Ningún pensador del siglo XVI ha indignado tan visiblemente la sensibilidad de la moral cristiana dominante como Maquiavelo. Su nombre pagó el precio de su franco rechazo de lo que proponía la doctrina cristiana como guía en materia política y este precio fue que Maquiavelo se contemplase sólo considerándosele como el autor de El Príncipe y únicamente el promotor de los consejos chocantes e inmorales que en dicha obra se proporcionaba a los príncipes sin ningún escrúpulo.
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Con este anatema ha llegado a formar parte de los enemigos históricos de la Iglesia, la cual consiguió que al propio tiempo haya sido tenido en la opinión corriente por el mismísimo demonio y hacer que las reflexiones y prácticas de astucia y sin escrúpulos en cualquier ámbito, solo atentas como medios para conseguir un propósito fueran calificadas de “maquiavelismo”. Maquiavelo resultaba ser no solo enemigo de la iglesia sino de la moralidad misma. Con ello Maquiavelo consiguió reunirse en un hipotético infierno - como él hubiera querido y así lo relataba en el famoso sueño que tuvo antes de morir- con los otros ilustres sabios de la antigüedad ajenos a lo cristiano, como Platon, y Tácito que , corteses y amables iban discutiendo sobre cuestiones de filosofía y de política al encaminarse al infierno como enemigos de dios y anatemizados en tanto que dignos representantes de la vana sabiduría de este mundo. Con ellos, con una sabiduría política - hoy diríamos laica- confesaba que quería encontrarse y allí era done se encontraba a su gusto. La anécdota de su sueño es expresiva de la originalidad de partida de su reflexión. Porque Maquiavelo plantea sin reservas y culmina un proceso ya iniciado en el prehumanismo con el Defensor Pacis de Marsilo de Padua, de autonomía de la política respecto de la Iglesia y las doctrinas religiosas. En su viaje al infierno de las moralidades dominantes y al uso acompaña a otros igualmente malditos por las iglesias de todos los tiempos como Epicuro , Rousseau, Marx o Darwin. Probablemente es con ellos con los que esté platicando en el camino que llevan todos ellos por los cielos de la inmortalidad.
Pero que la reflexión y la propuesta de Maquiavelo no es tan simple como un mero y perverso “ fin justifica los medios” , lo demuestra la ingente literatura que ha suscitado y las bibliotecas enteras de comentarios , interpretaciones y enfoques siempre nuevos sobre lo que dijo , lo que quiso decir o lo dejó de decir. En este sentido, igual que no existe elogio que alcance la altura de su nombre , “ Tantum nomini nullum per elogium”- como reza el epitafio de su tumba en Santa Croce, - tampoco hay comentario que lo termine de agotar.
Hoy día se adopta , al estudiar a cualquier pensador o filosofo, y más aún de ética política , la perspectiva de que la gran filosofía moral no proviene de intereses generados en la filosofía misma. Proviene del compromiso surgido por serios problemas acerca de la vida personal, social, política y religiosa. Dado que estos problemas son cambiantes, es necesario considerar los contextos circunstanciales de situación y de opinión de la filosofía moral en curso tanto como los argumentos que propone el pensador que se contempla. Para responder a estos problemas de orden contextual e incluso personal, como si de una opción personal y existencial del autor, de naturaleza previa se tratase, que hay que justificar y legitimar después , es para lo que el filosofo escribe. Y me refiero con mayor insistencia a ese “mas aun de ética política” porque es la ética política la parte de la filosofía en que se manifiesta con mas agudeza, que la filosofía es un modo de vida a la manera que dice Hadot.
