Una implosión triple y
simultánea en el centro de la UE
Por Rafael Poch de Feliu (*)
Macron está acabado, Merkel
se va dejando un estropicio y el brexit es un caos
Asistimos estos días a la
triple y simultánea implosión del poder en Francia, Reino Unido y Alemania. Los
tres principales socios de la Unión Europea afrontan erupciones de distinto
signo que confluyen en el mismo resultado, un peldaño más abajo en el proceso
desintegrador en curso.
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Tras la digna revuelta
griega, dramáticamente traicionada por Syriza, y el agotamiento del 15-M en
España, es la primera vez que el factor social actúa en la UE, de una forma
clara y rotunda -con un inequívoco componente de clase- desde la quiebra de
2008. El vaso se ha desbordado. Habrá que ver qué impulsos de ejemplo lanza
hacia otros países, lo que en 2011 llamamos elefecto 1848.
Los franceses no son antieuropeos,
más bien fueron los inventores de la integración europea. No se oponen al
cambio, más bien quieren un cambio socialmente progresivo y no regresivo.
Respecto a la violencia, no se mide en escaparates, cubos de basura y
mobiliario urbano dañado: se mide en millones de vidas degradadas a lo largo de
por lo menos una generación. El Estado y la República se repliegan ante la
mundialización favoreciendo los intereses de los más acomodados e incrementando
las desigualdades. Todo esto es evidente para cualquier persona normal que lo
sufra, pero no lo es para los no afectados: el grueso de los políticos y del
complejo mediático desconectados de la vida de los comunes.
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En Alemania el triple
desmonte practicado se salda con la salida de la canciller Merkel. Se trata del
desmonte social heredado de la agenda 2010 de Schröder y
disolvente de la cohesión social interna, se trata del impulso anti europeo
del nacionalismo exportador potenciado por el dumping salarial
de aquella agenda, y se trata del fin de la ostpolitik que ha
vuelto a destacar tropas alemanas junto a la frontera rusa. Resulta que esa
triple calamidad de la Europa alemana también desemboca en una crisis política.
Se disuelve el bipartidismo de los volksparteien (CDU y SPD)
para consagrar un amplio abanico. La CDU es la última fuerza que aún obtiene
más del 25% del voto. Como dice Jakob Augstein, “el último volkspartei de
Alemania”, cuyo Bundestag ya cuenta con el mayor grupo parlamentario de
ultraderecha del continente. En ese contexto Merkel se va, entregando el
testigo a una continuadora antes de que el triple fiasco de su gestión se haga
evidente.
Vista desde el bunker
central del euro en Frankfurt, la situación es prodigiosa. La crisis política
afecta por igual a las tres variantes; el Reino Unido no está en la moneda
única, Francia es una clara víctima del euro y Alemania no solo está en el euro
sino que es su administradora, la guardiana de su ortodoxia y su principal
beneficiaria. ¿Cómo hay que interpretar esto? ¿Cuándo se preguntarán los
tecnócratas del BCE y de la Comisión por la viabilidad de la política de
austeridad? Hasta el momento no han visto venir nada, ni el Brexit, ni la revuelta
en Francia ni el avance ultra por doquier y también en
Alemania. ¿Será diferente ahora? No lo creo. Con esta triple y simultánea
implosión del poder en los países centrales de la UE, la austeridad tal como la
conocíamos está muerta pero sus autores no se dan cuenta. Es, podríamos decir,
el momento soviético del proceso de crisis desintegradora que
vive la Unión Europea.
(Publicado en Ctxt)
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