Por Miguel Angel Domenech
En las relaciones que se producen
entre acontecimientos se encuentran
aquellas que no son siempre del mismo modo y que hayan de estar necesariamente incluidos en
procesos intencionados para fines específicos.
Tratamos entonces de buscar en ellas inteligibilidad pero se introduce inmediatamente, la casualidad y lo fortuito,
y se producen efectos inesperados. Es ahí, en el plano de lo fortuito y accidental donde acontece lo
que somos como humanos, y ese es nuestro
mundo, el de los accidentes. En la
contingencia y el azar, en lo libre en definitiva, es donde se encuentra el ser humano más que en
lo absoluto, lo necesario o lo “científico”.
Contingens est quod potest esse et
non esse ( Tomas de Aquino, Summa). Lo que puede ser , nuestra república es la contingencia. Poir eso el trato del ser humano es más con lo posible que con lo real. Se relaciona con la posibilidad no con la realidad.
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