Pierre Hadot y Michel Foucault :
desde los ejercicios espirituales a las “prácticas de si”
Por Michael Chase
Buenos días
Es un placer para mi expresar mi
reconocimiento al Departamento de Filosofía de La Universidad de
Guadalajara, y más específicamente al Profesor Fernando Leal, por haberme tan
amablemente invitado a hablarles un poco sobre un hombre que fue muy maestro en
París, Pierre Hadot.
Cuando tuve la ocasión, gracias a
una beca del gobierno canadiense, de hacer mis estudios para el Doctorado en
Historia de la Filosofía ,
decidí irme a París para estudiar bajo la dirección de Pierre Hadot, autor del
mejor libro sobre la filosofía neoplatónica que yo conociera, Porfirio y
Victorino (publicado en 1968). Le mandé mi tesis de maestría ,igualmente sobre
el filósofo neoplatónico Porfirio, y Hadot me aceptó, aunque me tuve que inscribir
bajo la dirección de su sucesor Philippe Hoffmann, ya que en ese entonces –
estamos en 1987 - Pierre Hadot ya era Profesor en el Colegio de Francia, un
establecimiento que no otorga grados universitarios. Sin embargo, seguí sus
cursos en el Colegio de Francia, y poco apoco nos hicimos, con mis esposa
Isabel, amigos de Pierre Hadot y de su esposa Ilsetraut, quienes nos recibieron
varias veces en su casa de Limours, ubicada a una hora al sur de París. Acabé
por traducir media docena de los libros de Pierre Hadot al inglés, y nuestra
amistad duró hasta su muerte en abril del año pasado.
Al nivel personal, Pierre Hadot era
un hombre de una gran sencillez. Aunque había llegado a la cima del muy
competitivo mundo intelectual francés, Hadot nunca dio señales de creerse
mucho. Su manera de ser y de vivir reflejaba el estilo de sus libros :
sencillez, claridad, gran humanismo y consideración por los demás. Una vez nos
dio cita en su oficina en el Colegio de Francia, junto con media docena de
otros, para que todos fuéramos a almorzar. Saliendo de su oficina dio con una
pareja de jóvenes que parecían perdidos. Les preguntó Pierre Hadot si buscaban
algo, y cuando contestaron que buscaban la cafetería, Hadot, no contento con
indicarles dónde quedaba, insistió en acompañarlos, seguido por todos nosotros,
hasta la cafetería misma. Para Hadot, cada persona tenía derecho a ser tratado
con igual respeto, sea lo que fuera su rango en la jerarquía social.
Tampoco se tomaba él mismo muy en serio. Le
gustaba contar como una vez, la gran y aristocrática helenista Jacqueline de Romilly
le habló por anunciarle que se había discernido a Hadot el prestigioso Premio
de Filosofía de la
Academia Francesa. “Si, dijo Madame de Romilly- según contaba
Hadot,- este año no teníamos a nadie,
entonces hemos pensado en Usted ”.
Pierre Hadot dejó una huella
profunda en todos los que tuvieron la suerte de asistir a sus clases y
seminarios, en gran parte porque su manera de vivir se ajustaba tan
perfectamente a sus enseñamientos, enseñamientos que, a su vez, tenían que ver,
sobre todo en los últimos décadas de su actividad profesoral, con su concepción
de la filosofía como manera de vivir. Ya que, según él, la filosofía como
teoría o como conjunto de doctrinas no se puede separar de la manera de vivir
del filósofo, empezaré por darles algunos detalles de la biografía de Pierre
Hadot.
Nació en 1922 en Reims, Francia.
Inicialmente, se le destinó a ser cura, pero dejó la Iglesia en 1950, en parte
porque no estaba de acuerdo con la política reaccionaria del Vaticano, y en
parte para poder casarse. En el seminario, había estudiado la filosofía universal,
pero sobre todo griega y latina, pero para sus estudios de Doctorado, tuvo que dominar
las arduas disciplinas de la filología griega y latina : es decir, cómo
examinar y evaluar manuscritos antiguos y editar textos antiguos de manera
crítica.
