En
la crisis del mercado inmobiliario de 2007-2008 en los EE.UU., mejor hubiese
sido dar dinero a la gente para que pudiesen pagar sus deudas a los bancos y
continuar en sus casas, en lugar de dársela a los bancos que “sólo se salvaron
a sí mismos “, sostiene el geógrafo británico David Harvey.
Cuando
se quiere presentar a David Harvey se suele usar dos palabras, “geógrafo
marxista”. Esto es una reducción para describir a este británico de 81 años que
desde hace varias décadas vive en EEUU, donde es profesor de Antropología y
Geografía de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Autor de más de dos
docenas de libros, es profundamente crítico del sistema capitalista, que
analiza a la luz de las teorías marxistas, y es un defensor de la idea del
“derecho a la ciudad”, que incluye las exigencias actuales de la calidad de
vida en las ciudades. En su página web (davidharvey.org) ofrece un curso en
video de ayuda a una lectura contemporánea del Capital, de Karl Marx.
Harvey
fue orador invitado en la inauguración de la conferencia IX Congreso Portugués
de Sociología, del 6 al 8 de julio en la Universidad de Algarve. Comenzó su
discurso de dos horas hablando de la cantidad de cemento que China consumió los
últimos tres años, “más que los EEUU en todo el siglo pasado.” Según Harvey fue
China la que “salvó al capitalismo de la gran depresión que pudo haber
ocurrido” tras la crisis que comenzó en 2007-2008 en los EEUU, con el estallido
de la burbuja inmobiliaria. Una de las consecuencias de esta crisis ha sido un
enorme aumento del desempleo en China, que es uno de los principales
proveedores de materias primas para la construcción en EEUU. Para absorber esta
masa de parados y evitar el malestar social, China se lanzó a un auge de la
construcción (que según cifras citadas por Harvey, absorbió 27 millones de
trabajadores), creando nuevas ciudades, algunas todavía sin habitantes.
La
carrera por construir, dice el geógrafo, es una salida clásica de las crisis:
fue lo que hizo EEUU cuando tuvo que absorber los soldados que regresaban de la
Segunda Guerra o lo que hizo Luis Bonaparte en la Francia del Segundo Imperio,
a partir de 1848. En todos estos casos “fue la urbanización lo que salvó la
economía capitalista del colapso económico.” Pero, recuerda Harvey, esto se
hace a costa de un enorme aumento de la deuda pública.
El
gran problema, señala, es que “las nuevas formas de urbanización son una
locura” no sólo por la escala y el hecho de que las ciudades se llenan de casas
vacías que se compran más que nada para especulación y no para vivienda”. Hoy
en día, gran parte del capital se concentra en bienes raíces y rentas” Y,
advierte Harvey, el malestar social está surgiendo vinculado cada vez más a las
cuestiones de la vida cotidiana en las ciudades, como ocurrió en Brasil en las
protestas que estallaron en 2014 por el transporte público. Al final de la
conferencia, el geógrafo habló con el público acerca del “Brexit”, el futuro
del trabajo, las crisis y las posibles alternativas al capitalismo.
ENTREVISTA
¿Ves
al “Brexit” como la democracia funcionando, una distorsión de la democracia en
la que las personas han sido manipuladas, o una forma de protesta contra la
desigualdad?
En
primer lugar, hay una pregunta en cuanto a lo que constituye la democracia.
Tenemos democracias parlamentarias en que la mayoría de las decisiones se toman
en otros lugares, hay un déficit democrático en los EEUU y Europa. No entiendo
por qué el primer ministro británico David Cameron convocó a un referéndum que
era una locura. Creo que nunca creyó que perdería. El resultado debe ser
interpretado como un gran voto de protesta. Es el equivalente a decir “no”, y
la gente habría dicho “no” a casi todo.
Hay
un enorme descontento que fue canalizado en esta votación. Una parte no tiene
nada que ver con la UE, sino contra la forma en que las élites toman las
decisiones, les dijeron que estas decisiones beneficiarían a todos, y la
mayoría no ve ningún beneficio en su nivel de vida o su ingreso. De hecho,
muchos han perdido en los últimos siete u ocho años.
