Libro de Miguel Abensour (*)
recension de Jean Claude
Poizat ( 1)
Esta
nueva obra de Abensour titulada Hannah Arendt contre la philosophie
politique , presenta la obra de Arendt desde el punto de vista de su
oposición a la filosofa y particularmente a la filosofa política, y se esfuerza
por presentar la obra de Hannah Arendt con la frescura y radicalidad iniciales
por encima de los intentos de recuperación, errores d e interpretación y atajos
poco escrupulosos
Como es sabido, Arendt, en una entrevista para
la televisión alemana en 1964 (con Gauss, ), hizo estas declaraciones que parecen
inapelables: “ yo no pertenezco al circulo
de los filosofos”. Se responde asi a la cuestión del estatus
del pensamiento de Arendt con una respuesta fácil: su pensamiento pertenecería
mas bien ala teoría política que a la filosofía propiamente dicha.
Podríamos
incluso ir mas lejos recordando como a los ojos de Arendt la filosofía parece,
por naturaleza, algo extraño al dominio de la política : “ la filosofía occidental- escribe a su amigo Jaspers en una carta
fechada en 1951- no ha tenido un concepto d e lo político porque no podía tenerlo”.
¿Se puede ser mas claro? Peor aun, añade que en lo que respecta a los acontecimiento
del siglo XX y particularmente al totalitarismo: “la filosofía no es
completamente inocente” , diciéndolo en la misma carta a Jaspers de 1951 .
Al
subrayar expresamente cómo Arendt era “antifilosofa”, Miguel Abensour, se desvía
de los intentos de “canonizar” y “momificar” (por escoger sus propios términos)
que tratan de hacer de la escritoras “uno
d e los grandes filosofos políticos de nuestro tiempo”. Arendt es así no solamente una filosofa de excepción
sino una filosofa de la excepción. A ojos de Abensour es una pensadora de lo extraordinaria,
d e lo imprevisible o (“ unpredicability” como diría Arendt misma)
, de una novedad radical, de la acción y la libertad revolucionaría. Arendt se opondría radicalmente, según
Abensour, a cualquier conservadurismo
tanto filosófico como político.
El
primer filosofo político, el fundador, por así decir de la filosofía política occidental
es según Arendt, Platón. Al considéralo
de esta manera como ” padre fundador”, Arendt lo considera
igualmente como el primer pensador por culpa de quien la filosofía política es victima
de un profundo desprecio. Por decirlo de manera más exacta: es el fundador de
la filosofía occidental como desprecio de lo político. Este desprecio procede de una actitud de la que Arendt dice
que es inherente al enfoque mismo de la filosofía en general y no atribuible únicamente
al temperamento individual de Platón o de cualquier otro pensador. Es la
actitud altiva y lejana, altitud de “mirar
por encima del hombro” que caracteriza al “sabio”
solitario que lanza una mirada condescendiente sobre las cosas de este mundo,
sobre realidades sociales históricas y políticas que se juzgan incoherentes y
absurdas. El mito de la caverna constituiría a este respecto el corazón de la filosofía política de Platon, a contracorriente
d e la filosofía del agora homérica y de la concepción ateniense tradicional
de la polis. Además Platón habría traicionado el pensamiento de su maestro. Sócrates,
que se vinculaba estrechamente con la ciudad de Atenas. Sobre todo, lo que es
el colmo de la paradoja para un pensador que se sitúa entre los grandes del “idealismo”,
Arendt reprocha a Platón de ser una especie de pensador pragmático, o utilitarista
al haber concebido las ideas como si fuesen normas técnicas que permitiesen
construir la realidad política, fabricar la ciudad perfecta.
El
libro de 1958, La condición humana,
constituye, como lo recuerda M. Abensour (siguiendo en esto las huellas de
Jacques Taminiaux en su obra La Fille de
Trace et le penseur professionnel), una réplica especialmente a Heidegger, y mas allá, por supuesto, y otra
vez mas, a Platon. En lo que a Heidegger
concierne parece que Arendt le debe mas de lo que ella misma admite aunque despegándose de él
en lo esencial. Especialmente Arendt reprocha a Heidegger traicionar la inspiración
primera de su pensamiento- una inspiración fenomenológica- para caer en el
camino d e la filosofía tradicional que se empeñaba no obstante en criticar. El
tema de la “ autenticidad” del Dassein,
opuesto al carácter impersonal, conformista e inauténtico de la sociedad,
resumido en la figura del “ se”, se
encuentra en las antípodas de la verdadera filosofía política reivindicada por
Arendt. Esta filosofía no puede ser más que fenomenológica, y vinculada a crear
ese espacio de apariencia que los hombres construyen en la esfera social con intercambios y opiniones. El libro de
Abensour nos aclara igualmente sobre esta sorprendente proximidad-distancia entre
Arendt y Heidegger ( a nivel teórico, por supuesto, dejando de lado la crónica amorosa).
Kant
beneficia, en el panteón filosófico de Arendt
un estatus excepcional. Es, según ella, el único filosofo que no traicionó el pensamiento político y el único
que no cae en los errores, ( las “ fallaces”)
de la metafísica. “Kant, escribe
Abensour, seria una especia de Sócrates
de la época moderna”. Pero paradójicamente, es a través de la estética, (por
la tercera Critica, la Critica del juicio)
por la que Arendt opta introducirse en la filosofía política de Kant dejando
aparte deliberadamente sus textos histórico-políticos, ( particularmente sus
opúsculos sobre la historia). En realidad, ella identifica la filosofía política
de Kant mas con una cierta forma de pensar que con una doctrina bien definida,
como un pensamiento atento a la pluralidad,
a la colectividad de los hombres, mas que a
la coherencia lógica o la verdad material del pensamiento. La doctrina kantiana
del juicio se apoya en particular sobre la doctrina del “pensamiento ampliado” ( Critica del Juicio 40): “Pensar
poniéndose en lugar de otro” constituiría
una doctrina eminentemente política de una importancia decisiva al atender a la intersubjetividad como principio constitutivo del pensamiento.