El primer fruto de estos estudios
filológicos fue una edición crítica con traducción francesa del Tratado sobre la Trinidad de Mario
Victorino, que llevó a cabo en colaboración con su maestro, el Padre jesuita
Paul Henry. Pierre Hadot a trabajó unos veinte años sobre Victorino, y fue por
este trabajo que se lo eligió Director de Estudios de Patrística Latina en la Quinta Sección de la Escuela práctica de Altos
Estudios, ubicada en la
Sorbona.
Sin embargo, desde su niñez lo que
más le interesaba a Pierre Hadot era el misticismo, en todas las
manifestaciones de este fenómeno. Todavía muy chico, le daba por experimentar
en ciertas ocasiones fugitivas lo que le gustaba llamar, siguiendo en esto a Romain
Rolland, un “sentimiento oceánico ”, en el cual se daba cuenta, de manera
repentina, de su unicidad con el cosmos entero, un sentimiento, como escribe
Hadot, de “ la presencia del mundo, o del Todo, y de mi mismo dentro de este
mundo ”.
Iba a seguir buscando y
investigando este sentimiento, que le inspiraba “una ansiedad a la vez terrible
y deliciosa ”,durante el resto de su juventud. Fue a través de este interés por
el misticismo que Pierre Hadot se interesó en el filósofo neoplatónico Plotino.
Después de una intervención muy importante en la reunión de Fondation Hardt, cerca de Ginebra, en 1960,
consagrada à Las Fuentes de Plotino, Hadot publica en 1963 su magnífico estudio
Plotin ou La simplicité du regard (Plotino o la simplicidad de la mirada, Paris
1963), que hasta hoy sigue siendo una de las mejores introducciones a Plotino.
Iba a seguir publicando traducciones y estudios sobre Plotino durante toda su
vida, pero también se interesó en las obras del discípulo de Plotino Porfirio, atribuyéndole
en especial un comentario sobre el diálogo platónico Parménides, que había quedado
hasta entonces anónimo. Muy pronto, sin embargo, Hadot empieza a tener dudas
sobre el valor y los peligros del misticismo. Habiéndose clausurado durante un
mes para escribir Plotino o La simplicidad de la mirada, bajó a la panadería de
la esquina y se sintió de repente, frente a toda la gente normalísma que ahí se
encontraba, como un bicho raro, o más bien como un visitante de otro planeta. Y
esta sensación no le gustó. Empezó a pensar que el misticismo de Plotino,
basado sobre el rechazo del cuerpo y de todo lo que se añade, por modo de
accidente, al alma intelectual ( Aphele panta, dice Plotino, “ quita todo ”),
corría el riesgo de generar una especie de lo que se podría llamar un “
princesismo ”, hecho de desdeño por el cuerpo, la naturaleza, y la vida en
sociedad.
Poco a poco, Hadot se sentía
atraído por una filosofía que, en vez d edecir “ quita todo ”, diría “ acoge
todo ”.Esta tendencia se iba intensificando en los años 1970. Hadot ya se había
casado con su segunda esposa Ilsetraut, quien había hecho su tesis doctoral
sobre los ejercicios espirituales en el filósofo romano Séneca. Empezó a
interesarse cada vez más por las filosofías qu eatribuyen más importancia a la
ética que a la metafísica, quiero hablar de los epicúreos, y sobre todo de los
estoicos come Epicteto y Marco Aurelio.
Poco a poco, y sobre todo después de haber
leído el libro de Paul Rabbow titulado Seelenführung(Dirección de las almas),
llegó a desarrollar su concepción de los ejercicios espirituales.
Hadot siguió su enseñanza en la Escuela de Altos Estudios
hasta 1982, cuando Michel Foucault le propuso que presentara su candidatura al
Colegio de Francia, el establecimiento más prestigioso del país. Fue elegido, y
hasta su jubilación dio clases sobre Plotino, Marco Aurelio, y la historia de
la idea de la naturaleza, entre otras cosas. Se jubiló en1992, consagrándose a
escribir libros, cuyos títulos incluyen La filosofía como manera de vivir, La
ciuadela interior, introducción a los
Pensamientos de Marco Aurelio, Qué es la filosofía antigua, El velo de Isis :
ensayo sobre la historia de la idea de la naturaleza, Solo el presente es
nuestra felicidad, y muchos más. Falleció en abril del 2010, poco después de
una última jornada consagrada a su pensamiento en la Escuela Normal
Superior.
