Por Antonoo Elizalde (*)
Introducción
Nuestra mirada sobre la realidad se constituye
a partir de mapas que describen un tipo de territorio que, si bien no se
corresponde totalmente con el tipo de vivencias que constituyen nuestro operar
en el mundo, nos resultan extremadamente seductores, por el scaso nivel de exigencia
y rigor que nos demanda su aceptación. Sin embargo, gran parte de dicEhos mapas son
meras ilusiones que nos han ido domesticando, correspondiéndose con una
concepción del universo y del mundo en que vivimos de gran eficiencia, para
mantener el sistema de dominación que se nos ha ido imponiendo.
Es limitada la capacidad crítica que hemos
desarrollado para cuestionar las visiones dominantes en nuestro imaginario
colectivo y que son producto del paradigma dominante hasta el día de hoy en el
mundo de las ideas. Parte sustantiva de esta visión sostiene la existencia deun
mundo conformado por ámbitos o dimensiones relativamente autónomas entre sí, el
cual existe como una realidad “objetiva” exterior a los sujetos, a la cual se
puede acceder por medio del desarrollo de las “adecuadas” aproximaciones
conceptuales y metodológicas, particulares y propias de cada disciplina
científica. Así entonces, se opera con la creencia en la posibilidad de acceder
a un conocimiento universal y objetivo de la realidad, a una visión única y verdadera
de las cosas, suponiendo que las diferencias de visiones, de afirmaciones y de
juicios respecto la existencia responden a ‘insuficiencia’ de conocimiento y de
objetividad.
Esta concepción es profundamente errónea, y es
imprescindible su superación para poder avanzar hacia una concepción sobre
nosotros mismos y nuestro papel en el universo, más integrada y realista, menos
destructiva y más amorosa.
Un breve diagnóstico del
mundo actual
El mundo en que vivimos y que hemos llegado a
construir dista bastante de lo que fueron los ideales de la Ilustración,
resumidos por la Revolución Francesa, en los principios de Libertad, Igualdad y
Fraternidad. Hay diversos autores que nos hablan de las promesas incumplidas
dela Modernidad. Hemos llegado a una sociedad en la cual el mal llamado
“mercado global” escomo lo sostiene Fritjof Capra, «una red de máquinas
programadas de acuerdo con el principio fundamental de que ganar dinero tiene
que primar sobre los derechos humanos, la democracia, la protección del medio
ambiente o cualquier otro valor.» (2003:330)
Se ha instalado en el mundo un modelo de
bienestar, basado en la posesión-acumulación de bienes y en una moral del
disfrute a través del consumo obsolescente, individualista y acelerado, los cuales
están indisolublemente ligados a la depredación de la formas de vida existentes
y a la producción de desechos cada vez mayores, en el planeta que habitamos y es
nuestro único hogar. Esta sociedad del turbo consumo y del hiperconsumidor,
como la llama Lipovestky (2007), parece absolutamente incapaz de universalizar
a todos los humanos el bienestar que provee a unos pocos. De allí que amén de
inviable por la existencia de los límites planetarios, aparece como una
sociedad injusta ya que no es capaz de «permitir el desarrollo igual de las
capacidades básicas de todos los seres humanos.»(Cortina, 2002:223). Es además
una sociedad que crea artificialmente necesidades y que aliena metódicamente a
la mayor parte de la población, mediante el uso de productos superfluos e
impulsando un derroche sistemático y permanente, profundizando así una ética
hedonista narcisista individualista para posibilitarla penetración cultural del
pensamiento neoliberal en las conciencias sin responsabilidad para con el
futuro y que también alimenta la ilusión de alcanzar una forma de vida
imposible de universalizar sin que colapse el ecosistema planetario.
Y continúa afirmando que: «La
meta principal de este vasto imperio con su abrumadora superioridad militar, su
impresionante panoplia de servicios de inteligencia y su posición dominante en
ciencia, tecnología, medios de comunicación y entretenimiento no consiste en
expandir su territorio, ni en promover la libertad y la democracia, sino en
garantizarse el libre acceso a los recursos naturales y la apertura total delos
mercados mundiales a sus productos. Consecuentemente, la retórica política estadounidense
pasa con facilidad de la “libertad” al “libre comercio” y a los “mercados
libres”. La libertad de movimiento de bienes y capitales se equipara al utópico
ideal de libertad humana al mismo tiempo que la adquisición de bienes
materiales se presenta como un derecho humano fundamental, o incluso casi como
una obligación.» (2003:332)
De una manera muy explícita esto lo reconoce
Friedrich Hayek, uno de los principales exponentes del pensamiento neoliberal
en Entrevista publicada en El Mercurio el 19 de Abrilde 1981, cuando señala que:
«Una sociedad libre requiere de ciertas morales que en última instancia se
reducen a la mantención de vidas: no a la mantención de todas las vidas porque
podría ser necesario sacrificar vidas individuales para preservar un número
mayor de otras vidas. Por lo tanto, las únicas reglas morales son las que
llevan al ‘cálculo de vidas’: la propiedad y el contrato.»
Franz Hinkelammert sostiene enfáticamente que
este sistema desconoce la principal delas eficiencias, cual es la eficiencia de
la reproducción de la vida y que requerimos desoccidentalizar el mundo…»eso
implica reconocer que el mundo es el mundo de la vida humana en la cual todos
tienen que poder vivir. Este reconocimiento constituye la superación de
Occidente.» (1989:12)
Sin embargo, para lograr esta
desoccidentalización es necesario tener en cuenta aquello que Zygmunt Bauman
nos señala: «El liberalismo de hoy se reduce al simple credo de “no hay
alternativa”. Esta política premia promueve el conformismo... El arte de la
política, cuando se trata de política democrática, se ocupa de desmontar los
límites de la libertad de los ciudadanos para permitirles establecer,
individual y colectivamente, sus propios límites, individuales y colectivos.
Esta segunda parte de la proposición es la que se ha perdido. Todos los límites
son ilimitados. Cualquier intento de autolimitación es considerado el primer
paso de un camino que conduce directamente al gulag, como si no existiera otra
opción más que la de la dictadura del mercado y la del gobierno, comosi no hubiera
espacio para los ciudadanos salvo como consumidores.» (2001:12)
Y agrega a continuación: “la
libertad individual solo puede ser producto del trabajo colectivo (solo puede
ser conseguida y garantizada colectivamente). Hoy nos desplazamos hacia la
privatización de los medios de asegurar-garantizar la libertad individual; si
esa es la terapia de los males actuales, está condenada a producir enfermedades
iatrogénicas más siniestras y atroces (pobreza masiva, redundancia social y
miedo generalizado son algunas de las más prominentes). Para hacer aún más
compleja la situación y sus perspectivas de mejoría., pasamos además por un
período de privatización de la utopía y de los modelos del bien (con los
modelos de «vida buena» que emergen y se separan del modelo de sociedad
buena).» (2001:15)
Escenarios posibles
Vivimos tiempos cruciales
para la humanidad. Podemos transitar dependiendo de lo que hagamos hacia varios
escenarios posibles.
Uno de ellos, es el de la
mantención del capitalismo, en sus diversas versiones, la occidental también la
china, incorporando medidas paliativas o mitigadoras de su sistemática y persistente
destrucción del medio ambiente y de las relaciones socialmente construidas,
impulsando una economía verde, apoyada, como lo señala Silvia Ribeiro1en tres
grandes pilares:
«a) Una mayor
mercantilización y privatización de la naturaleza y los ecosistemas, integrando
sus funciones como “servicios” a los mercados financieros; b) la promoción de
nuevas tecnologías y la vasta expansión del uso de biomasa; y c) un marco de
políticas que permitan y premien todo eso, es decir lo que los gobiernos y las
sociedades deberíamos hacer para que las empresas puedan hacer ganancias con
los dos anteriores.»
