Por Miguel Angel Domenech
Es conocido el análisis de Marx sobre la
modernidad como la época histórica que ha creado las condiciones para el
desarrollo de las relaciones sociales libres y emancipadas de otras antiguas servidumbres heterónomas pero que el
capitalismo, asumiendo y protagonizando esa modernidad actúa constantemente negándole esa posibilidad. El sistema capitalista se
hace asi una aberrante utopía, aplicada con la fe de una religión, que
convierte de manera extravagante en problemas lo que deberían
ser soluciones.
Así ha ocurrido con la mecanización y racionalizacio0n técnica de las fuerzas
productivas que en vez de dar lugar a un menor tiempo de trabajo por ahorro de esfuerzos, provoca el desempleo
o convierte el ocio en una fuente de alienación de consumismo crispado de la
demanda de la industria del entretenimiento. Asi, la moda y el consumo que
intuitivamente son manifestaciones de la capacidad de búsqueda de realización
personal creativa, individual y libre, se encuentra como una práctica corrupta
de pasividad y conformismo. Asi los cambios tecnológicos modernos de todo tipo
que ofrecerían grandes posibilidades de expresión de la subjetividad se
transforman sistemática y fatalmente en nuevas formas de alienación.
La misma frustración vuelve a suceder al
contemplar en que van quedando las posibilidades de democratización y de
relación libre que nos debería poder
ofrecer el mundo de internet.
Las tecnologías de la comunicación parece que deberían abrir
un ámbito republicano, es decir un nuevo
espacio compartido y participado sin
trabas autoritarias de dominación de otro y
como una relación universal de
iguales, libres y deliberantes. Perecería que se abriera -¡por fin¡ -
potencialmente una verdadera Republica en el
pais de Republica.com
Todos son particularmente optimistas y particularmente la gente de izquierdas ante
ese nuevo terreno tan inesperadamente
republicano. Se ha generalizado el supuesto sin discusión que las Tecnologias de Información y Comunicación (TIC) , de
internet, webs, y demás www se desarrollan en un terreno ecuménico
particularmente adecuado para que la izquierda política supere sus propias
limitaciones organizativas. El activismo digital parece poner de acuerdo a
personas procedentes de muy distintas tradiciones ideológicas y que hasta hoy
eran ajenas a lo político y que incluso lo despreciaban. La ocasión es
formidable para superar –parece ser- las caducas organizaciones procedentes de
la tradición asociativa popular y política de la izquierda y ante todo y sobre
todo, los maldecidos partidos políticos y sindicatos. Las esperanzas de una
nueva estrategia vendrían además de lo procedente de esa red que ya habían
demostrado su eficacia en el mundo profano
de las “quedadas” y y que
trasladado al sagrado mundo de la política se hacen convocatorias de resultados eficaces y
masivos, sobreabundantes de imágenes y de asistentes. No solo se propone una
“republica.com” sino además la “forma.com”
de acceder a ella. Esa “forma.com” superaría no solo la practica
organizativa política conocida hasta ahora sino que por hipóstasis, superaría
la política misma. Los “que no somos
políticos”, hacemos la “no-política”. El
ciber espacio seria el lugar privilegiado de lo no-politico. La Republica se encontraría
en la no-república.
La izquierda clásica, no obstante,
perdona la injuria. En parte por desesperación
y en parte porque como señala C.Rendueles “Con los movimientos cooperativos de Internet, la izquierda parece
reencontrarse con una versión cool y tecnológicamente avanzada de su propia
tradición universalista. Por primera vez en mucho tiempo, los activistas
comparten argumentos y proyectos con una gran cantidad de personas ajenas a su
tradición organizativa e incluso con opiniones antagónicas. La razón de
fondo es que predomina una comprensión de Internet como la realización más
acabada del ideal de la acción comunicativa habermasiano: individuos libres
interactuando sin lastres analógicos, de modo que su racionalidad común pueda
emerger sin cortapisas”.
Otro sector satisfecho por este discurso
sería el de los proponentes de cambiar el mundo sin tomar el poder, los
proponentes de eludir la cuestión del poder político a la manera Holloway y Day
.Desarrollan una especie de mito de promoción
de un anti-poder inasible que estaría en todas partes y en ninguna. La
red sería el sitio y las TIC sus agentes.
Sin embargo ya comienzan a plantearse tímidamente
algunas voces discordantes en esta Republica Googleniana de la libertad, la igualdad, la fraternidad
tecnológicas.
En primer lugar puede dudarse que esos discursos sean los verdaderos
discursos de racionalidad que deben caracterizar las acciones
comunicativas legítimas o de lo auténticamente deliberativo. La cantidad y
frecuencia multiplicada de argumentación
en juego, incluyendo su brevedad, no significa mayor racionalidad ni
inteligencia.
