Tesis 1:
Se cuenta que hubo un
autómata construido de tal manera que a cada jugada de unajedrecista (oponente)
replicaba con una jugada que le aseguraba el triunfo de partida. Un muñecoen
atuendo turco, con la pipa del narguile en la boca, sentado sobre el tablero
que descansaba sobre una mesa espaciosa. Mediante un sistema de espejos se
despertaba de la ilusión de que esta mesa era por todos lados transparente. En
verdad, dentro de ella había un enano jorobado, que era un maestro en el juego
de ajedrez y conducía la mano del muñeco por medio de hilos. Se puede uno
imaginar un equivalente de este aparato en la filosofía. Siempre debe ganar el
muñeco al que se llama: “materialismo histórico”. Puede competir sin más con
cualquiera, si toma asu servicio a la teología, que, como hoy se sabe,hoy es
pequeña y fea y no debe dejarse de ver de ninguna manera
Tesis 2:
·A las particularidades
más dignas de nota del ánimo humano”, dice Lotze, “pertenece…, junto a tantos
egoísmos en el individuo, la universal falta de envidia de todo presente
respecto de su futuro”. Esta reflexión nos lleva a inferir que la imagen de
felicidad que cultivamos está teñida de parte a parte por el tiempo al que nos
ha remitido de una vez y para siempre el curso de nuestra vida. Una felicidad
que pudiera despertar envidia en nosotros la hay sólo en el aire que hemos
respirado, en compañía de hombres con quienes hubiésemos podido conversar, de
las mujeres que podrían habérsenos entregado. En otras palabras en la
representación de la felicidad oscila inalienablemente la de la redención. Con
la representación del pasado de la historia hace asunto suyo ocurre de igual
modo. El pasado lleva consigo un secreto índice, por el cuál es remitido a la
redención. ¿Acaso no nos roza un halito del aire que envolvió los precedentes?
¿Acaso no hay en las voces a las que prestamos oídos un eco de otras,
enmudecidas ahora? ¿Acaso las mujeres que cortejamos no tienen hermanas que
jamás pudieron conocer? Si es así, entonces existe un secreto acuerdo entre las
generaciones pasadas y la nuestra. Entonces hemos sido esperados en la tierra.
Entonces nos ha sido dada, tal como a cada generación que nos precedió, una
débil fuerza mesiánica, sobre la cual el pasado reclama derecho. No es fácil
atender a esta reclamación. El materialista histórico lo sabe.
Tesis 3:
El cronista, que detalla los
acontecimientos sin discernir entre grandes y pequeños, tiene en cuenta la
verdad de que nada de lo que alguna vez aconteció puede darse por perdido en la
historia. Por cierto, sólo a la humanidad redimida le concierne enteramente su
pasado. Quiere decir esto: sólo a la humanidad redimida se le ha vuelto citable
su pasado en cada uno de los momentos. Cada uno de sus instantes vividos se
convierte una citation á l’ordre du jour: día que precisamente es el Juicio
Final
Tesis 4:
«Afanaos
primeramente por la comida y la vestimenta, y el Reino de Dios os llegará de
suyo.
Hegel 1807
La lucha de clases, que el historiador educado
en Marx tiene siempre ante sus ojos, es una lucha por las cosas rudas y
materiales, sin las cuales no hay las finas y espirituales. No obstante, estas
últimas están presentes en la lucha de clases de otro modo que como la (mera)
representación del botín que le cae la suerte al vencedor. Están vivas en esta
lucha como confianza, valentía, humor, astucia, empedernimiento, y ejercen su
eficacia remontándose a lo más remoto del tiempo. Una y otra vez podrán en
cuestión cada victoria, que logren los dominadores. Tal como las flores vuelven
su corola hacia el sol, así, en virtud de un heliotropismo de secreta especie,
tiende a volverse lo sido hacia el sol que empieza a despuntar en el cielo de
la historia. De ésta, la más inaparente de todas las transformaciones, tiene
que estar enterado el materialista histórico
Tesis 5:
La verdadera imagen del
pretérito pasa fugazmente. Solo como imagen relampaguea en el instante de su
cognoscibilidad para no ser vista ya más, puede el pretérito ser aferrado. “la
verdad no ha de escapársenos”: este lema que proviene de Gottfried Keller, designa
con exactitud, en la imagen de la historia del historicismo, el punto en que
ésta es atravesada por el materialismo histórico. Pues es una imagen
irrecuperable del pasado que amenaza desaparecer cada presente que no se
reconozca aludido en ella
Tesis 6:
Articular históricamente
el pasado no significa conocerlo “como verdaderamente ha sido”. Significa
apoderarse de un recuerdo tal como éste relampaguea en un instante de peligro.