Un escenario como éste postergaría
transitoriamente los problemas y posiblemente llevaría consolidar un segundo
escenario, del agravamiento previsto del proceso de calentamiento global, con
su secuela de inundaciones, sequías, escasez de agua, desertificación,
derretimiento de glaciares, elevación del nivel de los océanos, etc. Los
conflictos sociales y políticos que se originarán como producto de estos
fenómenos geoambientales llevarán al surgimiento de conflictos endémicos cuya
solución política puede ser el surgimiento de un absoluto control delos
recursos en disputa para asegurarlos a las minorías que los han controlado históricamente,
mediante la imposición militar del control por parte de las potencias
principales sobre los recursos críticos.
Una derivación de este
escenario o escenario complementario, será el surgimiento del ecofacismo en los
países centrales, con características parecidas a lo que fue el fenómeno
nacional socialista. Las manifestaciones cada vez más evidentes de la crisis
ambiental y social(calentamiento global, disminución de la seguridad
alimentaria, desplazamientos masivos de poblaciones, encarecimiento de los
alimentos, desempleo generalizado, aumento de la criminalidad organizada e
inseguridad creciente de la población, entre otros problemas),permitirán el
surgimiento de discursos nacionalistas xenófobos en todos los países receptores
de migración, buscando culpar a todo tipo de minorías de los problemas
existentes, dando así curso a la aparición de organizaciones políticas de
carácter fascista quienes buscarán acceder al poder político impulsando
programas de control del uso y consumo de los recursos naturales, de
restricción de las libertades públicas y de suspensión incluso del ejercicio de
derechos ciudadanos.
Desde este escenario es
posible que se transite, entonces, hacia un tercer escenario, es el de la destrucción
mutuamente asegurada. El agravamiento de los problemas por la incapacidad del
sistema de frenar la codicia del capital y de producir en un corto período
histórico de un cambio cultural profundo, generará un nuevo conflicto bélico,
esta vez de carácter global, por la disputa d el control de los recursos
naturales cada vez más escasos, conflicto en el cual posiblemente se hará uso
de armamento nuclear o de armas de destrucción masiva. Los vencedores de ese
conflicto ¿si los hay?: tendrían que reconstruir todo (incluso su propia
condición humana), en las escasas áreas del planeta que hayan quedado al margen
de la radiación nuclear.
Un cuarto escenario, el
deseable, sería la realización de un profundo cambio de conciencia dela
humanidad que permita realizar profundas transformaciones culturales, sociales,
políticas y económicas, renovando de esa manera las instituciones y la
moralidad hegemónica, para transitar hacia caminos no recorridos pero
tremendamente promisorios, en los cuales el conjunto de los seres humanos,
tendremos mucho que aprender y que aportar.
¿Racionalidad o patología?
El operar del mercado
globalizado se articula a partir del desprecio de lo local, de lo singular,
delo específico, de lo concreto; en síntesis, del desprecio de la condición
humana. La historia nos muestra como en el paso desde la producción artesanal a
la producción industrial el producto
El eje articulador del
episteme dominante es la búsqueda del mínimo común denominador, dela
homogeneización, de la uniformación; la ciencia occidental está orientada preferentemente
hacia las medidas de tendencia central: moda, mediana, promedio. Y se ha desentendido
de la desviación, de la varianza, de la diferenciación. Ha construido así un episteme
de la normalidad, de la norma, de la normalización que desprecia la
singularidad.
Occidente es abstracción,
como muy agudamente lo señaló Francisco Varela:“...“Racionalista”, “cartesiana”
u “objetivista”: estos son algunos de los términos que se utilizan hoy en día
para caracterizar la tradición dominante en la que hemos crecido. Sin embargo, cuando
se trata de re-formular el conocimiento y la cognición, considero que el
término que mejor se adecua a nuestra tradición es abstracta: no hay palabra
que caracterice mejor a las unidades de conocimiento que han sido consideradas
más “naturales”. La tendencia a abrirnos paso hasta la atmósfera pura de lo
general y de lo formal, de lo lógico y lo bien definido, de lo representado ylo
planificado, es lo que le confiere su sello característico a nuestro mundo
occidental.” (1996:13)
Inmanuel Wallerstein, a su
vez, señala que el camino de la necesaria racionalidad material que deberemos
recorrer es un camino que: “Involucra no solamente un nuevo sistema social, sino
también nuevas estructuras de conocimiento,
en las que la filosofía y las ciencias no podrán seguir divorciadas, y retornaremos
a la epistemología singular en pos del conocimiento utilizada con anterioridad
a la creación dela economía-mundo capitalista.”
Las más importantes
instituciones de la modernidad buscan sistemáticamente construir esa
normalización, pues mediante ella se logra una “mayor eficiencia y
productividad”. El ejemplo más conspicuo es la escolarización, mediante ella se
persigue construir un niño promedio, ajustado totalmente a las normas
disciplinantes de los procesos educativos, de modo de poder alcanzar de ese
modo las metas que las políticas educativas dominadas por una obsesión
cuantofrénica buscan lograr. Cada vez importa menos la educación entendida como
proceso mediante el cual se ayuda al educando a desplegar sus propias potencialidades,
para priorizar las búsqueda del desarrollo de competencias que le permitan
competir en el mercado laboral, aunque hoy los mercados laborales valorizan
como lo señala Sennett: “un individuo que está constantemente adquiriendo
nuevas habilidades, cambiando su “base de conocimiento”.” (2006:43)
Un destacado epistemólogo
como Paul Feyerabend hizo la siguiente descripción: “La educación científica, como
hoy día se entiende... simplifica la ‘ciencia’ simplificando a sus
participantes: en primer lugar se define un dominio de investigación. A
continuación, el dominio se separa del resto de la historia (la física, por
ejemplo, se separa de la metafísica y de la teología) y recibe una lógica propia. Después un
entrenamiento completo en esa lógica condiciona a quienes trabajan en dicho
dominio. Con ello se consigue que sus acciones sean más uniformes y al mismo
tiempo se congelan grandes partes del proceso histórico. Hechos estables surgen
y se mantienen a pesar de las vicisitudes de la historia. Una parte esencial
del entrenamiento que posibilita la aparición de tales hechos consiste en el
inhibir las intuiciones que pudieran llevar a hacer borrosas las fronteras. La
religión de una persona, por ejemplo, o su metafísica, o su sentido del
humor... nodebe tener el más mínimo contacto con su actividad científica. Su
imaginación queda restringida, e incluso su lenguaje deja de ser el suyo
propio.” (1986:3-4)
Hay instalado muy
profundamente en nosotros algo que podríamos llamar el “Síndrome del Control”,
cual es la pretensión en un contexto de incertidumbre como es el operar de la vida,
establecer mecanismos que nos provean de certezas, de seguridad. Llega a tal
punto esta búsqueda de seguridad que en la persecución de ella terminamos
cometiendo las peores atrocidades, que niegan en muchos casos los valores o
principios en función de los cuales articulamos nuestra identidad. Un cuento de
Borges da cuenta de una manera magistral de esta obsesión, trata sobre aquel
emperador de un próspero imperio que quiso que sus geógrafos hiciesen un mapa
perfecto del territorio. El pueblo entero, todos los súbditos, tuvieron que abocarse
a dicha tarea. Para ello debieron dejar de cultivar, de cosechar, de producir, en
síntesis: de vivir. Ellos cumplieron la tarea con tanta eficiencia que
terminaron por obtener un mapa que coincidía, en todos los puntos posibles, con
el territorio en cuestión. Una vez obtenido este mapa absoluto, deviene
absurdo, puesto que la mejor expresión real del territorio es el territorio en
sí, cuya realidad supera la de cualquier mapa. Se produce así la saturación
feliz de un modelo en su propia realidad, la paradoja que Jorge Luis Borges, ha
imaginado para explicar el éxtasis de lo real.
