POR Roi García Camino (*)
IRLANDA Y LA GUERRA CIVIL EN
ESPAÑA: FRANK RYAN Y LA COLUMNA CONNOLLY.
Con el golpe de
Estado del 18 de julio de 1936, que daría lugar a la infame Guerra
Civil Española de los fascistas contra el gobierno legítimo conformado
tras la victoria del Frente Popular, se entrecruzaron en España los
intereses, en unos casos, y la solidaridad internacionalista, en
otros, tanto de las grandes potencias de la época como de otros países, en lo
que sería el preludio de la II Guerra Mundial.
En un ejercicio de
solidaridad y compromiso que nunca debemos dejar de recordar, voluntarios de
los más diversos lugares llegaron a España, integrados en las Brigadas
Internacionales, para defender, literalmente con su vida en muchos
casos, la legitimidad del gobierno republicano y del Frente Popular,
vencedor en las elecciones del 16 de febrero de 1936. En
este artículo queremos referirnos al caso de Irlanda.
Los años 30 fueron una década
convulsa en Irlanda. Las tensiones entre los partidarios
del Estado Libre y los anti-Tratado seguían a
flor de piel, pese a que la Guerra Civil Irlandesa había
finalizado ya a principios de los años 20. En 1932 (como curiosidad, también un
16 de febrero) Eamon De Valera se convierte en nuevo Presidente
del Consejo Ejecutivo del Estado Libre.
Dispuesto a rebajar algunas
tensiones, De Valera consideraba necesario apartar a ciertos
personajes del paisaje político del momento. Entre ellos, el militante
de extrema derecha Eoin O´Duffy, en aquel entonces jefe de la
Guardia Civil Irlandesa, profundamente pro-Tratado, y que tras su
expulsión fundaría el movimiento fascista de los “camisas azules”,
inspirado en los Camisas Negras de Benito Mussolini.
En 1933, los Camisas Azules
de O´Duffy atacaron, en Dublín, la oficina central de la Liga de los
Trabajadores Irlandeses. Estos acontecimientos darían
lugar, ese mismo año, a la fundación, bajo el liderazgo de Sean Murray,
del Partido Comunista de Irlanda. Un hecho importante, sin duda,
pues explicaría la mayor influencia en los años venideros de la
ideología del marxismo-leninismo en el movimiento republicano irlandés.
Siempre, por supuesto, sin olvidar que fue el imprescindible James
Connolly, ejecutado en 1916 tras el Alzamiento
de Pascua, el primero en fusionar el marxismo y el republicanismo
irlandés.
Y es también un hecho
importante, porque en el propio seno del IRA surgió entonces una
división, que podríamos sintetizar en la existencia de dos bandos:
-De un lado, aquellos que
consideraban la independencia de Irlanda como un fin absoluto, y
por tanto, de tradición estrictamente nacionalista, y que veían al IRA
como una guerrilla interclasista;
-Y por otra parte, quienes
veían en la independencia de Irlanda un medio, un instrumento
necesario para, una vez libres del yugo imperial británico (recordemos
que la Constitución del Estado Libre recogía un juramento de
“fidelidad” al Rey Jorge V), organizarse
revolucionariamente conforme a principios de solidaridad, igualdad y
distribución de la riqueza.
ES EN ESTE ÚLTIMO BANDO
DONDE TIENE UNA IMPORTANCIA TRASCENDENTAL, Y A QUIEN PRINCIPALMENTE QUEREMOS
REFERIRNOS, EL OFICIAL DEL IRA FRANK RYAN.
Nacido en el Condado
de Limerick, al oeste de Irlanda, cursó estudios celtas en
el University College de Dublín. Se fue antes de graduarse,
para unirse y luchar junto al bando republicano en la Guerra Civil
Irlandesa. Al finalizar la guerra, y después de haber sido encarcelado
por las autoridades del Estado Libre, regresó al UCD para
terminar sus estudios. Se graduó en 1925 y fue profesor de gaélico durante un
tiempo. Si bien su vocación era el periodismo, en 1926 fue nombrado
para reorganizar la Brigada de Dublín, y en 1929 elegido como
miembro del Consejo Ejecutivo del IRA (siglas en inglés para Ejército
Republicano Irlandés).
