Recordemos los hechos recientes. Con ocasión de una visita del príncipe a Pamplona, una ciudadana se dirige a él Manifestándole su posición por la República. El príncipe se detiene y se dirige a ella para intercambiar algunas palabras. Son las que a continuación se resumen esquemáticamente:
La ciudadana: Manifiesta su preferencia por la república y se dirige al Príncipe, con el interrogante , que es a su vez un argumento contrario a la monarquía , de porqué la alta magistratura que se desempeña como Jefatura del Estado no es elegida en lugar de heredada como todas las otras en democracia. Después añadirá, en curso de la breve polémica, una versión similar:. ¿ porque no se somete a voto público la elección sobre monarquía o república?.
El príncipe: Responde que hay mecanismos constitucionales para modificar la Constitución Española . En todo caso no le corresponde a él la reforma.
La ciudadana: Ya sabe que no le corresponde a él, pero eso no evita que el planteamiento de la legitimidad democrática su cuestión y repite su pregunta por si el príncipe no lo termina de entender ¿Porque no se somete el príncipe al escrutinio del voto? ¿ Porque no es igual que los demás seres humanos? Además advierte que los rígidos requisitos constitucionales de reforma en ese punto lo hacen de imposible.
El príncipe : Abandona esa línea de argumentación de inmediato porque la ciudadana parece conocer la Constitución española . Expone entonces los opiniones siguiente: El debate es inútil y no nos lleva a ningún sitio porque “tus intereses y los míos serán siempre contradictorios”.
Un acompañante del príncipe ( Miguel Sanz): ( dirigiéndose a la joven ciudadana): ¿ Es eso la única cuestión que te interesa en tu vida?
La ciudadana: Responde que , por supuesto que no es lo único que le interesa, pero es la que le está planteando y le interesa.
De nuevo Miguel Sanz: Intervención del mismo tenor que el del los redactores del diccionario Bibliografico de la Real Academia y muy extendido entre la extrema derecha: la II Republica acabó mal por su maldad intrínseca (¿no fue por causa de un golpe de estado militar contra la constitución y la ley protagonizado por quien entronizó al padre del Príncipe? No, fueron los perversos republicanos los que hicieron necesaria esa noble intervención providencial de Franco exterminando, exiliando, encarcelando, enterrando en cunetas, haciendo desaparecer, secuestrando, ,encerrando en campos de concentración,.... a media España . Ay, Ay, las malas compañías del príncipe,……).
Continuación y final del príncipe: Puedes estar contenta ya, no hay mas que hablar, has tenido tu minuto de gloria. Impertinente, chulesco. Ya se entiende porque no es igual que los demás humanos: su proximidad , como la de los dioses, da la gloria.
...............
Hay un primer amago sofístico de mala fe que espera intimide a la ciudadana: La constitución es reformable. Amago que suponía la ignorancia de la súbdita. Mala suerte, no es tonta, entiende de constitucionalismo y parece conocer los imposibles mecanismos de reforma del art. 168. El segundo amago: no le corresponde a él la reforma. Mala suerte, sigue sin ser tonta, el problema de la legitimidad de su cargo sigue en juego con el o sin él. Y si es un problema de simple procedimiento, ¿porque no abdica para permitir que se inicie el procedimiento?
A partir de ese breve primer careo y ante la pertinaz y consistente de la ciudadana, la levedad o superficialidad alarmante de la argumentación del príncipe lleva a preguntarse si en verdad fue tan excelente alumno en las materias que estudió en las mas prestigiosas instancias educativas universitarias. Porque considerar la polémica, como un asunto de “intereses” ( sic) , contradictorios ( sic), como si de trato comercial privado consistiese la cosa en lugar de darse cuenta que la pregunta plantea la necesidad de una legitimación de la institución que no se resuelve por opinión o interés privado, es suspenso en COU , cuando no deficiencias en la atención como lo llaman los educadores . La ciudadana, sin tantos masteres prestigiosos, parte de la posición, perfectamente entendida, que las instituciones políticas tienen una naturaleza moral que precisa del uso de razones, de justificación, de racionalidad y no solo de preferencias privadas contradictorias. La levedad y superficialidad y el tratamiento en términos de niveles privados de los asuntos públicos es escandalosa para quien ha de desempeñar la mas alta magistratura y recuerda aquel inefable argumento de la reina Sofía en su biografía reciente de P. Urbano , de que los derechos a la corona , y a la jefatura de un Estado se fundamentan en el derecho civil hereditario como los de cualquier particular que hace testamento ante notario. Vamos a terminar pensando que la levedad es característica de familia siendo esta carencia y no solo las funciones publicas, lo que se está heredando. ¿ O es quizás mas bien expresión del alejamiento de la especie real en general de la problemática y vivencia del común de los mortales como aquel “ si no tienen pan ,¿ porque no comen bizcocho ?” de otra famosa descabezada.
Que “tus intereses y los míos sean contradictorios en este asunto”, desde la posición de futuro rey supone decir además que mis intereses siempre ganan porque soy príncipe. Por eso “la discusión no lleva a ninguna parte”, en efecto. Es la lógica infantil de la fuerza haciendo trampas en el juego del uso público de la razón.
Pero sigue el aspecto de lo insoportable de esa levedad. Primero, la del lacayo real, paternalista, despreciando a la ciudadana: “ ¿ Y eso es lo único que te preocupa?”. Segundo, la del amo superior menospreciando y desdeñoso: “Ya estarás contenta, has tenido tu minuto de gloria”. Insoportable por chulesco. (1)
La insoportable levedad del prepotente.
(1).- Por cierto, ¿ porque los monarcas españoles tutean?. ¿ ignoran que todos somos dignos de educado respeto, sean Jefes de Estado de su misma categoría protocolaria – Chavez- o ciudadanos?.
¿ La mala educación se llama ahora campechanía?. El mismísimo Felipe II trataba de “ Vos” a sus servidores.
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