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...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

11/10/17

QUÉ ES DEMOCRACIA Y PORQUÉ LA HEMOS ABANDONADO DEFINITIVAMENTE

Nerone tempore  inertia pro sapientia fui
En tiempos de Neron, la abstención  se tomaba por sabiduria
 ( Tacito. Vida de Publio Agricola)

 Por Miguel Angel Domenech


Lo que se hace significar hoy  por política es gobierno y administración.  Ya no se habla de soberanía. Incluso entre los más atrevidos que se presentan como renovadores,  se utiliza,  en lugar del concepto y propuesta de  gobierno del pueblo, la pedantería de  “ empoderamiento”. Es expresivo como  se ha reducido una esperanza política ancestral a un término sacado del negocio mercantil privado. Como si el pueblo necesitase “dar” o “apoderar” a alguien para ejercerse a si mismo y su voluntad. La política ya no es cuestión de soberanía y libertad sino de gobierno y administración de cosas. Es una empresa mercantil, no una vida ni una moralidad. No es un ethos sino un oikos. No una ética sino economía .No es una conciencia sino una ciencia.

Asistimos simultáneamente a una erosión lenta del modelo democrático cada vez más  reducido al momento electoral y cada vez más limitado al gobierno y administración. El problema  es  que a fuerza de sacralizarse, las elecciones terminan reduciéndose a ser la esencia misma de lo político.  Sin embargo, la vida democrática presupone espacios de deliberación y de decisión , no solamente de delegación en otros ni en gestión competente porque tiene que ver con el propio desarrollo moral de las personas como seres libres que se autogobiernan. Es una cuestión de dignidad, no de resultados. Todo ello con independencia de la comprobación empírica e histórica de que el gobierno de todos ha dado siempre mejores resultados que el gobierno de los pretendidos sabios. El gobierno de los competentes y sabios siempre ha degenerado en el de los poderosos, siendo aquellos finalmente  los lacayos de los dominantes.

 Politica se identifica, cada vez mas con gestión gubernamental  porque asi se aleja al pueblo de la toma de decisiones y se reduce cada vez en mayor medida a elecciones-  porque de esa manera se elimina el riesgo del gobierno del pueblo y del ejercicio de su soberanía.

 La reducción de la política a gobierno y administración es paralela a la reducción de la equidad a actividad de las ONG. Policía y caridad  se hacen las bases de un orden donde los poderosos y desiguales viven a costa de los oprimidos. Paralelamente  a estas dobles reducciones de la política a  gestión política de las cosas y de la equidad a atención benéfica, se  lleva a cabo otra reducción: la del autogobierno a la delegación de gobierno, la de renuncia a la soberanía por la extensión de la representación, la reducción de la democracia al voto y la urna electoral. Forzosamente, tras estas reducciones, la política has de ser asunto de administración y política de los sabios, de los técnicos competentes. La única política es responsabilidad de los elegidos como representantes hacia sí mismos y su conciencia como  fidelidad a una vinculación personal  con una Verdad  y no  la obligación de responder ante la decisión libre de los otros. Esto, en el mejor de los casos, normalmente se trata más bien de una vinculación a un puesto privilegiado  de trabajo.

La política, así vista,   trata, por consiguiente, de pastorear hombres, es decir de una actividad en bien del rebaño, de un servicio que se presta a aquellos que no saben qué sea su propio bien. El carácter mistificador de ese servicio prestado  por los competentes a los incompetentes se hace manifiesto en el hecho de que si han de considerarse  incompetentes en la gestión de los asuntos comunes, ¿por qué sí que  se les atribuye  una cualidad de clarividencia especial  en la elección de los representantes? La respuesta se hace evidente. Porque la representación política no es para representar voluntad alguna popular sino para limitarla e impedirla y solo se apela a ella para dar apariencia de legitimidad a  lo inconfesable: que no es el pueblo quien debe gobernar.

