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Entrevista
a Cristina Sanchez Muñoz POR Álvaro Díaz
Gómez*
Universidad Tecnológica de Pereira(*)
1.-ARENDT:
LIBREPENSADORA
ALVARO
DÍAZ GÓMEZ: Usted,
en su texto: Hannah Arendt el espacio de la política, plantea,
refiriéndose a ella, "su objetivo no era construir un gran sistema
filosófico sino afrontar el problema de la comprensión de los fenómenos
políticos" (Sánchez, 2003: 1). En ese sentido pensar los fenómenos
políticos actuales. Por lo tanto, ¿cuáles son aquellos bordes, aquellos
intersticios, aquellas categorías que se pueden explorar como novedad en la
obra de Arendt para superar lo ya sabido de ella?
CRISTINA
SÁNCHEZ MUÑOZ: Lo
que he detectado en los últimos congresos de arendtianos a los que he asistido
–a propósito de su centenario– y que reconozco como temas emergentes –y
propuestos, sobre todo, por parte de jóvenes investigadores– son cinco.
Primero: el perdón en la obra de Arendt. Ella no nos dice mucho sobre esta
cuestión, pero en las actuales situaciones políticas creo que es uno de los
temas importantes con preguntas tales como: ¿cuál es el papel del perdón?, ¿el
perdón significa olvidar?, ¿el perdón es equiparable al perdón judicial?
Segundo: la biopolítica, que desarrolla, por ejemplo, Foucault, pero, que
recientemente también lo han desarrollado Hard y Tony Negri en su obra Imperio, y que encuentra lineamientos
en la obra de Arendt, o en la obra de Giorgio Agamben expresada mediante el
biopoder en cuanto gestión de la nueva vida, la gestión de la producción o la
muerte de la nueva vida. Tercero: la visión de Arendt desde una teoría
feminista. Así, el concepto de autoridad que desarrolla esta autora es
relevante para pensar un concepto de autoridad femenina. Cuarto: el del juicio
político –desde la perspectiva arendtiana, pero que tiene trayectoria desde
otras miradas–. Quinto: el tema y cuestión ya clásico del pensar, la capacidad
de pensar que nos salva, nos redime del mal y del que Arendt nos habla cuando
argumenta sobre la banalidad del mal, por ello es un tema pertinente de
abordar.
-ADG: ¿Podemos incluir –porque para el
momento actual de Colombia tiene gran importancia–derivado del perdón, la
categoría de memoria, específicamente la memoria colectiva?
-CSM: Sí, con énfasis en el papel de la memoria. En su abordaje tenemos algo
que es fundamental en la obra de Arendt, la idea de narratividad. Ella plantea
la necesidad de que la narratividad trascienda como método para lograr la
comprensión de los fenómenos políticos. Así, entonces, nos plantea la
importancia de los relatos, pero de no cualquier tipo de relato, sino la
recuperación de los relatos colectivos, esto es, una forma de narratividad que
aun siendo historias de vida individuales, se insertan dentro de unos marcos
colectivos que nos hablan especialmente de la expulsión del espacio público,
esto lo recoge en su obra Hombres
en tiempo de oscuridad (Arendt, 2001) donde consigna la narrativa
de Kafka, Benjamín y otros.
-ADG: Arendt trabaja la categoría
acción, ¿se puede derivar de ello, el abordaje de la acción colectiva y la
acción política?
-CSM: Sí, la acción para Arendt es acción política en tanto no se sume como
algo individual sino como proceso que mantiene un poder colectivo y
comunicativo, aspectos fundamentales para hablar de ciudadanía, autoridad,
democracia. Veamos un ejemplo referido a mi país: tras los atentados del 11 de
Marzo de 2004, los ciudadanos y ciudadanas –en todas las ciudades español–as
salieron a la calle a manifestarse contra las mentiras del Gobierno, estando de
cara a las elecciones presidenciales. Esa acción concertada de la ciudadanía
creó un poder colectivo mediante la acción colectiva, que cambió el resultado
de las elecciones. Creo que, en ese sentido, se ejerció la ciudadanía de una
forma profundamente arendtiana.