Esto es particularmente presente en el caso de Maquiavelo, comprometido apasionadamente en la acción política de su república, Secretario de la Segunda Chancillería de Florencia ( una especie de Ministro de Asuntos Exteriores ) de 1498 a 1512 , Canciller de Fortificaciones en 1526, amante apasionado , hasta la provocación blasfema , de su República de Florencia (”amo a mi patria mas que a mi alma” ), viviendo una situación de pequeñas ciudades-repúblicas amenazadas en su estabilidad y tranquilidad por continuos conflictos facciosos en su interior y amenazadas en su autogobierno republicano desde el exterior por las grandes naciones nacidas de las monarquías centralizadas de la Edad Moderna. Como tercero en discordia , intervenidas y encizañadas por el poder temporal de Roma que asimismo se entromete en las conciencias proponiendo el comportamiento más contrario a lo que la virtud del ciudadano de la época clásica y mas progresiva de la historia ha sido.
Los problemas surgidos por aquellos disensos y amenazas , por estas reivindicaciones de autogobierno y de mayor participación política son los que originan las soluciones propuestas por Maquiavelo. Estas pasan por una reivindicación de la virtud ciudadana, antigua pero que resultará ser moderna y valida hasta hoy, constituyendo una verdadera ontología del hombre como ser político : el libre vivere civile . El contenido de la libertad es este vivere civile, retoma en cierta manera lo que se ha llamado posteriormente la “libertad de los antiguos”. La libertad no es el goce de una vida privada y ausente de interferencias de lo público , de un libre arbitrio cuyos limites son el derecho de la libertad de los otros. La libertad que contempla Maquiavelo es la de los clásicos, o “ los antiguos” . No es la libertad que termina allí donde comienza la de lo otros sino que empieza donde comienza la de todos. Es la participación en el autogobierno de todos sin otra dominación que la de las leyes de la republica. Una insistencia en el autogobierno de la republica que hace necesaria la participación de todos.
Maquiavelo continúa así la formulación de los antecedentes del republicanismo clásico y recoge la expresión de un precedente republicanista inmediato como Guicardini concibiendo la libertad como un estado en que mi voluntad individual no está sujeta a l a voluntad de otro individuo ni grupo identificable. Me obligan y vinculan, en cambio, las leyes y decretos de la ciudad. La voluntad particular actúa en la prosecución de su propio interés ( apetito), si estuviésemos dominados por esa voluntad seriamos como esclavos, sometidos como utensilios a los fines de otros. Es lo que más tarde, bebiendo en esta clave del pensamiento republicano, explicará Rousseau al decir que devenimos libres cuando obedecemos a la ley. ( Es más, para Rousseau- en la línea más profunda del pensamiento político de la Grecia clásica y eje del pensamiento republicano- solo devenimos humanos cuando nos hacemos ciudadanos) . Cuando se habla de la via de la igualdad en el ejercicio de la actividad política, en este marco, se vive bajo el gobierno de la ley y no de los otros hombres. Es este autogobierno el que produce la libertad de forma paralela a la libertad e independencia del autogobierno de la republica frente al exterior. Esto conlleva necesariamente por razones de igualdad, una obsesión por la necesaria igualdad material y real al vincularse necesariamente desigualdad y riqueza con dominación de los ricos sobre los que son pobres y por lo tanto de los poderosos. La desigualdad de las fortunas es una verdadera lacra para las republicas. Una clase privilegiada y afortuNada es dañina por el mismo hecho de existir y por esta razón se hace necesario “ derribar los castillos de los notables“ No son deseos piadosos lo que se necesita para el mantenimiento de esta igualdad sino que las leyes deben regular la riqueza rigurosamente. Obliga a tener en cuenta una perspectiva de bien común de la republica como objeto de aquella virtud cívica que dicta un comportamiento de dejarse llevar por consideraciones de interés general en las decisiones y actuaciones públicas.
