James
Howard Kunstler .
Traducción
por Carlos Valmaseda (*)
“Los mercados
ningunearon el voto del Brexit en un par de días. Ningunearon la elección de
Donald Trump en un solo día. Ningunearon el resultado del referendum italiano
en un par de horas. ¡Demonios, a este paso ignorarían una invasión alienígena
del planeta Tierra!”
En esta época del año solo los corazones más fríos y endurecidos pueden no mostrar buena voluntad hacia el prójimo. Dicho esto, la plateada luz de la luna de miel postelectoral de Donald Trump puede ponerse mucho antes de lo esperado puesto que la Sra. Yellin se prepara para subir los tipos de interés esta semana. Incluso una modesta sacudida hacia arriba en los tipos de interés de los fondos federales puede ser responsable de hacer chocar la orgía de recompra de acciones empresariales que ha alimentado ese mercado alzista durante ocho años que muchos observadores anteriormente cuerdos piensan que es una característica permanente de la condición humana. El mercado de bonos alzista también parecía que iba a durar toda una vida y ahí está, yéndose a pique también.
El
ego de mamut del pobre Trump le ha
llevado por el hocico a una trampa mortal. Los votantes trumpublicanos y sus
cheerleaders esperan otro milagro Es de nuevo de día en América [así empezaba
un anuncio de la campaña televisiva de Reagan en 1984, nota del tr.]. Lo
siento. Ya hemos estado ahí; ya hemos hecho eso; eso era entonces; esto es
ahora. Las condiciones son muy diferentes de 1981. En primer lugar, una brutal
década después del pico no superado de producción de petróleo en los EEUU de
1970, los campos del North Slope en Alaska se pusieron a pleno rendimiento,
junto con los del Mar del Norte y los campos siberianos. La bonanza de Alaska
no disparó la producción a los niveles de los 70, pero le quitó la palanca a la
OPEP y puso el elevado precio del barril de vuelta a niveles que una economía
industrial podía tolerar. El resto del milagro de Reagan venía acompañado de
deuda. El caso fue parecido para la Sra. Thatcher en Gran Bretaña. No era una
maga económica, solo la beneficiaria de un breve boom del petróleo que hizo de
Gran Bretaña un exportador neto de energía durante dos décadas, creando la
ilusión de una prosperidad permanente y la cobertura para la financiarización
de la economía. Hoy, con el petróleo del Mar del Norte acabándose, todo lo que
queda es la necromancia bancaria en Threadneedle Street [calle en la que se
encuentra el Banco de Inglaterra, nota del tr.]
Reagan
también llegó en la cúspide de la guerra contra la inflación del presidente del
Fed Paul Volker, cuando la tasa de interés de los bonos del tesoro
estadounidense a diez años llegaron a un tope del 15 por ciento en septiembre
de 1981. ¡Imagínese pagar un tipo de interés del 18 por ciento en su hipoteca!
¿Cómo podía ser eso algo bueno? Bien, no lo era. En absoluto. Era algo muy malo
-pero para el Afortunado Ronnie Reagan significó que los tipos de interés no
podían ir a ninguna otra parte que hacia abajo. Y como los precios de los bonos
están en correlación opuesta a los tipos, el valor de los bonos no podía ir a
ninguna otra parte que hacia arriba, lo que hizo durante más o menos 30 años
hasta hoy. Y durante todo ese tiempo, el mercado mundial de bonos parecía no
tener nunca suficientes -también hasta ahora, cuando grandes titulares como
China y Arabia Saudí los están vomitando de vuelta-. Cuando llegó Reagan la
deuda nacional era solo (¡solo!) de medio billón de dólares aproximadamente.
Será de unos 20 billones de dólares cuando Trump cuelgue su logo dorado en el
pórtico de la Casa Blanca. Ah, por cierto, tenga en cuenta que un billón de
dólares es un millón de millones. Ahora ya lo sabe. Reagan tenía espacio para
un montón de trapicheos con financiación gubernamental. Trump no tiene ese
espacio. Bush Uno, Clinton, Bush Dos y Obama cavaron la trampa mortal de la
deuda para el pobre Donald y la elección lo empujó directamente dentro. Él
piensa que está en el piso más alto de su torre encantada; en realidad está en
el fondo de un pozo.
Trump
piensa que va a reconstruir autopistas y puentes para otro siglo de Feliz
Motorización -hacer que América sea como en 1962 para siempre-. Olvidatedeeso.
El mercado de bonos está a punto del colapso mientras escribo esto y la gente
del dinero de Trump (esto es, la banda de Goldman Sachs que ha reunido) hablan
de lanzar bonos “Construir América” a 50 y 100 años. Sus narices deben estar
cubiertas de la escarcha de Medellín. Ciertamente no van a conseguir este truco
subiendo impuestos. ¿A quién? ¿A las empresas? ¡Ja! ¿Al Uno por Ciento? ¡Doble
Ja! ¿A todos los demás? ¡Antorchas y horcas!
Las empresas petroleras estadounidenses ya no
pueden sacar un céntimo dedicándose a lo suyo. El negocio de producción de
Exxon-Mobil en los EEUU perdió 477 millones de dólares en el tercer trimestre,
el séptimo trimestre seguido en rojo. ¿Por qué? Porque cuesta mucho más sacar
la cosa de tierra que lo que costaba hace diez años y ese alto coste está
llevando a la quiebra a las empresas petroleras y a las economías industriales.
Esta es la acción sigilosa del Pico del Petróleo que tanta gente pretende que
no está pasando. En última instancia destruirá el sistema bancario.
Fuente. Derrota y navegación.
Artículo
original: http://kunstler.com/clusterfuck-nation/trumpxuberance-until-its-not/
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