Ya se veía venir. Cuando los republicanos y camaradas de la misma moralidad señalábamos desde siempre y ancestralmente la necesidad de fundamentar una sociedad genuinamente republicana no sobre el lucro y el lujo, el beneficio privados y el provecho, el consumo y el desarrollismo a cualquier precio , sino sobre las virtudes de igualdad, fraternidad , y de vida modesta , se nos apuntaron a ese carro enseguidita los más avispados que veían que aquello podía servir de prédica para conformar a los desvalidos Escondían lo que nosotros no olvidábamos: la igualdad, la fraternidad, la emancipación del dominio de otro y el autogobierno .O mejor, no lo olvidaban, lo escondían. De manera que cuando llegase algún momento de vacas flacas pudiesen apelar al esfuerzo de todos y a los sacrificios patrióticamente compartidos.
El paradigma ejemplar de la falacia fue el monarca Juan Carlos que pasaba de hacer entusiásticas declaraciones sobre la necesidad de “remar todos” para llevar la trainera , hasta advertirnos de los “necesarios sacrificios, muchos, bastantes”, que deberemos soportar los españoles. No decía nunca que, en el primer caso, el de la campechana metáfora marina, que mientras las tripulaciones reman y han remado siempre, los armadores quedaban en tierra casándose con Jacquelines y los propietarios de los “Bribones” y “Azores” bebían en los selectos y elegantes clubes marítimos. El mismo monarca iba por derroteros similares , pero por tierra firme, tras elefantes y amantes. No decían nunca que los sacrificios reales no son como los sacrificios de los reyes ni como los de especuladores aprovechados, ni como los de la expresiva figura mixta yerno-real –especulador. Todos éstos pueden guardar su capital y predicar la virtud de la sobriedad para la plebs aunque no para las pensiones personales y liquidaciones millonarias de lo que han sido, en eso si, buenos gestores.
“Hemos vivido por encima de nuestros medios”, “Hemos gastado lo que no se tenía” “Un país es como una economía doméstica, no podemos gastarse lo que no se tiene”.” Tenemos que trabajar más y ganar menos” (Nótese el hipócrita plural mayestático del “hemos” “podemos” “ tenemos). Somos malos y en el pecado llevamos la penitencia. Más o menos “perdóneme padre porque he pecado”. Contrariamente a esa monserga moralista, la moralidad republicana no busca la virtud de los ciudadanos porque lo contrario sea malo sino que busca promover las leyes, normas y costumbres que aseguren la libertad. Otra cosa es que sin virtud no hay buena democracia y sin igualdad de fortunas hay dominación de unos por otros.
No es necesario traer a colación polémica la evidencia de que la crisis no trae su causa por el déficit presupuestario ni la deuda pública sino que al contrario, esta última ha sido efecto y victima provocados por la crisis que ha traído el disparatado funcionamiento del capitalismo en su reciente etapa financiera y especulativa.
La democracia liberal está diseñada para operar con ciudadanos ignorantes y egoístas, atentos a su provecho y lucro. Las reglas de juego del mercado aseguran que sin información ni virtud, ni otra participación pública que la demanda económica, se alcanzan buenos resultados. No es una perversión y vicio personal de los muchos ni culpa de una muchedumbre degenerada sino el diseño de la institución misma la que estimula y necesita la construcción de un edificio degenerado. Pero ahora, a las leyes del desarrollo y necesarias para desenvolvimiento del capitalismo se les llama vicios del consumidor ( sobre todo de los consumidores que tienen menos )
Pero hay más y peor y aquí permitidme el enfado. Es un cinismo ideológico escandaloso que se argumente que los llamados recortes son necesarios como consecuencia de unos pretendidos excesos de haber “vivido por encima de nuestros recursos”. Como si disfrutar de una sanidad, una protección social , una enseñanza universal garantizadas y la emancipación de la pobreza hubiese sido un abuso y una demanda abusiva que no nos merecemos. Como si fuese una culpa y no un derecho y una justicia. Se añade así a la injusticia el agravio del insulto a nuestra dignidad e inteligencia ya que con ello se está repitiendo el discurso más reaccionario de que los desfavorecidos debemos continuar siéndolo y nunca pretender salir de los límites de la pobreza en la que nos confinan los poderosos y afortunados, lugar del que ellos si pueden, legítimamente, gozar. Hemos osado traspasar los “supervia civium potentiorum limina” “los soberbios umbrales de los ciudadanos poderosos” que decía Horacio, y eso si que es imperdonable y debe pagarse.
Hay que desarraigar para siempre la ridícula y vieja manía de los esclavos : la pretensión impertinenete y osada del derecho a ser asistidos y vivir dignamente. Por el momento vayamos desarraigando poco a poco la funesta manía de pensar que el trabajar debe de ser remunerado .Como primer paso – dicen- hagamos que se sientan culpables de recibir un salario, ya renunciaran después a otras veleidades más republicanas como aquella de la fraternidad: “¿Que es la fraternidad?-La necesidad generalmente sentida por el pobre de saquear la fortuna del rico y si es preciso, de matarle. ¿Qué es el trabajador?: El obrero al que pagamos y no trabaja” . Efectivamente, es que no trabajamos y solo queremos saquear a los ricos.(1) Y(2)
Para que no nos olvidemos, se nos exige reparación (recortes), contrición (es culpa nuestra) y propósito de enmienda (no lo volveremos a demandar). Encima de cornudos, apaleados.
Menos mal que no hemos llegado, por ahora, a la propuesta de Chateaubriand a sus amos tras la represión de los” rebaños hambrientos” parisinos sublevados de las jornadas de junio 1830: “Como último recurso, habrá que matarlos”. (3).Por ahora no estamos más que en el “debemos hacer algo para que les enseñe de una vez por todas” a aguantarse, que recomendaba Tocqueville ante las mismas rebeliones en 1848 (3) En 1871 ya aplicarían la formula de Chateaubriand,
O sea que debemos aprender .Es nuestra última oportunidad. Esta vez pase, pero o dejamos de reclamar o habrá que matarnos.
(1) Opúsculo-catecismo ridiculizando el republicanismo .-1848.-citado por A .Domenech en “ El eclipse de la fraternidad.
(2).-Por cierto, podríamos empezar a planteárnoslo, dicho sea de paso. “Quien hace una revolución a medias está condenado a perderla”, que decía Saint Just, dándonos ideas.
(3).- Citado por H. Guillemin.-“ La premiere resurection de la republique”
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