Desconocimiento de las
escalas.
La escala humana (la escala
en la cual podemos asignar sentido) ha sido pulverizada por la globalidad, por
la globalización que ha transformando el conjunto de los diversos territorios donde
se desplegó la existencia humana hasta ahora, con su diversidad de lenguas y
culturasen un solo mundo, en un planeta único, en un territorio global. Es la
unificación del mundo, la globalización, la mundialización del mundo, todo ello
mediante una globalización perversa, como la denominó Milton Santos.
Pero es este un espacio
unificado, mucho más allá de la escala de la comprensión humana, dela
asignación de sentidos y de las responsabilidades subyacentes a ello, de la
escala en la cual podemos vivenciar el impacto o resultado de nuestro operar
como una retroalimentación que nos permite evaluar nuestra propia conducta, y
consecuentemente valorarlo como algo positivo o negativo. Hemos transgredido la
escala de la acción humana y hemos llegado a instalarnos en una situación que
podríamos denominar una falacia transescalar. Llegamos así prácticamente a una
situación en la cual nadie es (o se siente) responsable de nada. De allí la permanente
necesidad casi infantil de nuestra sociedad actual de vivir buscando y
construyendo chivos expiatorios, demonios, partidarios del mal para
convertirlos en enemigos a los cuales culpar d e los propios errores y
omisiones.
El ejemplo más conspicuo de
esta falacia transescalar es la megaciudad, las metrópolis urbanas habitadas
por varios millones de seres humanos, donde se ha producido una agregación
extrema que ha conducido a su desnaturalización. Las ventajas de la vida
citadina impiden de hecho la condición ciudadana, de allí que ya no sea posible
hablar de ciudadanos y sea necesario hablar de urbanitas. Los tiempos de
traslado al interior de esas megapolis se van haciendo cada vez mayores en la
medida en que la ciudad crece. Como se lo escuché decir aMariano Vásquez Espí:
el problema ambiental es la ciudad, y la solución al problema ambiental es
acercarnos a la producción de alimentos. “Nuestras ciudades, en 2007 albergaban
a la mitad de la población mundial, y consumían bastante más del 80% de los
recursos agotables del planeta.” (2008:180)…“El creciente transporte alarga
distancia, imprescindible sólo para la jerarquía de conurbaciones, implica un
aumento del consumo de recursos minerales (combustibles fósiles y otros) que no
puede traducirse en aumento de organización:
simplemente es tiempo perdido (y
el tiempo puede emplearse como una medida universal para la contabilidad de los
recursos, véase Valero, 1998). Y como duplicar la velocidad significa,
como poco, cuadruplicar la energía demandada por un modo de transporte
concreto, y puesto que las conurbaciones modernas han aumentado 10, 100, 1.000
veces las distancias respecto a aquella ciudad agrícola del neolítico (y por
tanto la velocidad), se sigue un aumento del consumo energético de 100, 10.000,
1.000.000 de veces, como mínimo. Por supuesto que, en el corto plazo, es
posible cambiar un modo de transporte por otro más eficiente (las caravanas de
Marco Polo por las carabelas de Colón; los correos aéreos por Internet), pero
se trata tan sólo de una maniobra de distracción, a la larga el tiempo perdido
vuelve a aumentar según la distancia aumenta. Por más que popularmente se hable
de crisis energética, nuestra crisis es de minerales y tiempo escasos. Es por
ello que la globalización sigue siendo bastante parcial después de todo: el
grueso del consumo sigue produciéndose a corta distancia pues de otro modo los costes
habrían llegado a ser insoportables: el comercio global no alcanza ni a la
mitad de los intercambios mundiales. Es por ello también que las ciudades
globales albergan legiones de desposeídos y explotados, en barrios marginales:
las áreas de extracción se sitúan tan cerca como sea posible,entrelazadas de
forma intricada con las áreas de consumo y disfrute: las bolsas de pobreza
aparecen por ello cualquiera que sea la escala de nuestra mirada: países,
regiones, ciudades, barrios, calles.
En consecuencia, las
peculiaridades geográficas del metabolismo urbano impiden a las ciudades
globales ofrecer a toda su ciudadanía las ventajas de su posición en la
jerarquía: cada conurbación formaliza su propia jerarquía local de centros de
disfrute y consumo conectados a periferias de extracción o vertido; las
conurbaciones se desgajan en zonas especializadas, sus poblaciones se segregan
según cual haya sido la posición que les cayó en suerte en la jerarquía local, la
diversidad de las periferias urbanas disminuye y, sobre todo en ellas, la
complejidad necesaria ala organización cooperativa de la antigua ciudad
amurallada se desvanece, siendo sustituida por una sociedad simplificada,
organizada por la simple competencia, incluyendo violentos sucesosde
ingobernabilidad.” (2008:194)
Se ha construido una escala
global del operar de los procesos de crecimiento capitalista parala cual nada
importan los territorios y las personas que los habitan, las instituciones que
sehayan dado o la cultura que poseen. Hemos llegado a la abstracción en la cual
el territorio, ya no importa nada :“La economía mundial ha dejado la tierra y
ha subido al cielo, donde ya no importa el espacio[…] las grandes ciudades,
donde se realiza el trabajo de inversión y coordinación, se han hecho incluso
más importantes en la era global.” (Sennett, 2006:41)
Todo ello queda
absolutamente subordinado a los intereses del capital, que todo lo devora, todo
lo procesa, todo lo destruye. Lo político y económicamente correcto es hacer lo
que convenga al capital, así sea condenar a la hambruna o al desplazamiento a
poblaciones completas, nosolo de localidades sino incluso de regiones de un
país.Y la lógica del capital es crecer, y continuar creciendo para mantener (si
no es posible incrementar) la tasa de ganancia. El ADN del capital es crecer
indefinidamente, de allí su incompatibilidad con la sustentabilidad, no hay
posibilidad de un crecimiento sustentable. El crecimiento es por naturaleza
insustentable. De allí que la naturaleza le ponga límites en su código genético
a todas las formas vivas.
Sin embargo, hay quienes
creen que es posible continuar creciendo indefinidamente y que frente a los
límites que nos pone nuestro planeta, en algún punto los recursos que se vayan
agotando podrán ser sustituidos por otros gracias a los avances de la
tecnociencia. Realizándose de ese modo el axioma de la sustituibilidad perfecta
de los factores productivos: t eniendo el capital para hacerlo todo es posible
y no hay problema. El modelo propio de la “ciencia económica” funciona si o si
pues como lo ha sostenido Robert Solow: “Si puede lograrse con gran facilidad
la sustitución de los recursos naturales por otros factores, en principio no
habría “problemas”. En este caso, el mundo puede seguir adelante sin recursos naturales,
de modo que su agotamiento es sólo un acontecimiento, no una
catástrofe”.(1994:94).
Desconocen obviamente los
cálculos hechos por Isaac Asimov (1973), quien señaló: “Si la población
terrestre continúa duplicando su número cada treinta y cinco años (como lo está
haciendo ahora) cuando llegue el año 2.600 se habrá multiplicado por 100.000
(…) ¡La población alcanzará los 630.000.000.000! Nuestro planeta sólo nos
ofrecerá espacio para mantenernos de pie, pues se dispondrá únicamente de 3 cm2
por persona en la superficie sólida, incluyendo Groenlandia y la Antártida. Es
más, si la especie humana continúa multiplicándose al mismo ritmo, en el 3.550
la masa total de tejido humano será igual a la masa de la Tierra.” (1973).
