El otoño 2014 cumplió 500 años El Príncipe, célebre
libro del genio del Renacimiento Nicolás Maquiavelo. Esta obra aún sigue
cautivando a políticos, intelectuales y amantes de la literatura. En honor a
este mítico volumen renacentista, el profesor italiano Maurizio Viroli ha
publicado su último ensayo Redeeming The Prince: The Meaning of Machiavelli’s
Masterpiece (Ed. 2014, Princeton University Press), Redimiendo El Príncipe: el
sentido de la obra maestra de Maquiavelo.
Viroli invita a replantearse la visión
generalizada que se tiene de El Príncipe, según la cual sus páginas están
destinadas a enseñar la utilidad política del mal. Entrevistado por EL SIGLO,
Maurizio Viroli deja claro que esa y otras muchas interpretaciones que se han
hecho del texto de Maquiavelo no son del todo acertadaS
Por Salvador Martínez
(Berlín) Maquiavelo no era tan maquiavélico como todo el mundo cree que fue. Es
más, escuchando hablar a Maurizio Viroli, parece obvio que no lo fue. “La idea
de que Maquiavelo era un maquiavélico apareció en el contexto de la
Contrarreforma, en la que se le acusó de seguir determinadas políticas”, dice
Viroli a este semanario. “Luego, otros académicos siguieron interpretándolo
así, por detestarlo, o por no tener tiempo para estudiarlo”, añade este
intelectual de prestigio internacional y, entre otras cosas, profesor emérito
de Ciencias Políticas en la Universidad de Princeton.
Tan enraizadas en la cultura
popular están las ideas negativas relativas al pensador político del
Renacimiento y autor de toda una obra cumbre como El Príncipe que hasta en el
Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española se lee que el
maquiavelismo es una: “Doctrina política de Maquiavelo, escritor italiano del
siglo XVI, fundada en la preeminencia de la razón de Estado sobre cualquier
otra de carácter moral”.
Para desmontar esta idea comúnmente aceptada,
Viroli responde: “¿Pero quién fue Maquiavelo? Fue un alto cargo que sirvió su
país de modo impecable. Sin corrupción alguna. Nunca se ha probado nada contra
él”. Sabe bien de lo que habla Viroli cuando aborda este tema. Se trata de un
especialista en la cuestión. Entre sus abundantes libros figuran relevantes
obras dedicadas al intelectual renacentista. Una de ellas es la biografía La
sonrisa de Maquiavelo (Ed. Tusquets, 2002). Sobre este volumen centrado en la
vida de Nicolas Maquiavelo, el prestigioso The New York Times ya apuntó en su
día que bien pudiera servir de “antídoto frente a la imagen estereotipada de
granuja egoísta por la que se conoce” al autor de El Príncipe. En España, el
último libro de Viroli que se ha publicado es La elección del príncipe (Ed.
Paidós, 2014).
Por qué continúa percibiéndose a Maquiavelo
como un maléfico profesor de ciencia política tiene mucho que ver con El
Príncipe, una obra del Renacimiento celebrada como pocas. “Es un hecho que El
Príncipe, incluso 500 años después de su aparición, sigue generando debate de
ideas entre polí- ticos y académicos”, constata Maurizio Viroli en su
conversación con este semanario. En su último ensayo, Redeeming The Prince: The
Meaning of Machiavelli’s Masterpiece, este universitario discurre sobre muchas
de las erróneas interpretaciones que se han dado al libro. En este ámbito, este
profesor no tarda en precisar que Maquiavelo no defendía eso de que “el fin
justifica los medios”, una de las célebres citas maquiavélicas atribuidas al
pensador renacentista. “Se dice que Nicolás Maquiavelo instruía en El Príncipe
có- mo usar el poder. Usar el poder con todos los medios para conservarlo. Pero
lo que él quería enseñar no era la búsqueda del poder en sí mismo, sino la
búsqueda de la gloria. Y a la gloria se llega cuando uno logra algo grande y
moralmente excelente”, matiza Viroli. Muchos se han dejado llevar por el
sentido literal de frases contenidas en El Príncipe como “es más seguro ser
temido que amado” pues “los hombres dudan menos en atacar a alguien que se hace
querer que otro que hace que le teman”. O, sobre todo, la a priori más concluyente:
“Un príncipe, si quiere sobrevivir, debe aprender cómo no ser bueno, y hacer
uso de este conocimiento de acuerdo con su necesidad”. De ellas se ha extraído
la interpretación de que Maquiavelo quería enseñar el mal cuando no es así.
“Dice Maquiavelo que hay momentos excepcionales –habla de excepciones y no de
normas– en los que el líder político, ya sea un fundador o un redentor, puede
no mantener su palabra y usar la fuerza. Pero decir que Maquiavelo instruía a
usar los todos medios para mantenerse en el poder es una completa distorsión”,
según Viroli. “Algo así no existe en ninguno de los textos de Maquiavelo”,
apostilla. Ni tan politólogo, ni tan realista.
De acuerdo con Maurizio
Viroli, Nicolas Maquiavelo fue un intelectual bien diferente al que muchos han
querido ver en sus obras. Los hay, por ejemplo, que lo consideran un pionero de
la ciencia política. Así lo entendió el influyente intelectual
germano-estadounidense Leo Strauss. Para él, El Príncipe fue un libro
científico porque verbaliza una “lección general que está basada en el
razonamiento”, según se pone de relieve en Redeeming The Prince: The Meaning of
Machiavelli’s Masterpiece.
