas e instituciones que no  les son dadas por la naturaleza sino que se dan ellos mismos. El experto, el técnico  competente, el que indaga  con pericia los mecanismos de lo que es, no es la fuente de la cosa publica .Es la decisión de los ciudadanos de darse lo que ellos creen que debe de ser  justo y  bueno la razón de la política en republica. No es el selecto, electo por sus capacidades quien expresa lo que debe tener esa calidad ética de bueno para todos, de bien común,  sino la opinión y decisión del vulgo común.

“Una clase de expertos está, inevitablemente, tan alejada de los intereses comunes como para convertirse en una clase con intereses privados y un conocimiento privado, que en materia social no es conocimiento en absoluto” (9) 

Es útil insistir en la calificación de Aristóteles del mito como doxa , sabiduría sedimentada de las opiniones de los que nos precedieron  y no de los saberes teóricos  ni ciencia. Es el mismo valor ejemplar de las doxas que inspirará su Ética a Nicómaco como ética en tanto que moralidad de la vida buena. La ética es una prudencia, una phronesis,  no tanto una deducción categórica,  sino que debe de estar atenta, para formularse, al ejemplo de  modo  de vida de lo que la opinión común considera gente virtuosa.

Hasta aquí el primer desarrollo republicano del primer mito que insiste en el peso normativo, de lo que debe ser humano, frente al bruto y violento  hecho de lo que es  o está dado y en esa construcción ética  subraya el peso del saber público, común,  de todos, que  crea una comunidad política. Al lector corresponde ir más lejos en otros desarrollos.

2.- El mito de Prometeo

La Clave de bóveda de la filosofía y la praxis política del republicanismo es el concepto de virtud pública. La virtud, la virtú, el vivere civile,  es la disposición  de comprometerse en la construcción del mundo común de nuestra libertad. Para nuestra cultura  dominante nos es extraño que el concepto mismo de virtud que parece referirse, por su carga religiosa cristiana a la perfección personal y a la superioridad de lo contemplativo, sea la acción y el compromiso por lo publico, lo común y de todos, el contenido de esa virtud. No ha sido así para el dos veces milenario republicanismo.  El ser humano solo alcanza su calidad moral construyendo el mundo común de la libertad  y el deber ser,  y ese mundo se desempeña en el espacio de lo público y lo político. La corrupción, por ejemplo en Maquiavelo, no es una modalidad de delito tipificado, como ente nosotros, el cohecho o la prevaricación sino que corrupción quiere decir desinterés por la cosa común y  dejadez de ella en otras manos. Una ciudad es corrupta - y ha perdido su libertad- cuando los ciudadanos se ocupan sólo de su propio interés y no la gobiernan. Robespierre era “incorruptible” no solo por un banal y evidente “no dejarse comprar” sino por su compromiso de alianza cotidianos con la voluntad popular la actitud consecuente  de su seguimiento sin reservas por la cosa publica que el pueblo protagoniza en la voluntad general.
Lo contrario, la vida sin virtud, es la propia de quienes están juntos “como vacas paciendo en el mismo prado” por razones de utilidad, comercio o alianza militar sin ninguna creación de un mundo humano, es decir sin traer un mundo moral  al mundo  natural, sin participar en la definición de orden  que defina lo que es justo, bello y bueno, es decir renunciando a su condición  especifica humana  de ser que posee lenguaje y palabra ( logos), a la misma racionalidad. Este es también  el desarrollo de Aristóteles  (10)

¿Pues qué? replica entonces Platón en el diálogo que introduce el mito, si para  conducir un navío apelamos a los buenos navegantes, si para hacer una obra a los buenos albañiles  y así sucesivamente, a los profesionales de cada cosa ¿la política no deberíamos dejarla  en manos de los que saben en la materia? ¿Deberíamos ver con buenos ojos, que en las asambleas, sean abucheados  por el pueblo sin cualificación, como es costumbre, los ciudadanos selectos y más ricos? Protágoras le relata entonces su mito.