Pese a lo anterior, hay
quienes sostienen que incluso ese escenario de hacinamiento planetario sería
bueno y conveniente para impulsarnos así a desarrollar la conquista galáctica.
Sin embargo, frente a esta ilusión el mismo Asimov señala:“Si hay quienes ven
un escape en la emigración a otros planetas, tendrán materia suficiente para
alimentar esos pensamientos con el siguiente hecho: suponiendo que hubiera
1.000.000.000.000de planetas habitables en el Universo y se pudiera transportar
gente a cualquiera de ellos cuando se estimara conveniente, teniendo presente
el actual ritmo de crecimiento cuantitativo, cada uno de esos planetas quedaría
abarrotado literalmente y sólo ofrecería espacio para estar de pie allá porel
año 5.000. ¡En el 7.000 la masa humana sería igual a la masa de todo el
Universo conocido!”
No obstante hay muchos (la
tecnoburocracia, los multimillonarios, los economistas neoliberales, las
multinacionales, los científicos al servicio de estas, entre muchos otros), o en
la descripción más afinada de Sennett,“determinadas clases de burocracias
económicas. Son grandes, venden acciones ellas mismas y son capaces de obtener
beneficios de la tecnología avanzada… Son quienes están dedicados a los:
“servicio financieros, legales y de seguros, la producción y el transporte
globales [...]el diseño industrial, la publicidad y el marketing, los medios de
comunicación y el diseño por ordenador.” (2006:43).
Estos son quienes confiando
en el poder de la ciencia y la tecnología, y creyendo ciegamente en el mercado
como asignador de recursos, no sólo piensan que es posible sino que inclus ohacen
lo posible para que la economía siga creciendo, a fin de satisfacer la
naturaleza intrínseca del capital (su insaciabilidad y codicia): incrementar o
al menor mantener su tasa de ganancia, para lo cual le es necesario seguir
explotando lo que sea posible. Su lógica es convertir todo en objeto de
ganancia, para ello todo lo que es abundante lo torna escaso para poder así
asignarle precios que hacen posible mercantilizarlo. El crecimiento permanente
está en su ADN, no puede dejar de crecer. Su voracidad no tiene límites y de
ese modo nos está conduciendo hacia un suicidio colectivo.
Frente a esa mirada recurro
nuevamente a Asimov quien afirmó que: “Evidentemente, la raza humana no puede
crecer durante mucho tiempo al ritmo actual, prescindiendo de cuanto se haga
respecto al suministro de alimentos, agua, minerales y energía. Y conste que no
digo «no querrá», «no se atreverá» o «no deberá»: digo lisa y llanamente «no
puede».
Y hasta ahora solo hemos
usado las estimaciones hechas por Asimov para una tasa decrecimiento anual de 2
a 3 por ciento, la de crecimiento demográfico. ¿Qué pasa cuando esas
proyecciones se hacen para el crecimiento de la economía a tasas como las que
ha tenido China en las décadas recientes, entre 8 a 10 por ciento, duplicando
de ese modo su producto en menos de una década. Llegamos a la situación que
algunos han denominado la gran aceleración del siglo XX
• La población humana creció
de 1,6 mil millones a 6 mil millones: casi 4 veces
• La economía mundial creció
14 veces
• El uso de energía creció
16 veces
• El uso del agua creció 9
veces
• El incremento del bióxido
de carbono fue de 13 veces
• Las emisiones industriales
subieron 40 veces
En este cuadro de
crecimiento sin frenos, los autos y las reses pueden ser considerados los íconos
del consumo del siglo XXI. Por cada dos humanos que nacen al año se construye
unauto. Al 2010 parque vehicular alcanzó los mil millones. Producen el 15% de los
gases que contaminan la atmósfera y cada uno en su construcción produce entre
15 a 20 toneladas de residuos.Las reses pesan más que todos los seres humanos.
Hacia 2001 eran más de 1530 millones emitiendo metano y óxido nitroso, gases
que inducen al calentamiento global. La expansión de la ganadería vacuna es la
principal causa de destrucción de millones de hectáreas de selvas tropicales.
Sin embargo, hoy se plantea
en el discurso de la “economía verde” como la gran panacea la producción de
biocombustibles (etanol) para sustituir el petróleo, a partir de la caña de azúcar,
de la palma africana u otros cultivos. Asimismo se produce soja para alimentar ganado
ovino que solo pueden consumir los ricos del planeta. Y el mijo, el sorgo, el
maíz y el trigo bases fundamentales de la dieta de los pobres se baten en
retirada. De modo tal que el real dilema político y moral al cual nos estamos
enfrentando será: o alimentamos reses y automóviles o alimentamos seres
humanos. Y al parecer conforme muestran los datos presentados recientemente por
la FAO, los humanos van perdiendo. Ello en razón de que los alimentos han sido
transformados también en objeto de especulación financiera y por lo tantolos
precios de los alimentos están encareciéndose de forma acelerada.
Desconocimiento de las
temporalidades
El operar humano instituyó
la historia, la visión de un tiempo pasado y de un tiempo futuro. Hoy, sin
embargo, se ha construido el tiempo único. El tiempo dominante ha impuesto su
valoración de los ritmos, ha ordenado la polifonía rítmica de la vida en la
partitura única del tiempo del dinero, del tiempo de la acumulación. Incluso se
han diseñado formas mediante las cuales consumir el tiempo futuro. Estamos
expropiando a las generaciones venideras su bienestar potencial como producto
de esta adicción aceleratoria que caracteriza al mundo actual.
La permanente aceleración
del ritmo de vida está conduciendo a la humanidad a un callejón sin salida, ya
que nuestra condición humana requiere de tiempo para construirse. Nuestra
humanidad no es algo genético, es algo cultural, esto significa que es una
condición que requiere de un tiempo para su despliegue. A diferencia del resto
de los seres vivos cuyo transcurrir vital están determinado en su biología,
nosotros requerimos del tiempo para poder desplegar nuestra historia vital,
requerimos de tiempo para aprender a ser humanos, para aprender un lenguaje,
para aprender a vivir en común, para adquirir las destrezas y competencias que
nos permitan procurarnos los recursos que necesitamos para vivir, para
enriquecer nuestra identidad con la presencia de la otredad, para transitar
desde la heteronomía la autonomía.
Sin embargo, todo apunta
hacia la reducción del espacio temporal en el cual se instala la cultura, donde
ella se hace manifiesta, que es el tiempo o distancia fáctica transcurrida
entre el surgimiento del deseo y su satisfacción. La sociedad del hiperconsumo
y del turboconsumidor ,construido en las sociedades capitalistas de consumo
masivo, busca reducir esa distancia fáctica o intervalo temporal, ofreciendo a
cambio el consumo instantáneo e inmediato. Pensemos, por ejemplo, en la cultura
del té propia de Oriente con su ritual y tiempo requerido para su preparación
versus el té en bolsitas propio de Occidente, o el tiempo necesario para la
preparación de un asado al estilo patagónico versus las hamburguesas de
MacDonald.
Desconocimiento de los
límites de la percepción humana
Lo paradojal, sin embargo,
es que hay un tiempo creciente gastado en elegir, en decidir o discriminar
frente a una oferta de bienes casi inconmensurable. Es notable al respecto el
incrementó del peso de los periódicos durante el fin de semana. Hojas y
cuadernillos, evistas, guías de todo tipo y una cantidad impresionante de
(des)información desconociendo los límites de la capacidad humana para
procesarla.
