Los antecedentes ginebrinos de la representación política
El análisis histórico del verdadero significado de la institución de la representación en los sistemas políticos modernos, su origen y su fundamentación ideológica ha sufrido un vuelco importante en los últimos años. Se ha señalado, documentado y ampliamente fundamentado , por la historiografía critica moderna que la vinculación que se hacia habitual entre representación política y democracia no era ni originaria ni nació con esa intención. Esto ha sido operado particularmente por los historiadores que suscitaron una revisión del análisis tradicional sobre los orígenes ideológicos de los Estados Unidos poniendo al descubierto con este motivo la ideología del republicanismo que estaba eclipsada. En efecto , se ha señalado (1) que el sistema representativo no fue adoptado, tal como normalmente hoy se supone, como una solución de remedio , como la “ segunda mejor” frente a la imposibilidad material de aplicar la primera que sería la democracia directa. Al contrario, el apoyo al sistema derivaba de un rechazo profundode la democracia.
Lo normal era que se hablase de que lo propio de la democracia eran los tumultos y los excesos, la tiranía de la opinión no ilustrada del pueblo no cualificado para opinar o intervenir en política . Siendo la democracia una “cosa mala” (como subraya MacPherson) , la democracia representativa era la segunda opción “menos mala”, lo cual es muy diferente a a aquella “segunda mejor opción”. Aquel exceso malo pero que por la dinámica de las cosas parecía inevitable, seria “menos malo” si pasaba por el tamiz de un grupo selecto de representantes. La argumentación de la necesidad de democracia representativa para extensos territorios y dada la imposibilidad de formas directas de gestión popular del gobierno fue solo ideológicamente y tardíamente añadida una vez desprestigiado el argumento ,que inicialmente lo fundamentaba, de que la democracia era un mal sistema.
Lo normal era que se hablase de que lo propio de la democracia eran los tumultos y los excesos, la tiranía de la opinión no ilustrada del pueblo no cualificado para opinar o intervenir en política . Siendo la democracia una “cosa mala” (como subraya MacPherson) , la democracia representativa era la segunda opción “menos mala”, lo cual es muy diferente a a aquella “segunda mejor opción”. Aquel exceso malo pero que por la dinámica de las cosas parecía inevitable, seria “menos malo” si pasaba por el tamiz de un grupo selecto de representantes. La argumentación de la necesidad de democracia representativa para extensos territorios y dada la imposibilidad de formas directas de gestión popular del gobierno fue solo ideológicamente y tardíamente añadida una vez desprestigiado el argumento ,que inicialmente lo fundamentaba, de que la democracia era un mal sistema.
Este es- muy simplificadamente- el estado de la cuestión histórica hoy día.
La cabaña quiere traer a colación otra historia que se omite en este debate y que es susceptible de añadirse por el alcance de significación que tiene a este respeto. Se trata del contexto de como funcionaba y era concebida la institución de la representación en una sociedad política mas cercana a Europa que la planteada por los radicales ingleses de Putney o la independencia de la colonia americana: en la nación-estado de Ginebra. Piénsese que es precisamente Ginebra , - y precisamente la patria , y en muchos ordenes, la fuente de inspiración del ciudadano J.J. Rousseau - donde se aplicaba una concepción de la representación muy ilustrativo de lo que por representación se debía entender en los medios informados de la época.
Pierre Fatio , lider de la revuelta burtguesa de 1707 |
La población de Ginebra, de unos 30.000 habitantes en el siglo XVIII , estaba compuesta por una minoría de “ ciudadanos” y “ burgueses” , menos de 2.000 adultos que gozaban de los derechos políticos y privilegios económicos de los que estaban privados los restantes habitantes , incluyendo tanto a los “natifs”, aunque ni burgueses ni ciudadanos , como a los simples residentes no nacidos . Pero desde el siglo XVII se había operado una división en el interior de esta clase minoritaria. Concentrando entre sus manos casi todo el poder y una buena parte de la renta nacional, unas pocas familias habían terminado por constituir un patriciado que se reservaba en exclusividad los cargos del Petit Conseil ( órgano dirigente de la Republica de Ginebra compuesto de 25 magistrados que ejercían el poder ejecutivo) y que manejaba los hilos del Conseil des Deux Cents, órgano consultivo habilitado para pronunciarse sobre asuntos importantes. Al inicio del XVIII, los “ciudadanos y burgueses” comenzaron a reaccionar. Agrupados entorno al líder Pierre Fatio, exigieron que la soberanía fuese del pueblo no admitiendo que durante mas tiempo les fuese confiscado el poder. En 1707 estallaron las revueltasencabezadas por Pierre Fatio El Petit Conseil utilizó la fuerza para reprimir el desorden , pero desde entonces el patriciado noble se encontró con que debía tener cuenta en lo sucesivo con un verdadero “ partido burgués” organizado y con lideres que periódicamente renovaba sus “ doléances” ( quejas) o “représentations” , de aquí el nombre de “ representantes” que se dieron sus miembros.. Surgieron asi dos partidos: el de la aristocracia de los magistrados que se obstinaban en responder negativamente a aquellas “ représentations” presentadas reiteradamente- y que fueron denominados , por esto los “ Negatifs” y el que se dieron a si mismos los “Représentants” . En 1737 se produjeron nuevos desordenes y por fin en 1737, las milicias burguesas tomaron las armas y asaltaron el Hotel de Ville, sede del Petit Conseil, enfrentándose a las tropas de guarnición dirigidas por los
magistrados y el partido de los Negatifs. El motín se saldo con una decena de muertos y la intervención armada de los cantones de Berna y Zurich y de Francia. El partido de Los magistrados recobró el poder pero tuvo que aceptar el Reglement de l´ilustre Mediation (1738) que consagraba oficialmente el derechos a las “representaciones” de los “ciudadanos y burgueses , es decir el derecho a dirigir demandas y reclamaciones para que fuesen atendidas. (Precisamente en aquellos días, el ciudadano Rousseau se encontraba en Ginebra donde viajaba desde Charmettes).