El carácter  mistificador de la institución  de la representación política se hace evidente  en el expresivo cinismo –inadvertido- como Benjamin Constant justificaba  la libertad de los modernos frente a la de los antiguos: los ricos no llevan sus asuntos de gestión del patrimonio  directamente sino que lo delegan en administradores y capataces, siendo cosa de pobres la administración directa de sus  escasas propiedades,  gestión directa  posible por ser  escasas precisamente.(1) La equivalencia política ricos-gestión por  representante, pobres-democracia directa es la confesión franca del fundamento de la mediación política que instituye la democracia representativa liberal: la de la desigualdad y la de la exclusión de los pobres en la vida política. Se cierra asi el círculo de conclusión que al principio se apuntaba y cuyo anticipo podía escandalizar,  un orden donde los poderosos y desiguales viven a costa de los oprimidos. En realidad, la política , genuinamente entendida, es cosa de pobres, la política como representación y a través de mediador y de gestor representante, es cosa de ricos.

El pastoreo de los desiguales sobre el pueblo ignorante no puede soportar un concepto de libertad que no sea el de libertad negativa, es decir su concepción cono ausencia de coacciones externas. Si la libertad fuese autogobierno- como proclama la visón republicana – y si fuese autonomía- como proclama la ilustración humanista, es decir, poder del ser humano y de la sociedad de darse sus propias normas, y no someterse a las de otro, sean dioses, tradiciones, ancestros, naturalezas, o sabios, no cabría pastoreo alguno.


 Solo afirmando que no todos tienen el suficiente discernimiento moral puede delegarse  la definición de lo que haya de hacerse  o no hacerse, de lo que sea justo e injusto, bueno o malo, en representantes que si lo tienen. Por lo tanto la concepción de la libertad simplemente como libertad negativa de ausencia de coacción y no interferencia en el goce de derechos subjetivos individuales, es la única concepción posible una vez retirado a la universalidad de los humanos la facultad de discernimiento moral. Porque retirada esta facultad para atribuírsela únicamente a una élite selecta de los que conocen el bien el mal, se retiraría el derecho a la libertad a menos que se cambie la concepción  de la libertad  reduciéndola a la limitada facultad de no ser interferido. Al rebaño se le permite pastar a su gusto  y se le lleva a los mejores pastizales, pero sigue siendo rebaño llevado por pastores, no hombres libres. La última generación de los derechos individuales subjetivos – la definición de la ciudadanía como poseyendo derechos políticos- no constituye una ciudadanía, es decir no dejan de ser rebaño pastoreado, puesto que esos derechos subjetivos individuales de carácter político no son autogobierno- como decimos-  sino se limitan a selección del mediador, del pastor que ha de llevar al rebaño a las verdes praderas. La vida ciudadana, la comunidad humana , funcionaria ,  así efectivamente.,  según  tan expresivamente decía Aristóteles  como “vacas paciendo en el mismo prado”. (2)

La política forma parte de la ética por cuanto es parte del desarrollo de la personalidad humana libre. La definición  de los asuntos comunes, el juicio colectivo sobre lo bueno y lo justo, y la definición de las normas por las que nos gobernamos según aquellas categorías, es la actividad propia de la libertad y el ejercicio de la política es el propio ejercicio de la libertad. En ningún caso puede delegarse ese ejercicio  porque la libertad y la moralidad no son facultades delegables en otro ni renunciables a menos de renunciar a la humanidad. La condición humana libre no puede delegarse ni representarse.

He de decir, de paso, que  hay un espontáneo acierto que se esconde tras la  tan  culpabilizada abstención electoral:

“ la democracia parlamentaria pretende representar al pueblo aunque éste nunca se lo ha creído” (3)


Por otra parte, todo discurso moral debe partir del hecho de que el hombre no es ni ha de realizar ninguna esencia, ninguna vocación histórica o espiritual, ningún destino biológico. Solo a partir de estos datos puede existir algo así como una ética.  Pues está claro que si el hombre fuese o tuviese que ser esta o aquella sustancia, este o  aquel destino, no existiría experiencia ética posible, y sólo habría tareas que realizar., Esas tareas serían las definidas  por quienes pudiesen discernir esa esencia. La ética no sería sino asunto de intermediarios, sacerdotes, libros sagrados o científicos que o bien la dictasen como revelada o nos la revelasen  como verdad. Ante esa verdad no cabría sino la obediencia, no la libertad. .  Esto no significa, todavía, que el hombre no sean alguna cosa, que esté simplemente consignado a la nada y por tanto pueda decidir a su arbitrio ser o no ser, asignarse o no este o  aquel destino (nihilismo y divisionismo se encuentran en este punto). Hay de hecho, alguna cosa que el hombre es y tiene que pensar aunque  esto no haga de él  una esencia, ni sea  tampoco propiamente una cosa: es el simple hecho de la propia existencia como posibilidad y potencia  Es decir el hombre es libertad.

