Slavoj Zizeck ( “En defensa de la intolerancia”)
Cualquier universalidad que pretenda ser hegemónica debe incorporar al menos dos componentes específicos: el contenido popular auténtico y la “deformación” que del mismo producen las relaciones de dominación y explotación. Sin duda la ideología fascista “ manipula” el auténtico anhelo popular por un retorno a la comunidad verdadera y a la solidaridad social que contrarreste las desbocadas competición y explotación; sin duda “ distorsiona” la expresión de ese anhelo con el propósito de legitimar y preservar las relaciones sociales de dominación y explotación. Sin embargo, para poder alcanzar ese objetivo, debe incorporar en su discurso es anhelo popular auténtico.
La hegemonía ideológica, por consiguiente, no es tanto el que un contenido particular venga en colmar el vacío del universal, como que la forma misma de la universalidad ideológica recoja el conflicto entre ( al menos) dos contenidos particulares: el “ popular”, que expresa los anhelos íntimos de la mayoría dominada, y el específico, que expresa los intereses de las fuerzas dominantes.
La hegemonía ideológica, por consiguiente, no es tanto el que un contenido particular venga en colmar el vacío del universal, como que la forma misma de la universalidad ideológica recoja el conflicto entre ( al menos) dos contenidos particulares: el “ popular”, que expresa los anhelos íntimos de la mayoría dominada, y el específico, que expresa los intereses de las fuerzas dominantes.
Cabe recordar aquí esa distinción propuesta por Freud entre el pensamiento onírico latente y kl deseo inconsciente expresado en el sueño. No son lo mismo ,porque el deseo inconsciente se articula, se inscribe, a través de la “elaboración” de la traducción del pensamiento onírico latente en el texto explicito del sueño. Así, de modo parecido, no hay nada “ fascista” ( “ reaccionario”, etc) en el pensamiento “ onírico latente” de la ideología fascista ( la aspiración a una comunidad autentica, a la solidaridad social y demás); lo que confiere un carácter propiamente fascista a la ideología fascista es el modo en que ese “ pensamiento onírico latente” es transformado( elaborado, a traves del trabajo onírico-ideológico, en uh texto ideológico explicito que legitima las relaciones sociales de explotación y de dominación. Y ¿ no cabe decir lo mismo del actual populismo de derechas? ¿ No se apresuraron en exceso los críticos liberales cuando despachan los valores a que se refiere el populismo, tachándolos de intrínsecamente “fundamentalitas” y “ protofascistas”?.
La no-ideología ( aquello que Frederic Jameson llama el “ momento utópico” presente incluso en la ideología mas atroz) es, por tanto, absolutamente indispensable; en cierto sentido, la ideología no es otra cosa que la forma aparente de la no-ideologia, su deformación o desplazamiento formal. Tomemos un ejemplo extremo, el antisemitismo de los nazis ¿ no se basaba acaso en la nostalgia utópica de la autentica vida comunitaria, en el rechazo plenamente justificable de la irracionalidad de la explotación capitalista, etc?
Lo que aquí sostengo es que constituye un error, tanto teórico como político, condenar ese anhelo por la comunidad verdadera tildándolo de “protofascista” , acusándolo de “fantasía totalitaria”, es decir, identificando las raíces del fascismo con esas aspiraciones ( error en que se suele incurrir la critica liberal –individualista del fascismo); ese anhelo debe entenderse desde su naturaleza no-ideológica y utópica. Lo que le convierte en ideológico es su manipulación, la manera en que la aspiración es instrumentalizada para conferir legitimidad a una idea muy especifica de la explotación capitalista( aquella que le atribuye influencia judía, el predominio del capital financiero frente al capital “productivo” que supuestamente, fomenta la “ colaboración” armónica de los trabajadores...) y de los medios para ponerle fin ( desembarazándose de los judíos, claro).
Para que una ideología se imponga resulta decisiva la tensión, en el interior mismo de su contenido especifico, entre los temas y motivos de los “ oprimidos” y de los “ opresores”. Las ideas dominantes no son nunca directamente las ideas de la clase dominante. Tomemos el ejemplo quizás mas claro: el cristianismo. ¿ Como llegó a convertirse en la ideología dominante? Incorporando una serie de motivos y aspiraciones d elos oprimidos ( la Verdad está en los que sufren y con los humillados, el poder corrompe, ...) para re-articularlos de modo que fueran compatibles con las relaciones de poder existentes. Lo mismo hizo el fascismo. La contradicción ideológica de fondo del fascismo es la que existe entre su organización y su mecanismo: entre la visión orgánica y estetizante del cuerpo social y la extrema “ tecnologizacion”, movilización, destrucción, disolución de los últimos vestigios de las comunidades “ orgánicas” ( familias, universidades, tradiciones locales d autogobierno) en cuanto “micropracticas” reales de ejercicio de poder. En el fascismo, la ideología estetizante corporativa y organicista viene a ser la forma con la que acaba revistiéndose la inaudita movilización tecnológica d ela sociedad, una movilizacion que trunca los viejos vínculos “orgánicos”....
Si tenemos presente esta paradoja, podremos evitar esa trampa del liberalismo multiculturalista que consiste en condenar como “ protofascista” cualquier idea de retorno a unos vínculos orgánicos ( étnicos o de otro tipo). Lo que caracteriza al fascismo es mas bien una combinación especifica de corporativismo organicista y de pulsión hacia una modernización desenfrenada. Dicho de otro modo: en todo verdadero fascismo encontramos indefectiblemente elementos que nos hacen decir : “ esto no es puro fascismo; aun hay elementos ambivalentes propios de las tradiciones de izquierda y del liberalismo”. Esta remoción , este distanciarse del fantasma del fascismo “ puro”, es el fascismo tout court. En su ideología y en su praxis el “ fascismo” no es sino un determinado principio formal de deformación del antagonismo social, una determinada lógica de desplazamiento mediante disociación y condensación de comportamientos contradictorios.