Por otra parte no es tan evidente su poder
cuando entendemos por poder no simplemente
la capacidad para actuar sino de
concertarse eficazmente y durablemente para la consecución de los fines
propuestos por una solidaridad organizada. El poder- como dice Hanna Artednt
surge allí donde las personas se juntan y actúan concertadamente, deriva su legitimidad republicana de la reunin
organizada y capaz, en caso contrario no sería sino violencia ineficaz o expresión monumental , pero inane ,de un grito.
Se elogia a la acción de las redes y
actuaciones políticas de los TICs por que no poseen ningún centro de poder
entendiendo como si el poder o la organización fuesen siempre obstáculo un
factor obligadamente represivo y opuesto a todo esfuerzo de emancipación
cuando, por el contrario, la emancipación no puede ser ajena a algún genero de
adiestramiento. El problema de organización es el asunto por excelencia de l
política y el poder no es siempre en política una obstrucción a la capacidad de
libertad sino constitutivo de toda capacidad. Es un prurito heredado de
concepciones que estuvieron vigentes en la reflexión política posterior a los
años 45 y 68 que toda institución estable organizativa es sinónimo de
represión. Parta este enfoque, la acción política ideal es entonces la red y
las comunidades TIC.
Entre las primeras contestaciones
tímidas, se va señalando que las comunidades y movimientos que se generan en Internet, a pesar ser este instrumento tan glorificado por tantos analistas como una nueva
forma esperanzadora de praxis política
eficaz, como todo lo de este ámbito, no están concebidas para
perdurar. Es fácil sumarse a sus convocatorias pero también es fácil irse y
abandonarlas en el momento en que la atención, los humores y las modas derivan
la atención en una dirección distinta.
Esas comunidades son llamadas
“redes” muy significativamente por su la inconsistencia de su contenido, y.
como las redes, enganchan pero no tienen
cuerpo. Lo concebido en ellas, se compone y se descompone, se agranda y reduce,
son cambiantes, frágiles y efímeras. El mantenimiento de los amigos,- numerosísimos,- y de partidarios, no
exige ningún compromiso a largo plazo. El perpetuo estado de transitoriedad de
lo que ahí nace determina su contenido:
fútil, ligero. Incluso su mensaje electrónico – soporte privilegiado de lo que
se activa- debe acortarse y
simplificarse. El mensaje se reduce a consigna y frase. Cualquier profundidad
se “ surfea” en vez de ahondarse.. Su celeridad de disponibilidad inmediata
paga como precio la reducción drástica de su significación, contenido,
estabilidad, profundidad o rigor. En cuanto se debilita una
atención, que no se ha exigido ,
surge la fatiga. Sin vincularse a ningún
compromiso estable la atención languidece y deriva hacia otro mundo después
de no haber dejado sino una huella de fugaz
espectáculo. Se movilizan miles, como miles son los “amigos” que pueden hacerse en facebock en una
semana, muchísimos más que los amigos
que se tienen en toda una larga vida. Porque en esas redes ni son amigos, ni es vida , ni es política. La republica.com no
es república.
Muchos saludaron la sustitución de
comunidades a la vieja usanza por estas nuevas redes de internet como un gran
salto adelante en el recorrido histórico de la liberta individual. Otros muchos han saludado la praxis
política que en ella se genera como el
prototipo de acción genuinamente democrática y libre de burocracias y controles
de las vieja usanzas políticas. Pero las mismas características de esas redes y
de lo que en ellas nace exigen el pago de un alto precio : la de que las redes
de internet y sus productos son incapaces de prometer o mejor, de cumplir lo
que prometen, con alguna credibilidad.
Entonces, paradójicamente les sucede lo
mismo que estos movimientos achacan a instituciones de vieja usanza como
son los políticos y sus partidos o los sindicatos: que no son de fiar. Lo mismo
que están dejarán de estar y nadie les pedirá cuentas del incumplimiento de lo
que prometieron y promovían.
Uno de los símbolos gráficos mas
populares de ese activismo político de
red es muy significativo: la máscara de Anonymus, es decir una máscara que esconde
y tras la cual el activista se oculta y
no quiere hacerse responsable. Sin
rostro identificable, no debe rendir cuentas. En esa república estamos, pues,
muy lejos de la parresia de la polis
democrática griega, la libertad de hablar con franqueza responsablemente y sin
temor. Estamos muy lejos igualmente de otra de las instituciones ejemplares de
aquella democracia vinculada a esa libertad de hablar y ser capaz de rendir
cuentas personalmente de sus actos: la graphe
paranomon. Todo aquel que presentaba un propuesta que, una vez aprobada,
rersultaba ser ilegal, debía pagar su
responsabilidad y ser multado por el
error.
