Entrevista a Jacques Rancière.
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La siguiente entrevista que
reproduce la Cabaña, se sitúa en las
circunstancias políticas concretas de tiempo y de lugar, en la elección presidencial
francesa de 2012. No obstante ,la traemos a la Cabaña por lo que tiene de reflexión aplicable- desprendidas esas particularidades-
a la situación actual en España y sus próximas
convocatorias electorales, generales, locales, etc. La consideración sobre el
significado del voto en representación y
sustitución de la voluntad popular y delegación
de poder en expertos, y particularmente desde la perspectiva de movimientos que
se sitúan – sin organización de extra poderes sociales independientes de la
convocatoria electoral- en el juego del sistema representativo, exacerbando la
importancia de este juego, creemos que es de máxima actualidad. Sin temas habituales sobre los que el filosofo francés reflexiona y que proponemos en la oportunidad- o ¿ inoportunidad? del momento
Pregunta .:Se presentan generalmente las
elecciones presidenciales como el punto culminante de la vida democrática
francesa. Vd. no opina así ¿Por qué?.
Jacques
Rancière: En sus principios,
como en su origen histórico, la representación es lo contrario de democracia.
La democracia se basa sobre la idea de la igual competencia de todos y su modo
normal de designación seria el sorteo tal como se practicaba en Atenas, con el
fin de impedir el acaparamiento de poder por los que lo desean.
La representación es un principio oligárquico. Con ella los que
se asocian al poder representan, no a la población sino un estatus
de competencia sobre el que pretenden fundamentar su autoridad sobre aquella población, sea el nacimiento, la riqueza, el saber, u otras
cosas.
El sistema electoral es un compromiso
histórico entre pode oligárquico y poder de todos. Los representantes de los
poderes facticos se hacen los representantes del pueblo, e inversamente,
el pueblo democrático delega su poder en una clase política
acreditada por un conocimiento particular de los asuntos comunes y el ejercicio
del poder. Los tipos de elección y las circunstancias son los que hacen inclinar la balanza más o menos
hacia cada lado.
La elección de un presidente como la encarnación
directa del pueblo fue un invento de 1848 contra el pueblo de las
barricadas y de los clubs populares y reinventado por De Gaulle con el fin de
dar un “guía” a un pueblo demasiado turbulento. Lejos de constituir la
culminación de la vida democrática, no es más que el culmen de la extrema
desposesión electoral del poder popular en beneficio de los representantes de una clase de políticos
cuyas facciones opuestas que comparten, cada cual en su turno, el poder de los “competentes”.
Cuando Francois Hollande
promete ser un presidente “ normal”, cuando Nicolas Sarkozy propone “ devolver
la palabra al pueblo”,¿ no están , precisamente,
con ello, levantando acta de las insuficiencias
del sistema representativo?
Un presidente “normal” en la V república es un presidente que
concentra un numero anormal d€ poderes. Hollande será quizás un presidente
modesto pero será la encarnación suprema de un poder del pueblo legitimado por aplicar
programas definidos por pequeños grupos de expertos “ competentes” y una
internacional de banqueros y de jefes de estado que representan los intereses y
la visión del mundo de las potencias financieras dominantes.
En cuan a Nicolas Sarkozy,
su declaración es francamente cómica. En principio, la función presidencial hacer
inútil la palabra del pueblo puesto que ése pueblo no hace sino elegir
silenciosamente, una vez cada cinco años, aquel que va a hablar en su
nombre.
Pregunta. ¿Pone Vd. la campaña de Melenchon en el
mismo saco?
Jacques
Ranciere. La operación Melenchon consiste en ocupar una posición
marginal ligada a la lógica del sistema. La de un partido que está a la vez
dentro y fuera., Esta posición ha sido durante mucho tiempo la del partido comunista.
El Frente Nacional de Melenchon la ha
hecho suya e intenta recogerla a su vez.
Pero en el caso del Partido Comunista Francés esta posición se apoyaba sobre un sistema
efectivo de contrapoderes que le permiten tener una agenda distinta que la de
las citas electorales.
En el caso de Melenchon,
como en el de Le pen, no se trata más que de aprovechar esta poción en el marco del juego electoral y de opinión.