-ADG: Arendt plantea, "sin
tradición –que selecciona y domina, que transmite y preserva, que indica dónde
están los tesoros y cuál es su valor–, parece que no existe una continuidad
voluntaria en el tiempo y, por tanto, hablando en términos humanos, ni pasado
ni futuro: sólo el cambio eterno en el mundo y del ciclo biológico de las
criaturas que en él viven". (Arendt, 1996: 11), hago esta referencia a la
tradición para preguntar: ¿en la tradición, es posible ubicar a Hannah Arendt,
como filósofa o como politóloga?
-CSM: Como bien sabes, Arendt se resiste a las clasificaciones. En una de las
entrevistas (Gaus, 2005) le preguntan: ¿usted qué es, una liberal, una
conservadora?, ella responde que no tiene sentido esa pregunta. Dice: soy
independiente, ejerzo un pensamiento independiente.
No podemos decir que
ella sea una liberal, porque critica muchos de los presupuestos de esta teoría,
por ejemplo, la idea de un individuo aislado; no es una autora comunitarista
porque estaría en contra de la fusión de individuos singulares y únicos en una
entidad común. Respecto a la filosofía y la política, también rechaza esa
clasificación. Para ella los compartimentos estancos en la reflexión
intelectual no tienen mucho sentido.
La tradición en la que
me parece que podemos ubicar a Arendt – si es que podemos ubicarla – es en el
republicanismo cívico, caracterizado por: la recuperación del sentido de la
acción colectiva; la afirmación de la importancia del espacio público frente a
la esfera privada y a la esfera de lo social/económico; la idea de que la
política es un fin en sí misma, la política no es un instrumento para otros
fines, sino un fin en sí misma; la acción de los ciudadanos, es decir, el
ejercicio constante de la ciudadanía.
-ADG: En el texto Hannah
Arendt el espacio de la política (Sánchez, 2003) usted señala una
huella de la tradición del pensamiento arendtiano, donde se encuentran los
griegos clásicos, Kant, Heidegger, Nietzsche y Benjamín. ¿Hay esa línea, así,
tan explicita en ella?
-CSM: Creo que todos esos autores están presentes en la obra de Arendt,
además, Aristóteles, la tradición alemana, Kant y Heidegger tiene una gran
importancia en su obra.
-ADG: En la entrevista de Gaus, a la
que hemos hecho referencia, ella plantea "yo no pertenezco al círculo de
los filósofos. Mi profesión, si puede hablarse de alguna así, es la teoría
política. No me siento en algo filósofa. Ni creo tampoco haber sido admitida en
el círculo de los filósofos, como usted tan amablemente supone. Pero, por
hablar de la otra cuestión que se enmarcaba en la presentación: decía usted que
la filosofía se suele considerar por estos pagos una ocupación masculina. ¡No
tiene por qué seguir siéndolo!" (p. 17), aquí Hannah Arendt plantea cómo
ella se formó como filósofa pero que se ha alejado de la filosofía para
ocuparse de la política. Digámoslo así, simplemente, como política, no como
filósofa política, sin embargo, en el momento la filosofía política se alimenta
de su teoría.
-CSM: Arendt se alimenta de Aristóteles, de Kant, de una concepción de la
filosofía política centrada en la vida activa y no en la vida contemplativa. Lo
que señala es que la visión de la filosofía como una vida contemplativa es la
que ha tenido primacía en el desarrollo de la filosofía occidental. Mientras
que ella se centra en la recuperación de la vida activa, es decir, su interés
es pensar en lo que hacemos y pensar en la acción. Eso es algo que no está en
el pensamiento platónico como sí en el pensamiento Aristotélico.
-ADG: Como las cosas ocurren aun en
contra de la voluntad de los autores y las autoras, ¿es plausible plantear que
Hannah Arendt instaura una tendencia dentro de la filosofía política?
-CSM: Los grandes
autores siempre instauran nuevas líneas de pensamiento y nuevas escuelas, como
lo estamos viendo en este caso arendtiano, pero también encontramos
interpretaciones que intentan hacer de Arendt una heideggeriana, una
habermarsiana o una autora próxima a otras tendencias. Es decir, como si Arendt
por sí misma, no nos bastase, cuando ella tiene suficiente fuerza teórica como
para decir que sí, que abre una línea de pensamiento.
-ADG: Como usted lo ha planteado, no
es fácil ubicar a Arendt en una tendencia dada su característica de
librepensadora. Sin embargo, en su artículo Hannah Arendt, una mirada
sobre nuestro presente (Sánchez, 2007) usted plantea que algunas
tendencias la ubican en la postmodernidad, o que algunas perspectivas de ésta
retoman planteamientos de ella. Entonces, ¿Hannah Arendt, moderna o
postmoderna?