Al respecto Zygmunt Bauman
señala que :“Según los cálculos de Ignazio Ramonet, durante los últimos treinta
años, en el mundo se ha producido más información que durante los 5 mil años
anteriores, mientras que “un solo ejemplar de la edición dominical del New York
Times contiene más información que la que una persona culta del siglo XIX
consumía durante toda su vida”.” (2007: 61)
Pero continúa afirmando algo
que nos concierne mucho más directamente a quienes escribimos, investigamos y
reflexionamos sobre estos temas, citando a Eriksen,“quien afirma que: “más de
la mitad de todos los artículos periodísticos publicados en materiade ciencias
sociales nunca son citados”, lo que sugiere que más de la mitad de la información
producida por los investigadores no es leída nunca por nadie excepto por sus
“colegas revisores”, los correctores y editores.” (2007: 61-62)
Algo similar es lo que
señala Sennett cuando afirma:“Me refiero al iPod, con capacidad para almacenar y
reproducir diez mil canciones de tres minutos .Pero ¿cómo hará uno para escoger
las diez mil canciones, o de dónde sacará tiempo para bajarlas?¿Cuáles serían
los principios de selección de las quinientas horas de música que contiene esa cajita
blanca? ¿Acaso sería posible recordar las diez mil canciones a fin de elegir
una en particular que se deseara oír en un momento determinado? (Esta proeza de
la memoria humana implicaría, en el campo de la música clásica, la capacidad de
saber de memoria prácticamente todas las obrase Juan Sebastián Bach.).”
(2006:131)
De allí entonces que lo que
se va construyendo es una realidad donde es cada vez más difícil proveer de
sentido a esa creciente masa de informaciones distribuida con una velocidad
también creciente, o discriminar lo verdaderamente relevante para cada cual, lo
que dificulta generar relatos, órdenes, secuencia de desarrollo, y todo se
torna irrelevante, nimio o trivial, de modo tal que las cosas e incluso las
personas son experimentadas como insustanciales. Nadamerece una atención
preferencial por encima de ningún otro.
Y la paradoja es que como lo
sostiene Sennett:“…el poderoso atractivo comercial del iPod consiste
precisamente en tener más de lo que una persona podría usar jamás. Parte de ese
atractivo reside en una conexión entre potencial material y capacidad potencial
de un individuo.” (2006:132)
Y esto que hemos señalado
respecto a la información o la música preferida se d aen prácticamente todos
los planos de la existencia. Ya nada nos asombra. Nos hemos insensibilizado a
tal punto que incluso las peores tragedias, aberraciones o atrocidades nos
parecen normales. Vivimos en una suerte de creciente embotamiento moral. De
allí entonces que se continúa en la misma senda irremediablemente suicida, a pesar
de las evidencias que están al alcance de cualquiera persona medianamente
informada.
Según William R. Catton Jr.,
sociólogo norteamericano, autor del libro Overshoot publicadoen 1980 y
traducida recién en 2010 al castellano como Rebasados, Fred Cottrel en su
libroEnergy and Society, publicado por McGraw-Hill, Nueva York ya en 1955
mostraba, “que se invertía mucha más energía en cultivar cincuenta búshels por
0.40 hectáreas en campos de arroz mediante métodos mecanizados en Arkansas que
mediante los cultivos que utilizaban el azadón en Japón. La ilusión de que los
procedimientos de Arkansas eran más “eficientes” surgían del hecho de que allí
se necesitan menos de dos días-hombre de trabajo humano por acre, en comparación
con los noventa días-hombre en Japón. Sin embargo, para conseguir ese ahorro de
ochenta y ocho días-hombre de trabajo humano, el granjero de Arkansas tenía que
invertir en tractores, combustible para tractores, electricidad y abonos, todo
lo cual implicaba una energía equivalente a por lo menos ochocientos
días-hombre adicionales al esfuerzo. Esta extravagancia en el consumo de
energía seria aun más flagrante si el cálculo incluyera la energía utilizada en
la construcción, el transporte por barco y la manutención del tractor, el
camión, los aparatos eléctrico de bombeo, etcétera.” (2010:85)
A su vez, Paul A. Samuelson
en un artículo publicado en El País, titulado “Adiós al capitalismo de Friedman
y Hayek”2señalaba lo siguiente :“Los sistemas de mercado no regulados acaban
destruyéndose a sí mismos. ¿Ha llegado el sistema de mercado a su fin? Como
persona apegada a los valores tradicionales, espero que no. Mil años de
historia económica atestiguan objetivamente lo indispensables que son los
sistemas de mercado…¿Qué es entonces lo que ha causado, desde 2007, el suicidio
del capitalismo de Wall Street? En el fondo de este caos financiero, el peor en
un siglo, encontramos lo siguiente: el capitalismo libertario del laissez-faire
que predicaban Milton Friedman y Friedrich Hayek, al que se permitió desbocarse
sin reglamentación. Ésta es la fuente primaria de nuestros problemas de hoy.
Hoy estos dos hombres están muertos, pero sus envenenados legados perduran.”
Por su parte, Joseph
Stiglitz, economista, ex director del BM, Premio Nobel, profesor de La
Universidad Columbia, haciendo referencia también al origen de la crisis
subprime, sostiene algo similar en un artículo titulado “Capitalistas
estúpidos”, publicado en Vanity Fair/Znet:“El gobierno habló de desarrollo de
confianza, pero lo que presentó fue en realidad un timo.Si el gobierno hubiera
querido realmente restaurar confianza en el sistema financiero, habría
comenzado por encarar los problemas subyacentes – las estructuras deficientes
de incentivos yel sistema regulador inadecuado. ¿Hubo una sola decisión aislada
que, si hubiera sido revertida, habría cambiado el curso de la historia? Todas
las decisiones, incluidas las de no hacer algo ,como han sido muchas de
nuestras malas decisiones económicas, son consecuencia de decisiones anteriores,
una red interrelacionada que va desde el pasado lejano hasta el futuro. La
verdad es que la mayoría de los errores individuales se reducen a sólo uno: la
creencia en que los mercados se ajustan solos y que el papel del gobierno
debiera ser mínimo. Al mirar retrospectivamente a esa creencia durante
audiencias en otoño de este año en el Congreso, Alan Greenspan dijo en voz alta:
“He encontrado un defecto.” El congresista Henry Waxman lo presionó,
respondiendo: “En otras palabras, usted ha descubierto que su visión del mundo,
su ideología, no era correcta; no funcionaba”. “Ciertamente, precisamente,”
dijo Greenspan. La adopción por EE.UU. – y por gran parte del resto del mundo –
de esa filosofía económica defectuosa hizo inevitable que hayamos llegado al
lugar en el que nos encontramos actualmente.”
Podemos concluir que el
principal desconocimiento que experimentamos es el desconocimiento de la
complejidad de lo real, es decir el reduccionismo instalado muy profundamente
en el imaginario colectivo de Occidente, y ello porque se encuentra impregnado
y hegemonizado por el lenguaje economicista. Es el lenguaje de la escasez, que
todo lo sobre simplifica y que opera con una visión crematística, que nos
conduce a actuar como necios, “al confundir valor y precio”, como lo señalaba
Machado.El imaginario en las sociedades actuales: sus mitos ycreencias.
Elementos para una reflexión crítica
La forma como pensamos el
mundo determina las conductas adictivas y suicidas que caracterizan a la
sociedad actual. De allí entonces que para efectos analíticos asumámosla
siguiente hipótesis: nuestras creencias condicionan nuestras ideas y emociones.
Ningún cambio es posible sin modificar las creencias en las cuales nos movemos.