Al materialismo histórico le concierne aferrar una imagen del pasado tal como
ésta le sobreviene de improviso al sujeto histórico en el instante del peligro.
El peligro amenaza lo mismo al patrimonio de la tradición que a quienes han de
recibirlo. Para ambos es uno y el mismo: prestarse como herramienta de la clase
dominante. En cada época ha de hacerse el intento de ganarle de nuevo a la
tradición al conformismo que está a punto de avasallarla. Pues el Mesías no
viene sólo como redentor; viene como vencedor del Anticristo. Sólo tiene el don
de encender en el pasado la chispa de la esperanza aquel historiador que éste
traspasado por (la idea de que) tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo
cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer.
Tesis 7:
«Considerad
la oscuridad y el gran frío de este valle, que resuena de lamentos.” Brecht,
la ópera de tres centavos
Fustel de Coulanges recomienda al historiador,
si quiere éste revivir una época, que debe sacar sede la cabeza todo lo que
sabe del transcurso ulterior de la historia. Mejor no se podría caracterizar el
procedimiento de empatía. Su origen es la pereza del corazón, la acedía, que
desespera de apoderarse de la genuina imagen histórica que relampaguea
fugazmente. Aquella (pereza) era páralos teólogos de la Edad Media el
fundamento originario de la tristeza. Flaubert, que había trabado conocimiento
con ella, escribe: “Peu de gens devineront combien il a fallu être triste pour
ressusciter Carthage”. La naturaleza de esta tristeza se hace más nítida cuando
se pregunta conquién hace empatiza el historiógrafo del historicismo. La
respuesta reza, inevitablemente con el vencedor. Pero los que dominan la sazón
son los herederos de todos los que han vencido. Por eso, la empatía con el
vencedor favorece en cada casoal dominador del presente. Con ello se le ha
dicho lo suficiente al materialista histórico. Quienquiera haya obtenido la
victoria hasta el día de hoy, marcha el cortejo triunfal que lleva a los
dominadores de hoy sobre los (vencidos) que hoy yacen en el suelo. El botín,
como siempre ha sido usual, es arrastrado por el cortejo. Se lo designa como el
patrimonio cultural. En el materialista histórico habrá de contar con un
observador distanciado. Pues todo lo que él abarque con la vista como patrimonio
cultural tiene por doquier una procedencia en la que no puede pensar sin
espanto. No sólo debe su existencia a los grandes genios que lo han creado,
sino también al vasallaje anónimo de sus contemporáneos. No existe un documento
de cultura que no sea a la vez de la barbarie, tampoco lo está el proceso de
transmisión por el cual es traspasado de unos a otros. Por eso, el materialista
histórico se aleja de ello cuanto sea posible. Considera como su tarea pasarle
ala historia el cepillo a contrapelo.
Tesis 8:
La tradición de los
oprimidos nos enseña que el “estado de excepción” que vivimos es la regla.
Tenemos que llegar a un concepto de historia que le corresponda. Entonces
estará ante nuestros ojos, como tarea nuestra, la producción del verdadero
estado de excepción; y con ello mejorará nuestra posición en la lucha contra el
fascismo. La chance de éste consiste, y no en última instancia, en que los
adversarios lo enfrentan en nombre del progreso como norma histórica. El
asombro porque las cosas que vivimos sean “todavía” posibles en el siglo XX no
es ningún (asombro) filosófico. No está al inicio de un conocimiento, como no
fuese de que la representación de la historia de la cual proviene ya que no
puede sostenerse».
“Pronta
al vuelo está mi ala .Gustosamente volvería atrás pues si me quedase tiempo de
vivir mi suerte sería escasa”. Gerhard ScholemSaludo del
Angelus.