-CSM: Bueno, de nuevo aquí es difícil la clasificación de Arendt. Por
ejemplo, Seyla Benhabib escribió un libro en el año 96 que la ubicaba en un
"reluctante modernismo". Arendt está con la modernidad y contra la
modernidad. Lo que ella se plantea es la pregunta: ¿cuáles son las posibilidades
de la acción colectiva, de la acción política colectiva en la modernidad?, pero
también está mirando muy críticamente esos lineamientos de la modernidad que
condujeron al totalitarismo.
En ese sentido es
crítica de la modernidad y de las condiciones de ésta que cercenaron las
posibilidades de la acción (el auge de lo social, el triunfo del homo laborans, el interés creciente
de la política por la administración de la vida, el eclipse de lo público). Por
eso, algunos autores postmodernos creen haber encontrado en Arendt una aliada.
Sin embargo, creo que hay diferencias importantes con la postmodernidad, por
ejemplo, aunque ella no desarrolló una teoría de la justicia, o no desarrolló
una teoría ética encontramos rasgos importantes de un universalismo en su obra,
de un universalismo, sobre todo, antropológico.
-ADG: ¿Qué podemos entender por ese
universalismo antropológico?
-CSM: Seyla Benhabib -en la interpretación que mantiene de Arendt- con la que
estoy básicamente de acuerdo, señala que Arendt no encaja en el terreno de una
política antifundacionalista. Por el contrario, ese universalismo que menciono,
haría referencia a las condiciones compartidas de la vida humana: la
pluralidad, la natalidad, la mortalidad. Y ello supone, dado lo frágil de
nuestra humanidad, crear las condiciones políticas para salvaguardar esa pluralidad y hacer posible
esa inserción de "nuevos comienzos" que implica la natalidad.
-ADG: Con lo dicho en esta entrevista,
a Arendt no la podemos ubicar como filósofa, ni como politóloga; como moderna,
ni como posmoderna; veamos el siguiente texto: "En este capítulo se
critica a Carlos Marx. Tengo la desgracia de hacerlo en un momento en que
tantos escritores, que anteriormente vivieron de apropiarse explícita o
tácitamente ideas e intuiciones del rico mundo de Marx, han decidido
convertirse en antimarxistas, e incluso uno de ellos ha descubierto que el
propio Marx fue incapaz de ganarse la vida, olvidando las generaciones de
autores que ha "mantenido" (Arendt, 1993: 97). Entonces, ¿Arendt,
marxista, antimarxista o postmarxista?
-CSM: Más allá de la
fuerte critica que ella hace de Marx, creo que se sitúa en la línea de los
integrantes de la escuela de Frankfurt, sobre todo, en el reconocimiento de la
labor y el trabajo como modelos para la praxis política que están presentes en
Marx. Si para él, la labor implica un proceso de interacción social y de
reconocimiento mutuo, para Arendt, por el contrario, el ejercicio de la labor
supone un aislamiento total respecto del mundo, una práctica en la que, a diferencia
del trabajo y de la acción, se da cuenta únicamente de la satisfacción de las
funciones del proceso vital. Para Arendt, en la modernidad tardía lo que
encontramos es el triunfo del homo
laborans. Como decimos hoy, el mero consumidor, aquella persona que está
inmersa en el trabajo, la reproducción, nada más que satisfaciendo las
necesidades de la vida mediante el uso y el consumo de los bienes.
-ADG: Pero Arendt es más crítica y
radical en la postura frente al marxismo. Así, ella rescata la idea del sujeto
frente a la clase social; del disenso frente al metarrelato; del devenir frente
a los determinismos históricos o económicos; de la democracia frente al
postulado de la dictadura del proletariado; y del ciudadano frente al partido,
son posturas fuertes del pensamiento de Arendt frente al marxismo.
-CSM: Sí, totalmente de
acuerdo en estas lecturas que has señalado. Por eso, lo he dicho al comienzo de
esta entrevista, Arendt fue una autora desconocida en momentos históricos en
los que la teoría marxista tenía una fuerte presencia académica, debido a la
crítica que ella hace a la concepción de la vida activa de Marx.