Hay
algunas buenas razones para que la gente se pregunte sobre para qué quieren
esta UE cuando hace lo que hicieron Grecia y ahora está amenazando con hacer a Portugal.
Se supone que es una unión de ayuda mutua y parece ser cada vez más una unión
de los grandes sin ningún sentido para los pequeños. Por eso hubo algunas
buenas razones para el voto, más allá de lo que comúnmente se conoce como
xenofobia. Hay un lado de la xenofobia, pero sería erróneo interpretar el voto
únicamente como resultado de eso.
Se
argumenta que el descontento de la población tiene más que ver con las
condiciones de vida en las ciudades que con problemas de desempleo. ¿Por qué?
Siempre he sostenido que el descontento que se
plantea en el espacio en que vivimos es tan importante como lo que tiene que
ver con el desempleo.
La
izquierda tiende a enfatizar el tema del empleo y devaluar las protestas sobre
la calidad de vida.
Pero
muchas de las grandes protestas globales que han surgido en los últimos 15 años
tienen que ver con la calidad de vida en las ciudades. La política de la vida
cotidiana es un área a la que se debe estar muy atento. Mucha explotación
ocurre allí. Pregunten a la gente si están satisfechos con cómo funcionan las
tarjetas de crédito y las empresas de comunicación que cobran cargos
adicionales, una gran cantidad de riqueza se extrae de la vida cotidiana.
Por
lo tanto, ¿el desempleo no es la preocupación dominante?
Sin
duda es una preocupación, pero si le preguntas a la gente que tiene empleo,
sienten que está haciendo un trabajo de relleno, con poco sentido. No sólo hay
una gran cantidad de personas que no tienen ingresos por el trabajo, también
una gran parte que vive una existencia sin mucho sentido en relación al trabajo
que hace. Se han realizado estudios recientes en los EE.UU., preguntando a la
gente si estaban satisfechos con su trabajo y el 70% dijo que lo odiaban o le
era indiferente. Hay un problema más grande que el desempleo, y los políticos
ponen demasiado énfasis en la idea de empleo, empleo, empleo, en lugar de
preguntar ¿qué tipo de trabajo? Se requieren trabajos en los que las personas
sientan que están contribuyendo a la sociedad, y del que estén orgullosos.
Se
habla ahora mucho del espíritu empresarial, que la gente cree sus propios
puestos de trabajo, nuevas empresas por todos lados. ¿Cómo ves esto?
Hay
maravillosas historias de personas que se han convertido en empresarios
brillantes, pero hay muchos que han intentado y han fracasado. Aun cuando los
resultados implican inmensa auto-explotación. Hay cálculos sobre la cantidad de
trabajo que se hace colectivamente en Internet y les pagan menos de dos dólares
la hora. Y sólo se cuentan los casos de éxito que aparecen en los periódicos.
¿Cuántas personas fracasan? ¿Cuántas hacen el trabajo del que otros se
apropian? Las organizaciones como Google o Amazon son grandes en apropiarse del
trabajo de otros.
¿Qué
valor tiene hoy el trabajo en comparación con otros períodos históricos?
Solía
enseñar Marx, cuando había un mundo socialdemócrata que nos rodeaba, y no tenía
mucho sentido. Pero trata de leer ahora el Libro I de ‘El Capital’ y verás que
es exactamente lo que está sucediendo.
Leer
a Marx hoy tiene sentido. En cierto modo, estamos volviendo a las condiciones
de trabajo del siglo XIX, que es a lo que apunta el proyecto neoliberal:
reducir el poder de los trabajadores y ponerlos en una posición en la que no
sean capaces de resistir los procesos de explotación masiva.
Luego
está el desarrollo de tecnologías que hacen del trabajo cada vez más
redundante. En Baltimore, en 1969, había 37.000 personas que trabajan en la
industria del acero. En 1990, la industria producía la misma cantidad de acero
con 5.000 personas. Esta ha sido una característica de los últimos 30, 40 años.