La noción de “representación” – en el ámbito de lo publico- y que podrían tener en mente los contemporáneos europeos de los acontecimientos , no era ni mucho menos la actual que significa elección, ni una reivindicación de gobierno . La representación era el derecho a presentar , ante instancias superiores a ellos, que dirigían los asuntos públicos, las demandas corporativas de clase. La participación en los asuntos públicos que significaba tradicionalmente la representación no era para gobernar sino de que fuesen escuchadas las demandas presentadas ante “otros” que gobernasen.
El sistema representativo ha heredado esa perspectiva. Que el pueblo actue por representantes no es gobernar sino pedir que se atiendan sus peticiones por parte de elites políticas. La delegación de responsabilidades de autogobierno y no su ejercicio es el rasgo característico del sistema representativo liberal .Mientras que la concepción republicana de los politico es el ejercicio del gobierno del pueblo y su democracia es la responsabilidad directa de la ciudadanía , se esté en otra cosa que es precisamente la anterior a la democrática. La concepción de lo político como una técnica reservada a instancias técnicas superiores a las que nos dirigimos con demandas (representaciones) no era solo la concepción imperante en la pre-democrática de Ginebra sino la que caracteriza el funcionamiento de la democracia hoy dia, dándose solo la relativamente pequeña diferencia de que esos técnicos y esas instancias en los que se delega el gobierno , ese Petit Conseil, esta constituido por elites elegidas por sufragio universal. El sistema representativo liberal, como el del siglo XVIII, legitima la democracia no por autogobierno del pueblo sino por eficacia en satisfacción de las peticiones
(1).-Particularmente gracias a los trabajos de Bernard Manin en lo que se refiere al examen de los orígenes ideológicos de la revolución americana. También sobre los fundamentos históricos del sistema representativo: ver Jhon Dunn, T. Arblaster o recientemente con un resumen- síntesis muy exacto : R. Gargarella . ( “ Nos los representantes”.- Miño y Davila Buenos Aires 2010 ) En otro orden de cosas, ya no histórico sino filosófico- en la misma línea del clásico y conocido texto de Rousseau sobre el asunto de la falacia de la representación en Inglaterra (“ el pueblo ingles cree ser libre, etc” de su Contrato Social ),también debe señalarse la insistencia de pensadores como C.Castoriadis en la critica al sistema exclusivo de representación política y mas recientemente aún , por ejemplo a J. Ranciere en su “ Odio a la democracia” .
La lectura de Los debates de Putney, de la polémica entre Federalistas y Antifederalistas, la conocida carta a los electores de Bristol de Burke y la polémica al respecto contraria a Richard Price, la critica de Thomas Paine a Burke en Común Sense, las argumentaciones de Jefferson en sus escritos políticos ,... y muchos otros trabajos constituyen una ilustración clásica del problema y su planteamiento. En general, la puesta en valor del pensamiento republicano ha servido para poner de manifiesto la critica que desde autores republicanistas se hizo tradicionalmente y ,del que posteriormente resultaría victorioso, el sistema representativo de la propia ideología liberal en el que esta institución política era un elemento central . El autogobierno republicano siempre ha presentado serias reservas a la exclusividad de la representación política como forma de funcionamiento operativa de ese autogobierno democrático y procuraba otras alternativas mas radicalmente democráticas: mandato imperativo, rotación frecuente de las magistraturas electas, régimen , mas extenso de incompatibilidades , limitación del numero de mandatos, magistraturas anuales y muy cortas , rendición política de cuentas, figuras de revocación de elegidos, formas de control de los políticos en los intervalos de los comicios, frecuente apelación al funcionamiento de formas asamblearias de decisión y deliberación, insistencia en la necesidad de órganos colectivos del ejecutivo y recelo de los órganos unipersonales , utilización del plebiscito ,rechazo de una segunda Cámara, recelo de la elite de jueces no electos, etc
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