Hay un conjunto de creencias
instaladas en el imaginario colectivo de la humanidad por Occidente, por la
Ideología del Progreso, por el Capitalismo y por el Desarrollismo, de una manera
progresiva y sistemática a lo largo de nuestra historia reciente. ¿Cuáles son
algunasde ellas?
1. Más es igual a mejor. Los seres humanos actualmente vivos hemos sido socializados en una forma de concebir lavada como un ejercicio permanente de logro de más y más, en una permanente insatisfacción con lo que tenemos, con lo que somos, con lo hecho. Nuestra cultura ha roto con todas las tradiciones del pasado en las cuales se valoraba la mesura, la moderación, la continencia. Parel contrario, hoy se nos exige vivir en una permanente tensión en búsqueda de más y más, como si ello nos fuese sinónimo de mejor.
2. La tecnología todo lo
puede42 La tecnología es el gran mito en el cual tenemos depositada nuestra
confianza, un confianza acrítica y casi ciega. Posiblemente porque las
generaciones de seres humanos vivos hemos experimentado los enormes beneficios
que ella nos ha reportado. Las tecnologías de la salud han permitido prolongar
la vida humana en más de una década durante este siglo. Las comunicaciones son
hoy posibles con cualquier lugar del mundo. Podemos apreciar la presencia virtual
e instantánea de un ser querido que está lejos o viajar de un extremo a otro de
un país o del mundo en horas. La tecnología se ha hecho parte constitutiva de nuestra
existencia, son tantas las mejoras en nuestras condiciones de vida, tantos los
logros obtenidos mediante ella, que inadvertidamente la hemos transformado en
un poder casi omnímodo .Pensamos que si hoy algo no es posible la tecnología en
algún momento futuro lo hará posible, todo entonces sería cuestión de tiempo.
Hay incluso quienes pagan enormes cantidades de dinero para que criogenicen sus
cuerpos una vez muertos esperando la ¡¡resurrección tecnológica!! ¡Que
ingenuidad! (Esto porque de resucitar, resucitarán viejos y/o enfermos que fue
tal como se murieron).
3. La competencia es algo
natural y nos conduce a ser mejores43 Todo el discurso instalado en el
imaginario de la globalización está construido en torno a la competencia, pero
en el sentido de competir: competir por los mercados, por los clientes, porros
consumidores. Y la competencia conduce a lo contrario de aquello que
pretendidamente busca que es: eliminar el monopolio; ya que busca eliminar al
competidor y de tener éxito, se llega al competidor único quien al no tener
competidores puede hacer lo que se le dé la gana enel mercado, Pero a la vez se
confunde competitividad con competencia. Ya no importa tanto ser competente
como competitivo. Incluso gran parte de toda nuestra institucionalidad apunta en
esa perspectiva, desde pequeños se estimula la competitividad, y no las potencialidades
propias de cada ser humano, mediante premios y galardones de diversa índole.
4. El “éxito” debe ser la
principal meta de la vida44 El imaginario actual está articulado en torno a una
noción central, “el éxito”. Se concibe la existencia humana como predestinada
al logro, a la consecución de grandes metas, a la persecución obsesiva del
éxito. Es fundamental lograrlo como sea en todos los ámbitos de la existencia.
No importa cómo, incluso se piensa que el propio éxito puede tapar los ripios del
camino recorrido para llegar a él. Joaquín García Rocanos habla del mito de la
cumbre o del éxito. La vida entendida como una ascensión, como un permanente
desplazamiento hacia una cumbre, en la cual nos espera el éxito. Pero una vez
lograda la conquista de esa cumbre es necesario reiniciar el ascenso hacia otra
cumbre, y luego otra y otra. Es el mito de la realización humana. Nos vemos así
confrontados permanentemente por el ideal hacia el cual debemos transitar, en
una permanente insatisfacción que nos mantiene vivos; la vida concebida como un
continuo movimiento. Todos encaminados en busca de ser exitosos, triunfadores,
ganadores ,cosechando por doquier y acumulando premios, medallas y
certificaciones de toda índole, y hay de quien no lo haga: es indigno de ser considerado
humano. La vida es concebida como una permanente competencia de todos contra
todos, en la cual lo que importa es ganar a como dé lugar.
5. La única forma de “ser
humano” es la propia de Occidente.Otro mito instalado es el de la normalidad
que nos impone una determinada forma de ser humano, la propia de Occidente.
Como lo señala Boaventura de Sousa Santos, una cultura localsurgida como todas
en un determinado momento concreto de la historia humana, en unpunto
determinado del territorio y en condiciones sociales específicas, ha llegado a
constituirsea sí misma en universal, y con ello ha impuesto un determinado
modelo de ser humano como el humano genérico y universal. Ello se ha logrado
como lo señala Joaquín García Rocacon la colaboración de todos (la ciencia, las
iglesias, la cultura, las instituciones sociales, las empresas),«se
universalizó lo particular, se niveló la diferencia y se impuso un determinado
examen de madurez que marcaba la línea divisoria entre la normalidad y la
anormalidad, lo correcto y lo incorrecto, lo adaptado y lo inadaptado... «No
fueron capaces ayer ni hoy de aprobar este examen las minorías étnicas, los
enfermos, las personas con deficiencias, los ancianos, los disidentes, las
personas improductivas, los inadaptados: los últimos que se han convertido en
las plagas y azotes del siglo XX. Todos ellos ayer y hoy, certifican según la
ideología dominante su inferioridad humana, su tara y su degradación. Tenemos
el mito adecuado para la más despiadada marginación.» (1990: 5-6)
De ese modo una proporción
importante de la humanidad queda relegada a la condición de inviable, incapaz o
inepta para transitar hacia la condición de plenitud humana. Hoy incluso se
habla de países inviables. De allí a la desechabilidad no hay más que un paso.
En la historia de America Latina hubo y aún hay grupos de su población que
consideraron a otros sectores como un peligro, una molestia, como desechables y
que pagaron e incluso siguen pagando para que se les extermine.
De allí la validez de lo
señalado por Franz Hinkelammert, la peor de las calamidades que ha
experimentado la humanidad en las décadas recientes ha sido la
occidentalizacion del mundo. Sostiene que la sociedad occidental tiene raíces
históricas principalmente judeocristianas greco-romanas, raíces que son
transformadas y recreadas en la búsqueda de un nuevo sujeto humano, en una
relación absolutamente distinta con las estructuras sociales y su
transformación. Este proceso está signado por la utopía de la libertad. La
sociedad occidental ha hecho de esta utopía su identidad al determinarla con
las estructuras sociales. Terminando devorado el sujeto humano de la utopía en
nombre de ella por las propias estructuras que persiguen su realización,
transformándose así en una utopía destructora. De allí entonces que Hinkelammert
sostenga la necesidad de“…desoccidentalizar el mundo; eso es justamente esta
tarea: desoccidentalizar la iglesia, desoccidentalizar el socialismo,
desoccidentalizar la peor forma de Occidente cual es el capitalismo,
desoccidentalizar la misma democracia. Pero eso implica reconocer que el mundo
esel mundo de la vida humana en la cual todos tienen que poder vivir. Este
reconocimiento constituyela superación de Occidente.” (1989: 12).
6. El mito de la presentabilidad
o de la apariencia. Esta normalidad obsesiva, abusiva e ilusoria nos ha
conducido al predominio del aparecer sobre el ser, no importa tanto lo que
alguien es como que sea presentable. Hemos llegado así a una ética reducida a
estética de la presentabilidad, de los buenos modales, de la conformidad, como
si todo pudiera reducirse a una representación teatral en la que a los
intereses en juego se les despoja de todo lo que tienen de demasiado feo,
inmediato, grotesco y bárbaro. Lo inquietante es ver como la ética de la
presentabilidad se confunde peligrosamente con una ética de la conformidad o de
la convalidación de situaciones cada vez más manipuladas.