Hay un cuadro de Klee que
se llama Angelus Novus. En el está representado un ángel que parece como si
estuviese a punto de alejarse de algo que mira atónitamente. Sus ojos están
desmesuradamente abiertos, abierta su boca, las alas tendidas. El ángel de la
historia ha de tener ese aspecto. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. En lo
que a nosotros nos aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una sola
catástrofe, que incesantemente apila ruina sobre ruina y se las arroja a sus
pies. Bien, quisiera demorarse, despertar de los muertos y volver a juntar lo
destrozado. Pero una tempestad sopla desde el Paraíso, que se ha enredado en
sus alas y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Esta tempestad lo
arrastra, irresistiblemente hacia el
futuro, al que vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece
ante él hasta el cielo. Esta tempestad es lo que llamamos progreso.
Tesis 10:
Los temas que la regla
conventual asignaba a los frailes tenían por misión apartarlos del mundo y sus
afanes. Las reflexiones que seguimos aquí han surgido de una determinación
similar. En un instante en que los políticos, en los cuales habían depositado
su esperanza los adversarios del fascismo, yacen en el suelo y refuerzan su
derrota a la traición de su propia causa, (tales reflexiones) se proponen
liberar al infante político mundial de las redes en que éstos lo habían
atrapado. La consideración parte del hecho de que la terca creencia de estos
políticos en el progreso, su confianza en su “base de masas” y, por último, su
servil inserción en un aparato incontrolable han sido tres caras de la misma
cosa. Procuran dar una noción de lo cara que debe costarle a nuestro
pensamiento habitual una representación de la historia que eluda toda
complicidad con aquella a la que estos políticos siguen aforrándose
Tesis 11:
El conocimiento, que desde
el comienzo hizo su hogar en la socialdemocracia, no sólo está adherido a su
táctica política, sino también a sus representaciones económicas. Esta es una
delas causas de su colapso ulterior. Nada hay que haya corrompido tanto a la
clase trabajadora alemana como la opinión de que ella nadaba a favor de la
corriente. El desarrollo técnico era para ella como el empuje de un torrente
con el cual creía estar nadando. De allí no había más que un paso a la ilusión
de que el trabajo fabril, que se hallaba en la corriente del progreso técnico,
representaba (por sí solo) una acción política. La vieja moral protestante del
trabajo celebraba en los obreros alemanes, bajo especie secularizada, su
resurrección. El Programa de Gotha ya lleva huellas de ésa confusión. Define al
trabajo como “la fuente de toda riqueza y de toda cultura”. Barruntando cosas
malas, Marx repuso que el hombre que no posee otra propiedad más que la fuerza
de trabajo, “(forzosamente) tiene que ser esclavo de otros hombres que se han
convertido…en propietarios”. A pesar de ello, la confusión sigue difundiéndose
y poco después proclama Josef Dietzgen:
“Trabajo es el nombre del Mesías del tiempo nuevo… En el… mejoramiento…
del…trabajo… estriba la riqueza que ahora puede realizar lo que hasta ahora no
pudo ningún salvador”. Este concepto que el marxismo vulgar se hace de lo que
sea el trabajo, no se detienelargamente en la pregunta de cómo han de contar
los obreros con el producto de trabajo mientrasno puedan disponer de él. Solo
quiere percibir los progresos de la dominación de la naturaleza, yno los
retrocesos de la sociedad. Ya exhibe los rasgos tecnocráticos que mas tarde
enseñara el fascismo. A estos (rasgos)
pertenece el concepto de naturaleza, que se aparta con aciagos augurios de
aquel (que había) en las utopías socialistas de vísperas de la revolución del
48. El trabajo, tal como se lo entiende de ahí en adelante, se resuelve en la
explotación del proletariado. Comparadas con esta concepción positivista, las
fantasías que tanto material han dado para escarnecer a un Fourier, muestran un
sentido sorprendentemente saludable. Según Fourier, el trabajo social bien
organizado debía tener por consecuencia que cuatro lunas alumbrasen la noche
terrestre, que el hielo se retirase de los polos, que el agua de mar ya no
tuviese más sabor salado y las bestiasrapaces se pusieran al servicio del
hombre. Todo ello ilustra un trabajo que, lejos de explotar lanaturaleza, está
en condiciones de desembarazarla de las creaturas que como posibles dormitan en
su seno. Al concepto corrompido del trabajo corresponde como su complemento
aquella naturaleza que, como se expresó Dietzgen, “está gratis allí”.