Esa libertad y potencia de hacerse- humano o inhumano-es la que está detrás del vértigo de la democracia. Porque la democracia es la afirmación de esa libertad universalmente atribuible. No es un mecanismo de mayor eficacia o de mayor acierto, - no porque más vean muchos ojos que uno solo-  sino porque  el único posible para la vida libre propia de lo humano, incluso de su posibilidad libre de incurrir en lo inhumano. De ahí  su fragilidad y su fuerza. Nada está garantizado, toda la vida de los humanos es  contingente, frágil, azarosa, única y preciosa.

Nuestras creencias no se vinculan  a objetos independientes de nuestro lenguaje y pensamiento  ni son más  estables y eternos que estos. Las creencias no son valores que se impongan  como objetos eternamente validos con independencia de lo que los humanos digan. La vida buena, por lo tanto hay que buscarla en los discursos y opiniones humanas que existen o que puedan producirse y no se encuentra más allá de la existencia humana. Esta fragilidad de operar con la doxa, con la opinión, en los asuntos humanos, comporta el riesgo trágico de que el hombre sea la medida de todas las cosas, y que lo bueno y lo malo  no se halla más allá de la experiencia libre. Es la “fragilidad del bien” que ha comentado Marta c. Nussbaum. (4)

No es una casualidad que pensadores que insisten en este “núcleo duro” de su concepción  humanística sean a la vez los que  llegan a la deriva consecuente de la radicalización democrática y critica de las formas mediatizadas del  su funcionamiento –a tareas de la representación-denunciándolas como no genuinamente democráticas. Hay tres pensadores muy característicos de esta posición. Rousseau, Arendt y Castoriadis.(5)

Es conocida la critica que  por ello ha llegado a ser la cita inevitable. El pueblo ingles cree ser libre al nombrar a su representantes, pero no es sino esclavo, porque renuncia al ejercicio de su soberanía, es decir a su libertad- equivalente a  autogobierno,-  en ese mismo acto de permitir ser representado:
“ Le peuple anglais pense être libre ; il se trompe fort, il ne l'est que durant l'élection des membres du parlement. Sitôt qu'ils sont élus, il est esclave, il n'est rien.” (6)

 El único momento de ejercicio de su libre voluntad es un acto de decisión- solo el instante del voto- inmediatamente después, se ha producido por ese mismo acto, la renuncia a las decisiones posteriores y el autogobienro: deviene esclavo.

La renuncia al ejercicio azaroso de la libertad es una huida del vértigo de la propia responsabilidad en favor de la seguridad de su delegación en “los mejores”, en los que saben que sea lo cierto y pooseedores de la competencia de una techne que averigua la verdad. Esa verdad que se impone – por su naturaleza, como una fuerza irresistible e indiscutible.  Dice Aristóteles sobre lo necesario (7),  que es aquello que es impuesto a la fuerza y con violencia en contra de la inclinación o de la elección libre. Y trae una frase del  poeta  Eveno de Paros. “todo lo necesario es por naturaleza penoso”.  Toda necesidad implica un grado de violencia, parece ser algo que no pasa por la via de persuadir con la razón,  por lo tanto que no pertenece a la elección  ni a la deliberación razonada. Pero  solo deliberamos sobre lo que podemos cambiar –repite Aristóteles.