Es muy interesante el itinerario
intelectual y espiritual de Pierre Hadot. Guiado por su interés en el
misticismo, empezó por estudiar las estructuras complicadísimas de la
metafísica neoplatónica (Plotino, Porfirio, Jámblico, Proclo). Su gran libro Porfirio
y Victorino, publicado en 1968, que fue su tesis doctoral, contiene la
exposición la más completa y magistral que yo conozca de este pensamiento
metafísico en toda su profundidad y sutileza. Pero es como si, a medida que
llegaba a cierta edad, sus intereses cambiaron de rumbo. Ya no eran tanto las
estructuras barrocas del Mundo Inteligible que lo atraían, sino que sintió una sed
creciente de sencillez y de aplicabilidad práctica, sed que la ética
helenística se reveló más capaz de satisfacer que la metafísica neoplatónica.
De hecho, Hadot nunca tuvo mucha
paciencia con el lenguaje muy retórico, elegante, y el estilo tan sofisticado
come para resultar incomprensible de muchos de sus colegas filósofos. Ya en el
epílogo a la segunda edición de su libro sobre Plotino, Hadot había citado a Marco
Aurelio ( Meditaciones9, 29), según el cual “ El trabajo de la filosofía es
sencillo y discreto, no nos dejemos llevar por la palabras hinchadas de
afectación solemne ”. A esto, Hadot había añadido :Creo sinceramente que hoy
nuestra más urgente y difícil tarea es, como dijo Goethe,“ aprender a creer en
la sencillez ”. ¿No sería que la lección más grande que los filósofos de la antigüedad...
tienen que enseñarnos es que la filosofía no es la construcción complicada, pretenciosa
y artificial de un sistema discursivo de conocimiento, sino la transformación
de la percepción y de la vida....?
Y en un ensayo publicado en el
periódico Le Monde en 1992, Hadot escribe: Últimamente, ¿qué es lo más útil
para los seres humanos en tanto que son seres humanos ? Acaso es el discurso
sobre el lenguaje, o sobre el ser y el no-ser ? Acaso no es, más bien, aprender
a vivir una vida humana ? Si tuviera que escoger el tema más importante en la
obra muy variada de Pierre Hadot, sería sin duda el de los ejercicios
espirituales. Qué son, pues, estos famosos ejercicios espirituales, que
recuerdan inevitablemente el enseñamiento católico, y sobre todo a Ignacio de
Loyola ? Es que, siguiendo en esto a Paul Rabbow, Hadot se dio cuenta de que
Ignacio había adoptado, trasformándolos, dichos ejercicios a partir de la filosofía
griega y romana.
En la Antigüedad , según
Hadot, la filosofía consistía sobre todo en una serie de técnicas espirituales
destinados a cambiar al oyente o al lector : cambiar, en primer lugar, su
manera de mirar las cosas, el mundo, y su propio lugar dentro de este mundo, y
en segundo lugar, como consecuencia de lo primero, cambiar su manera de vivir y
de ser. Tales ejercicios son, en palabras de Hadot, “ prácticas, algunas de
naturaleza física...otras intuitivas...destinadas a generar una trasformación
en la persona que los practica ”. Hay una gran variedad de estas prácticas,
pero me voy a tener que limitar a mencionar muy pocas de entre ellas.
El ejercicio de la meditación
consiste en pensar, de manera repetida cuando no fuera constante, en las doctrinas
fundamentales de las diversas escuelas filosóficas. Por ejemplo, un estoico
tomará como tema de su meditación el dicho según el cual « el único bien es el
bien moral, el único mal es el mal moral » ; un epicúreo meditará en la así
llamada Tetrapharmakon , o remedio con cuatro aspectos, que dice :Dios no
ofrece ningún miedo La muerte nada de preocupaciones Lo bueno es fácil de
obtener Lo malo es fácil de aguantar.