Mucho trabajo se ha vuelto redundante por primera vez en la industria
manufacturera y ahora también en el sector de servicios. Cada vez más, como
consumidor, soy yo el que hago el trabajo. Soy explotado en el consumo.
Terminamos en una masa de personas sin medios de producción y que va haciendo
pequeños trabajos aquí y allá.
La
teoría de la destrucción creativa -en parte, por cierto, el pensamiento de
Marx- dice que cada avance tecnológico importante se destruye muchos puestos de
trabajo y tipos de trabajo, y emergen otros nuevos. ¿No ocurrirá ahora lo
mismo?
Rápidamente
un trabajo de ser una tarea que requiere una cierta calificación pasa a ser
algo que cualquiera puede hacer. Hace 20 años, los programadores de
computadoras eran muy hábiles, ahora todo el mundo sabe cómo crear un sitio
web. Surge la necesidad de trabajo especializado que se descalifica casi al
instante. Al capital no le gusta que el trabajo tenga algún poder de monopolio
en el mercado, por eso se asegura que una gran masa desarrolle estas
habilidades rápidamente. Los programadores informáticos ya no reciben salarios
como los de hace veinte años. Y esto sucede en todas las áreas.
Y
se da además otro paso importante con la evolución de la inteligencia
artificial.
La
inteligencia artificial conducirá a una transformación radical del sector de
servicios. Del mismo modo que vemos la desindustrialización por los cambios
tecnológicos en los años 70 y 80, veremos el equivalente en el sector de los
servicios en los próximos años.
Estás
hablando de altos niveles de desempleo…
Sí.
Y esto nos lleva a un tema que plantean algunos en Silicon Valley: si sucede
eso, ¿cómo se va a alimentar el consumo en el mercado? De ahí que este sector,
y también en la izquierda, se haya comenzado a discutir la cuestión de la renta
básica. Porque si no hay tal estrategia…
…
No podemos ser consumidores
Exactamente.
Hay que darle a la gente medios para que pueda seguir consumiendo y que el
sistema se mantenga.
¿Crees
en un escenario en el que no necesitemos trabajar, y sólo tengamos que
consumir?
Es
posible, ya tenemos una cierta experiencia en este sentido, como el “Bolsa
Familia” en Brasil, que da a la gente un ingreso mínimo. Es una redistribución
del ingreso que permite que el mercado siga funcionando y que está condicionado
a cosas como mandar a sus hijos a la escuela.
Enviar
a sus hijos a la escuela para que puedan tener un trabajo cuando no hay
trabajo…
Exactamente.
Pero tenemos que pensar que la educación deberá centrarse más en que las
personas adquieran conocimientos para desarrollar diferentes actividades que
las satisfagan. Hay un crecimiento considerable en el mundo de la cultura, con
la gente haciendo actividades culturales en las que no ganan mucho dinero, sino
diversión. Y hay trabajo voluntario para hacer, porque esas necesidades
existen, incluso siendo tareas no remuneradas. En la industria del cuidado, por
ejemplo. Las familias abandonan el cuidado de la gente de tercera edad a menos
que haya una retribución para los que lo hacen. Hay mecanismos de este tipo,
algunos que funcionan bien, pero no resuelven el problema macro, que es la
dinámica del cambio tecnológico basada en convertir la mano de obra en cada vez
más redundante, en un momento en que hay cada vez más fuerza de trabajo. Antes
de los años 80, China no era parte de la fuerza de trabajo, así como todo el
antiguo bloque soviético. Además, está el crecimiento de la población, hay
muchas más personas disponibles para trabajar, y al mismo tiempo la dinámica de
la transformación capitalista tiene por finalidad ahorrar trabajo.
¿Cómo
podemos pagar ese ingreso mínimo para toda la población?
Veamos
lo que sucedió durante la crisis financiera de 2007/2008. Las autoridades
dijeron básicamente esto: tenemos que salvar al sistema bancario y financiero.
