Maurizio Viroli: "Si existe alguna posibilidad de vencer al nacionalismo es redescubriendo el patriotismo"
Mientras que los enemigos del patriotismo son la tiranía y la corrupción, el nacionalismo combate la heterogeneidad y el pluralismo. La patria es una institución moral y política, la nación se reivindica como hecho natural. Esa es la idea central de Por amor a la patria, obra clave del académico y politólogo italiano Maurizio Viroli (Forli, 1952) que acaba de reeditar Deusto.
Viroli es profesor emérito
de Teoría Política en la Universidad de Princeton y la Universidad de Texas. En
este libro, convertido ya en clásico sobre la materia, Viroli invita a distinguir
entre patriotismo y nacionalismo. El primero, nos dice, invoca el amor
hacia las instituciones políticas que sostienen la libertad común. El segundo,
por el contrario, refuerza la homogeneidad lingüística, étnica y cultural.
Por amor a la patria llega
a las librerías en un momento propicio. En España el problema
territorial nunca ha dejado de alimentar páginas de política nacional.
Sin embargo, la radicalización del nacionalismo catalán como la irrupción de
nuevos partidos -Ciudadanos, Podemos y Vox- que reclaman una idea propia de
España al calor de la cuestión catalana, convierten al libro de Maurizio Viroli
en un instrumento interesante para clarificar los términos del debate político.
Viroli entiende que ya no
somos espartanos, atenienses o romanos, sabe que tampoco vivimos en la
Florencia del renacimiento. Pero insiste en que contra el nacionalismo de
Le Pen los franceses no han hecho bandera de los principios universales del
cosmopolitismo, sino que han enarbolado el ideal de la République: un ideal de
carne y hueso.
Por eso invita a desempolvar
el lenguaje del patriotismo republicano en un libro brillante
y polémico. Una historia de las ideas atravesada por la tensión entre las
exigencias del rigor intelectual y el empuje de la pasión política, entre la
labor paciente del historiador y la vocación normativa del filósofo. De todo
ello y de los beneficios de una buena copa de Barolo hablamos con el profesor
italiano.
'Por amor a la patria' puede
ser leído como una historia intelectual del patriotismo. Sin embargo, también
es un libro publicado tras la gran crisis política que terminó con el sistema
de partidos italiano en los noventa. ¿El libro no representa también una toma
de posición política?
Cierto.
El objetivo que perseguía al escribir Por amor a la patria era político pero, sobre todo, de
educación cívica. Quería decir a mis compatriotas italianos, y al público en
general, porque el libro fue publicado en muchas lenguas, "Queridos
amigos, el verdadero significado del patriotismo tiene que ver con una larga
tradición de pensamiento político fundado sobre el principio de la
libertad". Por eso quería recabar del pasado el significado que sostengo
más auténtico y verdadero del patriotismo para contraponerlo al nacionalismo,
que ya en aquellos años, tanto en Italia como en el mundo, comenzaba a ser cada
vez más fuerte.
Parece, en todo caso, que
además de ejercicio académico, el libro es una clara invitación a la izquierda
a asumir el concepto de patriotismo.
Efectivamente,
el libro estaba dirigido a la izquierda. Pero no solo la italiana, sino también
la europea y a la americana. Considero que uno de los errores más trágicos, y
subrayo trágicos, que la izquierda ha cometido en el pasado, y continúa
cometiendo, es creer que el patriotismo es un idea que pertenece en exclusiva a
la derecha. La izquierda ha dejado el terreno libre a la derecha para
presentarse como la verdadera defensora de los valores nacionales. Un error de consecuencias
terribles para Europa. Por ejemplo, el mismo nacimiento del fascismo en Italia
se debe, en buena medida, al error cometido por la izquierda despreciando el
patriotismo.
¿Por qué históricamente la
izquierda ha infravalorado el patriotismo como sinónimo de bien común?
Fundamentalmente por dos
razones. La primera es de carácter ideológico. Desde los años treinta hasta más
allá de los sesenta, buena parte de la izquierda europea era de inspiración
marxista. Era una izquierda internacionalista que despreciaba el patriotismo.
Lo consideraba atrasado, bárbaro, en fin, una rémora del pasado. La segunda
razón por la que buena parte de la izquierda ha despreciado y sigue
despreciando, el patriotismo es, simplemente, porque no lo entiende o conoce.
Por ejemplo, buena parte de la izquierda italiana no conocía, ni conoce, la
obra de los hermanos Rosselli, socialistas liberales y patriotas, o la de
Giuseppe Mazzini, que era patriota y reformador social.
Sin embargo, en los debates
dentro de la izquierda europea usted ha sido muy crítico con otras propuestas
destinadas a reconciliar al progresismo con el lenguaje del patriotismo.
Pienso, por ejemplo, en sus críticas a la idea del "patriotismo
constitucional" del filósofo alemán Jürgen Habermas. ¿Qué echaba en falta
en su propuesta?
Echaba
de menos el calor. Faltaba la Historia, faltaban las memorias, faltaban los
héroes, faltaban los mártires. Todos estos elementos dan forma al verdadero
patriotismo y están ausentes en la teoría de Habermas. Es un hombre que respeto
pero creo, igualmente, que su teoría del "patriotismo constitucional"
ha hecho más mal que bien al verdadero patriotismo. Porque Habermas quiere
presentar el patriotismo como un lenguaje universal y abstracto. Y para hacerlo
quita al patriotismo toda su fuerza de convicción e inspiración para la
historia concreta de los pueblos.
