Los españoles, hoy, no podemos dejar de hacer esfuerzos y
sacrificios. Lo contrario no se puede. “No
se tiene esa libertad”. (Mariano Rajoy)
La política hoy, se reduciría a paliar resignadamente los males que nos dicta una
situación cuya inexorabilidad esta
garantizada por la certeza que nos viene de una “ciencia” económica, de una necesidad indiscutible, por mas que
verifiquemos día a dia que esa ciencia no tiene ni ha tenido nunca mas certeza
que la de lo pronósticos meteorológicos del tipo Calendario Zaragozano.
La política, la actividad parlamentaria o la de gobierno,
con esta excusa, ya no consiste en fijarse objetivos y darse lo medios para alcanzarlos.
, sino en adecuarse resignadamente a esa determinación de la economía. ¿ Para
qué entonces los programas políticos?. Basta con un vacuidad de frases hechas para salir del paso electoral. El programa no
es necesario, su función no es entonces sino la de artimañas
para dar el poder a
quienes luego dirán que no pueden
.¿poder para no poder?Demuestran así que todo lo que querían es ese poder desnudo : tener el mando
para poder hacer…¡nada!.
Si la trampa en que caen por esa artimaña resulta muy
descarada, por la imposibilidad flagrante de cumplir con todo lo que se prometía,
tan descarada que incluso contradice hasta el vacuo hacer “como Dios
manda” entonces tampoco se rectifica removiendo la posición e intentando poder hacer sino intentando un consenso.
O mas bien una opinión consensual resignada al espectáculo de la economía. Se supone que todas las posibilidades están circunscritas de antemano por una neutralidad externa del referente económico. Frente a ese dios neutral, no cabe ya, entonces, sino la unidad en la oración. No queda sino rezar .Entonces aparece el cura donde el pretendido medico ha fracasado. Un monologo de gobiernos de unidad nacional practicará el rezo conjunto de un santo rosario. Se apela entonces a la superación de las “viejas divisiones ideológicas”. Son viejas como el mundo, viejas porque lo característico de todo movimiento emancipador es la vieja idea de la posibilidad y de la libertad. Lo viejo es tan antiguo porque es lo propio de lo humano: el querer libre y la voluntad de ser libre ha sido desde siempre y ancestralmente forzar en algún punto la imposibilidad. Lo viejo es lo característico humano de dirigirse a lo que debe de ser sobre lo que es. La política, contrariamente a esta condición tan vieja como la naturaleza humana, se limitaría a un papel de comparsa que avala la ausencia de todo proyecto, toda política de emancipación, toda causa verdadera, todo objetivo de ser libre. “No se tiene esa libertad”
O mas bien una opinión consensual resignada al espectáculo de la economía. Se supone que todas las posibilidades están circunscritas de antemano por una neutralidad externa del referente económico. Frente a ese dios neutral, no cabe ya, entonces, sino la unidad en la oración. No queda sino rezar .Entonces aparece el cura donde el pretendido medico ha fracasado. Un monologo de gobiernos de unidad nacional practicará el rezo conjunto de un santo rosario. Se apela entonces a la superación de las “viejas divisiones ideológicas”. Son viejas como el mundo, viejas porque lo característico de todo movimiento emancipador es la vieja idea de la posibilidad y de la libertad. Lo viejo es tan antiguo porque es lo propio de lo humano: el querer libre y la voluntad de ser libre ha sido desde siempre y ancestralmente forzar en algún punto la imposibilidad. Lo viejo es lo característico humano de dirigirse a lo que debe de ser sobre lo que es. La política, contrariamente a esta condición tan vieja como la naturaleza humana, se limitaría a un papel de comparsa que avala la ausencia de todo proyecto, toda política de emancipación, toda causa verdadera, todo objetivo de ser libre. “No se tiene esa libertad”
Ante una impotencia,
a los restos de ética política que solo se podía mostrar o llorando como la ministra
italiana o malhumoradamente a lo Zapatero, ahora se le añade otro rasgo y otra misión : la fomentar y valorar de la resignación de “ sacrificios,
muchos” que decía el rey de España unas semanas antes e irse de caza . Precisamente que esos sacrificios-muchos, vengan de donde
vienen y de quienes vienen ,nos da la clave. Por algo el rey es el símbolo del Estado.
En este caso, del estado de cosas. Y es que siempre esta prédica viene
siendo recitada por los ricos y afortunados. Es una ética de
la responsabilidad predicada por quienes no es necesario que tenga que hacer “el fraude” de irse a “vivir
con los padres” por falta de recursos como
denuncia el inefable portavoz del PP.
Los predicadores de esta ética no necesitaran acudir a esa trampa ni demandar ese esfuerzo a los abuelos. Curiosamente,
ellos no están sometidos a la crueldad
de esa inexorable economía que dicta el empobrecimiento,…. ¡de los otros.¡. Ellos SI tienen esa libertad.
La reivindicación de una emancipación es entonces tremendamente y hasta personalmente peligrosa pues cuando
se pretende el bien para todos se estará haciendo contra la opinión
dominante que se ha creado con el objetivo de favorecer solo a algunos. Querer el bien para todos como
objetivo y no solo paliar el dolor inevitable de los de siempre, es romper el
gozo de unos pocos personalmente identificables. El reverso de la
situación pasa por lo tanto por algo no lejos de tener la forma de una
guillotina. En definitiva, la democracia es : “Cuando
los pobres y muchos, consiguiendo la victoria sobre los ricos, masacran a unos,
destierran a los otros, y reparten con los que quedan los cargos y la
administración de lo público, que en ese régimen se hace de ordinario por
sorteo. Así pues, en efecto, la democracia se establece, sea por la vía de lar
armas o sea porque los ricos, temiendo por si mismos toman la decisión de
retirarse.” (Platón, La republica VIIII, 557)
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