Tesis 12:
“Necesitamos
la historiografía. Pero la necesitamos no como el malcriado haragán que se
pasea por el jardín del saber”.
Nietzsche. De la utilidad y perjuicio de la historia para la vida.
El sujeto del conocimiento histórico es la
misma clase oprimida que lucha. En Marx aparece como la última (clase)
esclavizada, como la clase vengadora, que lleva a su fin la obra de la
liberación en nombre de las generaciones de los derrotados. Esta consciencia,
que por breve tiempo tuvo otra vez vigencia en el “Espartaco”, fue desde
siempre chocante para la socialdemocracia. En el curso de tres décadas ésta
casi consiguió borrar el nombre de un Blanqui, cuyo timbre de bronce sacudió
al siglo pasado. Se complació en
asignarle a la clase trabajadora el papel de redentora de generaciones futuras.
Y así le cercenó el nervio de su mejor fuerza. La clase desaprendió en esta
escuela lo mismo el odio que la voluntad de sacrificio. Pues ambos se nutren de
la imagen de los antepasados esclavizados, y no del ideal de los nietos
liberados».
Tesis 13:
“¿Acaso
nuestra causa no se hace cada día más clara y el pueblo cada vez más astuto?”
Josef Dietzgen Filosofía socialdemócrata
La teoría socialdemócrata, y más aún su
práctica, estaba determinada por un concepto del progreso que no se atenía a la realidad, sino
que poseía una pretensión dogmática. El progreso, tal como se retrataba en las
cabezas de los socialdemócratas, era primeramente un progreso de la humanidad
misma (no sólo de sus destrezas y conocimientos). En segundo lugar, era un
(progreso)sin término (correspondiente a una infinita perfectibilidad de la humanidad).
En tercer lugar, se lotenía por incesante (como uno que recorriese
espontáneamente un curso recto o en forma espiral).Cada uno de estos predicados
es controvertible, y en cada uno de ellos podría iniciar (su labor) lacrítica.
Pero ésta, si (se trata de una lucha) a brazo partido, tiene que ir detrás de
todos estos predicados y dirigirse a algo que les es común a todos. La
representación de un progreso del género humano en la historia no puede ser
disociada de la representación de su marcha recorriendo un tiempo homogéneo y
vacío. La crítica a la representación de esta marcha tiene que constituir lavase
de la crítica a la representación del progreso en absoluto.
Tesis 14:
El origen es la meta”. Karl Kraus. Palabras en versos
El origen es la meta”. Karl Kraus. Palabras en versos
La historia es objeto de una construcción cuyo
lugar no es el tiempo homogéneo y vacío, sino aquel pletórico de tiempo-ahora. Así para
Robespierre, la antigua Roma era un pasado cargado de tiempo-ahora, que él
hacía saltar en el continuum de la historia. La Revolución Francesa se
comprendía a sí misma como una Roma Rediviva. Citaba a la antigua Roma tal como
la moda citaba un viejo atuendo. La moda tiene el barrunto de lo actual, donde
quiera que éste se mueva la espesura de antaño. Ella es el salto de tigre hacia
lo pretérito. Sólo que tiene lugar en una arena enla cual manda la clase
dominante. El mismo salto bajo el libre cielo de la historia es el
(salto)dialéctico, como el cuál concibió Marx la revolución.
Tesis 15:
La conciencia de hacer
saltar el continuum de la historia le es peculiar a las clases revolucionarias
en el instante de su acción. La Gran Revolución introdujo un nuevo calendario.