No obstante, como nos recuerda Abensour, la aplicación de la doctrina del
juicio estetico al dominio de lo político no ha sido realmente a este respecto nunca
desarrollado por Arendt . No ha escrito nunca un tratado sobre filosofía
política que se inspirase en estas premisas
kantianas. ¿ Por necesidad o por accidente?. ¿ Pudo Arendt llevar a buen termino su proyecto de otra filosofía política sin contradecir
los presupuesto de su propio pensamiento?. Por otra parte, ¿ Seria Kant un “ filosofo político” a su pesar?¿ Se trata
de pensar con Kant o contra Kant?. ¿Está entendiendo Arendt a Kant mejor que él
misma se comprende? En resumen, el contenido del pensamiento político de Arendt para quien
el arte y la política de “ se pertenecen
mutuamente”, (Crisis de la cultura)se
situaría en la tierra de nadie entre la estética y política,
Maquiavelo
, ha salvado la política. Ha salvado el “valor”
e incluso el “heroísmo” como virtudes políticas por excelencia. Por supuesto,
que conviene distinguir aquí entre el Maquiavelo de John Pocok y el de la vulgata
filosófica que desdigan vulgarmente con el termino “maquiavélico” y que no
tiene nada que ver con el autentico sentido de su pensamiento.
Lejos de hacer un elogio del cinismo en política,
Arendt ve en Maquiavelo un remedio contra
aquella actitud que es el reverso político de la medalla idealista.
Tanto es asi que los grandes pensadoras idealistas (comenzado por Platon, el primero
de ellos), se han entregado a la tiranía
cuando han tocado la política concreta (
Platon se entregó en diversas ocasiones al tirano Dionisio de Siracusa). Para
Arendt, Maquiavelo es un gran pensador de la libertad moderna, un gran pensador republicano. En efecto, Maquiavelo no juzga tanto el valor
d e los actos desde la perspectiva de su eficacia en términos de una concepción
meramente utilitarista de la política ( en términos de medios-fines) , sino mas
bien en función de la “ grandeza”
y de la “ gloria inmortal” de esas
acciones. El político “ virtuoso” no es tanto el hombre capaz de
hacer todo para conseguir sus fines sino
el hombre que es capaz de hacer que sus actos, a los ojos de todos, tengan una
“ gloria inmortal”. La gloria y la
grandeza no se miden por el resultado de la acción pues importa poco si obtiene
éxito o no en definitiva sino por el poder de revelación de la acción: el héroe es aquel que se afirma
en el espacio político de la apariencia como un hombre que ha intentado interrumpir
el automatismo del proceso histórico en curso, que ha intentado oponer un nuevo
orden a los acontecimientos d e l a historia. A decir verdad es mas habitual que le verdadero
héroe es el que fracasa. Pero que su suerte, lejos de ser trágica es solamente
dramática: puede inscribirse en la historia, aparecer en un relato que aumenta
aun más la gloria y la inmortalidad a los ojos d e los hombres. Maquiavelo pone
al descubierto una intuición
característica del pensamiento político de los antiguos, según la cual el arte
d ela política se compara a otras artes de ejecución tales como la danza, el
teatro o la música, que s e bastan a si
mismos , que tienen en su propia actividad, su propia finalidad. Maquiavelo, escritor
político, se sitúa también en la “ antifilosofia
política” y como un anti-Platon. El
autor de la República es es quien nos ha conducido
particularmente a la devaluación de las apariencias y del arte
Asi
pues, al diseñar una historia d e la filosofía contemplada desde unas lentes arentianas,
a través de sus imágenes mas significativas
M. Abensour trata de deducir el sentido de la relación que tiene Arendt con la filosofía
occidental. Es mas, por encima del caso Arendt, el libro de Abensour plantea la
cuestión de la naturaleza y el papel del filósofo político. ¿Cual es el sentido
d e la filosofa política hoy?¿ Es aun posible? ¿ Es deseable? El “ retorno a la filosofía política” del que
se nos habla tato desde hace una decena de años ¿ es conforme a las
modalidades, supuestos , conclusiones y orientaciones indicadas en el pensamiento
de Arendt? ¿ Que han hecho con Arendt todos esos filósofos del retorno a la
política que se reclaman partidarios
suyos?. La ordenación filosófica de una realidad que se supone anárquica o caótica
¿ es el gesto que Arendt deseaba?
¿No
es mas bien ese paso, muy el contrario, bajo
la coartada de una vuelta a la política, una restauración, el entierro y embalsamamiento
de un pensamiento que previamente se ha domesticado? Parece mas bien que el
pensamiento de Arendt nos invita en realidad a redescubrir, bajo el asfalto que pavimenta la filosofía política, la playa de “otra tradición”, una “
tradición escondida”. No un pensamiento policial de vuelta a un orden social sino un verdadero pensamiento
político que invente el lazo social , el
estar juntos.
Miguel Abensour, Hannah Arendt contre la
philosophie politique ? Sens et Tonka éditeurs, 2006, 260 p.
Miguel Abensour es profesor emérito de filosofía Política en la Universidad
de Parios VII. Ha publicado numerosas obras de fiolosiofia política y enrte
ellas , L’esprit des lois sauvages, Pierre Clastres (Seuil,
1987), L’Utopie de Thomas More à Walter Benjamin (Sens et
Tonka, 2000), La démocratie contre l’Etat, Marx et le moment
machiavélien (Le Félin, 2004 – réédition).
No hay comentarios:
Publicar un comentario