El reino de la libertad es, en efecto, el reino de lo no necesario, de lo  contingente, de lo que podría ser de otra manera, por eso en él se ejercen las facultades de la razón y de la persuasión. Hannah Arendt lo  recuerda al decir. “en política, si existiese la  Verdad, no seriamos libres”. Como para Aristóteles, el ámbito de lo político es el de la doxa, la opinión, la discusión. La verdad, la aletheia , no puede entrar en la categoría de lo político, por lo tanto no hay techne posible en ella. El técnico, el experto, no es el político sino que tal oficio lo ejercían en Grecia, los excluidos de la política: los esclavos, en tanto que eran  encargados de la policía, y orden público,  la administración, la contabilidad pública,  los archivos. Es la razón por la que el sorteo es el modo de elección democrático y la elección – el análisis y la opción sobre capacitación y competencia- lo propio de la aristocracia, como insisten, Aristóteles una vez más, y Montesquieu. El a priori de la aristocracia es  suprimir lo político porque es la presencia del común que opina. Se llega asi , a la verdadera razón de las reducciones diversas que se operan en política. Su finalidad es la exclusión. Es negar la peligrosa evidencia de que la política es cosa de pobres por ser lo propio del común, lo propio de cualquiera por ser la libertad lo propio del mero humano, sin atributos de cualificación condicional: riqueza, saber, titulo, nacimiento.,…la encarnación  privilegiado de este humano libre y desnudo y desposeído  es el pobre. Es la razón por la que el nombre de  Republica- toda autentica res-publica-  ha sido siempre la esperanza de los más pobres y de su libertad.
 
Eso es precisamente el ámbito de la acción humana, el de la libertad. El ámbito de lo necesario es, por el contrario lo propio de lo divino, de los dioses. O de los que pretenden ser sus portadores o legitimar su domino en la posesión de una revelación: “sin obispos no hay rey”. La acción humana tiene que ver con lo inacabado del mundo que corresponde a la acción del hombre- él mismo inacabado- de  completar y completarse puesto que él mismo esta inacabado, no dado. Ese terreno de la libertad, de lo contingente y no necesario ni perfecto, es en el que se puede desplegar la razón  práctica (la moralidad)   y el razonamiento, el dar y recibir razones, el del entendimiento practico  y la deliberación.

Volvemos, por este camino reflexivo al riesgo de la condición  humana y del individuo moral. La libertad no conduce necesariamente a la felicidad y cuando  lo hace, esa felicidad no tiene certeza absoluta de descanso definitivo.

De todo ello, y con el  material del sentido de estas   reflexiones, podria  articularse  una consecuencia de acción estratégica  de  verdadera política emancipadora que no sea la espera en   divinas providencias de "sorpassos" electorales o de apelaciones a  uniones de izquierda en torno a un lider, y otros productos derivados de maquinas electorales y de artefactos de representación politica . Cuando vayamos convenciéndonos de que representación no es democracia sino una modalidad de oligarquía que hace juego armonioso con  la otra modalidad de dominación que es el capitalismo,  serán los movimientos que  vayan produciendo un poder popular  y espacios  autogobernados desde la la lucha diaria de las masas de desfavorecidos y de pobres el objeto de nuestra esperanza.

En la antigua Grecia, en su democracia, no existía la representación política. Esta figura del representante era lo que se denominaba el proxenos.( πρόξενος)  cuyo significado es el que actúa en favor del extranjero,  era el representante de los intereses de una polis en otra. Los próxenos eran designados, a cambio de ciertos honores y privilegios, por la ciudad que les confiaba velar por sus intereses. Su misión consistía en ocuparse de los viajeros llegados de aquella polis por cuyos intereses velaba. Se ocupaba de tutelar y proteger al recién llegado, ayudándolo a resolver un sinfín de asuntos, proporcionándole fuentes de información y facilitándole los contactos. Era una institución consecuencia de las antiguas tradiciones de reciprocidad que vinculaban ancestralmente a las familias y las tribus por hospitalidad mutua ( xenia) . Los compromisos adquiridos se heredaban de padres a hijos a través de la misma familia y se creaba asi una red de dependencias sociales que  originariamente siendo entre particulares devenían políticas. No era , por lo tanto una institución  de contenido democrático que  supusiese ninguna participación de gobierno. De aquel carácter de vínculo y dependencia ha derivado curiosamente la palabra proxeneta. El chulo, o “representante” por excelencia  de quien no tiene  parificación alguna y solo pide protección desde la inferioridad y el sometimiento. Sometimiento que beneficia , lucrando a su representante, proxeneta.  Algo por tanto  de ese contenido de proxenetismo tiene la institución actual  de la representación política, que sigue siendo, como entonces,  ajena a lo que genuinamente es democracia y que Rousseau comprendió muy bien.