Cuando nacieron los hombres, lo hicieron de manera tosca propia de seres  nacidos de la tierra. Conscientes de esa bárbara insuficiencia,  los dioses ordenaron a Prometeo que les dotase de capacidades distribuyéndoselas  de mamerta diferente. Unos tuvieron la fuerza, otros la rapidez, otros diferentes astucias,….  planeándose con una especie de división del trabajo originaria, dictada  por  la precaución de   que la raza humana no fuese aniquilada. A continuación distribuyó las capacidades para subsistir, facilitarse alimento, construir hogares, cazar, cultivar, etc. , como habilidades de especialidad a los albañiles, cazadores, campesinos, artesanos,…. Tras esto, continuó distribuyendo  la habilidad de tejer, fabricar armas, y la del uso del fuego. Los hombres fueron dotados  entonces de los otros  saberes para vivir. Pero se dio cuenta Prometeo que le quedaba sin dotar del saber político, de modo que sin  ello se dispersarían y perecerían. Perplejo, Prometeo  preguntó a Zeus y a Hermes cómo debería repartir  esa capacidad. “¿ También la justicia y el sentido moral debo infundirla a  los humanos de manera especializada como los otros saberes o los reparto por igual a todos?.  A todos- dijo Zeus sin dudarlo- y que todos sean participes. Pues  no habría ciudades, si solo algunos de ellos participaran  como de los otros conocimientos. Además impón una ley de mi parte: que al incapaz de participar del honor y la justicia lo eliminen como una enfermedad ciudad”.

En el curso del diálogo es de destacar que a Platón le preocupa ,no solo que todos tengan las mismas atribuciones de virtud cívica y moralidad sino  el que  se dé un fenómeno  inquietante para él, como avispado reaccionario : que al concurrir  a la tribuna pública  no solo pretenda hablar  con igual autoridad el pobre que  el rico, sino que a este ultimo “se le suele abuchear y es objeto de burlas” (319,b). El mito  no olvida, en efecto, que la política posee una dinámica de lucha de clases y la democracia contiene necesariamente  e inevitablemente un predominio de los pobres. El eco de las definiciones de democracia de Aristóteles y Platón mismo  como el régimen  en que los pobres y muchos gobiernan expulsando del poder a los pocos (oligoi) ricos y nobles ( aristoi) es patente. Pertinaz constatación de todos los tiempos como lo expresaba la réplica sarcástica de  Rainsborough al republicano radical  Ireton en  los debates de Putney  en  1647:

“Señor, me doy cuenta de que es imposible obtener la libertad sin derogar necesariamente la propiedad” (11)

Efectivamente, se encuentra también en torno al mito el germen de la relación poder-propiedad y su desarrollo y reflexión política inevitable en república. Como explicitaría  en la misma época G. Winstanley, hay dos formas de monarquía, la del dominio jurídico  de un rey sobre los otros y la del dominio de los  principios  monárquicos , de dominación de hecho sobre los obligados a trabajar para otro , incluso   en ausencia de rey.

Además de este eco de lucha de clases parece  en la respuesta de Protágoras a Sócrates un eco anticipado  de lo que  hoy J. Rancière, con cierto tono provocador postula como sujeto político de la democracia: el poder de quienes no tiene ningún atributo, ni riqueza ni excelencia. “El poder  propio  de los que no tienen ningún titulo” (12)

Pero el núcleo del mito es el que sigue: La política, está diciendo el mito de Protágoras, forma parte de la ética, por cuánto que es la construcción y gobierno libre  de nuestras conductas. Siendo esto así, renunciar a la virtud, al desempeño  de la política, confiándola en otros, es renunciar a nuestra moralidad y nuestra condición  de dignidad humana de seres libres. La política no es la construcción de las cosas, ni la gobernación de un barco, ni la administración de objetos, sino una labor de emancipación, desarrollo moral y obediencia fiel  a la voluntad general.  Al que se le niegue esa facultad, esa virtud, se le está negando la propia y misma condición humana. Discriminar entre los que deben ocuparse de la política y los que no es discriminar entre seres con moralidad y seres sin ella, es negar el discernimiento moral a unos,   dándoselo únicamente a los expertos en lo que haya de ser bueno y justo. Los primeros habrían de obedecer a los segundos y vivir alieni iuris, sometidos a  ley ajena. Unos serian libres y otros no. No podría existir ni la casa ni la ciudad, concluye el mito. No podría ser posible la polis republicana.