2.-IDEAS
SOBRE LA POLÍTICA Y LO POLÍTICO
-ADG: El libro La condición
humana (1993) es el texto más conocido de ella, en él trabaja las tres
categorías centrales que usted ha mencionado: labor, acción y trabajo. Pero,
las categorías política, ciudadanía y democracia –que se encuentran presentes
en La condición humana, aunque son mas trabajadas en otras obras –
son de bastante importancia en la actualidad en cuanto "Hannah Arendt
comprendió su tiempo mejor que ningún otro filósofo porque lo concibió como un
problema político. Es más, como el problema de la ausencia de la política"
(Flores, 2006: 10), ¿cuál es la concepción de Hannah Arendt sobre la política y
lo político?
-CSM: "La política
se basa en el hecho de la pluralidad de los hombres... la política trata del
estar juntos y los unos con los otros de los diversos" (Arendt, 1997: 45)
en ese sentido, toda consideración sobre la política tiene que partir de un
hecho ineludible que es la pluralidad humana, en cuanto condición a priori de
la existencia de la política. A partir de ese reconocimiento de la pluralidad
se distancia de propuestas teóricas como la rousseauniana, basadas en torno a
una voluntad general; el comunitarismo, e incluso el contractualismo. La
política para Arendt supone una forma de relación en la que la acción toma un
papel fundamental como actividad y lo político se identifica con la esfera
pública que supone un deliberado esfuerzo por nuestra parte, para convivir.
Esta, no es un espacio natural desarrollado o alcanzado a través de un consenso
y configurado en y por la sociedad civil.
Lo político es expresión
de la acción que a su vez son discursos colectivos, nuestros discursos
públicos. El problema que observa Arendt es que lo político, es decir lo
público, en las sociedades de masa contemporáneas ha sido devorado, ha sido
invadido por la esfera de lo privado y sobre todo por la esfera de lo social
(conformismo, burocracia). Por eso tenemos que estar alerta ante esas
invasiones de la esfera de lo político y la depreciación de lo público.
-ADG: Habría entonces una tríada entre
acción, política y político.
-CSM: Sí, lo opuesto
sería el totalitarismo como un régimen que destruye la acción, que destruye la
política y que destruye lo político.
-ADG: Claro, porque la misma
definición de política como pluralidad, implica que el totalitarismo tiene como
principio básico romper con esta, aniquilar la heterogeneidad con la
consecuencia del predominio de la homogeneidad, y por esa vía avanzar hacia la
ruptura de la política.
-CSM: Pero también lo hacen otras opciones que no son totalitarias. Por
ejemplo, lo que denominamos pensamiento único destruye la idea de pluralidad.
-ADG: En el momento, hay un
desprestigio de la política, ¿a qué se debe, acaso a la acción de no pensar?
-CSM: Se debe a varios factores: al no pensar, al no ejercitar el juicio
político por parte de la ciudadanía, a no ser ciudadanos reflexivos sobre
nuestras acciones.
El
no pensar en lo que hacemos implica, no sólo, no pensar en lo que hacemos
nosotros, sino, también, en no pensar en lo que hacen los gobernantes, lo que
conlleva a la instauración de un conformismo político y social desde el cual se
concibe la política como mera gestión de los intereses privados por parte de
los expertos, de tal forma que no se asume diferenciación entre la sociedad
civil y el Estado.
-ADG: Flores (2006: 11) plantea:
"he aquí por qué una democracia donde la política se ha convertido en un
monopolio de profesionales de la cosa pública construye un eclipse de las
libertades y nunca una relación más funcional por muy democráticos que sean los
procedimientos electorales". ¿Cómo abrir más la participación democrática?
¿Cómo no dejarse cooptar por quienes ejercen la política como profesión?
-CSM: Para Arendt todos somos
profesionales de la política. No hay una experticia que deba sustraer las
decisiones del ámbito de la ciudadanía, los ciudadanos lo que reclaman es más
participación en los asuntos públicos, que son asuntos que nos conciernen a
todos.
-ADG: Entonces, para Hannah, el
ejercicio de la democracia no es un ejercicio supeditado al voto, sino un
ejercicio de la vida diaria, de la vida activa.
-CSM: Sí, exactamente así definido. Arendt no renuncia al voto, pero
considera que éste debe ser complementado con el ejercicio continuo de la
ciudadanía autorreflexiva acerca de cuáles pueden ser nuestros intereses
políticos.