La representación, tan incrustada está en nuestras almas políticas que nos impide ser “ homines non socordes”, ciudadanos activos y que no renuncian al juicio, que proponía Cicerón. Hasta tal punto que incluso lo que se nos presentan como liberadores y reclaman un  cambio  radical, un cambio de conciencia política, a menudo no son más que el recambio de grupos pequeños que se consideran  merecer protagonismo  y a los que los receptores reconocen tal merecimiento.

La replica inmediata de aquel   a quien se le expone la argumentación sobre los vicios de la representación política es la de afirmar que dada la complejidad de las sociedades modernas y de su población, la democracia directa no es posible y precisamente la democracia representativa ha sido el invento que sale al paso de este problema imposible de resolver de otra manera. Olvida este contra argumento, en primer lugar, los datos de la historia. Como de manera patente han mostrado  muchos historiadores de las ideas, desde la clarificadora constatación de Bernard Manin, que han hecho época,  en su célebre: “Los principios del gobierno representativo”:

“ lo que hoy denominamos democracia representativa tiene sus orígenes en un sistema de instituciones ( establecidas tras las revoluciones inglesa, norteamericana y francesa) que, en sus inicios no se consideraba forma democrática de gobierno del pueblo” (8).

De manera que el termino democracia representativa es un oxímoron en su origen pues fue concebida tal institución para salir al paso d e los presuntos defectos del gobierno de las bajas pasiones , la irracionalidad y el dominio de los intereses egoístas que forzosamente deberían de acompañar a la plebe. Solo el gobierno de las nobles clases ilustradas podía acceder a esa perspectiva del bien común , y de la racionalidad, vetado por naturaleza  a la “ canalla” , La representación sustituía  al plebeyo representado por su ilustre  representante, corrigiendo asi la corrupción inevitable de las democracias. Con posterioridad, esta retorica se omitió,  dejando lugar a otra retorica que  toleraba y admitía  nominalmente la democracia pero  dentro de la institución que había sido creada para  impedirla. Esta retorica no puede sino evitar hacer aguas a media del transcurso del tiempo y no puede hacer frente a lo que eufemísticamente- de nuevo una retórica  que no quiere renunciar al ocultamiento- “ déficits “ democráticos del sistema parlamentario y de partidos  y elecciones.  Muchos otros historiadores han continuado desvelando este mecanismo: P.Rosanvallon, R. Gargarella, F. Dupuis-Deri, Y. Sintomer, pero que su mejor ilustración son los escritos y declaraciones de los padres de aquella democracia representativa y su pertinaz   demofobia.
Lo opuesto a democracia representativa, por lo tanto, no es la democracia directa, sino la democracia, tout court. En rigor, si bien la democracia directa se opone formantemente a la representativa, el equivalente  contrario a la democracia representativa es la democracia mandatada, es decir aquella en que no hay representantes sino mandatados  que no tienen voluntad propia sino que ejercen la función de transmitir la voluntad del mandante . Este mandato supone la institucionalización de mecanismos políticos tales como la brevedad del mandato, la rigurosa incompatibilidad de ejercicio de puestos públicos, la acentuada rotación de cargos, la posibilidad de revocación en todo momento, la rendición de cuentas no solo de la eficacia del ejercicio sino de la obediencia a lo mandado, el uso constante del plebiscito,… Lo contrario a l institución del voto, pieza clave d ela democracia representativa, es el sorteo. El sorteo era parecidamente lo que caracterizaba a la democracia   siendo la elección lo propio de la aristocracia, según la definen de los pensadores clásicos del  pensamiento político:  Montesquieu, Rousseau, y Aristóteles.