Los bancos centrales les adelantaron gran cantidad de dinero – la
flexibilización cuantitativa – y este dinero se dirigió al mercado de valores,
lo levantó, dio buenos rendimientos a las clases más altas. Ahora, podría haber
hecho lo mismo pero que se beneficiase a las clases más bajas, apoyando el
derecho del pueblo a tener un hogar. Y todas estas propiedades que estaban en
manos de los bancos podrían estar en las de las personas que las necesitan. Con
la crisis, las clases altas en los EE.UU. aumentaron sus ingresos en un 12%.
Estos 12% debería haber ido a las clases más bajas. Hubo una clara opción, se
podría salvar a los bancos y hacer que las personas perdiesen sus hogares, o
darles el dinero y evitar que se diese la crisis bancaria, porque las personas
pagarían los préstamos. Pero si en el momento en que dijésemos esto, ellos
dirían “esto es ridículo”, y no lo verían como una opción.
Esta
es una decisión política. ¿No deberían los políticos tomar en cuenta a la gran
masa de los votantes?
Depende
del país. En los EE.UU. tenemos la corrupción generalizada del proceso
electoral. No hay control sobre la capacidad de los ricos de comprar
elecciones. Al principio de la campaña republicana este año, 136 familias
fueron las principales contribuyentes a los candidatos. Hubo una fotografía en
The New York Times en la que veían los hogares de seis de estas familias en la
misma zona. Hay que sacar el dinero de los procesos electorales y garantizar el
libre acceso a la televisión. La prensa es otro problema: es un medio
capitalista, por lo que muchas de las decisiones políticas se nos presenta en
una forma distorsionada.
Pero
el poder que tenemos como consumidores, ¿no es muy grande?
Hay
algunos grupos que lo utilizan. Hay algunos ejemplos en Internet, hemos visto
que en la campaña Bernie Sanders en EE.UU., por ejemplo. El gran problema es
cómo convertirlo en un movimiento social que se mantenga unido.
Cuando
se trata de salvar a los bancos, el argumento es que son esenciales para el
funcionamiento de la economía.
No
estoy diciendo que hay que dejar caer a los bancos, pero si hubiéramos estado
tratando con la crisis en el mercado inmobiliario de otro modo, los bancos
tampoco irían a la quiebra. Se guardaron a sí mismos, sin salvar a nadie. Sólo
digo que hay otras opciones.
¿Hubo
cambios significativos en relación con el control del sistema financiero
después del estallido de la crisis?
Esto
sería algo extraordinario en el capitalismo. Siempre pensamos que un
capitalismo justo y razonable es posible, pero hay que ver la cantidad de
ilegalidades y robos que suceden. Ellos deben ser controlados, y allí es donde
el Estado entra, pero es muy difícil de controlar muchas de estas cosas como
vimos con los documentos de Panamá. Lo que es extraordinario es que estamos
hablando de personas inmensamente ricas que podrían pagar impuestos, pero que
se toman una gran cantidad de trabajo para no pagar nada. Ellos pusieron el
dinero en Panamá o las Islas Caimán para evitar el pago de impuestos. La idea
de que el capitalismo puede ser desarrollado con honestidad… en un momento nos
preguntamos si esto es posible.
¿Esto
es en gran parte debido a la globalización ha hecho que sea posible llevar las
cosas a otro nivel?
¿Cuál
es la forma de capital que puede ser más movido fácilmente? Se puede mover una
unidad de producción, pero todo el mundo verá que cambiar dinero de un lugar a
otro es lo fácil. Se hace un montón de dinero con estas manipulaciones
financieras. Era necesario resolver el problema de los paraísos fiscales, pero
ocultar el dinero es un arte que ya existía en la clase capitalista en el siglo
XIX.
¿No
ves, entonces, posibilidad de un capitalismo más ético?
Hoy
en día existe mucha literatura sobre el capitalismo ético y responsable. No
digo que todos los capitalistas son piratas, hay por supuesto personas que se
preocupan y que quieren crear un capitalismo con ética. Lo que les puedo decir
es: tengo muchas dudas, pero me alegro de que haya personas que quieren probar
“buena suerte, espero que tengas éxito, avísame cuando lo logres”.