-ADG: La democracia implica un sujeto
que la concrete, que la lleve al plano de lo realizativo, ¿es pertinente asumir
que el ciudadano es ese sujeto que concreta la política y la democracia?
-CSM: Sí, claramente, hay una construcción de la ciudadanía en la obra de
Arendt muy importante. El ciudadano se caracteriza por el establecimiento de la
deliberación mediante el cual se despliega un proceso de acción comunicativa en
el compromiso con el mundo, el interés público y lo que ella denomina la
búsqueda de la felicidad pública. Con este término Arendt designa un tipo de
felicidad –distinto a la felicidad privada – que sólo se adquiere mediante el
ejercicio de la praxis política en espacios públicos. Por ello la participación
en asuntos públicos no constituye una carga, sino todo lo contrario, procura un
sentimiento de felicidad que se hace inaccesible por otros medios.
-ADG: Me parece llamativa esa
apreciación de felicidad pública porque va en contraposición a lo que nos
sucede en la sociedad capitalista donde se elogia y se aspira al bienestar
público, donde éste es referido a condiciones materiales. Así como usted lo
sugiere, la felicidad pública tiene que ver con un sentido espiritual,
cultural, de goce, pero de un goce –si se quiere– estético, o ¿hay en Arendt el
concepto de goce político?
-CSM: Es un goce político, es el goce del ciudadano, no es un goce…
-ADG: … es el placer de ser… de ser
políticos…
-CSM: … el placer de ser políticos en el espacio de lo público. El placer de
encontrarnos como ciudadanos, de formar la comunidad que queremos.
-ADG: Saber que se está ayudando a
construir un mundo…
-CSM: ... ¡Exactamente!
-ADG: Un mundo posible, un mundo
utópico…
-CSM: ... ¡Un mundo real!
-ADG: Claro, utópico/concreto.
3.-APRECIACIONES
SOBRE LA SUBJETIVIDAD
-ADG: Veamos otro punto. Si uno quiere
trascender la condición normativa de la democracia y de la ciudadanía, debe reconocer
cómo nos hacemos sujetos ciudadanos. Por esa vía aparece una opción, que a mí,
al menos, me parece interesante como es el abordaje de la subjetividad. Arendt
no trabaja de forma explícita y amplia esta categoría, ¿qué hay de teoría de la
subjetividad en sus planteamientos?
-CSM: Como bien señalas, ella no utiliza ese término. Pero sí encontramos
rastros de esta categoría en su obra. Arendt nos habla de una identidad
narrativamente construida, que se revela a través del relato. Pero éste tiene
como características que: revela un quién a través de la acción discursiva;
muestra quiénes somos (nuestra historia de vida, nuestros anhelos, nuestros
deseos) diferenciándonos del qué somos, que nos identifica con otras especies;
permite reconocer cómo mi identidad narrativamente constituida y mis relatos se
realizan ante un público, ante unos espectadores.
Arendt señala en su
libro La condición humana,
cómo Aquiles, el héroe clásico, es un héroe porque así lo narró Homero. Son los
otros, los espectadores, los que dan un sentido a nuestro relato de vida y los
que comprenden finalmente como espectadores el significado de la narración. Por
ello Arendt pone como ejemplo de la política, el arte teatral donde los actores
ponen en marcha el uso de una serie de relatos y son los espectadores de la
obra, del drama, los que dotan de significado lo que está ocurriendo en el
escenario, en la esfera pública.
En este sentido, a
través de nuestras acciones creamos nuestra subjetividad. Además, los otros,
los espectadores, nos proporcionan un sentido. Arendt ha propuesto un concepto
que me parece importante tener en cuenta: la subjetividad de los excluidos.
Ella hace referencia a los excluidos de la posibilidad de narrar sus historias
de vida. ¿Quiénes son estos excluidos? Aquellos que carecen de un espacio
público en el cual aparecer, en el cual se puedan develar ante los demás y
desplegar la narración. Éste sería el caso de los sujetos que ella denomina los
parias.
-ADG: En ese sentido no sería una
subjetividad simple, sino una subjetividad adjetivada como política. ¿Arendt
nos da pistas para indagar sobre la subjetividad política?
-CSM: Sí, es una subjetividad claramente política en cuanto tiene lugar en el
espacio público y se desarrolla públicamente. La carencia de ese espacio
público en el que se desarrolla la subjetividad también tiene consecuencias
políticas.