La misma deformación se percibe hoy en la única clase que, en su autopercepcion “subjetiva” se concibe y representa explícitamente como tal: es la recurrente “ clase media” , precisamente esa “ no-clase” de los estratos intermedios de la sociedad: aquellos que presumen de laboriosos y que se identifican no solo por su respeto a sólidos principios morales y religiosos, sino por diferenciarse de, y oponerse a ,los dos “extremos” del espacio social: las grandes corporaciones, si patria ni raíces, de un lado, y los excluidos y empobrecidos inmigrantes y habitantes de los guetos por otro.
La “ clase media” basa su identidad en el rechazo a estos dos extremos que, de contraponerse directamente, representarían el “antagonismo de clase” en su forma pura. La falsedad constitutiva de esa idea de la “ clase media” es, por lo tanto, semejante a aquella de la “ justa línea del Partido” que el estalinismo trazaba entre las “ desviaciones de la izquierda” y de las “ desviaciones de derecha”·; la “ clase media” , en su existencia real es la falsedad encarnada, el rechazo del antagonismo. En términos psicoanalíticos, es un fetiche; la imposible intersección de la derecha y de la izquierda que, al rechazar los dos polos del antagonismo, en cuanto posiciones “ extremas” y antisociales ( empresas multinacionales e inmigrantes intrusos) que perturban la salud del cuerpo social , se auto-representa como el terreno común y neutral de la Sociedad. La izquierda se suele lamentar del hecho de que la línea de demarcación de la lucha de clases haya quedado desdibujada, desplazada, falsificada, especialmente por parte del populismo de derechas que dice hablar en nombre del pueblo cuando en realidad promueve los intereses del poder. Este continuo desplazamiento, esta “ falsificación” de la línea de división ( entre las clases), sin embargo, ES la “ lucha de clases”; una sociedad clasista en la que la percepción ideológica de la división de clases fuese pura y directa, aseria una sociedad armónica y sin lucha; por decirlo con Laclau: el antagonismo de clase estaría completamente simbolizado, no seria imposible/ real sino solamente un rasgo estructural de diferenciación.
3 comentarios:
Zizek es, como siempre sugerente y discutible. Y aquí hay muhas cuestiones implicadas : pueblo, lucha de clases, hegemonía, populismo. Quizás tendríamos que desmenuzar todos estos conceptos, ¿ Existe lka lucha de clases ? Sí. ¿ de la manera que apuntó Marx y formalizó Althusser ? No. La sociedad no es armónica ( como dicen los comunitaristas) ni tampoco es una suma de intereses individuales ( como dice el liberalismo ). Pero tampoco son clases sociales definidas en función de la propietat o no de los medios de producción. Hay asalariados que forma parte del bloque dominante, otros del bloque de las clases medias y otros de las clases trabajadoras. Están también los excluidos, que no podemos identificar con el lumpen de Marx. La cosa es más compleja. Dentro de un bloque o una clase hay grupos heterogéneos y está demás la experiencia singular. Si no tenemos en cuenta todo esto entendemos la sociedad de manera esquemática. En contra de Althusser diría que no hay intereses objetivos de clase, por lo menos en parte. El populismo recogfe expectativas y experiencias, como decía Stuart Hall refiriéndose al tacherismo. Por una parte la nostaligia de la comunidad y por otra la competencia feroz.No tengo la respuesta pero considerando que lo que dice Zizek e sinteresante pienso que es algo simplista.
Efectivamente, es un poco simplista. Aunque no olvido que he reproducido un capitulo de un libro: “ En defensa de la intolerancia” ( por lo demás breve hasta el punto que casi parece una compilación de reflexiones cuasi periodísticas en torno a un tema común recogidos a posteriori en forma de libro ) cuyo objetivo no es tratar de profundizar en ese asunto de la naturaleza de las clases sociales si no que el asunto del que se ocupa en él es el cuestionamiento del multiculturalismo y el asunto de las clases sería secundario. En todo caso, Zizek mismo se cura en salud en las líneas finales cuando dice :”Este continuo desplazamiento, esta “ falsificación” de la línea de división ( entre las clases), sin embargo, ES la “ lucha de clases”; una sociedad clasista en la que la percepción ideológica de la división de clases fuese pura y directa, aseria una sociedad armónica y sin lucha”. Entiendo que precisamente rechaza la consideración simplista de la clase siendo esa complejidad lo que ES la lucha de clases. ¿ es asi?
Hola Miguel Angel. He leído con pasión a Zizek como nalista cultural, de cine,filósofo y analista político. Tiene de todo : cosas muy buenas, cosas discutibles y frases de provocador de las que podemos pasar, porque van dirigidas sobre todo a la izquierda académica USA. Para mí la tensión es la siguiente : Por una parte hemos de fairmar que las clases sociales existen porque sino estamos perdidos.Por otra parte cada clase es heterogénea. En tercer lugar no podemos hablar de intereses de clase, a menos que nos refiramos a intereses muy parciales. La lucha por la emancipación, y en esto continuo de acuerdo con Rancière, surge cuando estas luchas parciales adquieren una dimensión universal y son luchas por la libertad, por la igualdad, por la solidaridad. No como vales abstractos sino como búsqueda de otra vida mejor.
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