El voto, la urna, no es más que una forma de elección de quienes hayan de gobernar, un procedimiento de provisión de elites gobernantes, y de expresión de consentimiento que  no es mas democrático que la forma d e provisión  de gobernantes  que se realizaba en otras épocas. El gobierno del príncipe o de  los monarcas era igualmente consentido sino por el depósito de su expresión en una urna, si por la expresión cultural y social unánime de consentimiento y legitimidad. Tan indiscutible era en la opinión la legitimidad del gobierno del principio como es hoy la legitimidad por vía de la urna y el asentimiento a la responsabilidad que se les confiaba socialmente  era tan poderosa y convenida como la que surge hoy de la cabina de voto.

De hecho, los sistemas de provisión de cargos, y de reproducción de puestos gobernantes, con voto, eran habituales en la Edad Media , en  gremios, colegios, universidades, iglesia, municipios, cortes regionales,   y en  cualquier institución colectiva. No es por lo tanto la expresión “ un hombre un voto” , lo que define la democracia sino el gobierno del pueblo. También era de uso corriente- incluso mas frecuente que el voto mismo o bien  en sistemas mixtos-  para cualquier colectivo,  la provisión por medio del sorteo, pero siempre ligado aquel sistema , el del voto, a la expresión de una selección y siendo este , el del sorteo, ligado a la expresión de una igualdad que se reconocía y cuya única resolución era el azar, es decir la voluntad de nadie, sino de Dios mismo ,en forma de lo aleatorio, puesto que todos eran espiritual y materialmente iguales , e igualmente humanos y meritorios y solo Dios era superior y más sabio. Así pues, incluso como procedimiento, y no como sustancia, el voto mismo, se fundaba  la desigualdad y el sorteo en  la igualdad.

Los hechos y las cuentas no dan mayor razón al sistema de representación basado en voto y consentimiento  por muy altaneros que se presenten los liberales en su pretendida superiora democrática del sistema. Basado en la desigualdad, en la renuncia al gobierno del pueblo sustituido por el consentimiento mercantil  y la selección reproductiva de élites, ni siquiera asi  es puede acreditarse democrático. En nuestras democracias, gobiernan las élites elegidas  con el 51 % de los casos excepcionales, siendo lo habitual  no ir más allá del 30-40% para  la obtención de mayorías en casos de multipartidos. Si se pondera esta cifra con las de la abstención, que está en torno al 30-40%,  los electos son el resultado de la voluntad de solo entre el 25%-15 % del electorado. Es decir, no gobernamos el pueblo, sino  consentimos a la voluntad de cargos, oligarquías sociales,  que solo han sido elegidos por oligarquías numéricas.

(1).-B. Constant – “ De la libertad delos antiguos,comparada con la de los modernos.-Discurso”
(2).-Aristóteles “ Etica a Nicomaco”.-1170b,10-14
(3).- Hannah Arendt.- “Que es política.”-Paidos Barcelona 1997.-
(4).-“La fragilidad del bien.-Marta C. Nusbaum.-La balsa de la medusa.-Madrid 2003.
(5).- Ver. Hannah Arendt. “ La verdad y las reflexiones morales” en “ Hannah Artendt .-De la historia a la acción”.-Paidos 1995 yu “ Verdad y Politica” en “ Entre el pasado y el futuro”.- Peninsula  1996/Cornelius Castoriadis.” El pensmaiento político” en “ Lo que hace a Grecia II de Homero a Heraclito” FCE  2006/Jouary Jean Paul.-“ Rousseau citoyen du futur”.-Gallimard le libre de poche
(6).- J.J. Rousseau .-Contrat Social Liv. III Chap XV. “Los ingleses se creen libres. Están terriblemente engañados. Son libres cuando eligen a los miembros del Parlamento; en cuanto éstos han sido elegidos, el electorado se esclaviza; no es nada”  (6).-Aristoteles .-Metafisica. ;Lib V, 5,25-35
 (7).-Aristoteles. .-  Metafisica Lib V,5,25).

(8).- Bernard Manin.-Los principios del gobierno representativo.- Alianza  Madrid 1998

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