-ADG: En la teoría de la subjetividad
se encuentran dos grandes maneras de ser de la subjetividad. 1. la subjetividad
individual, dinamizada por la autorreflexibilidad y orientada por la pregunta
¿quién soy?, pero ese quién soy no me conduce necesariamente al espacio de lo
público en cuanto la autorreflexibilidad la hago, necesariamente, a partir de
mí mismo, conmigo mismo en el espacio de lo íntimo o en el espacio de lo
privado...
-CSM: … en esta acepción Arendt pone como ejemplo las confesiones de
Rousseau…
-ADG: … otra posibilidad, menos
trabajada, es la de una subjetividad que se autorreflexiona en relación con lo
público, para preguntar ya no solamente quién soy, sino quién es el otro. Es
decir, la yoicidad y la otredad que tienen que llevarse al espacio de lo
público para que se vuelva subjetividad política.
-CSM: En ese sentido recordemos el análisis que hace Arendt en una de sus
primeras obras, Rahel Varnhagen.
Vida de una mujer judía (2000), ahí analiza la identidad de esta
mujer, una judía berlinesa que vivió entre 1771 y 1833, y se relacionaba con lo
más florido de la intelectualidad de su época. Pero siempre quiso escapar a su
condición de judía y ser reconocida en la sociedad de gentiles como una igual.
Sólo tras un largo y doloroso proceso de autorreflexión personal, en el momento
en que ella se pregunta finalmente ¿quién soy yo?, su respuesta pudo ser: una
judía. Y esto tiene consecuencias políticas, en este caso, la asimilación de
una sociedad en la que no era admitida.
Arendt menciona la
figura del advenedizo, del parvenu,
quien a través de una identidad diferenciada busca la asimilación en la
homogeneidad, pero al mismo tiempo es rechazado por esa misma identidad
diferencial, como le ocurriera a Rahel Varnhagen, y las consecuencias de ello
son profundamente políticas. Por eso en la entrevista a Gaus, Arendt nos dice:
cuando una judía es atacada como judía, sólo puede contestar como judía y la
respuesta es política.
-ADG: Usted plantea la existencia de
una opción metodológica para indagar la subjetividad mediante la narrativa,
¿nos podría ampliar esa idea?
-CSM: El propósito
investigador al usar la narración es develar las experiencias humanas, aquellas
con un sentido político. Lo que propone Arendt, es la utilización de relatos
que puedan aportar luz sobre las experiencias políticas básicas. La narración
de relatos que ella recoge son las de los judíos en su relación con la
asimilación o la exclusión del espacio público; es decir, son vidas privadas
pero con una trascendencia pública, en lo político, por eso se apoya en los
relatos autobiográficos.
-ADG: Lo que no implica la
autobiografía del gran héroe, sino la del ciudadano y la ciudadana común y
corriente.
-CSM: La de personas anónimas que de alguna manera también son héroes…
-ADG: … en el mundo de la vida…
-CSM: … sí, en tanto resiste a la eliminación de lo político, a que lo
eliminen en su pluralidad. Mediante la narración de las biografías se adquiere
un reconocimiento público y eso forma parte de lo que ella denomina la trama de
las relaciones humanas e historias interpretadas, que actúan como un elemento
interpretativo del espacio público.
-ADG: ¿En este caso sería el
investigador, el intérprete?
-CSM: También, el ciudadano o la ciudadana en cuanto sujetos.
4.-CIERRE
-ADG: Para terminar, y pasando a otro
tema, usted ha sugerido la posibilidad de abordar la obra de Arendt de la
periferia hacia el centro o de los márgenes hacia el centro, ¿es ésta una pista
metodológica para leer a Arendt?
-CSM: Lo que quiero
decir con esta expresión es que la centralidad que ha tenido durante décadas la
investigación arendtiana sobre su obra La condición humana, en ocasiones no nos ha permitido
reflexionar o ha ensombrecido ciertos aspectos relevantes de su teoría para la
actualidad.
Te pongo un ejemplo: el
artículo de "Nosotros los refugiados", de 1943, había pasado
prácticamente desapercibido ante la importancia de la polis griega en La condición humana. Ahora se ha
realizado un proceso de recuperación y reinterpretación de artículos muy
relevantes que no habían sido considerados centrales –que estaban en los
márgenes– y que sin embargo proyectan luz sobre las categorías centrales de su
pensamiento político, como son la ciudadanía, la democracia o la acción
política. Por eso tenemos que seguir haciendo un ejercicio interpretativo, hermenéutico,
de la obra de Arendt. Una obra sumamente compleja, extensa, pero que nos arroja
luz sobre conceptos centrales que permiten mantener el interés de su
pensamiento para nuestro presente.
