“Las izquierdas relativistas postlaicas europeas
Marieme
Hélie Lucas es la fundadora y excoordinadora internacional de la red
solidaria Women Living Under Muslim
Laws [Mujeres bajo las leyes musulmanas]. También se halla en el origen y es
actual coordinadora de la red internacional Secularism is a Women’s Issue [El
laicismo es cosa de mujeres]. (*)
Marieme Hélie Lucas: Luego de los 90, en Argelia se
califica el integrismo musulmán como fascismo. “Islamo-fascismo” o “fascismo
verde” no son locuciones inventadas por la extrema derecha xenófoba, sino por
los demócratas argelinos que combaten al FIS [Frente Islámico], al GIA [Grupo
Islámico Armado] y a otras organizaciones por el estilo. Yo vengo subrayando
desde hace más de 20 años los puntos comunes de convergencia ideológica entre
nazismo, fascismo e integrismo musulmán, pero también podrían añadirse los
integrismos hinduista, judío o budista.
Marieme
Hélie Lucas Es
pernicioso calificar religiosamente, sin haberles jamás preguntado si son o no
creyentes, a personas que viven en todo el mundo, principalmente en Asia y en
África (el Oriente Próximo no representa numéricamente sino una ínfima minoría
de los presuntos musulmanes del planeta). Es ignorar la masa de agnósticos y de
ateos, y es atribuirnos a la fuerza una identidad religiosa que muchos de
nosotros rechazamos, incluidos no pocos creyentes. Hacer de una “fe” una “raza”
es lo que sufrieron los judíos, ¡y ya se vio con qué costes! Ahora está en vías
de pasarles a los presuntos musulmanes… ¿Y usted me pregunta si es peligroso?
El
gran miedo a “desligarse de las masas” que siempre ha acompañado a la
izquierda, les hace aquí dejar de lado un fenómeno de envergadura creciente: la
visibilidad de los agnósticos y de los ateos en contexto musulmán, así como el
hecho de que cada vez más jóvenes y mujeres osan exigir la laicidad en nuestros
países. La creación de numerosos consejos de exmusulmanes en los países
europeos y en otros lugares, el hecho de que en Europa y en Norteamérica sean
mayoritariamente mujeres procedentes de la emigración mal llamada “musulmana”
quienes crean y dirigen organizaciones feministas por la laicidad [1], el
coraje político de un sinnúmero de blogeras bangladeshíes, sauditas o
palestinas que, por proclamar su ateísmo ante el mundo entero, pagan con su
libertad, si no con su vida la defensa del derecho universal a la libertad de
pensamiento. ¡Ya es hora de que todas las izquierdas abran los ojos!
Nota [1]: Es el tema del
último libro de Marieme Hélie Lucas: The Struggle for Secularism in Europe and
North America : women from migrant descent facing the rise of fundamentalism
[La lucha por el laicismo en Europa y en los EEUU: mujeres de ascendencia
inmigrante ante el auge del fundamentalismo].
han sacrificado los derechos universales de las mujeres”.
Marieme Hélie Lucas, entrevistada por Charlie Hebdo
Angélique
Kourounis entrevistó hace unos meses a la veterana revolucionaria socialista
argelina, internacionalmente reconocida por su defensa del feminismo
republicano laico, Marieme Hélie Lucas, para Charlie Hebdo.
Angélique Kourounis:
Usted traza un paralelismo entre la imposición forzosa del velo islámico y los
recientes consejos ofrecidos a las mujeres por las autoridades alemanas. ¿Por
qué?
Marieme
Hélie Lucas:
Ambos responsabilizan a las mujeres de las violencias que sufren, ya por dejar
a la vista un mechón de pelo, ya, simplemente, por haber osado poner un pie en
el espacio público. Yo querría recordarle a este respecto que una emigrada
iraní en Francia ha prestado testimonio ante la Comisión Stasi sobre el daño
psicológico causado a las niñas obligadas a cubrirse con velo en Irán [el
testimonio es de Chahdortt Djavann, y se
publicó con el título ¡Abajo los velos! en un libro editado por Gallimard en
2003], y cómo eso las afectaba duraderamente al hacerse a la idea de que ellas
eran responsables de cualesquiera pulsiones sexuales incontroladas de los
hombres. Ese testimonio fue importante, porque por vez primera se consideraba
el velo, no desde el punto de vista de los derechos de las mujeres, sino de los
de las niñas: como un atentado a su integridad psíquica.
