Entre nuestros colaboradores ( ver lateral de este blog ) figuran algunos clásicos republicanos que nos hemos permitido reclutar a la fuerza con la impunidad de que no nos lo podrán reprochar : Aspasia, Rousseau , Jefferson, Robespierre, Babeuf, Kant ..... Además, los lectores ya la habrán advertido ,figuran y figurarán otros, vivos , pero que han alcanzado la categoría aceptada de clásicos del republicanismo de hoy que , por supuesto, - y así esperamos que se ha entendido - no forman parte de ningún equipo de redacción de este blog. Los estimamos colaboradores en el mismo sentido que aquellos otros ya muertos. No les estamos haciendo un honor matándolos por adelantado al asimilarlos a aquellos pero si reconociéndolos como clásicos igual que los primeros. Por ahora es únicamente el caso de Mauricio Viroli pero habrá otros.
Del “Dialogo en torno a la Republica ”.- Tusquets .- Barcelona 2002 , entresacamos estos breves párrafos sobre el contenido de la virtud cívica republicana y lo clasificamos entre los temas del “ árbol republicano del conocimiento” del blog. Es precisamente la virtud cívica, el vivere civile de los políticos del humanismo cívico, el centro de gravedad del pensamiento y la praxis republicana. Así lo entiende Viroli que puede ser clasificado como uno de los pensadores del republicanismo de hoy mas destacados.
(Para ver el texto completo de los párrafos que reproducimos, clic en leer más, a continuación. )
....................
“Se trata de una virtud para hombres y mujeres que quieren vivir con dignidad y sabiendo que no se puede vivir dignamente en una comunidad corrupta, hacen lo que pueden y cuando pueden para servir a la libertad común; ejercen su profesión a conciencia, sin obtener ventajas ilícitas ni aprovecharse de la necesidad o debilidad de los demás; su vida familiar se basa en el respeto mutuo , de modo que su casa se parece más a una pequeña república que a una monarquía o una congregación de desconocidos unida por el interés o la televisión; cumplen con sus deberes cívicos, pero no son dóciles; son capaces de movilizarse con el fin de impedir que se aprueba una ley injusta o presionar a los gobernantes para que afrenten problemas de interés común; participan en asociaciones de distinta clase ( profesionales, deportivas, culturales, políticas y religiosas); siguen los acontecimientos de la política nacional e internacional; quieren comprender y no ser guiados adoctrinados, y desean conocer y discutir la historia de la república, así como reflexionar sobre la memoria histórica.
Para algunos la principal motivación de su compromiso procede de un sentido moral, y más en concreto, de la indignación contra las prevaricaciones, discriminaciones, corrupción, arrogancia y vulgaridad. En otros predomina un deseo estético de decencia y decoro; aun otros se mueven por intereses legítimos: desean calles seguras, parques agradables, plaza bien mantenidas, monumentos respetados, escuelas serias y hospitales de calidad. Alguno se compromete porque quieren ser valorados y aspiran a recibir honores, sentarse en la mesa de la presidencia, hablar en público y colocarse en primera fila en las ceremonias. En muchos casos, los motivos actúan juntos, reforzándose unos a otros.
Este tipo de virtud cívica no es imposible, y todos podríamos citar los nombres de personas que responden a esta descripción del ciudadano con sentido de responsabilidad cívica y que solo hacen el bien a la comunidad y a si mismos.”
(....)
El deber de servir al bien común y de practicar la solidaridad con los ciudadanos es un deber moral que no se puede imponer con las leyes, a no ser de forma indirecta.
(....)
La ley no puede alcanzar por si sola el fin de conservar una buena comunidad democrática, sino que precisa de la ayuda de ese sentimiento interior que es el sentido del deber. ¿ Como puede generarse el sentido del deber cívico donde este falta? Con la educación.
(...)
Si la Declaración de los Derechos humanos no quiere reducirse, como se ha dicho tantas veces, a una relación de deseos piadosos, tiene que existir una relación equivalente de los deberes y responsabilidades de quien debe hacer valer estos derechos
(….)
Tras cincuenta años de vida democrática debemos aceptar con disgusto que no se ha producido un progreso cívico y moral, sino todo lo contrario, esto es, un declive. Pienso que tal declive va unido al hundimiento de los viejos partidos, que con todos sus defectos, incitaban a muchos hombreS y mujeres a salir de casa y participar en las reuniones. Habituaban a cumplir algunos deberes simples pero significativos: afiliarse al partido, pagar la cuota, participar en los congresos, desarrollar actividades de propaganda, comprar el periódico o suscribirse, estar informados. Desaparecido este tipo de escuela, nos encontramos ante una situación a mi juicio muy peligrosa porque tenemos al demagogo oligárquico y la plaza vacía.
(...)
Hoy los partidos solo enseñan a obedecer a los jefes.
( Diálogo en torno a la república.- Norberto Bobbio y Mauricio Viroli.-Tusquets .-Barcelona 2002)
No hay comentarios:
Publicar un comentario