Esto encadena lógicamente y de manera necesaria con la repetición constante del discurso de los clásicos de que forma parte de la virtud pública y fundamento necesario del progreso de una república un comportamiento en la vida privada en forma de una vida modesta y sobria, contrastando con la decadencia moral y política que se genera cuando se pierde esta austeridad. Porque el ejercicio de aquella sobriedad es ante todo un valor político que genera grandes republicas. Los buenos ciudadanos no van detrás de grandes riquezas y al contrario aquellos que van tras ellas son sospechosos de atenerse a sus intereses privados y traicionar los asuntos del común. Expresado en forma de “ boutade” : Lo ideal es mantener “una república rica y unos ciudadanos pobres”. Esta modestia de vida se acompaña de lo que es propio de una verdadera virtu: la grandeza de animo, muy al contrario de lo propuesto por la religión cristiana de humildad, desprecio por las cosas humanas y que enseña a los hombres a soportar el insulto con la esperanza de ganar el cielo haciéndolos pusilánimes (literalmente “pequeños de alma ”) humildes, débiles, propensos a soportar el despotismo, y desinteresados por el compromiso político. Es vivir con modestia pero pensar con grandeza.
Lo que hace una ciudad bien gobernada es lo que Maquiavelo llama , en este contexto de valores, la virtud de los ciudadanos. Ya vemos que no significa virtud en ninguno de sus sentidos teologales . Quien tiene la virtud, tiene la grandeza , la fortaleza y el desinterés comprometido y fuerte para luchar por el bien común , dispuesto ir a la gloria por su ciudad. Es una forma de decir de manera grandilocuente lo que en se diría más apropiadamente a los términos de hoy que el ejercicio de la política forma parte necesariamente del desarrollo moral pleno de la persona. El patriotismo republicano se entiende como la pasión que mueve ese amor a la res-pública.
Estamos- como puede verse- muy lejos de la “amoralidad” que se imputa al autor y muy cerca de la ética de la Grecia clásica y de los pronunciamientos rigurosos de moralidad de un Robespierre.(1)
Pero aunque sabe que nada puede compensar en la conciencia y sentimiento del pueblo la experiencia de la “ dulzura de vivir libres” , no debe confundirse a Maquiavelo como un demócrata en los términos del republicanismo democrático de la Grecia de Perciles y Efialtes ni del que sería reformulado por la Revolución Francesa y Robespierre. Los que gobiernan han de ser los mejores siempre . El mero consentimiento del pueblo parece, que con frecuencia , es equivalente al autogobierno. El mismo coquetea en el partido del Huerto Orcilari con los que se pretendían los optimate, la elite republicana. Y aunque Maquiavelo detesta a los grandes y poderosos como origen, todos ellos sin remisión ni excepción alguna , de la corrupción y la destrucción de las republicas no por eso deja de recordar que la multitud se equivoca con frecuencia y es manipulable. En el famoso episodio de la revuelta popular de los Ciompi denuncia el populismo demagógico de los lideres de la multitud que se deja llevar. En su Historia de Florencia hace al respecto una distinción muy expresiva. La multitud sabe lo que es conveniente en las materias y asuntos generales, pero la concreción en las materias particulares de esas preferencias es cosa de sus gobernantes. Por eso observa que los portavoces populares dicen una cosa cuando están en la piazza diferente de la que dicen, una vez llegados al poder, en el palazzo. Maquiavelo no censura esto como una traición del gobernante hacia los que le dieron el poder sino algo derivado de la lógica misma de las instituciones políticas. Es admirable en Maquiavelo como su pasión por la libertad y el autogobierno no ciega su perspicacia realista política y se da cuenta de que en política entra en juego las dos cosas: tanto el objetivo de la emancipación y la libertad como el de la administración y gestión de los asuntos públicos y la estabilidad necesaria para ello. La piazza y el palazzo, lo general y lo particular, la muchedumbre del pueblo y los mejores de entre ellos, la libertad y la permanencia de la republica. Y sin pronunciarse por ninguna de ambas caras, se da cuenta asimismo del paralelo que tiene con la experiencia de la vida misma, nunca totalitaria, nunca absoluta, en la que “todo bien va acompañado forzosamente de mal de manera que cuando se pretende hacer un bien, un mal necesariamente le sigue siempre”.