Tambien se ha señalado que el debate en
el terreno webb, en vez de dar lugar a tolerancias y a consideración de
perspecrtivas diferentes que podrían suponerse de la multiplicidad de argumentos presentes que
harían relativizar las posiciones categóricas en principio, muy al contrario,
tiende a generar polarización de grupos
y crispación tenaz sobre las
propoias posiciones por carencia de la empatía personal que se da en la
conversación cara a cara y por la brevedad de la formulación argumentativa que
se asemeja mas a una consiga lanzada
como una piedra que a una dialéctica. Parece como si los discursos- ante
ausencia del rostro y de la persona del oponente- se hicesen monologos autoafirmativos y ecos de la propia
voz. Investigacio0nes realizadas han
mostrado que en esos ámbitos de intervenciones breves- a semejanza de las de
los tertulianos de programas TV- se desarrolla un ambiente muy polémico con
opiniones extremas de un bando y otro.( 3)Frente a esta experiencia no cabe
adoptar un optimismo ciego de que por los foros de la web se entable la
deliberación óptima que falta en otros foros institucionales como los
parlamentos o el interior de los partidos políticos a los que se les reprocha
que no son verdaderos lugares de deliberación democrática sino de exposición de
posiciones ya tomadas. En estos mares
también hace aguas la
Republica.com
¿Son los ciudadanos practicantes y
militantes de las redes www la
ciudadanía activa y virtuosa, preocupada por el interés común y los asuntos
públicos que propone el republicanismo?
Nada parece menos evidente. Como ha resaltado
Cesar Rendueles: “Internet desincentiva el compromiso político.
Tanto la abundancia de opciones de entretenimiento, como el tipo de relación
social lábil que puede ofrecer una comunidad online es incompatible con la
implicación política densa que exige la oposición a un régimen autoritario
y represivo.. La aparente ultrapolitización del ciberespacio público se basa
en un malentendido. El auge del activismo en Internet –la infinidad de
campañas, grupos de Facebook, solicitudes de adhesión o, sencillamente,
información– tiene el efecto paradójico de degradar la relación política,
en la medida en que exige un nivel de compromiso personal extremadamente tenue.”
(1)
Interrnet fomenta que la gente mantenga opiniones
contundentes sobre casi todo, pero no que actúe en consecuencia. Más bien al
contrario, la saturación de información lleva a posponer las decisiones
cruciales, la abundancia de opciones limita el compromiso. En política, y
particularmente los que se encuentran inmersos en la militancia de izquierdas,
sabemos que constantemente se asumen riesgos y que sólo en lo que
tradicionalmente se ha llamado por la izquierda “ combate” es donde se adquiere la sabiduría que
requiere la acción política.
Por el contrario, la actividad política digital en general, poco tiene que ver con esa clase
de implicación sin profundidad, más bien
guarda un parentesco cercano con el resto de dinámicas narcisistas que regulan
la red. Contrastando con la experiencia militante hecha de tenacidad,
paciencia, trabajo duro cotidiano, moderación en la victoria o
resistencia en la adversidad, una lucha en que muchas veces se pone en juego la
situación laboral personal y el equilibrio familiar, el activismo digital proporciona una
militancia fácil y una coartada oportuna. Es el sacrificio menos doloroso, adherirse
con una firma o multiplicar una opinión por facebock que ahorra un costoso
trabajo de militancia permanente. Si los
psicólogos tienen razón y la mayor parte de las gente apoya las causas
políticas sencillamente porque eso les hace sentirse bien,(2), estamos muy
lejos de la organización política o
sindical que al mismo tiempo era una pedagogía, una escuela de ciudadanía, un lugar de cultura y
educación donde el militante paga su cuota, se encarga del cobro, reparte las
octavillas, aprende a reunirse y al uso
ordenado de la palabra, levanta actas de las sesiones, se distribuyen tareas y
responsabilidades, se rinden cuentas y se vota y elige, …y no basta la
asistencia a monumentales “ quedadas”. En suma, se ejercen las
actividades de una pequeña
república, que es la polis civica de la organización politica o sindical. Se
trata de una paideai republicana de iguales
y de praxis política en la que
las izquierdas y los movimientos obreros
siempre han destacado con su excelencia. No es el tiempo de octavilas, pero continua
siendo el de la exigencia de un vivere
civile, de una virtud republicana, una responsabilidad acompañada de
tesón, estudio y coherencia que no se agota en las pantallas de los
ordenadores. La virtud republicana se alimenta - como todo lo politico- de philia, la amistad , que Aristóteles
unía necesariamente al concepto de la misma
exsistencia de la polis. Para la philia
es inevitable el cara a cara.