No obstante, Viroli estima
esta línea interpretativa del texto de Maquiavelo como “un anacronismo”. “Maquiavelo
nunca tuvo la intención de hacer ciencia política moderna”, y “una prueba de
que esto es así, de que El Príncipe no es un libro de ciencia política, es que
este pequeño libro de Maquiavelo acaba con una exhortación”, asegura. “Otros
textos como el de Maquiavelo, en general, no acaban así”, aduce el investigador
italiano, haciendo alusión al capítulo vigesimosexto de El Príncipe, titulado
“exhortación a librar Italia de los bárbaros”. En este punto de El Príncipe, el
intelectual renacentista imagina una realidad política diferente a la de la
Italia del siglo XVI, muy dividida y aún sometida a la ocupación extranjera.
Plantea Maquiavelo la posibilidad de que, en esas circunstancias, emerja “un
hombre” que “cure a Italia de las llagas” que sufre, pues su país presenta
todavía “disposiciones de seguir una bandera, si hay alguien que la enarbole y
la despliegue”. En definitiva, escribe Maquiavelo: “No es menester, pues, dejar
pasar la ocasión del tiempo presente sin que Italia, después de tantos años de
expectación, vea por último aparecer a su redentor”. Estas afirmaciones son las
que demuestran con más claridad que Nicolás Maquiavelo no fue un politólogo
adelantado a su tiempo, según Maurizio Viroli. “Un politólogo siempre se
mantiene cercano a la realidad política, y no se preocupa en dar vida o
imaginar otras realidades políticas”, asegura el profesor emérito de la
Universidad de Princeton. Esta observación del investigador italiano va de la
mano de otra apreciación sobre El Príncipe. A saber, se supone que esta obra es
seminal para la escuela del realismo político. Así consta, de hecho, en toda
enciclopedia que se precie. Sin embargo, no son sinónimos Maquiavelo y el
realismo – teoría según la cual la ac ción política está guiada por los
intereses de sus actores y que prioriza en el análisis las realidades tangibles
frente a otras variables, como las ideas. Es más, si se puede asociar Maquiavelo
a un tipo de realismo, es a un realismo muy sui generis, según invita a pensar
Viroli. “Maquiavelo recomienda en El Príncipe que hay que liberar Italia de la
dominación extranjera. Y éste es el menos realista de todos los objetivos
alcanzables en el siglo XVI. De hecho, la emancipación de Italia ocurre tres
siglos después”, recuerda el ensayista a este semanario. Porque la Italia de
Nicolás Maquiavelo fue aquella de las dominaciones extranjeras, que se extendió
más allá del siglo XVI a través de la Casa de los Habsburgo y de la era de
Napoleón Bonaparte. Hubo que esperar a mediados del siglo XIX, en concreto
hasta 1861, para que tuviera lugar la unificación italiana.
De ahí que, en su libro,
Maurizio Viroli describa a Maquiavelo como un “realista especial, con
imaginación”. Porque el intelectual renacentista comprendió la situación
italiana de su momento histórico, pero ello no le impedía tener lo que en
Redeeming The Prince: The Meaning of Machiavelli’s Masterpiece se denomina
“imaginación política”. “Maquiavelo está imaginando cuando habla de una Italia
libre de bárbaros. Además, en otros textos, imagina la resurrección de lo que
él llamó virtud de los romanos. En la historia florentina, imaginó también la
independencia de Florencia de Croacia. Estas ideas tampoco son para nada
realistas. Realista a secas no es una buena descripción de su pensamiento
político”, expone Viroli.
En consecuencia, según se lee en su libro sobre El Príncipe: “La manera de teorizar la política en El Príncipe, y en todos los trabajados políticos de Maquiavelo, debería ser descrita como un realismo refinado que acompaña algunos rasgos intelectuales asociados al idealismo político y a la profecía política”. Si no ocurre así, en general, se debe al predomino en la escena intelectual de interpretaciones y usos que se han dado al texto de El Príncipe diferentes a los que plantea Viroli. Sobre la principal utilidad que puede tener el texto que Maquiavelo escribió para Lorenzo II de Medici, Viroli entiende que es la “redención”. Porque, según él, “El Príncipe” es un libro “sobre cómo ha de ser una política redentora”, algo útil para todos aquellos pueblos que “han sufrido la dominación extranjera, la corrupción y la debilidad política”. “Maquiavelo estaba enseñando un modelo para la Italia del siglo XVI, pero su teoría también es relevante para otros pueblos, incluso hoy”, concluye el autor de Redeeming The Prince: The Meaning of Machiavelli’s Masterpiece.
Fuente: http://www.elsiglodeuropa.es/siglo/historico/2014/1076/1076cultura.pdf
En consecuencia, según se lee en su libro sobre El Príncipe: “La manera de teorizar la política en El Príncipe, y en todos los trabajados políticos de Maquiavelo, debería ser descrita como un realismo refinado que acompaña algunos rasgos intelectuales asociados al idealismo político y a la profecía política”. Si no ocurre así, en general, se debe al predomino en la escena intelectual de interpretaciones y usos que se han dado al texto de El Príncipe diferentes a los que plantea Viroli. Sobre la principal utilidad que puede tener el texto que Maquiavelo escribió para Lorenzo II de Medici, Viroli entiende que es la “redención”. Porque, según él, “El Príncipe” es un libro “sobre cómo ha de ser una política redentora”, algo útil para todos aquellos pueblos que “han sufrido la dominación extranjera, la corrupción y la debilidad política”. “Maquiavelo estaba enseñando un modelo para la Italia del siglo XVI, pero su teoría también es relevante para otros pueblos, incluso hoy”, concluye el autor de Redeeming The Prince: The Meaning of Machiavelli’s Masterpiece.
Fuente: http://www.elsiglodeuropa.es/siglo/historico/2014/1076/1076cultura.pdf
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