La meta de este ejercicio es tener
los principios fundamentales de la escuela « bajo la mano » (en griego
prokheiron), para poder recurrir a estos principios en cualquier situación de la
vida de todos los días, como si fueran respuestas rápidas y casi automáticas a
las preguntas que la vida nos puede brindar. Otro ejercicio era lo que llamaban
los romanos la “ praemeditatio malorum ”, o sea la pre-meditación de las cosas
malas. Ya que podemos soportar más fácilmente las penas que hemos previsto,
hemos de imaginar lo peor que puede pasar en una dada situación, justamente para
prepararnos a soportarlo cuando ocurra. Así, Hadot muestra que algunas de los
textos aparentemente más morbosos del estoicismo - Marco Aurelio imaginando la
disolución de la carne de sus seres amados ; Epicteto aconsejándonos : cada vez
en que abrazas a tu hijo chiquito, dite : pronto morirás - no son en realidad
otra cosa que ejemplos de estos ejercicios de preparación para poder soportar
las cosas malas. Puede ser que al analizar en sus elementos las cosas que
tememos, ya no nos parezcan tan temibles.
Otro ejercicio era el de la “vista
desde lo alto ” : hemos de imaginar cómo se verían nuestras vidas, y sobre todo
las situaciones problemáticas o penosas que encontramos en la vida de todos los
días, si los viéramos desde un punto de vista ubicado muy alto, lejos de la tierra.
Nuestras casas, ciudades y países, y por consiguiente nuestros problemas y
nuestras vidas, se verían todos muy chiquitos, y por eso serían desprovistos de
la importancia que les acordamos normalmente .Finalmente, tal vez el ejercicio
más importante es el de vivir en el presente, ejercicio común tanto a los
estoicos como a los epicúreos. La idea aquí es que casi todos nuestrosproblemas
- o lo que nos parecen tales - vienen del pasado o del futuro: nostalgia o arrepentimientos
en cuanto al pasado, temores y preocupaciones en cuanto al futuro.
Sin embargo, lo único que existe
verdaderamente es el presente. Por consiguiente, hemos de vivir en el presente,
dándonos cuenta, por medio de la aplicación constante de nuestra atención a todo
lo que hacemos, del valor inestimable de cada instante de la vida. Aquí, como
en varios otros puntos de la obra de Hadot, vemos un paralelo interesante con
el pensamiento del budismo y del taoísmo, por ejemplo cuando dice la meta de
estas prácticas es “ hacer lo que uno hace habitualmente, pero como si uno lo
estuviera haciendo por primera vez, descubriendo todo lo que se implica para
que esté bien hecho ”.
Hacia el final de su vida, y sobre
todo en su libro Qué cosa es la filosofía antigua, Hadot se dio cuenta de las
semejanza entre su pensamiento y el de ciertos corrientes orientales, y empezó
a estudiar estos pensamientos.
Para Pierre Hadot, los ejercicios
espirituales no son simplemente unas adiciones a las filosofías helenísticas,
sino que constituyen estas últimas. Va hasta decir que los sistemas metafísicos,
epistemológicos y éticos que caracterizan la diversas escuelas de la filosofía helenística
según los manuales de historia de la filosofía son más bien epifenómenos, añadidos
a lo que era fundamental : una cierta opción existencial (en francés, « choix
de vie »), junto con los ejercicios que sirven para obtener la felicidad,
mientras transforman y mejoran nuestra manera de percibir y de ser. De hecho,
según los antiguos, había una diferencia muy básica entre, por une parte, el acto
de filosofar o hacer filosofía, y, por otra parte, el hecho de hablar de la
filosofía.
En la época moderna, piensa Hadot,
los dos aspectos de la filosofía se han confundido, o más bien el discurso sobre
o acerca de la filosofía acabó reemplazando a filosofía como vida o como manera
de vivir. Es cosa sabida que los antiguos solían dividir la filosofía en
lógica, ética, y física, correspondiendo respectivamente al estudio de las
reglas de nuestro pensamiento, de nuestro comportamiento con los demás, y de la
estructura del mundo. Pero Hadot nos recuerda que esto no era todo : había
también, y de manera más importante, una lógica vivida ,que consiste en
examinar nuestros pensamientos, asegurándonos de dar nuestro asentimiento únicamente a las impresiones objetivas, en
vez de dejarnos arrastrar por nuestras primeras impresiones.
De manera semejante, había una ética vivida,
consistiendo en pensar en los demás y actuar en el interés de la comunidad
humana ; y había una física vivida , consistiendo en adoptar cierta actitud
hacia el cosmos : es decir, en ver las cosas no desde nuestro punto d evista
individual y egoísta, sino desde el punto de vista de la totalidad ; dándonos
cuenta deque somos partes consubstanciales de esta totalidad del mundo, y
contemplando la belleza deeste mundo como totalidad.