Como decíamos, es en este
contexto, a principios de los años 30, cuando surge en el IRA una
división entre el ala más puramente nacionalista, y otro más genuinamente
revolucionario, con aspiraciones populares más allá de la independencia
de Irlanda. Dentro de este último grupo, Ryan, junto
con el maestro de escuela y socialista Peadar O´Donnell y George
Gilmore, fundan el Congreso Republicano.
El Republican
Congress era un colectivo de apoyo a los obreros, trabajadores y
pequeños agricultores de Irlanda. Entre sus actividades destacaron
varias huelgas. A modo de ejemplo, podemos citar la de los “Bacon
Shops”, una huelga destinada a conseguir reconocimiento
sindicalista para los trabajadores de las charcuterías.
La organización contaba en sus filas tanto con antiguos miembros del IRA más ortodoxo, fruto de la mencionada escisión, como del precursor Ejército Ciudadano Irlandés, liderado en su día por James Connolly. Pero sobre todo, en ella tenía una gran influencia el Partido Comunista de Irlanda, razón por la cual mucho tuvo que bregar para ganarse el respeto del pueblo irlandés, de fuerte y arraigada tradición católica, que veía en el comunismo una suerte de “demonio ateo” enemigo de Dios.
Y ASÍ LLEGAMOS A 1936,
CUANDO EN ESPAÑA SE PRODUCE EL GOLPE DE ESTADO FASCISTA CONTRA LA LEGITIMIDAD
DE LA REPÚBLICA.
En un principio, el gobierno
de Eamon De Valera mantuvo una postura de no-intervención.
Pero paralelamente, el mencionado general fascista Eoin O´Duffy, aprovechando
el fuerte sentimiento católico irlandés, consiguió reunir a un grupo de hasta
600 voluntarios, para apoyar al bando franquista en su “cruzada” contra el
“comunismo ateo”.
Lo que no sabían las hordas de O´Duffy, es que en los días del 19 al 26 de julio de 1936, en que estaba previsto que se celebrase una Olimpiada Popular en Barcelona (como protesta a los JJOO de Berlín, celebrados en la Alemania nazi de Hitler), y que tuvo que ser suspendida por motivos obvios, se encontraba en España el socialista y republicano irlandés Peadar O´Donnell, el cual regresa a Irlanda, gratamente sorprendido por el papel de las milicias populares en la defensa de la ciudad, dispuesto a mediar para la constitución de un regimiento que acudiese en ayuda de los antifascistas españoles.
Pese a sus buenas relaciones
con el gobierno republicano español, la postura oficial del
gobierno irlandés seguía siendo de no-intervención. En esta tesitura, y
tras enterarse de que O´Duffy se hallaba formando una brigada
para unirse a las tropas franquistas, Sean Murray, líder del Partido
Comunista de Irlanda, pronunció un emotivo discurso en Dublín,
animando a los irlandeses a acudir en ayuda de la República,
del Frente Popular y, en definitiva, del pueblo obrero
español. Rescatamos este pequeño fragmento:
“No tenemos más que
desprecio por la traición al republicanismo que hicieron De Valera y sus
periódicos que también están detrás de la pandilla fascista criminal en España.
Los trabajadores españoles están dando sus vidas para defender la libertad en
el mundo. Por eso pregunto a los irlandeses, ¿qué estáis haciendo? Pedimos que
se cree un frente unido obrero y republicano en este país para ayudar al pueblo
español”.
En este estado de cosas, si
bien con carácter oficial el Partido Comunista de Irlanda nombró
a Bill Gannon, antiguo soldado del IRA, como encargado
del reclutamiento, es precisamente Frank Ryan quien tendrá un
papel capital en este sentido, pues entonces gozaba de un inmenso prestigio en
la esfera política irlandesa, además de unas incuestionables cualidades de
líder y un gran carisma.
Como muestra del carácter
desinteresado de los brigadistas, entre otros muchos, podemos citar a Bob
Doyle, que un primer momento fue rechazado por el Partido Comunista
de Irlanda debido a su edad (21 años), pero cuya determinación le
llevó a intentarlo a través del Partido Comunista Británico, que
esta vez sí le aceptó.