Pero a la vez hemos
transitado hacia una cultura del engaño y de la simulación, una cultura de la
prótesis: lo que no se tiene se agrega, lo que sobra se quita. Todo ello
mediante injertos ,prótesis, liposucciones, cirugía plástica, implantes,
maquillaje, etc.
Hemos llegado a un tipo de
consumo que es fundamentalmente conspicuo. En la sociedad actual quien no
consume no existe. Se consume para estar presente, para existir, para hacerse
visible. De allí hemos llegado a que al final todo es apariencia. Fromm nos
habló del dilema entre el ser y el tener. Hoy el dilema es entre el ser y el
aparecer. Ya no importa tanto el ser leal, honesto, veraz, generoso, fiel u
honrado, como el parecerlo o aparentarlo. En un imaginario instalado en esta
creencia ya no hay lugar para el esfuerzo anónimo y silencioso asociado al
cumplimiento de deberes de estado (madre o padre, trabajador, estudiante,
ciudadano); si hago algo tengo que exhibirlo, pregonarlo, ostentarlo,
publicarlo. Importa más el envase que el contenido, lo formal que lo
sustantivo.
Tendencias suicidas de la
civilización actual:La ceguera frente a los límites
La obsesión por el
crecimiento ha conducido a la humanidad a desarrollar una casi absoluta ceguera
frente a los límites que nos pone la naturaleza. Su origen está anclado en dos razones
principales, la primera es la creencia en que nuestro dominio sobre la
naturaleza es algoposible de extender indefinidamente gracias a la ciencia y la
tecnología, a lo cual ya nos hemos referido. La segunda es la imposibilidad de
percibir dimensiones que están más allá de la escala en la cual operan nuestros
sentidos, lo cual se traduce en una ceguera respecto al efecto agregado o de
sumatoria de nuestras conductas aisladas como actores individuales.
El campesino que desmonta
una hectárea de bosque nativo en cualquier lugar del mundo es ignorante e
inconsciente de que son miles de campesinos quienes en forma aislada hacen lo
mismo cada día en todo el mundo. Algo parecido le ocurre a los miles de conductores
que deciden salir de paseo cada fin de semana de cualquiera gran aglomeración
urbana yque encuentran con enormes concentraciones de vehículos en las
autopistas con personas que persiguen algo similar. Posiblemente muchos de
nosotros hemos vivido la experienciade descubrir una forma de evitar los
cotidianos trancones o tacos de tránsito y nos hemos encontrado con sorpresa al
cabo de unos días que tal forma de evasión ya no es tal pues son cientos o
miles quienes han descubierto y hacen lo mismo.
Gregory Bateson nos ha
enseñado que la conciencia requiere para operar o para activarse del
surgimiento de quiebres. En situaciones en las cuales el cambio es progresivo y
constante ,vale decir, en las que por cada unidad de tiempo la progresión en
términos de unidades de cambio es similar, nuestros sentidos no alcanzan a
percibir dicha transformación, pues lo que percibimos preponderantemente es la
constancia de la transformación. Es lo que le sucedea una rana que puesta
dentro de una olla con agua fría y puesta ésta al fuego, nunca salta y termina
cocida porque sus sentidos no le alertan de ningún quiebre. La progresión de aumento
de la temperatura es constante y eso evita el natural estrés que si produce un
cambio abrupto.
Los cambios producidos por
nuestro impacto sobre el ambiente, si bien a escala local pueden producir
quiebres significativos, a nivel agregado terminan siendo de una gradualidad y
constancia que nos imposibilita percibirlos. Es lo que nos ocurre a quienes
habitamos una localidad y no nos damos cuenta de los cambios que ésta ha
experimentado en el tiempo, cosa que si percibe inmediatamente quien la visita
después de varios años.
La “creación” compulsiva de
deseos ¿necesidades?
El papel de la publicidad es
la creación de necesidades (léase deseos). El crecimiento capitalista se basa
en la permanente creación de necesidades, muchas de ellas artificiales, para
sostener la demanda por nuevos bienes que es la que lo alimenta. Hace ya más de
seis décadas, uno de los estrategas enseñaba su juego con candor: su nombre es
Stanley B. Resor, presidente de la J.Walter Thompson, una de las mayores
agencias de publicidad de Estados Unidos. Para Resor,“…cuando aumentan los
ingresos, la creación de nuevas necesidades es lo más importante.
Cuando se pregunta a la
gente: «¿Sabe usted que su nivel de vida aumentará en un 50 por ciento en los
próximos 10 años?», no tienen la menor idea de lo que eso quiere decir. No
reconocen l a necesidad de un segundo coche a menos que se les recuerde con
insistencia. Esta necesidad tiene que ser creada en su ánimo y es preciso
hacerles ver las ventajas que les procurará el segundo coche. Yo considero la
publicidad como la fuerza de educación y de activación capaz de provocarlos
cambios de la demanda que nos son precisos”.3
La sociedad capitalista
actual ancla su existencia en la producción industrial de bienes de consumo
masivo: bienes que requieren ser permanentemente desvalorados y desechados, para
así continuar creando nuevos bienes que los sustituyan. Gorz expone agudamente
este hecho: “Preocupadas solamente de hacer funcionar la máquina, de hacer
circular el capital, de mantener un cierto nivel de empleo, nos fabrican las
necesidades correspondientes a las exigencias, en un momento dado, del aparato
de producción y de circulación. Nos inventan deliberada y sistemáticamente nuevas escaseces y
carencias, nuevos lujos y nuevas pobrezas, conforme a las necesidades de
rentabilidad y de crecimiento del capital”. (1989: 128)
Bauman señala al respecto:“ Se
puede decir que el “consumismo” es un tipo de acuerdo social que resulta de la
reconversión delos deseos, ganas o anhelos humanos (si se quiere “neutrales”
respecto del sistema) en la principal fuerza de impulso y de operaciones de la
sociedad, una fuerza que coordina la reproducción sistemática, la integración
social, la estratificación social y la formación del individuo humano, así como
también desempeña un papel preponderante en los procesos individuales y
grupales de auto identificación, y en la selección y consecución de políticas
de vida individuales”. (2007: 47)
Gorz concluye que es el
consumidor el que está al servicio de la producción, para así asegurara ésta
las salidas que reclama; que es el consumidor quien tiene que irse adaptando a los
requerimientos de las producciones que los cambios tecnológicos indican como
las más rentables en determinadas circunstancias. Afirma por otra parte, que
ello es indispensable paraqué la sociedad pueda perpetuarse, y así reproducir
sus desigualdades jerárquicas y mantener incólumes sus mecanismos de
dominación.
La incapacidad de reconocer
la principal de las eficiencias: la eficiencia reproductiva de la vida
Franz Hinkelammert ha
denunciado en diversos trabajos la incapacidad del sistema capitalista para
reconocer la principal eficiencia: la eficiencia reproductiva de la vida.
Mientras que la racionalidad capitalista apunta a la construcción del mercado “total”
que debería guiar “todas “las acciones del ser humano mediante relaciones
mercantiles. Su lógica lo abarca “todo”. La ética del mercado total gira sobre
un valor central: la eficiencia. Si los individuos logran alcanzar sus fines
específicos con la menor cantidad posible de medios, entrarán en las esferas de
la productividad y, por ende, tendrán la posibilidad de competir en el mercado.