Manizales (Colombia), mayo 26 de 2007.
NOTAS AL PIE
Fuente : http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-61272007000200017
(*) 1. Licenciada en Filosofía de la Universidad
Autónoma de Madrid; Licenciada en Derecho de la misma universidad; y Doctora en
Derecho de la misma universidad. Actualmente se desempeña como profesora en el
Departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid.
* Profesor del departamento de humanidades e idiomas de
la Universidad Tecnológica de Pereira. E-mail: aldigo@une.net.co.
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Hannah Arendt. Extraído el 15 de Julio de 2007, de www.hannaharendt.net. [ Lin
CONTEXTO
DE LA ENTREVISTA
Cristina
Sánchez Muñoz1 es una mujer española nacida en la ciudad
fronteriza de Melilla, ubicada en el norte de Marruecos. Esta ciudad se
caracteriza porque tiene una población importante de origen árabe, así como una
minoría judía. Siendo aún niña su familia se traslada a la península española,
a Madrid, y ahí se queda viviendo. Estas condiciones migratorias y de minorías
–según ella – han influido en su interés por la obra arendtiana.
Desde
hace más de diez años se ha concentrado en el estudio y profundización de la obra
teórica de Hannah Arendt, escribiendo los siguientes textos: Hannah
Arendt: paria o ciudadana del mundo (1994); Hannah
Arendt (1995); Arendt y Heidegger: cuestiones privadas,
consecuencias públicas (1997); Hannah Arendt:
comprender el mal (1998); La ciudadanía de las
mujeres:Reinterpretando a Hannah Arendt (1999); Hannah Arendt
el espacio de la política (2003); Hannah Arendt: Jerusalem or
America? The Foundations of Political Community (2006); Hannah
Arendt y la teoría feminista: acuerdos y desacuerdos (2006); Hannah
Arendt, una mirada sobre nuestro presente (2007).
Cristina
Sánchez Muñoz ha visitado Colombia en dos oportunidades. En la primera (2006)
invitada por el profesor Guillermo Hoyos, Director del Instituto Pensar, de la
Pontificia Universidad Javeriana, y la profesora Marieta Quintero, de la
Universidad Distrital de Bogotá, para disertar en estas universidades respecto
de su libro más reciente Hannah Arendt el espacio de la
política (2003).
En
el mes de mayo de 2007, fue invitada por el Doctorado en Ciencias Sociales,
Niñez y Juventud, que ofertan la Universidad de Manizales y el CINDE, para que
desarrollara un seminario de tres días sobre el pensamiento arendtiano con los
estudiantes y profesores de la línea de investigación en socialización política
y construcción de subjetividades. Aunque tenía en su agenda la participación
con sendas conferencias en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá,
Universidad Distrital de Bogotá y EAFIT (Medellín) los paros universitarios que
por esa fecha se estaban desarrollando en las universidades públicas contra el
Plan de Desarrollo nacional y el proyecto de recorte a las transferencias,
impidieron que pudiera hacer las dos primeras, mientras que en la tercera
participó con una disertación sobre Arendt y la ciudadanía.
En
el desarrollo del seminario doctoral conocí a Cristina en cuanto era uno de los
estudiantes de este programa posgradual interesado en escucharla y en ampliar
mi conocimiento sobre la obra de Arendt, en particular sobre lo que ella puede
aportar para pensar una teoría de la subjetividad política. Mi acercamiento a
esta autora ha sido tangencial (Díaz, 2001; Díaz, 2002; Díaz, 2003; Díaz, 2005)
pero, en cuanto recurrentemente aparece en las lecturas que realizo, me he
interesado en conocer algo de su basta producción. Dado esto, le propuse a
Cristina la posibilidad de una entrevista académica para conversar sobre el
legado arendtiano en dos temas de mi interés: la política/lo político, y la
subjetividad política. El resultado de tal diálogo es el que se ofrece a
continuación como una opción por aportar elementos para pensar el ejercicio de
la política y la constitución de subjetividades en nuestro tiempo presente.
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