¿Podría profundizar en ese
argumento?
Lo
diré con una metáfora. Habermas ha querido hacer un patriotismo puro desde el
punto de vista filosófico. Pero lo ha logrado al precio de dejarlo sin sabor ni
color. Sería como coger una buena copa de Barolo y quitarle el sabor y el color
para convertirlo en un buen vaso de agua. Obviamente, un vaso de agua no hace
mal a nadie. Pero también es cierto que un buen vaso de vino inspira y da calor.
En todo caso, el
nacionalismo también mira al pasado en busca de mitos y hazañas para la
inspiración y movilización popular. ¿En qué se diferencian la relación del
patriotismo y el nacionalismo con la historia?
Los
patriotas y los nacionalistas miran al pasado de forma distinta. Los primeros
buscan mitos y héroes de libertad y justicia, los segundos de fuerza y
potencia. Mussolini reivindicaba el Imperio romano; los patriotas italianos de
la Resistencia la libertad de los municipios del medievo y reivindicaban a
Mazzini, que quería una patria libre entre patrias libres. Son solo dos
ejemplos, pero que explican bien cómo patriotismo y nacionalismo se sirven de
mitos del pasado pero con finalidades políticas opuestas.
En 'Por amor a la patria'
está muy presente la huella de Maquiavelo. ¿En qué medida su reflexión sobre el
patriotismo depende de su trabajo sobre el pensador florentino?
Maquiavelo
quería ser considerado, sobre todo, como un patriota. En una de sus últimas
cartas, del 1527, poco antes de morir, cuando Italia estaba a punto de caer
bajo el dominio de fuerzas extranjeras, escribió "Amo mi patria más que a
mi alma". Quería decir que amaba muchísimo a su patria, porque incluso
para Maquiavelo el alma era importante. ¿Qué entendía por patria Maquiavelo?
Pues por patria entendía la libertad común de un pueblo. Tenía la concepción
republicana clásica de la libertad. Por supuesto, por tanto, que Maquiavelo
está en el origen de mi reflexión sobre el patriotismo. Y aún sigue guiándome.
Porque hoy, en el mundo en el que vivimos, si existe alguna posibilidad de
vencer a la ola de nacionalismo que emerge con fuerza en todo el mundo, fíjese
que aquí en EEUU Trump ha afirmado "Whats wrong with nationalism"
("Qué problema hay con el nacionalismo"), será a través del
redescubrimiento del patriotismo que nos enseña la tradición republicana.
Su carrera académica se
distingue, precisamente, por la defensa de la tradición republicana. ¿Para
usted es posible pensar el patriotismo fuera de esa tradición?
Caben
muchas interpretaciones del patriotismo, ciertamente. Hay un patriotismo
republicano, hay un patriotismo liberal y democrático. Han existido muchas
formas de patriotismo. Pero para mí el patriotismo republicano es aquel que
afirma "Tú tienes una patria si vives en una república libre donde todos,
y subrayo todos, los ciudadanos tienen los mismos derechos políticos y
sociales". Si no vives en una república así, no puedes afirmar tener una
patria. Porque en una república que humilla, discrimina y oprime a una parte de
sus ciudadanos muchos se sentirán necesariamente extranjeros.
'Por amor a la patria' fue
publicado por primera vez tras la primera victoria de Berlusconi, a mediados de
los años 90. El famoso 'Diálogo en torno a la república' con Bobbio responde a
la segunda victoria electoral de Berlusconi en 2001. Y en el tercer mandado de
Berlusconi usted publicó The liberty of servants: Berlusconi's Italy. ¿Sigue
siendo Berlusconi objeto de su preocupación?
Desde
el primer momento, al igual que Bobbio, he sentido por Berlusconi y su proyecto
político el más absoluto desprecio. De hecho, en todo aquello que he escrito,
son miles de páginas, no se encontrará jamás una línea en defensa o de
admiración hacia Berlusconi. Solo ha hecho mal a Italia y espero que mi próximo
libro no coincida con su vuelta a la política. Muchos de mis colegas, también
intelectuales, al inicio, en los años 90, estaban fascinados con Berlusconi. Yo
puedo tener muchos vicios, pero he sido siempre coherente: he detestado a
Berlusconi al inicio y continuo detestándolo.
En los años 90, Europa
asistía al renacimiento del nacionalismo tras la caída del muro de Berlín. Hoy,
en cambio, la reedición del libro asiste al éxito del populismo. Un fenómeno
que apela al pueblo soberano para superar las barreras de la izquierda y la
derecha como demuestran los casos de éxito de Trump, Le Pen o Salvini. ¿Cómo
interpreta el actual momento político?
El
populismo es un nacionalismo presentado con nuevas palabras. Como los
nacionalistas históricos, también los populistas se presentan como los
defensores del pueblo entendido como comunidad homogénea que debe ser protegida
frente al pluralismo cultural y la inmigración. Como decía antes, Trump, en su
reciente polémica con Macron, ha afirmado "What's wrong with
nationalism". Me preocupa mucho ver que los nacionalistas se van
fortaleciendo en el mundo mientras no veo líderes políticos con autoridad que
sepan utilizar con propiedad el lenguaje del patriotismo, el único que puede
vencer al nacionalismo.
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