Como lo muestra Hadot en su libro
sobre Marco Aurelio, este modelo de pensamiento se encuentra en las Meditaciones de este autor bajo la forma de
lastres disciplinas o ejercicios : las disciplinas del deseo, de la acción, y
del juicio, en las cuales tratamos de hacer que nuestros deseos, acciones y
juicios se conformen a la razón. Al final de cuentas, y después de haber
publicado une docena de libros, casi todos traducidos al inglés y a diversas otras
lenguas, y más de cien artículos, Hadot, que había empezando siendo un puro
historiador de la filosofía, había acabado por ofrecernos algo más. Como
alternativa a las distintas versiones de la filosofía moderna, sea de tendencia
analítica ,sea de tendencia continental, las cuales “ se presentan antes que
nada como la construcción de un lenguaje técnico reservado a los especialistas
”, Hadot nos propone una manera de pensar, de vivir, y de ser que no tiene nada
de nuevo, ya que, según él, se había practicado desde los albores de la
antigüedad griega. Pero aunque no sea nuevo, la propuesta de Hadot sí es revolucionaria,
ya que implica un cambio radical en nuestra manera de ser.
Lo que sugiere Hadot es nada menos
que “ una nueva ética del discurso filosófico ..... que ya no se tomaría como
un fin en sí mismo, o, peor, como instrumento para mostrar la elocuencia del
filósofo,s ino que se haría un instrumento para transformarse, llegando así al
nivel de la razón universa l y de la apertura a los demás ”.
Hemos visto que fue Michel
Foucault, entonces profesor en el Colegio de Francia, el que le sugirió
a Hadot que propusiera su propia candidatura a este Colegio. Me gustaría, en la
última parte de esta plática, examinar rápidamente algunas de las semejanzas y las
diferencias entre el pensamiento de Michel Foucault y de Pierre Hadot. Los
expertos, como se sabe, han notado un cambio de orientación dentro de la obra
de Foucault. La influencia tremenda que Foucault ha tenido sobre el pensamiento
occidental contemporáneo se debe, en primer lugar, a sus primeros estudios
críticos sobre el poder y la creación del discurso : la Historia de la locura, el
Nacimiento de la Clínica ,
Las palabras y las cosas, La arqueología del saber, o Vigilar y castigar. No
voy a hablar aquí de estas obras, que son tal vez los más frecuentemente
citadas y comentadas en toda la filosofía contemporánea. El Foucault que
quisiera estudiar aquí es más bien el del la Historia de la Sexualidad (tres volúmenes,
1976-1984), y sobre todo de las obras póstumas, Dichos y Escritos (Dits y
Écrits,cuatro volúmenes, 1994) y Cursos en el Colegio de Francia (Cours au
Collège de France, trece volúmenes, en vía de publicación desde 1997).En estas
obras “ tardías ”, Foucault empieza a dirigir su atención ya no tanto al
análisis genealógico de la instituciones de la sociedad moderna, y a sus
relaciones de poder, como a cuestiones de ética individual, por no decir
individualista.
Es el período de lo que llama
Foucault Le souci de soi, pésimamente traducido come La inquietud de si. De
hecho, la palabra francesa “ souci ” no quiere decir “ inquietud ” sino
cuidado, o en inglés “ care ”. No se trata, para Foucault, de inquietarse sobre
si mismo, sino de cuidarse a si mismo, como uno cuidaría a otro que estuviera
bajo su responsabilidad. Es en este sentido que se ha desarrollado en ciertos
círculos feministas un “ ethics of care ” o ética del cuidado, no de la
inquietud !En efecto, gracias en gran parte a la influencia del propio Hadot,
el Foucault de los años Ochenta empieza a interesarse por lo que nosotros ya
reconoceremos como los ejercicios espirituales, pero que Foucault llama
prácticas ou técnicas de si.
Para Foucault, tales ejercicios, y
la relación de si mismo a si mismo que determinan, son “ el punto, primero y último,
de la resistencia al poder político ”. En algunas de la conferencias del último
Foucault ,es como si escucháramos hablar a Hadot mismo, por ejemplo cuando
habla Foucault, en una conferencia dada en la Universidad de
Vermont, Estados Unidos, en 1982 de :la técnicas de si, que permiten a los
individuos llevar a cabo, solos o con la ayuda de otros, un cierto número de
operaciones sobre su cuerpo y su alma, su pensamiento, su conducta, su manera
de ser ; de transformarse para llegar a un estado de felicidad, de pureza, de
sabiduría, de perfección o de inmortalidad.