Los Discursos sobre la primera década de Tito Livio son la obra de teoría política más ambiciosa de Maquiavelo. Sin embargo su popularidad se debe al Príncipe. Es este un libro breve- de ahí quizás su éxito- y con un estilo sin los matices y moderación prudente de los Discursos . Podría entenderse como un capitulo excepcional de aquellos Discursos: el que se refiere a cómo mantener las monarquías absolutas. El Príncipe es un tratado de observación de la situación política europea de su siglo en que se van forjando las monarquías absolutas centralizadas. Puesto que en los Discursos se habla de las diferentes formas de gobierno, una de ellas es la monarquía o el principado, cuya lógica ,funcionamiento y circunstancias describe El Principe. Maquiavelo piensa que es la república la forma de gobierno mas aceptable, pero no obstante, existirían circunstancies excepcionales, tales como la fundación de un estado o la reforma por excesiva corrupción, que aconseja aquella forma monárquica en manos de uno solo,. En ese caso, la lógica de su funcionamiento y las enseñanzas políticas que se derivan son las que describe el Príncipe. Sus otras obras políticas : Historia de Florencia, el Arte de la guerra y su interesante Correspondencia confirman y su propia biografía enriquece la que es la opción de Maquiavelo fundamentalmente expresada en los Discursos.
Maquiavelo reflexiona sobre política porque la materia de lo político es estudiable como ciencia y relacionada con factores psicológicos, o económicos , o circunstancias históricas. Pero esta materia, como materia humana, no es infalible ni nacida de naturaleza alguna sino sometida al azar de la fortuna y solamente la acción humana puede oponerse a ella parcialmente. La adversidad de la fortuna puede vencerse en cierto grado practicando la prudencia, poniendo freno a las ambiciones, favoreciendo el civismo y la libertad porque en definitiva , el hombre, en política, no imita la naturaleza sino que actúa sobre ella, la modifica. La política es una ciencia y habilidad que debe conocerse porque ese mundo es el fabricado por los hombres quienes tenemos en nuestras manos los instrumentos necesarios para transformar cualquier hecho natural en logro artificial. Ese logro artificial , esa construcción libre y humana de la convivencia pública es en gran medida derivado del ingenio de lo racional y de la ley. Incluso el logro es tan artificioso que constantemente está su flanco al descubierto para que actúen las fuerzas,- estas si naturales y parece ser que cíclicas,- de la fortuna y el azar en su descomposición . La realidad es un abismo de lo que es y desaparece.
El llamado pesimismo sobre la naturaleza humana de Maquiavelo es el optimismo de la libertad y quiere decir sobre todo esto: una republica bien ordenada, un régimen republicano no viene dado por la naturaleza, ni por el desarrollo dialéctico de las relaciones sociales o por ley alguna de progresividad sino que es una creación histórica y humana y, como tal , aleatoria. No es válido contar con ninguna ventaja de salida, natural o que trascienda lo humano , “ es necesario que quien dispone de una república y ordena sus leyes presuponga que todos los hombres son malos”. Es un hecho de la libertad frente al abismo . Dado que la mejor forma de convivencia, la republica, no es un hecho inevitable que provenga de naturaleza alguna, el esfuerzo por conservarla debe de ser más permanente y vigilante. Quizás la aportación central de Maquiavelo sea la perspectiva de que la república bien ordenada es por lo tanto un régimen que depende de la responsabilidad política de los ciudadanos. Por decirlo con las expresivas palabras de C.Castoriadis al tratar este asunto: “ Si , con toda razón, pensamos que los griegos crearon la democracia, es porque tomaron sobre si la responsabilidad de dotarse de leyes que no les habían dictado ni los dioses, ni el destino, ni siquiera la naturaleza” (2) . Por esta razón Maquiavelo puede permitirse el preguntarse- sin ninguna reserva que no provenga de su propio juicio alimentado de la experiencia de los datos históricos , es decir con una libertad de juicio no dependiente de heteronomías y que parece por lo tanto casi cínica y sin escrúpulos- sobre la justicia de las leyes y de las instituciones, libremente, sin ambages. El maquiavelismo, es , en realidad una soberana confianza en la libertad, el autogobierno y la autodeterminación de los humanos.