La eficiencia se transforma así en el valor supremo que decide sobre la validez
de “todos” los demás valores. De tal modo que instituciones como la propiedad
privada y el derecho contractual en cuanto sustento de la eficiencia son
considerados los valores centrales de la institucionalidad existente .Estos
valores son la base para desarrollar la cultura en que el individuo pueda
alcanzar sus fines específicos con la máxima eficiencia posible. No importando
los medios utilizados para obtener los fines propuestos, aunque así se impida
la reproducción de la vida misma. Es una racionalidad irracional que no permite
criterios valorativos sobre sus hechos. Se introducen cambios pero sin
modificar su funcionamiento básico, excepto su velocidad.
El temor a la escasez
Los seres humanos a lo largo
de nuestra historia evolutiva hemos ensayado diversas formas de dar cuenta de
nuestras necesidades, todas ellas sin embargo han requerido de una forma de
relación con la naturaleza y con los otros, que hiciera posible la apropiación
de los recursos.
En las sociedades sin clases
del pasado y en algunas que todavía sobreviven, la forma de apropiación fue
predominantemente social o colectiva. Es la sociedad capitalista la que para su
desarrollo requirió, como condición necesaria, la eliminación de toda forma de apropiación
que no fuese individual. De modo tal que el capitalismo globalizado en el cual
hoy vivimos ha terminado por reducir a su mínima expresión, todos aquellos que
fueron bienes comunes en el pasado.
El capitalismo ha
configurado un imaginario anclado en la creencia en la escasez como La
condición dominante en el ámbito de la economía y desde allí ha contaminado
todos los ámbitos de la existencia humana. Al considerar la escasez como un
principio casi equivalente al principio de realidad, los seres humanos nos
vemos obligados, casi compulsivamente, acumular todo aquello que teñimos con el
atributo de la escasez, y a defender lo acumulado haciendo uso de todos los
recursos de los cuales disponemos. «Además como vivimos en una cultura centrada
en la apropiación, vivimos de la apropiación, y en ella aprendemos a querer, a
desear y a necesitar cosas que nos son en lo fundamental superfluas, pero
dependemos de ellas, de modo que si no se nos dan vivimos en la escasez, y
aparece el stress en el miedo continuo de perder o no lograr acumular las
posesiones que se desea obtener porque las posesiones se viven como fuentes de
seguridad.» (Maturana 1991:63). En la sociedad capitalista llega a ser
considerado casi anormal o patológico el compartir, cuando la emoción del
compartirfue una condición constitutiva de la evolución de nuestra condición de
primates a humanos.(Maturana, 1995)
Asimismo, esta visión
condujo a una invisibilización de amplios segmentos de la realidad que tornó
invisibles todos aquellos recursos que por su naturaleza son abundantes y por
los cuales los seres humanos no necesitan competir, sesgando por ende nuestra
percepción de la realidad y destacando en ella únicamente aquellos recursos que
por su naturaleza son escasos. De tal manera, incluso, se contagió con el
atributo de la escasez a los recursos que abundan, y aún más, también a los que
para crecer requieren de manera imprescindible ser compartidos. Operó de tal
modo un verdadero enmascaramiento de la realidad, un proceso de ideologización
y decreación de una falsa conciencia.
De este modo la economía capitalista
ha colonizado lo abundante transformándolo en escaso yaciéndolo económico lo
torna visible, por medio de la mercantilización y la privatización. Ya no es
más posible el acceso gratuito y libre a lo abundante, como lo era antes de ser
colonizado .Esto era necesario para permitir que se llevasen a cabo aquellos
cambios fundamentales en la vida social, tales como el inicio y desarrollo de
los procesos de acumulación en gran escala, y el surgimiento del capital, que
se constituyó así en la más enorme fuerza transformadora de la existencia del
hombre que ha operado en la historia. Ello implicaba la necesidad de
produciruna ruptura total de las formas de organización de la convivencia
humana reguladas por la búsqueda de la simetría y la cooperación, y la violación
de la escala humana en las relaciones entre los seres humanos. Esta ideología
de la escasez tiñó la realidad de tal modo que empujó a los hombres hacia la
competencia en vez de la cooperación, al logro del lucro y del beneficio por
sobre la minimización del riesgo, a la búsqueda de certezas en el tener por
encima de lser. Los seres humanos nos hemos visto así empujados a expresar
nuestra identidad mediante el consumo. Son los bienes a los cuales podemos
acceder los que nos hacen presentes en un mundo en el cual la apariencia, esto
es la forma como nos manifestamos ante otros, se ha ido transformando en la
expresión privilegiada de la condición humana.
Una perspectiva utópica
Orlando Fals Borda, en uno
de sus últimos trabajos publicados augura (utopiza) algunos delos instrumentos
heurísticos que nos pueden hacer posible avanzar hacia un nuevo paradigma: “Por
fortuna, la llegada del nuevo siglo coincide con la disponibilidad de novedosas
herramientas analíticas del tipo abierto que se derivan de saberes consolidados
de diversa índole. Al combinarlas acá, con buen juicio crítico, pueden
ayudarnos a entender las dimensiones complejas, y regulares ,multilineales y
fractales de nuestras estructuras tropicales, así sociales, naturales. En esta
forma sumatoria, teorías de europeos sobre complejidad y sistemas (P. B.
Checkland, Ernst Mayr) se enriquecen con las de Maturana o con las de los
indígenas Desana (circuitos de la biosfera)estudiados por Reichel; la teoría
del caos (Mandelbrot, Prigonine) se refresca con los estudios de la cotidianeidad de la colega venezolana
Jeannette Abuabara; la cosmovisión participativa deMeter Reason se
contextualiza con la utopía participativa de Camilo Torres; el holismo de
Batesony Capra encuentra apoyo en pensadores orientales y aborígenes. Se perfila
así una alianza de colegas del norte y del sur en la que podemos tomar parte
motivados por los mismos problemas e impulsados por intereses similares, una
alianza entre iguales que logre corregir en todas partes los defectos
estructurales e injusticias del mundo contemporáneo.” (2002:35-36)
Asimismo desde la
experiencia acumulada por varias décadas de aplicación de su propuesta
metodológica, nos presenta como un horizonte posible y alcanzable para el
trabajo académico una propuesta en la cual hacer converger nuestro pensar,
nuestro operar y nuestros valores:“ Si logramos que converjan la praxis, la
frónesis y el ethos, y colocamos esta combinación en una perspectiva de fusión
de horizontes, obtendremos además otras dos ganancias: 1) seríamos más
efectivos, persistentes y certeros en nuestro trabajo, al constatar que el
propósito de nuestro conocimiento, como fenómeno fluido, es guiar y gobernar
mejor nuestra acción cotidiana; y 2)nos acercaríamos a la construcción de
paradigmas que fueran práctica, intelectual y moralmente satisfactorios.”
(1998:253)Y nos presenta como el valor central inspirador de esta búsqueda al
altruismo: “Necesitamos volver los ojos otra vez a la Estrella Polar del
altruismo, y permitirle al altruismo ejercer todo su potencial subversivo en el
descompuesto mundo contemporáneo. En esta forma Aporías de la sustentabilidad
capitalista más o menos grandiosa, hacer que lo instrumental converja con lo
axiológico -tener la cabeza lúcida y corazón de león- es un esfuerzo útil para
redefinir y reconectar nuestras disciplinas y artes, y para recobrar el sentido
positivo de nuestras preocupaciones científicas y prácticas.” (1998:254)
Notas
1 Ecoportal.net
06/12/11 Ribeiro, Silvia. «Los verdaderos colores de la economía verde».
2 Samuelson, Paul
A. 26/10/2008, “Adiós al capitalismo de Friedman y Hayek”.
3 Citado por André
Gorz en Adiós al proletariado, Imago Mundi, Buenos Aires, 1989, págs. 127 y
128.
(*).-Antonio Elizalde, es
rector emérito de la Universidad
Bolivariana de Chiley director de la revista Polis
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