UN TOTAL DE APROXIMADAMENTE
200 VOLUNTARIOS IRLANDESES LUCHARON EN LA GUERRA JUNTO AL BANDO REPUBLICANO.
De ellos, el primer
contingente, formado por unos 80 voluntarios, llegó a España en diciembre del
36, bajo las órdenes de Frank Ryan. Debido a sus fuertes
convicciones republicanas irlandesas, rechazaron formar parte del Batallón
Británico, integrándose así en la famosa Brigada Lincoln (la XV
Brigada a la que años más tarde dedicaría una hermosa canción Christy
Moore), identificándose a sí mismos con el nombre de Columna
Connolly.
Bajo el mando de Frank
Ryan, la Columna Connolly participó en algunas de las más
importantes batallas de la Guerra. En este sentido, la batalla del
Jarama fue especialmente dura para este grupo de voluntarios, llegando
a sufrir hasta 20 bajas. Ryan fue herido y trasladado
temporalmente a Irlanda para su recuperación.
Meses más tarde, Ryan regresó
a España, para ponerse a las órdenes del General
republicano José Miaja, principalmente en labores de propaganda. Pero
nuevamente, ya en marzo de 1938, Ryan y algunos de sus hombres
fueron capturados en una emboscada de los fascistas Italianos, en
Teruel.
Presos en el campo de
concentración de San Pedro de Cardeña, en Burgos, los
voluntarios irlandeses temían muy razonablemente por su vida. Más aún teniendo
en cuenta que Ryan había sido identificado como capitán de
la Columna, e interrogado en consecuencia. Pero una y otra vez, y así
lo contaría años más tarde el mencionado brigadista antifascista Bob
Doyle, Ryan se negó a proporcionar otros datos que no
fueran sus propios datos personales, motivo por el cual fue separado de sus
compañeros y trasladado al penal de Burgos.
Los voluntarios irlandeses
quedaron libres gracias a un intercambio de prisioneros con los italianos. El
caso de Frank Ryan fue más complejo: el gobierno de
Eamon de Valera tuvo que mediar para asegurar que no fuese ejecutado. Ryan era
un mito para los irlandeses. Hasta su más acérrimo enemigo ideológico, el
general O´Duffy, pidió clemencia para su “compatriota”.
Durante su estancia en el penal
de Burgos, el pintor vasco José Sarriegui trabó amistad
con Ryan, y a través de su testimonio, Boy Doyle recordaría
más tarde cómo Ryan siempre se negó a hacer el saludo fascista.
Terminada la Guerra
Española, Ryan fue excarcelado en 1940 y conducido a
través de la frontera con Francia, para quedar bajo
custodia de la Alemania nazi. Volvería a ser capturado por la
Gestapo, ya comenzada la II GM, cuanto se encontraba en un
submarino rumbo a Irlanda, junto con el jefe del IRA Sean
Russell. Falleció en 1944 a causa de una neumonía, en Dresde, si
bien hoy sus restos reposan en el cementerio de Galsnevin, en Dublín.
ESTE ES UN HOMENAJE A FRANK RYAN QUE, NO OBSTANTE, SE HACE EXTENSIVO A TODOS LOS BRIGADISTAS, POR VARIOS MOTIVOS:
-Primero, porque nunca es ni
será mal momento para recordar y honrar a quienes, como dijo el líder del PCI Sean
Murray, vinieron a España porque, en aquel momento, defender a la
República y al Frente Popular era defender “la libertad en el mundo”;
-Segundo, porque en
estos tiempos de extrema parcialización de las luchas, se hace necesario
reivindicar la lucha obrera e internacionalista, la causa ineludible de los
pueblos del mundo;
-Y tercero, porque
frente a los mercenarios financiados por el Imperialismo que se prestan a
socavar la soberanía de los pueblos, siempre nos quedará el ejemplo de la
solidaridad, compromiso político y pureza de espíritu de los brigadistas.
Vaya pues, el respeto y
admiración del que escribe al oficial Frank Ryan, a todos los mártires, y a
todos los que pudieron regresar con vida a sus lugares de origen, después de
entregar su alma a la causa del Frente Popular.
¡¡VIVA LAS BRIGADAS
INTERNACIONALES!!
(*) fUENTE: https://www.revistalacomuna.com/
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