Se puede comparar este texto de
Foucault con este otro del pensador socialista Georges Friedmann, que Pierre
Hadot citaba en las primeras líneas de su ensayo más importante sobre los
ejercicios espirituales :Un vuelo todos los días ! Aunque sea un momento, que
puede ser breve, con tal de quesea intenso. Un ejercicio espiritual todos los
días - sólo o en compañía de alguien que también quiere mejorarse. Ejercicios
espirituales : salirse de la duración (...) tratar de deshacerse de tus propias
pasiones, tus vanidades, ese anhelo de que hablen de ti, que a veces te quema
como una enfermedad crónica. Evita las murmuraciones. Deshazte de la
misericordia y del odio. Hazte eterno trascendiéndote.....Estos ejercicios,
prácticas, o técnicas constituyen, entonces, el souci de soi o cuidado de si
(traduciendo el griego epimeleia ), que sobre todo en la Antigüedad griega y
latina, según Foucault, era “ una forma de vida ” que había que practicar
durante toda la vida.
Basándose sobre esta idea, Foucault
desarrolla, sobre todo en su obra La Hermenéutica del
sujeto , una distinción entre filosofía y espiritualidad. Según esta noción, la
filosofía se pregunta por las condiciones del saber : por ejemplo, qué es lo
que le permite al individuo acceder a la verdad ? La espiritualidad, en cuanto
a ella, sería, para citar las palabras de Foucault,“...La investigación, la
práctica, la experiencia por las cuales el sujeto opera sobre si mismo las
transformaciones necesarias para tener acceso a la verdad. Llamaremos,
entonces,“ espiritualidad ” al conjunto de estas investigaciones, prácticas y
experiencias, que pueden ser purificaciones, ascesis, renuncios, conversiones
de la mirada, modificaciones de la existencia, etcétera, que constituyen...para
el ser mismo del sujeto, el precio que tiene quepagar para tener acceso a la
verdad ”.
Según Pierre Hadot, la filosofía,
que durante la Antigüedad
griega ya romana había consistido en una serie de ejercicios espirituales y por
consiguiente en una manera de vivir, dejó poco a poco de serlo con el
surgimiento del cristianismo, que adoptó estos ejercicios mientras los
transformaba. Ya cuando llegamos a la Edad Media , la teología acaba por remplazar más o
menos completamente a la filosofía, que se ve atribuir el papel de sirviente de
la teología (ancilla philosophiae ). Esta decadencia continúa, afirma Hadot,
hasta la edad moderna, sobre todo a causa de las Universidades, invenciones de
la escolástica medieval, las cuales se hicieron fábricas para producir
filósofos profesionales, cuya tarea era formar y entrenar a más filósofos
profesionales. Este análisis parece que lo comparte también el último Foucault.
Dice éste : durante todo este período que se llama Antigüedad, la pregunta
filosófica de « como tener acceso a la verdad » y a la práctica de la
espiritualidad (las transformaciones necesarias en el ser mismo del sujeto, que
han de permitir el acceso a la verdad) - estos dos temas, digo yo, no fueron
separados jamás.
Sin embargo, continúa Foucault,se puede decir
que una vez que se entró en la época moderna (quiero decir, la historia de la
verdad entró en su período moderno) el día en que se admitió que lo que da
acceso a la verdad es el conocimiento, y sólo éste (...) es decir, a partir del
momento en que, sin que se le pida otra cosa, sin que su ser de sujeto tenga
que subir modificaciones u alteraciones, e lfilósofo (o el sabio, o simplemente
él que busca la verdad) es capaz de reconocer la verdad y puede tener acceso a
ella, en si mismo y por sus actos de conocimiento.T anto para Hadot como para
Foucault, la época moderna se caracteriza por el hech oque la adquisición del
saber o de los conocimientos ya se hace sin que uno tenga que hacer ningún
trabajo de auto-transformación. Según Foucault, en este momento el saber de conocimientos
( savoir de connaissance ) ya triunfó sobre el saber de espiritualidad ( savoir
d´espiritualité ).