Usted
sostiene que el integrismo es el fascismo de Oriente Próximo.
Todos
creen pertenecer a una raza superior procedente de un pasado mítico que les
daría el derecho y aun el deber de eliminar físicamente a cualquier
Untermensch: judíos, comunistas, gays,
deficientes mentales; a esa vieja lista vienen a añadirse ahora los kafir, es
decir, los infieles.
Todos
son procapitalistas, estimando los integristas musulmanes que la caridad es la
respuesta adecuada a la existencia de unas diferencias de clase queridas por
Dios.
Todos
quieren ubicar a las mujeres en el lugar que según ellos les es propio: la
iglesia (aquí, la mezquita), la cocina y la cuna.
Es
urgente salir de la pura negación, reconocer la naturaleza política
ultraderechista del integrismo musulmán: y es absolutamente imprescindible que
sea la izquierda quien lo diga alto y fuerte con nosotros, los antiintegristas,
a fin de no dejar a la extrema derecha xenófoba el monopolio del ahora
prácticamente goza con su discurso estigmatizante de “los musulmanes”, lo que
terminará tarde o temprano con pogroms anticobrizos. Un sueño para los
integristas, que apenas conceden valor a la vida humana y que verían en ello
una oportunidad de oro para reclutar y acrecer sus tropas.
¿No observa usted un
paulatino deslizamiento semántico de “árabe” o “magrebí” a “musulmán? ¿No es
peligroso?
Además,
para la izquierda preocupada por la suerte de los emigrantes, la recalificación
en éstos en términos religiosos tiene consecuencias políticas: hasta los años
70, los trabajadores emigrados a Europa hacían frente común para obtener
mejores condiciones de trabajo; luego, fueron fragmentados conforme a su
supuesta pertenencia religiosa. ¡¿Cómo no darse cuenta de que esto ha traído
consigo el debilitamiento de las luchas sociales?! El despiezamiento y atomización de la emigración ha llegado tan
lejos, que las organizaciones de derechos humanos hablan ahora, como si eso
fuera de suyo, de “derechos humanos musulmanes”, de “derechos humanos sijhs”,
de “derechos humanos hindúes”… Ni en una pesadilla podría yo haber imaginado
tamaño retroceso generalizado de la universalidad de los derechos humanos y de
la laicidad. Con su silencio sobre la naturaleza política de la extrema derecha
religiosa integrista, la pos-izquierda relativista se ha convertido en caldo de
cultivo del integrismo musulmán en Europa, y muchas organizaciones de derechos
humanos se han prestado a ofrecerles una plataforma política que les permite
presentarse únicamente como víctimas de las violencias del Estado y aun –y ya
es el colmo— ¡como defensores de esos derechos!
¿Diría
usted que la posición relativista de las izquierdas europeas post-laicas sobre
este asuntos está significando un retroceso en los derechos de las mujeres?
Marieme
Hélie Lucas:¡Desde
luego! Porque esas izquierdas sostienen en general el “derecho al velo”, antes
que el derecho a no llevar velo; el derecho a la protección de las propias
creencias religiosas, antes que el derecho a ser ateo; o sus prácticas
religiosas, antes que la aplicación de nuestros derechos universales. Etc. Se
trata aquí de tomas de posición políticas y de opciones de solidaridad
ignominiosas, de las que, espero yo, algún día tendrán esas izquierdas que
rendir cuentas ante la Historia.
(*)Marieme Hélie-Lucas.-veterana revolucionaria
socialista argelina, internacionalmente reconocida por su defensa del feminismo
republicano laico.
Fuente: https://charliehebdo.fr/blaspheme/la-gauche-a-sacrifie-les-droits-des-femmes/
Traducción:
María Julia Bertomeu Mínima Estrella
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