Las
reglas para controlar el sistema tendrían que ser integrales y aplicadas por
todos, lo cual es difícil. No es imposible. La mayor parte de la deuda es en
dólares, y, como hemos visto, en el caso de la quiebra de la Argentina las
negociaciones terminaron en los tribunales de Nueva York, debido a que el
contrato era en dólares. En los años 90, cuando se argumentaba que había que
seguir la pista del dinero, nos dijeron que era imposible. Después del 11 de
septiembre se empezó a investigar y se ha demostrado que se puede hacer. La
pregunta es cómo van a utilizar esta información.
Si
no crees en el capitalismo “con rostro humano”, ¿qué abogas como sistema
alternativo?
Los
cambios revolucionarios no suceden de la noche a la mañana, pero hay muchos que
creen que algo mejor es posible. Si vas a China, verás que ocurrió una
transformación revolucionaria y todo el mundo es optimista acerca de la idea de
que se puede cambiar el mundo y hacerlo muy rápidamente.
Por
otro lado, soy lo suficientemente viejo para recordar al mundo antes del
neoliberalismo, era un mundo muy diferente, las relaciones sociales existentes,
e instituciones en que las que las personas confían o no. Mucho de esto se ha
terminado. Hubo una revolución, o más bien una contrarrevolución, que nos llevó
de la socialdemocracia a esta política de austeridad de derecha.
¿Estás
hablando de los 50, 60?
Sí,
los 70 y 80 fueron el punto de inflexión. Estos grandes cambios ocurren. Esta
es una historia que no ha sido bien contada. La clase capitalista estaba hasta
ese momento bastante desorganizada, y se organizó en los años 80, el nivel
ideológico y de estrategia. La izquierda ha fallado por varias razones, en
parte por la represión sobre muchos de sus movimientos, pero también por tener
ideas equivocadas sobre cómo podría funcionar una economía alternativa. Por
desgracia, el modelo soviético no es un buen modelo, el chino se convirtió varias
veces en un desastre, por lo que la izquierda quedó muy confundida acerca de
qué tipo de modelo alternativo podría ser creado. Esto permitió que el
neoliberalismo ganase espacio. Hoy en día hay experimentos en marcha en torno a
una economía solidaria, o formas colectivas de propiedad, o formas alternativas
de gobierno y los sistemas monetarios. No sabemos qué va a resultar de ellas al
pasar a una escala mayor, debido a que muchas de estas experiencias son apenas
locales. Sin embargo, hay una forma sencilla de empezar a pensar en estas
cosas. En mi tiempo, la educación superior era gratuita. Desde entonces se ha
convertido cada vez más en un commoditie. Bernie Sanders vino a defender un
sistema de educación superior gratuita. No hay ninguna razón para no hacerlo.
Se acabaría con las enormes deudas que tienen los estudiantes. Y muchos piensan
ahora, “eso no es una mala idea”. No parece molestarles que eso sea socialismo,
si tiene sentido para ellos. Debe haber un sistema de salud para todos y
terminar con esta tontería de las compañías de seguros, que pierden su tiempo y
el nuestro en un trabajo inútil como es el de buscar como negarnos nuestros
derechos.
Hablas
de socialismo y marxismo, pero para mucha gente son palabras estrechamente
asociadas con regímenes represivos sin libertad política…
Las
personas pueden preferir ser libre sin acceso a la salud. Marx siempre hablaba
de la libertad: los trabajadores son libres en un doble sentido, para hacer un
contrato con quien quieran, y también libres de cualquier acceso a los medios
de producción. Tienen que comprarlos. Si usted no es capaz de comprar, pasa
hambre. Sí, hay un intercambio. Hay un sistema de completa libertad. Un sistema
libre siempre se basa en un porcentaje de falta de libertad. La libertad es a
menudo un contexto de ciertos tipos de dominación.
(*).-Fuente.
http://avispa.org/2016/08/10/david-harvey-estamos-volviendo-las-condiciones-trabajo-del-siglo-xix-lo-apunta-proyecto-neoliberal/
Por
Alexandra Prado Coelho / La Haine. 26 julio 2016.-
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