El día en que empieza un calendario oficia como un abreviador del tiempo
histórico. Y en el fondo es el mismo día que una y otra vez vuelve bajo la
especie de los días festivos, que son días de conmemoración. Los calendarios,
pues, no miden el tiempo como relojes. Son monumentos de una conciencia de la
historia de la que en Europa, desde hace cien años, no parece haber ya ni el
rastro más silencioso. Todavía en la Revolución de Julio se registró un caso
que se hizo justicia a esa conciencia. Cuando cayó la noche del primer día de
combate ocurrió que en muchos lugares de París, independiente y
simultáneamente, se disparó contra los relojes de las torre. Un testigo ocular,
que debe acaso su adivinación a la rima, escribió entonces: “Qui le croirait! On dit qu’irrités contre
l'heure De nouveaux Josués, au pied de chaque tour,Tiraient sur les cadrans
pour arrêter le jour. »
Tesis 16:
El materialista histórico
no puede renunciar al concepto de un presente que no estransito, sino en el
cual está fijo y ha llegado a su detenimiento. Pues este concepto define
precisamente ese presente en el cual escribe historia por cuenta propia. El
historicismo postula la imagen “eterna” del pasado, el materialista histórico,
una experiencia con éste que es única. Deja que los demás se desgasten con la
puta “Érase una vez” en el burdel del historicismo. Permanece dueño de fuerzas:
hombre demás para hacer saltar el continuum de la historia.
Tesis 17:
El historicismo culmina,
con razón, en la historia universal. De ella se diferencia la historiografía
materialista metodológicamente quizá con más nitidez que de cualquier otra.
Aquélla carece de armazón teórica. Su proceder es aditivo: suministra la masa
de los hechos para llenar el tiempo homogéneo y vacío. Por su parte, en el
fundamento de una historiografía materialista hay un principio constructivo. Al
pensar no solo le pertenece el movimiento de los pensamientos, sino también su
interrupción. Cuando el pensar se detiene súbitamente en una constelación
saturada de tensiones, entonces le propina a esta misma un shock, por el cual se
cristaliza él como mónada. El materialista histórico aborda un objeto histórico
única y solamente cuando éste se le presenta como mónada. En esta estructura
reconoce el signo de una interrupción mesiánica del acontecer, o dicho de otra
suerte, de una chance revolucionaria en la lucha por el pasado oprimido. La aprehende para hacer
saltar a una determinada época del decurso homogéneo de la historia; así
(también) hace saltar a una determinada vida de la época, así, a una
determinada obra de la obra de (toda) una vida. El resultado de su proceder consiste
en que obraentera ésta (a la vez) conservada y suprimida en la obra, en la obra
entera la época y en la época el entero curso de la historia. El fruto nutricio
de lo que históricamente concebido tiene en su interior el tiempo como semilla
preciosa, pero insípida.
Tesis 18:
“Los
míseros cincuenta mil años del homo sapiens”, dice uno de los biólogos recientes,
“representan, en comparación con una
historia de la vida orgánica sobre la tierra, algo así cómodos segundos del
termino de un día de veinticuatro horas. Toda la historia de la humanidad
civilizada, puesta en esta escala, llenaría un quinto del último segundo de la
última hora.” El tiempo-ahora, que, como modelo del (tiempo) mesiánico,
resume en descomunal abreviatura la historia de toda la humanidad, coincide
rigurosamente con aquella figura que hace la historia de la humanidad en el
universo
[Apéndice.]Tesis A:
El historicismo se
contenta con establecer, un nexo causal entre diversos momentos de lahistoria.
Pero ningún hecho es histórico meramente por una causa. Habrá de serlo, póstumamente,
en virtud de acaecimientos que pueden estar separados de él por milenios. El
historiador que tomade aquí su punto de partida ya no deja mas que la sucesión
de acaecimientos le corra entre los dedos como un rosario. Coge la constelación
en que su propia época ha entrado con una (época) anterior enteramente
determinada. Funda sí un concepto del presente como “tiempo-ahora”, en que
están regadas astillas del (tiempo) mesiánico.
Tesis B:
De seguro que los adivinos
que buscan sonsacarle al tiempo lo que escondía en su seno no lo experimentaban
ni como homogéneo, ni como vacío. Quien tenga esto a la vista, quizás llega a hacerse una idea de cómo era experimentado el
tiempo en la remembranza. Vale decir, del mismo modo. Se sabe que los judíos
les estaba vedado investigar el futuro. En cambio, la Thora y la oración los
instruyen en la remembranza. Esta les desencantaba el futuro al que sucumben aquellos
que buscan información en los adivinos. Pero no por ello el futuro se les
volvía un tiempo homogéneo y vacío a los judíos. Pues en él cada segundo era la
pequeña puerta por donde podía entrar el Mesías.
Traducción de Pablo
Oyarzun
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