¿Han encontrado un aliado privilegiado en
las herramientas digitales de comunicación, las estrategias de
democratización? Tampoco parece que pueda afirmarse con una minima certeza.
No hay buenas razones para pensar que
Internet favorece a los oprimidos y no a los opresores, más allá de una
creencia irracional en el poder emancipador de la comunicación online: “Los
políticos occidentales están perdidos en las brumas del ciberutopismo, una
creencia casi religiosa en la capacidad de Internet para hacer cosas
sobrenaturales, desde erradicar el analfabetismo en África a organizar la información
mundial”.(2)
No debe pensarse que las fuerzas de
la reacción son mancas. Por el mismo
camino y el mismo espacio virtual de las
redes que circulan los activistas circulan
también lasa fuerzas de la represión yh la dominación. Es mas, usando los mismos instrumentos que
aquellos utilizan como herramienta
para difundir sus mensajes se facilita a los represores la posibilidad
de localizar, infiltrarse en sus
organizaciones, o desvirtuarlas. El
fenómeno de el “ topo” policial de larga experiencia histórica en los
movimientos obreros , que incluso se
alza con liderazgos en las organizaciones de izquierdas, es
extremadamente fácil allí donde no hay rostro ni necesidad de disfraz material
sino de disimulo verbal. La misma eficacia y celeridad electrónica de la
herramienta informática facilita la
censura que puede alcanzar una mayor sofisticacion, hoy es posible vigilar con
herramientas automatizadas una enorme cantidad de textos y comunicaciones o
bien recurrir a sistemas de vigilancia de la disidencia que ni los mejores
servicios policiales tradicionales podían soñar. Las redes sociales permiten a
los gobiernos y a sus acólitos intervenir y sabotear mediante estrategias
coordinadas de trolling toda clase de foros y comunidades:”la democratización
del acceso se ha convertido también en la democratización de la censura”.(1)
No es inoportuno traer aqui la lúcida advertencia de M.Foucault sobre el empobrecimiento del mundo relacional. A los dispositivos de poder les interesa esa pobreza porque un mundo de relacion rica seria extremadamente complicado de gobernar. Enefecto, las relaciones extremadamente esquematizadas que se producen en el ámbito .com serian , por el contrario, en ese aspecto idóneas para los fines de dominacion de los actores socialmente poderosos.
No es inoportuno traer aqui la lúcida advertencia de M.Foucault sobre el empobrecimiento del mundo relacional. A los dispositivos de poder les interesa esa pobreza porque un mundo de relacion rica seria extremadamente complicado de gobernar. Enefecto, las relaciones extremadamente esquematizadas que se producen en el ámbito .com serian , por el contrario, en ese aspecto idóneas para los fines de dominacion de los actores socialmente poderosos.
Los partidarios de una estrategia
política emancipatoria de ignorar el
poder y las organizaciones e instituciones politicas para cambiar el mundo, que encuentran la www. el lugar óptimo para
el desarrollo de su propuesta deberían
reflexionar asimismo en este ejemplo de ciberespacio. El ciberespacio no es
algo mágico y una cosa diferente es la ilusion
de conseguir que desaparezca por
encantamiento aquello contra lo que no logra uno enfrenarse por los medios
reales y otra cosa es que la
dominación se evapore. La cantinela que
apela a Gramsci como si la web hubiese de ser la fabrica de hegemonía no aciertan con Gramsci. En Gramsci una
hegmonia no significa eliminar la lucha
de clases ni esquivar la cuestión del poder institucional e instituido. Quienes
quieren ignorar la cuestión del poder no escapan a él. Al no querer conquistarlo, corremos el riesgo de que él nos conquiste a
nosotros.
(1).- César Rendueles. que reseña dos libros
(Morozov y Lanier respectivamente) Fuente original Teknokultura (Revista de
Cultura Digital y movimientos sociales). Texto bajo licencia Creative Commons
3.0 BY-NC-SA).-Reseñas: Evgeny Morozov, The Net Delusion: The Dark Side of
Internet Freedom, Nueva York, Public Affairs, 2011 | Jaron Lanier, Contra el
rebaño digital, Barcelona, Debate, 2011
(2).- Evgeny Morozov, The Net Delusion: The Dark Side of
Internet Freedom, Nueva York, Public Affairs, 2011
(3).-Cass R. sustain. “ Republica.com”-Paidos 2003
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