El republicanismo  que desarrolla el mito es un anticipo de la emancipación que operaría la ilustración. La ilustración, en la conocida definición de Kant, es “la salida del hombre de la minoría de edad”, utilizando una metáfora  de la misma categoría   de razonamiento que  el mito de Protágoras: frente a un mundo desigual de menores de edad sometidos a exhortos, sacerdotes, técnicos o sabios, la ilustración opera una emancipación donde todos entran en la mayoría de edad de la libertad republicana. La ilustración es otro de los hijos de ese hermoso mito liberador que la república introduce .El “germen” republicano  que nos ha sembrado  la politeia como emancipación aún no ha terminado de dar sus plenos frutos cuando  contemplamos el funcionamiento de una democracia  responsabilidad de “electos”, -selectos por el voto-en la que quizás vivamos como electores  herederos de la servidumbre voluntaria  de  aquellos menores cuya edad moral aun no ha sido reconocida.

Uno de los posibles  desarrollos de este discurso que desde el mito de Prometeo puede  originarse  es  preguntarnos y buscar la respuesta de si  no vamos en nuestro tiempo a  contrapié de aquella ilustración parece que olvidada, a contrapié de esa radicalidad igualitaria que se deriva de la radicalidad moral que propone el republicanismo. Como denunciaba aquel ilustre republicano romano recluido y frustrado al servicio de un imperio, Tácito: 
 “Nerone tempore, inertia pro sapientia fuit.” (13)

En tiempos de Nerón, no hacer nada, ser un ciudadano sin virtud era tomado por sabiduría. Los nuestros, donde  un pueblo   delega y vota en sabios y competentes  representantes y recibe inerte el pan de su gobierno, son los nuevos tiempos de la corrupción  y de las monarquías.  Corrupción de la ausencia de virtud y oligarquías sutiles compatible con una definición de ciudadanía empobrecida  conceptualmente como  la atribución y posesión de pan y  derechos. Posesión ampliada  de derechos civiles, políticos  y derechos sociales, según la ya clásica categorización de Marshall (14) . Es  esta una cultura muy alejada de  la definición republicana  de la ciudadanía como ejercicio del autogobierno  sin sometimiento, voluntad popular   sin espacios sociales y económicos  de monarquía, mandato sin representación, deber y virtud cívica sin la corrupción del predominio de intereses  y causas privadas.

“En su ignorancia llamaban a esto civilización cuando no era mas que un aspecto de su esclavitud” (15)

(1) Tomo la expresión “germen” de C. Castoriadis  que lo utiliza a este respecto  subrayando  precisamente con este concepto  este sentido inspirador que evita  malentendidos  de nostalgia. p. e. en Democracia y relativismo .Trotta. Madrid 2007.
(2). Aristóteles .Metafísica 982 b 18,
(3)-Aristóteles .Metafísica 1074 b3 
(4).-Aristóteles. Metafísica  1074 b 1-14
(5) Elio Teon.-Progymnasmata. Ejercicios de retorica  3. Gredos Biblioteca clásica.-Madrid 1991
(6) En rigor, el famoso pasaje de Hesíodo puede mejor calificarse de fábula en lugar de mito. Así lo hace p.e. C. García Gual, No obstante seria una fábula  arropada por el mito al incluirse coherentemente  con la genealogía de otros dioses que la visten y con cuyo relato se emparentan sus personajes: el propio Zeus, Dike, diosa entronizada entre los mayores dioses y garante del equilibrio social, Temis, madre de Dike,  hija a su vez de Gea y Urano,  divinidad de la primera generación de dioses,    Eurene, etc
(7) Solón de Atenas. 17 (23 D).- Antología de la poesía lirica griega.-Alianza 1980 p 59
(8) Cornelius Castoriadis.  La institución imaginaria de la sociedad vol. I, p.231 Tusquets Barcelona 1981
(9) John Dewey. The Public and Its Problems [1927]. Athens, OH, Swallow Press and Ohio University Press Books, 1954, p. 207.
(10) Aristóteles  Política 1253 a, 1280 b
(11) Los debates de Putney. Capitán Swing libros. Madrid
(12) J. Rancière. El odio a la democracia.  Amorrortu ediciones Buenos Aires  2007 p 71
(13) Cornelio  Tácito .Vida de Publio Agrícola 6
(14)T.H. Marshall. Ciudadanía y clase social.-Alianza 1999
(15) Cornelio Tácito.- Vida de Julio Agrícola 21

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