Creo francamente que no hay mucho que esperar. Una autentica campaña de
izquierda consistiría en denunciar la función presidencial misma. Una izquierda
radical supone la creación de un espacio autónomo, instituciones y formas de
duscusion y acción independientes de las agendas oficiales.
Pregunta:
Los comentaristas políticos señalan la
proximidad de Marine Le Pen y Melenchon al acusar a ambos de populismo. ¿Tiene
fundamento ese paralelismo?
Jacques
Ranciere. La noción de populismo
está hecha para amalgamar cualquier forma de política que se oponga al
poder de competencias autoproclamadas y
pòr convertir toda resistencia en una
sola imagen. La de un pueblo atrasado e ignorante, incluso torpe y brutal. Se
invocan los progroms , las grandes demostraciones nazis y la psicología de las
masas de Gustave Le Bon para identificar
poder del pueblo y desencadenamiento de una masa racista y xenófoba.
Pero, realmente, hoy, las
masa en colerizadas ¿se pondrían a destruir los comercios de los marroquíes o
perseguir a negros? Si existe xenofobia en Francia, no viene del pueblo sino de
un Estado que se obstina en poner a los extranjeros en situación de precariedad.
Nos enfrentamos a un racismo desde arriba.
Pregunta.
¿No existe, por lo tanto, una dimensión democrática en las elecciones generales que impregnan la vida de las sociedades modernas?.
Jacques
Ranciere. El sufragio universal es un compromiso entre los principios
oligárquicos y los democráticos. Nuestros
regímenes oligárquicos, tienen a pesar
de ellos, necesidad de una justificación igualitaria. Pero, aunque sea mínimo, este reconocimiento del
poder de todos hace que a veces, el
sufragio desemboque en decisiones que van en contra de la lógica antidemocrática de poder de los competentes.
En el 2005, el Tratado
constitucional europeo fue comentado, analizado, y se extendió por internet una discusión
jurídica de manea que los incompetentes se hicieron con cierta competencia y el texto fue rechazado. Pero ya sabemos lo
que ocurrió. Finalmente el Tratado fue ratificado sin someterse al pueblo, en nombre
de la argumentación de que Europa es un asunto de gente experta cuyo destino no
puede dejarse al azar del sufragio universal.
Pregunta. ¿Dónde
se sitúa entonces un espacio politico posible tal como Vd, lo concibe?
Jacques
Rancière.: El acto político fundamental es la manifestación del poder
de los que no poseen título alguno para ejercer el pdoer. Estos últimos tiempos,
el movimiento de los “indignados”· y la ocupación de Wall Street han sido, tras
la “ primavera árabe” los ejemplos más interesantes.
Estos movimientos han
recordado que la democracia esta viva cuando inventa sus propias formas de expresión
y que reúne materialmente a un pueblo que no está dividido en opiniones, grupos
sociales o corporativismos sino que es el pueblo de todo el mundo y de cualquiera. Ahí se encurta
la diferencia entre la gestión- que
organiza las relaciones sociales donde cada cual ocupa su lugar debido- y la politica
que reconfigura la distribución de
lugares.
Es por esto por lo que el acto político se acompaña
siempre de ºuna ocupación del espacio que se desvía de su función social para hacer de él un espacio político. Ayer era la universidad o la fábrica,
hoy la calle, la plaza, la explanada. Por supuesto que esos movimientos no han conseguido dar a esa autonomía popular que se
manifestaba una forma política capaz de durar. Ni formas de vida, organización
y pensamiento en ruptura con el orden dominante. Recuperar la confianza en
tales capacidades es un trabajo a largo plazo.
Pregunta.
¿Irá Vd. a votar?
Jacques
Rancière. No soy de los que dicen que la elección no es sino un simulación
y que nunca hay que ir a votar. Hay
circunstancias donde el voto tiene sentido de afirmación del poder “formal”. Pero las elecciones presidenciales
son la forma extrema de la confiscación del poder del pueblo en su propio
nombre. Pertenezco a una generación nacida a la política en tiempo de Guy Mollet
para quienes la historia de la izquierda es la de una traición perpetua. Creo que no, no iré a votar.
Fuente "le Nouvel
Observateur" 19 abril 2012. Entrevista por Eric Aeschimann
http://bibliobs.nouvelobs.com/tranches-de-campagne/20120418.OBS6504/jacques-ranciere-l-election-ce-n-est-pas-la-democratie.html
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