Atendamos también a otro aspecto de El Principe y del Arte de la Guerra. Se trata de guías de acción , en su contenido se refiere menos a la legitimación de la acción política que a la continuidad de su existencia. Se hace y se propone “algo” y unas habilidades técnicas que se describen para su consecución. Quiere decir que el ejercicio de la política se diferencia asimismo del mero deseo o fantasía. ¿“ Otro mundo es posible”?, “Si” diría Maquiavelo , “pero ¿ Cual? “. La voluntad libre no solo no consiste en el pensamiento puro, ni simplemente en saber lo que “ no se quiere” ligado a no hacer nada o ligado a pedir, o hasta exigir si se quiere, a terceras instancias , o a otros “que lo hagan”. “La voluntad es siempre voluntad de hacer algo” ( Arendt). La voluntad libre ordena que se inicie la acción no la representación. Un mensaje equivalente para la izquierda de hoy es que ejercer la voluntad política implica tomar poder , en democracia el poder es , en teatrocracia (3) se representa . Maquiavelo quiere enseñar qué y cómo no solo desatar la creatividad, por eso escribe . La guerra, como la política, se preparan . E incluso los mayores partidarios en el arte de la espontaneidad saben que para improvisar en el jazz , se necesita ser muy experto en música. . No es el poder de los sueños propio de la sociedad de Walt Disney.
Para terminar debe entenderse un significado muy característico del vocabulario cuando se lee a Maquiavelo hablando con frecuencia del concepto de corrupción política. La dinámica de corrupción de los regímenes es un tema clásico desde Aristóteles por lo menos . Pero el concepto de corrupción política de Maquiavelo no es el que tenemos hoy nosotros que hace simplemente referencia a comportamientos delictivos de cohecho o prevaricación penalmente tipificados de los gestores de lo público. Se parece más al de la corrupción de las frutas. La corrupción es la descomposición de un régimen debido a prácticas corruptas como son: las “facciones”, es decir grupos que se dejan llevar por su interés corporativo antes que por el interés general, a la existencia de los individuos despreocupados de lo político, propensos por lo tanto a la esclavitud , solo preocupados por lo suyo propio y su fortuna y sin celo por la libertad concebida como autogobierno, a la desigualdad en la ciudad, a la vida materialmente inmoderada y ambiciosa de los ciudadanos y la presencia de los ricos y poderosos que incurrirán en todos los otros vicios anteriores indefectiblemente. En resumen la corrupción sería la prevalencia de los intereses particulares sobre los colectivos. Prevalencia que se manifiesta y se causa de muchas maneras: facciosamente, por despreocupación pasiva, por desigualdad, por inmoderación,.....Por el contrario practicar la virtud es privilegiar los intereses colectivos sobre los particulares y garantizar que la sociedad esté gobernada únicamente con el objetivo del bien común y el interés general. Así la virtud coincide con la virtud que definieron posteriormente Robespierre y Saint Just siguiendo a Rousseau: cada persona es virtuosa cuando su voluntad personal está de acuerdo completamente con el bien común, ya transformado via Rousseau ese “bien común” en “ voluntad general”. Explícitamente dirá Rousseau “ si queremos lograr la voluntad general”,........ tenemos que hacer “ que todas las voluntades privadas estén de acuerdo con ella, o en otras palabras, hacer que reine la virtud”. Los revolucionarios franceses tomarían muy en serio este consejo de Rousseau y asi lo señala Robespierre: necesitamos UNA sola voluntad “une volonté , UNE”. Y si para Maquiavelo este objetivo del bien de la patria produce en el Príncipe una legitimidad justificativa de empleo de la fuerza sin barreras, para los revolucionarios franceses, esa legitimidad suprema del interés y la voluntad generales crea el terror cuando es necesario sostenerlas con la fuerza.