Este última clase de saber, cuyo símbolo es el
doctor Fausto descrito por Goethe, tiene cuatro condiciones :El desplazamiento,
la valorización de los objetos en la base de su realidad al interior del
cosmos, la posibilidad para el sujeto de verse a si mismo, y finalmente la
trasfiguración dela manera de ser del sujeto por efecto del saber. Creo que
hemos podido ver que ciertos aspectos de la última filosofía de Michel Foucault,
sobre todo en lo que toca a su distinción entre filosofía y espiritualidad, se
parecen bastante a las ideas de Pierre Hadot, de quien se inspiró. Sin embargo,
no me gustaría dejarlos con la impresión de que estos dos pensadores se hayan
quedado completamente de acuerdo. Foucault no quiso saber nada de la sabiduría transcendente
o el Logos universal, al nivel del cual, según Hadot, nos hemos de alzar.
Hadot,por su parte, criticó de
manera aguda las ideas de Foucault. En un libro de entrevistas publicado por
primera vez en el 2001, por ejemplo, dice Hadot :No me gusta la expresión “
prácticas de si ” (pratiques de soi) que Foucault puso a lamoda, y todavía
menos la de “ escritura de si ” (écriture de soi). No es el “ si mismo ” (le
soi)que uno practica, tampoco es el “ si mismo ” que uno escribe. Uno practica
ejercicios para transformar el yo (le moi), y uno escribe frases para tener
influencia sobre el yo (le moi).
En general, Hadot le reprochó a Foucault el
hecho de que éste no era filólogo :estudiando y interpretando los textos
antiguos, por ejemplo, se servía de traducciones viejas y poco fiables, con el
resultado de que a veces hacía decir a los antiguos más bien lo que él, Foucault,
creía, que lo que ellos habían dicho. También según Hadot, Foucault se equivoca
cuando dice que los antiguos tenían una ética del placer que uno toma en si
mismo. Hadot niega que esto sea el caso para los estoicos, quienes decían que
hay que encontrar el júbilo -no el placer - no en si mismo sino en lo mejor de
si mismo, es decir, la parte por la cual nos identificamos con la Razón o el Logos universal.
Ya vimos que Foucault rechazaba esta eventualidad. Finalmente, Hadot piensa que
Foucault no le da suficiente importancia al proceso por el cual nos damos
cuenta de nuestra pertinencia al Todo cósmico y a la comunidad social; en otras
palabras, Foucault habría descuidado la física como ejercicio espiritual. Del
concentrarse en si mismo, haciendo a si mismo tanto el sujeto como el objeto de
una estética de la existencia, puede resultar lo que Hadot llama un nuevo
dandismo. Les dejo a los expertos en el estudio de Foucault juzgar si este
criticismo está justo. Una cosa me hace dudar: estas críticas, Hadot ya las
había propuestas en 1987, y las repitió más o menos sin cambios en sus
entrevistas de 2001.
Habría que ver, en mi opinión , si
los escritos póstumos de Foucault y sus cursos en el Colegio de Francia, que es
posible que Hadot no los haya conocidos, son tan propensos a estas críticas
como los escritos que Hadot sí conocía.
De hecho, describiendo al final de su vida el “ saber de espiritualidad ”,
hemos visto que Foucault habla de « la valorización de los objetos en la base
de su realidad al interior del cosmos », lo que sugiere, por lo menos, alguna
referencia a la idea de pertinencia cósmica, de cuya ausencia en Foucault se
lamentaba Hadot.
Estos últimos comentarios son nada
más para indicar que todavía hay trabajo quehacer. A medida que se publican
todos los cursos de Foucault, podemos imaginar que algún estudiante temerario
se podría proponer un estudio de la conciencia cósmica en Foucault, basándose
en la totalidad de sus escritos tardíos. Yo, por mi parte, saludaría un tal
proyecto con mucho entusiasmo.
El filosofo canadiense ,Michael Chase es profesor del CNRS
UPR 76/Centre Jean Pépin Villejuif-ParisFrancia
1 comentario:
Hola Miguel Angel. Me alegro que el tema se trabaje. Añado de momento el que escribí hace ya tiempo, para contrastar. cuando pueda leerlo con calama añadiré mis comentarios.
Un abrazo
http://luisroca13.blogspot.com.es/2011/05/los-ejercicios-espirituales-en-la.html
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