Para Maquiavelo el único régimen en que esto es posible es en república que es el régimen que representa la plasmación de la libertad, el “ vivere civile” por antonomasia. Si estaban mal ordenadas o corruptas en aquel sentido citado , ya no podían considerarse repúblicas, sino oligarquías o tiranías disfrazadas aunque se adornasen con ese nombre.
(1).- “ Cual es el principio fundamental del gobierno democrático y popular, es decir la energía que lo sostiene y le hace moverse? Es la virtud. Hablo de la virtud publica que tantos prodigios trajo a Grecia y Roma, y que debe producirlos de manera aun mas sorprendente en la Francia republicana, de esa virtud que no es otra cosa sino el amor a la patria y el amor a las leyes.”Pero como la esencia de la republica o de la democracia es la igualdad, se concluye de ello que el amor a la patria abarca necesariamente el amor a la igualdad. Es verdad también que este sentimiento sublime supone la prioridad del interés publico sobre todos los intereses particulares; de lo que resulta que el amor a la patria supone o también produce todas las virtudes: pues ¿ acaso son ellas otra cosa que la fuerza de animo que otorga capacidad de hacer estos sacrificios?. ¿ Como iba a poder, pro ejemplo, el esclavo de la avaricia o la ambición, sacrificar su ídolo por la patria?. No solo la virtud es el alma de la democracia, sino que tan solo puede existir bajo ese gobierno.” .-Robespierre .Discurso ante la Convención: “Sobre e los principios de moral política que deben guiar la Convención.-5/2/1794.
(3).- También nos alejamos con esto de las explosiones democráticas momentáneas que socavan simbólicamente el orden policial establecido, de las acciones propuestas como “teatrocracia”, las “puestas en escena” de un orden social diferente, ( Ranciere) . Es una estrategia estética que la sociedad del espectáculo actual puede muy bien apropiar sin dificultad porque no imponen un orden y una realidad social nuevo y perdurable . Ricos en seducción y pobres en eficacia olvidan el sentido común de la máxima de Maquiavelo. Ante todo y primero , hacerse temer, luego hacerse amar. Frente a la privatización de todo, la consolidación de las instancias del poder financiero en lo político y los media, , el consumismo feroz, el endeudamiento sin medida , la política de miedo y seguridad ni basta un escenario de teatro ni “basta con ser bueno” nos dice Maquiavelo. Contra esa corrupción nada puede hacerse sin organización, compromiso, responsabilidad, de estrategia, preparación, saber-hacer, técnica, disciplina, rigor y paciencia. Muy diferente a aquellas explosiones de improvisación que parecen inspiradas en el desprecio al saber y el “aprender” sustituido por el calificado como antiautoritario “aprehender” impaciente, ( Jacotot –Ranciere) es la dimensión maquiavélica del estudio y de la política como ciencia. Es la acción deliberada con el fin de constitución de algo nuevo , la verdadera explosión emancipadora, la propiamente terrorista y no la teatral. El teatro griego producía efectos cívicos por la existencia de democracia. Fuera de la democracia el teatro es espectáculo. La política como estética. Y además , la estética del expresionismo y del impresionismo. En definitiva , hacer “arte para los museos” que confesaba querer Renoir.
Se tratará siempre en un momento u otro de una imposición brutal , con la fuerza o con la astucia, “ por la razón o por la fuerza” , de un nuevo orden. En las políticas teatrales, una vez desmontada la escena nada subsiste. El orden establecido no se pone en cuestión con esos desafíos intermitentes, que aunque pretenden prescindir de mediadores ( representantes políticos, instituciones, partidos, sindicatos ), son pasto de otra “ mediación” peor, la de los media entusiasmados por el espectáculo y de la pasividad ya acostumbrada por la TV y propia de espectadores..( I Gran Guerra: El capitán se lanza heroicamente al grito de “¡ Avanti ¡” fuera de la trinchera. Los soldados ,desde dentro, le aplauden : ¡ “ Bravo , bravísimo!” ). Ver : “Staging Equality”.- Peter hallward .- New Left Revue nº 37 2006 y Zizeck “En defensa de las causas perdidas” .p 429
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